Saludos a todos por aqui, les traigo un pequeño fic sobre nekotalia. Si alguno de ustedes lee mis otras historias, pues primero que nada gracias y segundo no me maten, se que deberia estar actualizandolas, pero mi computadaroa tuvo un enomerme problema (esta es prestada T-T) y era ahi donde tenia mis archivos, historias y capitulos por subir, asi que hasta que no la rregle Q _Q no podre actualizar, lo siento. ¿Pero por que no toman esta historia como ofrenda de paz y claro esta, evitan lanzarme tomatazos? XD

.

Advertencias: Felinos altamente tiernos y muy abrazables, pero con garras afiladas, asi que recomiendo tomar sus precauciones al leer. XD

Declaimer: Ninguno de los personajes de Hetalia y Nekotalia me pertenece, son propiedad de Hidekaz Himaruya (salvo obvias excepciones) yo solo los utilizo aquí con fines de entretenimiento y sin afán de lucro.


.

Los felinos Ibéricos estaban algo molestos, pues ya iban casi siete meses que Gato-Turco se metía a sus casas sin permiso. Al principio no le prestaron mucha atención al problema, pues aunque les fastidiaba que aquel felino se colara en su casa a comer y dormir, no creían que el asunto pasase a mayores. Pero hoy la cosa había llegado a un punto insoportable para Gato-España, quien le descubrió hurgando en sus tesoros personales.

Gato-España reconocía que, para muchos ignorantes, aquel montoncito de objetos seria solo basura sustituible, pero para él era mucho más que eso. Eran pequeños recuerdos que había estado recolectando a lo largo de su felina vida y siempre creyó que terminaría heredándoselos a sus hijos cuando muriese.

- Miau, estoy tan molesto hermano, que podría arañar a mi amo.

- Mejor araña al amo de Gato-turco, eso al menos seria de provecho.

- ¿Puedes creerlo? Lo atrape cuando casi se llevaba mi pelota de hilo y el muy cretino me dijo que solo la estaba tomando prestada.

- ¡Vaya!...Aunque para ser sinceros hermano, tu vieja pelota de hilo esta mas rota que entera, hubieras dejado que se la llevara.

- ¿Pero qué ocurrencia tienes? Esa pelota me la regalo Doña Jimena hace mucho.

- Miauu…¿La del cuento? – le pregunto Gato-Portugal asombrado.

- ¡Pero qué va! Hablo de la señora de la tienda de dulces de la esquina. ¿Cómo se te ocurrió lo otro?

- Este…¿olvidemos esto sí?

- No, no quiero, miau…No se vale que esté tomando mis tesoros sin permiso y…

- Pero si de tesoros no tienen ni un pelo, ya te he dicho que no guardes cosas sucias y viejas hermano. Mírame a mí, mi amo me tiene todo bien limpiecito y me acaricia el lomo cuando quiero, solo tengo que subirme sobre su escritorio y sentarme sobre sus documentos.

- ¿Eso que tiene que ver hermano?, a mí también me quieren, mi amo me da paella cuando cocina, eso sí es amor.

En aquel momento, ambos felinos escucharon algo romperse y corrieron todo lo que sus peludas patas les permitían, solo para encontrarse con Antonio maldiciendo de mil maneras posibles. A sus pies estaba un viejo jarrón hecho añicos. Ambos mininos prefirieron no acercarse demasiado, no fuera a ser que España les echase la culpa.

- Miauu, ¿Que habrá pasado?

- Como saberlo, se le habrá caído de las manos, tu amo tiene las manos pegajosas hermano, es lo que pasa cuando te pasas el día comiendo churros exageradamente azucarados.

- ¿Qué dices? Entonces tu amo también es torpe, porque ya ves que no gana ni un campeonato.

- ¡Cómo te atreves! – Rugió Gato-Portugal muy indignado.

- Ja ja ja ja – escucharon ambos felinos y tras volverse para encarar al atrevido, se encontraron con un mínimo que llevaba una bolsa en la cabeza, algo que le daba aspecto de caco según ellos.

- ¡TU! – Maulló Gato-España molesto.

- Lo siento gatitos, pero se veían tan chistosos peleando.

- ¡Miauuu!

Y antes de que Gato-España se le echase encima, su hermano interrumpió.

- Oye, ¿cómo porque, tienes sangre en la pata?

- Ah…¿esto?, nada importante, un pequeño accidente que tuve, nada que un gato increíble como yo, no pueda soportar.

- Hmp, vámonos hermano, no vaya ser que se nos pegue lo raro – Espeto Gato-España, que seguía molesto por lo de la pelota.

Ambos felinos se marcharon con la cola bien en alto y meneándose como solo un gato sabe hacer. Aquella noche Gato-Portugal entro a hurtadillas a su casa, pues le gustaba lucir sus habilidades de sigilo, además no quería que su amo le regañase por llegar tan tarde. Y hablando de su amo, ¿dónde estaba este? El felino busco por toda la casa y cuando ya casi se rendía, escucho voces en el jardín, por lo que se dirigió hacia ellas.

