Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi si no a Masami Kurumada, esto es sin ningún fin de lucro.
Soy tú fan.
Seika ha decidido convertirse en amazona para proteger a Seiya siendo asignada a la tutela de Mu, quien se enamora de ella, aunque ella realmente ha puesto los ojos en la persona menos pensada y conveniente dentro de la orden dorada. ¿Quién será ese caballero y podrá Mu dejarle ver sus cálidos sentimientos a Seika antes que ese caballero del que ella se enamora?
Capítulo 1
Marin, Saori y Seika permanecían en el interior de una habitación en la Fuente de Athena todas motivadas por la misma razón: Seiya. Ahí el trio de mujeres veían desde diversos puntos al convaleciente Seiya, quien tras volver del Hades había quedado en un limbo de sueño entre la muerte y la vida y que ni la misma diosa Athena había podido guiar con su energía para sacarlo de ese estado, por lo que solo ellas esperaban día a día con incertidumbre que Pegaso despertara por sí mismo en cualquier momento sin poder hacer mas que esperar, aunque día a día el tiempo sumara más años en cada uno de ellos.
Saori, quien cuidaba atentamente de él a pesar de su condición de diosa en los pocos momentos que tenia libres, tomo de nueva cuenta una toalla en el mueble de lado de la cama y limpio la frente del santo sentada a su lado mientras Seika, seguida de la mirada atenta de Marin, se alzó estrepitosamente de la cama y se dirigió a la ventana, apretando sus puños llena de frustración. Había pasado un día más y Seiya no podía volver a la realidad.
-Ojalá hubiera estado ahí para cuidarle, para protegerle. -pronuncio la castaña dejando caer lagrimas ardorosas de sus mejillas.
-Seika...-pronuncio Marin al verla derramar un par de lágrimas ardorosas y se acercó a ella apoyando su cálida mano sobre su hombro en un intento de consuelo, pues sentía el dolor de la castaña tan suyo. Para ella, Seiya también era como si hermano y le recordaba su propia situación personal.
-Odio esto, Marín.
La pelirroja le suspiro y de pronto, Saori les interrumpió sin dejar de lado su tarea en la piel de Pegaso. -Seika tu no entiendes las dimensiones de esto, a tu manera ayudaste a tu hermano y sigues haciéndolo, orando, cuidándolo día a día. -soltó la diosa mientras le acariciaba los flequillos a Seiya. - Sé que él despertara algún día porque el realmente desea verte, eres lo más importante para él.
-Fue mi culpa debí protegerlo, debí estar con él, si tan solo hubiera podido protegerlo desde hace mucho tiempo atrás.-objeto la castaña apretando sus ojos con fuerza.
-Seika… - objeto Marin al verla tan melancolica.
-Quizás debí hacer más por él…-señalo la castaña con la voz entrecortada. -Debí cuidarlo, debí ser más fuerte y estar con él, me odio tanto a veces por haber perdido la memoria, porque de otra forma, él no estaría asi. Si tan solo hubiese una manera…de hacerle volver.
El trio de mujeres guardo silencio y reflexiono en sus pensamientos.
Seika alzo su mirada hacia Marin limpiándose las lágrimas y vio por el reflejo de su máscara su bello rostro empañado en lágrimas. La castaña entonces alzo sus cejas en sus meditaciones y como si la respuesta la hubiese encontrado tan fácil, analizo de pies a cabeza a Marin a su frente. Su ropaje, su máscara, aquellas vendas en sus manos y entonces pronuncio impulsiva, tal como si fuera su hermano
- ¿Y si…? -comento la castaña atrapando la total atención de las dos presentes.
- ¿Y si me hiciera…una guerrera amazona como tu, Marín?
Aquellas palabras llegaron como huracán a los oídos de Athena y Marin, quienes se miraron asombradas por tal resolución de la hermana de Pegaso.
-No creo que se buena idea Seika, es una locura. - sentencio claramente Marín ante la idea ante el silencio eterno de la diosa. - No es algo fácil, es sentenciarte a una vida dura a la que Seiya se opondría totalmente.
- ¡Quiero hacerlo! -objeto la castaña con ansiedad ante lo que suponía la idea en su mente. -Marin, señorita Saori, así podría cuidar a Seiya, luchar a su lado, protegerlo y evitar que estas cosas pasaran. -la castaña se aproximó hacia Saori y le busco la mirada dejando ver la intensidad y fe en sus palabras.
-Déjeme ser yo quien este a su servicio, quien les proteja a ambos, sé que puedo hacerlo.
-No Seika, no, a Seiya no le gustaría que te expusieras en peligro y menos con mi favor. -comento la diosa confundida ante el fervor de la joven castaña. - Además esta decisión no despertara a Seiya de ninguna manera, solo te pondrás en riesgo.
