Howdy-Ho!

En el "documento" pasado les informé (?) que este 'long-fic' estaba inspirado en una teleserie llamada "El cor de la ciutat" (El corazón de la ciudad), pero seguir su estructura o describir situaciones similares a las que se muestran en la serie no era lo que tenía en mente, por lo cual sólo me inspiró a escribir un 'fic' largo… En conclusión, no tengo idea del por qué le puse ese título.(?)

En fin. Estoy de vuelta dos (casi tres... o cuatro) años después, por el simple hecho que todos deben conocer; el 'Creek' es canon/real/oficial desde el episodio seis de la última temporada (19). *^* Esto, fuera de que me incitara a escribir aún más sobre estos dos, me hizo pensar en que ojalá gracias a este suceso todos esos fic's que involucran a esta pareja fueran continuados, entonces recordé que yo misma había dejado un fic inconcluso y finalmente me decidí a hacerle todos estos cambios y regenerarlo para al fin completarlo. Espero que, si aún hay algún lector de aquellos años(?), no me odie y esté dispuesto a seguirlo una vez más (esta vez no fallaré ;) ), y que todos los que se unieron posteriormente o los que apenas entran a este mundo disfruten de esta historia de ficción.

South Park pertenece a Trey Parker y Matt Stone (a los que estaré eternamente agradecida por hacer mi OTP real... Mientras dure. D:)


"Adolescencia."

"South Park; hogar de las vacas suicidas y cumbre de los fenómenos extraterrestres. Su diminuta población es sumamente voluble, poco convencional. Este pueblo es el claro ejemplo de lo que jamás sucede en otros pueblos, en donde las situaciones absurdas se viven a diario…"

Esa sutil presentación, variada según el contexto actual, era emitida en televisión cada vez que se presentaban noticias sobre el infortunado pueblo de Colorado, en canales endémicos del pueblo. South Park nunca fue un lugar común, pero con el pasar del tiempo parecía que ya no había nada que no se hubiera dicho o hecho. Ahora, pese a que la mayoría de veces la situación de uno afectara fuertemente la situación de la población entera, todo parecía tan normal como querer ser P.C. (Políticamente Correcto). Quizá era por el hecho de que los niños quienes dieron tanto de qué hablar estaban creciendo, alcanzado la escabrosa etapa de la adolescencia, y cualquier cosa que pasara simplemente ya no era tan extraordinaria ni exagerada como solía serlo. Los problemas existenciales; el por qué del origen de sus vidas, sus propósitos, sus objetivos, sus sueños, el aceptarse a sí mismos; sus dudas, su inseguridad, las preguntas con un sinfín de respuestas ambiguas… Todo esto era lo que les mantenía ocupados ahora, brindándoles nuevas sensaciones, sentimientos y unas ganas desenfrenadas por experimentarlo todo. En fin; South Park podía mantener su singularidad, las personas que lo habitaban jamás dejarían de cambiar.

Esperando con paciencia lo inusual, Craig Tucker revivía su contundente rutina diaria. Después de levantarse, asearse y desayunar algo, se daba tiempo para alimentar y acariciar a su preciado conejillo de indias que llevaba por nombre 'Stripe'. Temía por la longevidad de su querido roedor, ya que gracias a sus extraordinarios cuidados había logrado llegar a la inesperada edad de nueve años, sabiendo que los de su especie tan solo tienen un promedio de vida de ocho años.

–¡Vamos, no tengo tu tiempo!

Ruby, su hermana menor, lo llamó golpeando con la palma de su mano la puerta de la habitación. Estaba tan antipática hacia él como todos los días, cambiando el tono de su voz, manteniendo esa expresión de molestia en su rostro. Ni Ruby misma era consciente del motivo en sí, solo sabía que su hermano mayor era muy extraño.

–¿Qué pasa, cariño? –Laura Tucker se acercó al lugar de donde provenía el disturbio.

Ruby estaba parada frente a la puerta con un ceño de enfado en su rostro, pero al ver llegar a su madre de inmediato lo cambió a uno de total angustia. Entonces, regalando su mueca más linda a la mujer, pidió en un tono suave:

–Mamá, ¿puedes decirle a Craig que se apresure?

Laura colocó su mano izquierda sobre su pecho, sonriendo conmovida ante la dulzura de su hija. Posteriormente se acercó con serenidad a la puerta, llamó golpeando débil un par de veces con los nudillos de su mano derecha antes de tomar y girar la perilla para abrir. Entró a la habitación, se acercó a su hijo para acariciar uno de los lados de su fiel chullo color azul marino.

–Cariño, no hagas esperar a tu hermanita.