Sentados junto a una mesita de jardín y con sendas copas en las manos, estaban su amo y Antonio; este último se quejaba de algo que no entendía y que tampoco le importaba, eso claro…hasta que escucho algo que le llamo la atención, era sobre el jarrón que vieran roto aquella tarde.

- …lo tiro de su estante el muy abusivo, yo ni siquiera sé que tiene que hacer ese animal en mi casa…

Mala cosa, si Antonio creía que había sido Gato-España, el pobre de su hermano la pasaría muy mal los días siguientes, así que se acercó decidido a investigar.

- Oye, oye, pero mira quien decidió aparecer – le regaño su amo nada más verlo – si no es otro que el señor de la casa…hip, que cree…hip, que puede hacer lo que le venga en gana…hip.

Seguía hipando su amo, pues estaba algo bebido, Gato-Portugal prefirió hacer como que ni se había dado cuenta y se sentó cerca de ambas naciones para escucharles dialogar.

- Quédate si quieres…hip, gato malcriado.

El felino meneo la cabeza algo molesto, su amo se ponía muy pesado cuando bebía. Ojala y Antonio se quedara a lidiarlo, porque él se negaba a atenderlo.

- Al menos tu gato es educado – se quejó Antonio – no como el gato ese, que anda por mi casa.

- Lo sé...hip, pero que se puede esperar con el amo que ese animal tiene.

Gato-Portugal temía que semejante comentario provocase una pelea entre ambos hermanos, pero para su sorpresa, España solo asintió y se llevó una aceituna a la boca.

- Mhm, me preocupa que si lo dejo entrar de nuevo, me estropeara más cosas, tal vez sea hora de que lo saque definitivamente, no debería haberme esperado tanto para decidirme.

El minino presente se puso pálido al escuchar aquello, tenía que avisarle a su hermano lo que escuchara o el pobrecillo tendría una fea sorpresa. Así que salió corriendo de la casa, ante la sorpresa de ambos hombres, que se encogieron de hombros tras decidir que quizás el gato solo habría ido a cazar algún ratón.

- Hermano, hermano– maulló desesperado el felino, pues la noticia que le traía era mala y le venía carcomiendo de preocupación todo el camino.

Se dirigió hacia la camita de su hermano para ver si estaría durmiendo. Pobrecillo, él descansando todo tranquilo y su amo planeando echarlo, seguro lloraría cuando le contara lo que había escuchado, pero el por supuesto, le consolaría como el hermano mayor que era, si era necesario molestaría a su propio amo para que dejase a su hermanito vivir con ellos, no pensaba dejarlo solo para que vagase sin rumbo por las calles.

Gato-Portugal se acercó a la cama y pudo ver un bultito abrazando un tomate de peluche, reconocía bien ese juguete, uno de los hijos de Antonio se lo regalo a Gato-España hacia mucho y era de sus favoritos por su peculiar forma tomatesca.

- ¿Hermano?

Por toda respuesta el bulto se movió y pudo ver que traía una bolsa en la cabeza.

- ¡¿Qué haces tú aquí?!

- ¿Miau? Solo estaba durmiendo, no es para que te enojes. – Le contesto Gato-turco mientras se tallaba con la patita uno de sus ojos.

- ¿Dónde está mi hermano? – fue la único que consiguió de Gato-Portugal.

- ¿Tu hermano? Pues no se la verdad, creo que salió a cortejar a una gatita o algo así. Sabes, tu hermano es demasiado coqueto.

- Eso no es tu problema.

- No dije que lo fuera, pero vi entre sus cosas una foto en que sale con sus crías y la verdad ya ni la muela, tiene muchísimos gatitos.

- ¿Qué tienes que hacer revisando las cosas de mi hermano? Son sus tesoros, no tienes por qué andar hurgando entre ellos.

- Cálmate, ¿quieres? Yo solo te hacia un comentario, no hay motivo para sacar las garras.

- Mmm…¿sabes que le paso al jarrón de Antonio?

- ¿Te refieres al amo de tu hermano?

- El mismo, ¿Qué le paso a su jarrón?

- Mmm, pues se rompió. Fue un accidente ya te lo dije, estaba jugando sobre las repisas y se cayó, pero fue un accidente.

- Pues por culpa de tu "accidente", le están echando la culpa a mi hermano y lo van a sacar de la casa.

- ¡¿QUE?! ¿Pero porque?

- ¡Por tu culpa! Miauu

- Bueno, bueno, no te preocupes. Si lo echan lo dejare colarse en mi casa o podría irse a vivir con sus crías, sería lo mejor opción, por cierto.

- ¡Miauu! Lo que tienes que hacer es decirle la verdad a Antonio.

- No te pases, se supone que no debemos hablar frente a los humanos o las naciones, está escrito en el código felino, articulo 57, sub sección…

- Pues a ver cómo le haces, porque fue tu culpa y ahora lo arreglas.

- Miau, te digo que no fue con mala intención.

- Pues me vale, ahora lo arreglas.

.

Continuara...


Bueno, aqui les dejo el primer capitulo de este pequeño fic.

Y diganme, ¿merece reviews? n_n