- ¡Por favor! - soltó la castaña con cierta desesperación. -Es lo único que puedo hacer ahora, ¡Yo solo quiero ser más fuerte para poder protegerlo, quiero poder protegerlo como antes no lo hice! -las lágrimas de la castaña comenzaron a rodar nuevamente mientras veía a su hermano postrado en la cama a su lado. - Por favor Athena, se lo suplico.
La mirada intensa de Seika se clavó fijamente en la de la diosa y fue que un extraño presentimiento al verla fijamente se hizo en su pecho. Cerro sus ojos ante la mirada de la joven y ahí como nunca antes, pudo sentir un universo pequeño de cosmos energía cálido rodeándole y la imagen de Seiya en su mente.
Saori abrió los ojos asustada ante la revelación y se levantó de la cama ante la mirada entrañada de la castaña y Marín.
-Dame un momento Seika, necesito pensar.
-x-
Saori se levantó de la cama donde limpiaba a Seiya y le indico a Marin que abandonaran la habitación ambas dejando en soledad a Seika.
Al cruzar aquella puerta de la habitación, Athena y Marin se quedaron apoyadas en la pared que daba a la habitación y fue ahí que, en el silencio, Marin vio suspirar pesadamente a la diosa y espero atenta a sus palabras.
-Marin, ¿Qué piensas de lo dicho por Seika?
-Es una locura mi señora, sin duda, Seiya se opondría totalmente a exponerla de esa manera. El Santuario no es un mundo para Seika, las habilidades de pelea tardan años en dominarse y no creo que de alguna manera esto vaya a cambiar la situación actual de Seiya.
-Lo sé, lo sé, coincido contigo en ello.-suspiro la pelilila con pesadez mientras cerraba sus ojos- Tampoco quiero que Seiya en el momento que despierte, sepa que a la persona que mas ama le ha sucedido algo, que se expuso a un mundo de peleas sin final donde puede salir herida y menos con mi consentimiento, no me perdonaría volverles a hacer daño a ambos, pero te confesare algo…-Marin atendió intrigada a la diosa-Hace un momento cuando vi a los ojos a Seika, creo que pude sentir a Seiya y a una cosmoenergia poderosa emanando de ella.
-Mi señora.
-Marin…-alzo su mirada la diosa ahondando en sus reflexiones. - ¿Y si Seika, al igual que Seiya estaba destinados a ser guerreros a mi servicio?
- ¿Qué?
- ¿Y si la cosmoenergia de Seika, esa que sentí hace unos segundos es capaz de traer de vuelta a Seiya al arder en el cosmos?
-Mi señora. -soltó asombrada la pelirroja. -No sé qué decirle.
-Marin, tengo una idea y necesito tu ayuda, aunque realmente no se si funcione.
Marin le asintió y escucho atenta la petición de la bella dama, quien tenia una idea en mente.
-x-
Seika al estar a solas en aquella habitación con Seiya, se sentó en la camilla y tomo sus manos tibias entre las suyas conteniendo las lágrimas en sus ojos a pesar de que ver a su hermano en tales condiciones le rompía el alma.
-Seiya…-le soltó la castaña al santo de Pegaso, acariciando una de sus mejillas. -Mi querido Seiya, voy a hacerme fuerte y protegerte ahora hermano, es mi turno, mi hermoso hermano pequeño…Te lo prometo.
La puerta de la habitación se abrió de nueva cuenta y trajo de vuelta la presencia de Saori y Marin, haciendo que la castaña se limpiara toscamente las lágrimas y atendiera a ambas.
-Seika…-soltó la pequeña diosa con lucidez. - Ya lo he decidido.
La diosa le esbozo una sincera y cálida sonrisa. - Te convertirás en amazona si ese es tu deseo.
La joven sonrió ampliamente ante la sentencia y de inmediato agradeció hacia la diosa.
- Esta tarde prepara tus cosas de Rodorio, Marin te acompañará hasta allá y de regreso, ella te pondrá bajo la tutela de la mejor persona que he pensado para esta tarea. Y además, pediré explícitamente que se te deje visitar en las tardes y mañanas a Seiya cuando no estes en entrenamiento, asi las cosas no cambiaran mucho.
-Bien, muchas gracias Athena.
-De acuerdo.
-x-
Tras darle una carta a Marin, Saori se despidió de Seika y él Águila, quienes patieron de la Fuente hasta Rodorio a la pequeña casa que habitaba la castaña. Ahí, tomo todas aquellas prendas que pudieran serle de utilidad en su aventura y cuando termino de empacar en una sencilla mochila sus pertenencias, continuo su camino con Marin en el Santuario, aunque esta vez, no se dirigieron hacia el recinto de amazonas, si no hacia los Templos sagrados de los santos.
Seika sabía muy poco sobre la manera en cómo funcionaban las cosas en el Santuario debido a que lo poco que conocía de él era a través de los relatos que Marin le había comentado, sin embargo, la sorpresa le abrumo cuando sin esperarlo, la pelirroja la dirigió hacia la entrada de los imponentes Templos del lugar.