Craig acarició una última vez a Stripe, el cual ronroneó sin moverse de su cómodo sitio. Sin decir una sola palabra, tomó sus cosas y salió de la habitación con tranquilidad. A veces sentía que a sus dieciocho años de edad tenía ya toda la responsabilidad para con su hermana. Con esto en mente bajó las escaleras, tomó las llaves de la casa y salió con Ruby caminando apacible tras él. La joven de cabellera color rubio fresa asistía a la escuela media de South Park. Sus padres se habían desligado de tener que llevarla a la institución, dando como resultado que Craig fuera el responsable de llevarla antes de dirigirse a la escuela media superior. Aunque en realidad Ruby podía incluso detestar a su hermano; al caminar un par de cuadras se separaban para que cada uno tomara su camino. Craig se dirigía entonces a casa de Tweek Tweak. Era menester que en el camino intentara no darle vueltas al asunto, pero una vez que se detenía frente al hogar Tweak las incesantes preguntas atiborraban su mente. Ya no era tan extraño que Tweek y él fueran novios; después de todo, las personas del pueblo habían influido respetando y alabando su relación desde que tenían diez años de edad hasta la fecha. Después de todo ese tiempo se habían acostumbrado uno a la compañía del otro; jugaban videojuegos, se tomaban de las manos, salían y comían juntos. Pero lo que comenzaban a sentir era distinto a lo que habían sentido tiempo atrás. Algo comenzaba a cambiar entre ambos, pero ninguno de los dos sabía qué era y, a pesar de la confianza, ninguno de los dos se atrevía a hablar de ello. Sin tener la necesidad de llamar una segunda vez a la puerta, Tweek abrió con una sonrisa en el rostro, mirando al suelo para caminar hacia él y tomar su mano como era costumbre.

–¿Estás bien? –preguntó Tweek.

Craig volteó para observar el rostro contrario, de la barbilla a la frente, con un breve detenimiento en los labios y en los ojos. Sus conversaciones eran usuales, pero dar una respuesta se volvía cada vez más complicado. Craig regresó su vista al frente.

–Sí… ¿Qué tal tú?

Hablaron sin detener su camino hacia la escuela. Tweek tomó el borde de su bufanda color café con su mano libre, cubriendo con ella su cuello y parte de su rostro, al nivel de su barbilla. Inspeccionó el rostro contrario también.

–Sí. Estoy bien… –sonrió.

Para ser un saludo entre ambos había sido extraño, pero no hubo cuestionamientos. El agarre de sus manos era parte de su rutina, ninguno de los dos estaba en desacuerdo con el acto, pero incluso eso había cambiado. Era un tanto involuntario, puesto que el cambio era debido a que sus cuerpos se habían desarrollado; sus manos eran ahora más grandes y ya no se humedecían con sudor como cuando eran niños. Craig era un par de centímetros más alto que Tweek; esto influía también, ya que el brazo del más bajo tenía que flexionarse un poco para juntar sus manos. A tan sólo un par de semanas de terminar el último año de la escuela superior, se encontraban en la posibilidad de entrar a la universidad en la misma porción en que solo alguno de los dos (o ninguno) lo hiciera. Quizá era por eso que se sentía un extraño espacio vacío entre ambos.

Apenas llegaron a la institución, se encontraron con sus amigos en la mesa de la cafetería en donde acostumbraban reunirse. El par tomó asiento después de saludar.

–¡Oigan, chicos! Huelan esto… ¿Creen que le guste a Bebe?

Clyde Donovan se acercó a la mesa, dando una muestra gratuita de su nueva fragancia adquirida impregnada en su usual chaqueta de fútbol americano en color rojo.

Las amistades cercanas formadas en la infancia de los chicos habían sobrevivido con los años. Era un suceso admirable. Aunque algunas amistades se habían fortalecido más que otras, todos llevaban un ambiente ameno.

–¿Continúas intentando conquistar a Bebe? –preguntó Token Black fastidiado.

–¡Y voy a conseguirlo cueste lo que cueste!

Antes de que Clyde pudiera tomar asiento a un lado de Token, un grupo de chicas vanidosas conformado por Bebe, Red y Nichole se situó a un costado de la mesa.

–Hola, chicos –saludó con voz femenina y seductora la rubia Barbara "Bebe" Stevens–. Clyde, tengo que hablar contigo.

Bebe se dio vuelta ignorando al resto de su grupo de chicas quienes saludaban a sus amigos. Clyde sonrió y sin pensarlo dos veces siguió a aquella escultural porrista. Las dos jóvenes restantes caminaron tras ellos. Inevitable e impecable Bebe se abrió paso casi en cámara lenta hacia el gimnasio por uno de los tantos corredores del colegio, siendo observada por los prejuiciosos ojos de la multitud. A su espalda le seguían el extasiado e irremediable casanova y sus amigas.

Stanley Marsh observó divertido el recorrido del séquito.

–¿Qué fue eso?

–Es… una larga historia –contestó Wendy Testaburger, riendo bajo.

Stanley miró a la chica, jugando con el largo y lacio cabello azabache de ésta. Wendy simplemente acomodó el cuello de su abrigo morado, sonriendo ante él. A lo lejos Kyle Broflovski contemplaba la escena con un sentimiento parecido a la nostalgia. "Así que de esto se trataba…" suspiró profundo, sacó las manos de los bolsillos de su chaqueta color naranja y caminó hacia su súper mejor amigo.

Stanley se percató de su irremplazable presencia, deteniendo su camino.

–¡Hey, Kyle!

–Hey, Stan… Hola, Wendy –saludó en pausas.

–Stan y yo tomamos una decisión definitiva y serás el primero en saberlo.

Wendy parecía estar entusiasmada; se abrazó a sus fieles libros de estudio que llevaba entre manos.

"Oh, no. No de nuevo…" Kyle estaba enfadado. Tenía en claro cuál era la vana decisión y no quería escucharlo. Era ridículo, esta vez no estaba dispuesto a apoyarlos, mucho menos ante la recurrente apatía de su mejor amigo.

–¡Wendy y yo estamos juntos de nuevo! Esta vez es definitivo –espetó.

"¡Carajo!" pensó Kyle aún más molesto.

Al tiempo en que esto sucedió, Clyde y Bebe ingresaron al gimnasio sin nadie más a sus espaldas. La joven batió su cabello rubio ondulado al viento; su collar y el par de pulseras de oro que portaba chocaron entre sí; la falda de campana roja y la camisa de marinero a rayas blancas y negras se ciñeron a su esbelto cuerpo; sus zapatillas 'peep toes' de color negro crearon eco en el lugar hasta que detuvo su caminar para encarar al joven a su espalda.

–Bebe…

–Barbara, llámame Barbara. Si quieres tener una oportunidad conmigo hay algo que debes hacer, Clyde –habló claro y directo.

–¡Sí, Barbara!

Clyde la miraba con una sonrisa abierta, con saliva a punto de desbordarse sobre su labio inferior. Ella era hermosa, no podía evitarlo.

–Tienes que bajar de peso.

–¿Qué?

Esta vez la miró confundido, saliendo al instante de su trance.

–Lo que escuchaste, Clyde Donovan. Tienes que bajar de peso. ¿Crees que saldré con alguien que le hace competencia a Eric Cartman? ¡No seas iluso!

Bebe giró los ojos cuantas veces pudo, siendo dura con el sensible joven.

–Pero…

–No te estoy obligando a nada. Lo tomas o lo dejas, tú eres quien pierde.

En realidad Clyde no tenía gran sobrepeso, era sólo que Bebe tendía a exagerar las cosas de sobremanera.

–¡Sí, Bebe! Digo, Barbara… Lo acepto, voy a bajar de peso cueste lo que cueste, sólo por ti –sonrió.

–Muy buena elección, Clyde.

Bebe sonrió con hipocresía, suavizando las facciones de su rostro. Sedujo mandando un beso con su mano antes de darse la vuelta para dirigirse a la salida del lugar. Clyde observó el recorrido de aquellas zapatillas negras y suspiró cuando colocó una de sus manos sobre sus labios, sintiendo que ese beso realmente había llegado a él.

Continuando la conversación en uno de los corredores de la institución, en un intento de liberar un poco de tensión, Kyle sonrió finalmente.

–Eh… que bien…–dijo con lentitud.

–¿Eso es todo? –preguntó Stanley.

Kyle sintió un golpe en el hígado e instintivamente colocó una de sus manos sobre el área.

–¿A qué te refieres?

–Kyle, siendo el chico más inteligente de la clase… Esperábamos palabras más alentadoras de tu parte –explicó Wendy.

Kyle retrocedió, reprimiendo el impulso que sentía para no gritar lo inmaduros que eran al caer en el mismo engaño una y otra vez.

–Ah, yo, no sé…

–No importa, Kyle –interrumpió Stanley, palmeando su hombro.

–¡Hey, chicos!

Kenny apareció a la espalda de Kyle. Stan abrazó a Wendy por la cintura, haciendo evidente su relación.

–Kenny, ¿adivina qué?

Kenny intercambió una mirada con Kyle antes de hablar.