Seika subió las escalinatas de aquel Primer Templo y en la entrada de el, mientras analizaba su esplendor, la pelirroja le pidió esperar mientras ella buscaba al dueño de aquel recinto y le entregaba la carta que Athena había escrito para el asignándole una misión.
-x-
Marin se anunció alzando sus cosmos ligeramente y fue en aquel momento que un pequeño niño pelirrojo salió disparado del Templo huyendo de el con tenedor en mano tras haber causado un caos en la cocina seguido de un calmado y apacible hombre de bella apariencia sencilla.
- Kiki, vuelve ahora y recoje la cocina.-solto aquel hombre con solemnidad haciendo que el pequeño pelirrojo dejara de correr mometaneamente.
El lemuriano ante la peculiar visita de Marin le recibió con una sonrisa y calidez, observando de reojo a una bella dama que le acompañaba metros atrás de sí.
Kiki, quien huía de su maestro, se detuvo un instante al notar a la hermana de Seiya esperando con una maleta a metros de Marin y se acercó curioso a ella, pues le reconocía completamente tras el Hades.
- ¡Seika!, ¿Qué haces aquí?
- Kiki. -soltó con alegría la castaña. -Que gusto volver a verte. -ella le sonrió, acariciando sus cabellos con dulzura. -Aunque en realidad no lo sé muy bien, estoy siguiendo a Marin pues ahora me convertiré en amazona y protegeré a Seiya.
- ¿En serio? -pregunto el niño con asombro mientras ella le asentía.
Mu por su parte, extendió su mano hacia Marin e hizo una pequeña reverencia al igual que ella como recibimiento.
-Bienvenida Marin.
-Buena tarde caballero Mu, lamento si le he interrumpido, pero Athena me ha dado una carta para usted-la pelirrojo saco de su bolsillo un sobre y se lo entrego al santo.
El apacible caballero tomo la carta entre sus manos, observando la perfecta caligrafía de su diosa sobre el papel y procedió a abrirla frente a Marin.
Al leer rápidamente aquel contenido, Mu alzo la mirada sorprendido por aquella petición de su diosa hacia Marin y ladeo su rostro observando tras de ella de nueva cuenta la joven que le acompañaba y la cual conversaba con Kiki familiarmente.
- ¿Es ella, la hermana de Seiya?
-Así es, Athena confía en que lo harás bien, no hay nadie mejor que tú para esto, eres el único capaz de explicarle cómo funciona la cosmo energía, guiarla con docilidad y calidez. -objeto Marin. - Mi señora ha elegido un santo ya que Seika es un caso extraordinario y sabe bien que, si está bajo mi tutela en el recinto de amazonas, puede salir lastimada con las otras amazonas.
-Entiendo, Athena la está protegiendo.
-Solo quiere que desarrolle su cosmos, lo comprenda y lo haga arder para exponerlo a sintonía con el de Seiya en la misma dimensión y traerlo de vuelta, pero sin exponerla a pelear por una armadura y todo aquello que conlleva.
- ¿Y ella no lo sabe?
-Seika no debe hacerlo, pretende que la preparas como amazona, hazle saber cómo funciona la energía de su interior y será todo. Athena presiente que después de ello, habrá un suceso que hará resonar su energía con la de su hermano y él volverá de nuevo con nosotros.
-De acuerdo. -objeto con una ligera sonrisa el lemuriano- Por favor, preséntamela.
Marin le hizo una seña a Seika, quien de inmediato corrió tras de ella acompañada de Kiki y al estar a un metro de distancia de ambos, Mu y Seika se miraron por primera vez.
-Bienvenida al Templo de Aries, mi nombre es Mu.
Ligeramente tímida, Seika le extendió su mano y espero atenta a que la de Mu se fusionara con la suya. -Es un gusto, mi nombre es Seika.
Al mirase fijamente, una extraña energía los envolvió mientras las pupilas de Mu se dilataban inundándose la mirada de la dulzura que emanaba la joven. Y sonrió hacia ella mientras ella le ocultaba su fija mirada.
-El será tu maestro.- afirmo Marin.
-¡¿Qué?!
El cosmos estaba por arder.
Continuará...
Cuando escribí "Todo un hombrecito", tuve sentimientos encontrados con el final, pues por una parte fui feliz por el arquero, pero sentí feo por Mu y dado a que he buscado historias románticas de don Mu y no he encontrado una que me inspire, aquí escribiré una completamente de él.
¿Con qué caballero se disputará Mu el amor de Seika, será Kanon, Saga, Milo, Camus ó Shura?... en el segundo capítulo lo sabrán, pero en uno de esos nombres esta la pista. ¿Qué sucesos le esperan a Seika en el Santuario?, aventuras entre goldies y más la próxima semana.
Gracias por leer, besillos cómicos.