–Oh… –

Fue la inteligente respuesta que dio. La pareja rió mientras se abrazaban el uno al otro. Kyle y Kenny observaron con ironía al par, ambos inconscientemente de acuerdo con que lo de ellos no era más que un juego. Por más promesas y renovaciones que hacían nunca cambiaba. Finalmente el par se alejó caminando de la mano. Kenny observó el ceño fruncido de su amigo, estaba tan enfadado que daba miedo. Rió burlándose de él antes de tomar a su amigo por los hombros.

–Vamos, Kyle.

Se dirigieron al salón de clases que compartían con Tweek, Craig y Token. Estos dos últimos se encontraban ya en el lugar, conversando.

–Quizá lo único que necesitas es un cambio. Tú sabes, respecto a Tweek… -dijo Token.

–¿A qué te refieres?

Tweek se detuvo al escuchar las palabras de Token, a un par de centímetros antes de entrar al salón de clases. Regresaba del sanitario; sus manos aún estaban húmedas y desprendían el sutil aroma del jabón líquido del dispensador. Sabía que esas palabras eran para Craig. Intentó escuchar un poco más, pero la hora de inicio de clases se aproximó y el resto de alumnos comenzaron a ingresar al lugar. Era la primera clase del día. Observó alrededor divisando a Kenny y a Kyle a lo lejos antes de entrar y posar la mirada en su novio y en su amigo, quienes le devolvieron el gesto fijándose también en el resto de jóvenes que ingresaban. Tweek se acercó a ellos, procurando escuchar sus palabras.

–Estoy seguro de que puedes encontrar la respuesta por ti mismo –contestó Token finalmente, dirigiéndose a su asiento.

Tweek observó el rostro intrigado de su novio mientras tomaba asiento en la fila de al lado. Craig se acomodó sobre el asiento, dando un vistazo hacia Tweek. El profesor ingresó para comenzar la clase, que agradecían que no fuera del todo aburrida. Siendo las clases de las últimas semanas era un tanto tedioso asistir pero, después de todo, las horas pasaban pronto. Posterior a un par de horas de clase, su hora de descanso llegó. Kenny y Kyle continuaron debatiendo sobre la relación de Stanley y Wendy.

–¿Eso quiere decir que los apoyas? –preguntó Kyle, frunciendo el entrecejo.

Kenny negó con la cabeza.

–No. Eso quiere decir que sé que esos dos nunca cambiaran, tú lo sabes también. No creo que su relación funcione, pero no podemos interferir ni hacer nada si ellos no se dan cuenta de eso.

Kyle escuchó con una mueca de fastidio.

–Tienes razón…

Continuaron caminando a través de la cafetería hasta que avistaron a Tweek en una de las mesas. Tweek apartaba el lugar para sus amigos; siendo incapaz de dejar de pensar en las palabras de Token, sus manos se aferraron al borde de su asiento, observando al susodicho comprar su almuerzo a lo lejos. ¿A caso Token estaba aconsejando a Craig para que terminara con su relación? Más importante aún, ¿por qué se sentía así ahora, tan furioso como temeroso por la situación? Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Kyle y Kenny se acercaron a la mesa, saludando para incorporarse al grupo; Token, Craig, Clyde y Kevin llegaron pocos minutos después.

–Toma, Tweek.

El mencionado recibió el almuerzo de manos de Craig.

–G-Gracias –respondió.

El resto de jóvenes dieron un vistazo hacia el par.

–Oh, Craig es jodidamente romántico.

Kenny burló, causando risas entre los presentes.

Craig le mostró el dedo medio por inercia, dispuesto a probar su almuerzo como el resto, al lado de su novio. Tweek miró a cada uno de los jóvenes con cierto malestar anímico, tragando saliva al bajar la mirada hacia su almuerzo.

Por la tarde el clima se tornó frío, el cielo se nubló previniendo una una tormenta. Al terminar las clases, Craig y Tweek salieron juntos de la mano tal y como llegaban ahí todos los días. Ambos permanecieron en silencio hasta que llegaron al hogar de Tweek, en donde Craig le recordó sobre lo que harían al día siguiente.

–Estaré ahí antes de las siete.

–No, yo vendré por ti.

Antes de que Tweek pudiera contestar, su madre lo llamó.

–Tweek, ¿eres tú? ¡Ven aquí, hijo…!

–Nos vemos mañana –se despidió con una sonrisa.

Craig asintió y dio media vuelta para dirigirse a la parada de autobús en donde solía encontrarse con Ruby. Si sus padres creían que se iban juntos, también creían que Craig iba por su hermana hasta su escuela. De cualquier forma, había algo más reciente que rondaba en su cabeza; la despedida que acababa de tener con Tweek había sido pura simpleza. No estaba seguro de qué era lo que debía cambiar entre ellos, no sabía qué era lo que quería que cambiara; lo único de lo que era consciente era que buscaba algo más de lo que tenían ahora, necesitaba algo más. Cuando vio a Ruby descender del transporte la resolución para ese pensamiento frecuente se pospuso; la joven se acercó a él y le dijo:

–Vamos, está a punto de llover.

Caminaron entonces. De manera repentina la lluvia comenzó, aumentando con rapidez. Parecería como si de un momento a otro todo el pueblo hubiera desaparecido, pero era de esperarse, la lluvia era de tal intensidad que un poco de niebla comenzó a formase. Craig se despojó de su sudadera color azul marino para brindarla a su hermana, quien frunció el entrecejo.

–Úsalo.

Ruby rodó los ojos al escuchar la palabra, aceptando de mala gana, cubriéndose enseguida.

Craig tan solo llevaba una camisa negra de algodón que no resistió nada ante la lluvia torrencial, empapándose por completo en cuestión de segundos. Ruby simplemente lo observó, intentando ir más rápido.

Resguardándose de la lluvia aún en la escuela, Leopold "Butters" Stotch conversaba con Kyle y con Kenny, este último podría considerarlo su mejor amigo.

–Hace un tiempo que no tengo una conversación con Tweek, ¿ustedes sí?

–¿Qué? ¿Extrañas a tu novia?

Kenny mofó, imitando el sonido de un beso con sus labios.

–¡No es gracioso, Kenny! –se quejó Kyle–. ¿Estaría mal para ti si dos hombres tuvieran una relación?

Kenny y Butters quedaron estáticos ante la dramática reacción de su amigo.

–De hecho, Tweek y Craig tienen una…

–¡Cállate, Kenny!

Una risa familiar a su espalda hizo estremecer a Kyle.

–¿Qué sucede? –Stanley llegó de repente tomando a Kyle por los hombros–. ¿Tienes arena en la vagina?

Kyle abrió los ojos sorprendido, su rostro casi se sonrojó por el tono tan molesto en que habían sido dichas esas palabras. Pronto se alejó de su súper mejor amigo para encararlo.

–¡Cállate, suenas igual a Cartman! –exclamó enfadado, alejándose del lugar.

Los tres jóvenes restantes intercambiaron miradas de confusión entre sí por un par de segundos.

–¡Espera Kyle, está lloviendo!

Stan le advirtió, corriendo tras él. Kenny sonrió a Butters antes de invitarlo a seguirlos.

La lluvia disminuyó paulatinamente, permitiendo a las personas volver a sus actividades habituales en las calles. El timbre de la residencia Black resonó una y otra vez, incansable, siendo un ruido bastante molesto que comenzaba a desconcertar a los habitantes. Token salió para ver de quién se trataba, encontrándose con un par de ojos acuosos.

–¡¿Qué sucede?!

–¡Token, soy obeso! –lloriqueó Clyde, exagerando.

–¿Qué?

–Es por Beb… Barbara…

Token levantó una ceja en señal de duda.

–¿Qué pasó con Bebe?

–¡Es Barbara! Llámala Barbara.

Clyde corrigió con el entrecejo fruncido. Token cubrió su rostro con una de sus manos, fastidiado.

–¿Qué fue lo que te dijo?

–Dijo que debo bajar de peso… –murmuró, su rostro lucía ahora angustiado–. ¡Tienes que ayudarme!

Token lo miró con ironía; no estaba dispuesto a ayudarlo para complacer los mandatos de Bebe, pero Clyde lucía realmente desesperado y no podía ignorar eso.

Finalmente suspiró rendido antes de hablar.

–Quizá, si buscas a alguien con una buena condición física, esa persona podría ayudarte, ¿no lo crees?

–Claro… ¡qué buena idea, Token! ¡Gracias!

Clyde sonrió y abrazó con fuerza al contrario para después correr lejos de la mansión.


Y… así está quedando esta "regeneración". xD

Siéntanse libres de hacer críticas de cualquier tipo (y de lanzarme insultos por no terminarlo hace dos/tres años :( ). Espero que les agrade este capítulo, mi nueva forma de escribir (?) y que sigan esta historia fielmente (ya no fallo, en serio :( ).

Una cosa más... La próxima actualización será en dos semanas. Los capítulos siguientes están listos, pero por problemas de salud no podré actualizar antes.

Y cuéntenme, ¿cuál fue su parte favorita del capítulo? xD

¡GRACIAS POR LEER! :)