Si leíste mi otra historia notarás la referencia.
Se ubica en el mismo metaverso, varios años antes.

Miedo.

Los relámpagos golpeaban estridentes el cielo, como enormes mástiles luminosos que se precipitaban junto a las gotas de lluvia.

Mabel fue sacada de sus sueños ante los golpes incesantes del viento que hacían temblar sus ventanas en un silbido atemorizante.

Todo parecía más oscuro que de costumbre, perturbador, podía sentir como si pequeños demonios pisciformes nadaran entre las sombras a su alrededor, el miedo la invadía en forma de extraños pensamientos.

Acercó sus pies al borde de la cama, escuchando su corazón acelerarse, ya podía sentir las manos frías de algún ser que se precipitaría desde abajo.

-Vamos Mabel- Se animó abrazando su almohada con fuerza y saltando fuera del alcance de las sombras de su cama, había superado su primer reto.

Abrió la puerta del corredor sintiendo la oscuridad deslizarse por la rendija en forma de pequeños tentáculos imaginarios.

¿Desde cuándo el pasillo es tan largo?- se pregunto intentado adaptar su vista a la cantidad casi nula de luz que ahí había, un fuerte estruendo hizo que su piel se erizara a la vez que adrenalina paralizante hacia a su corazón bombear más rápido.

Cerró sus ojos con fuerza corriendo a través del pasillo en forma mecánica hacia su destino, casi podía sentir las garras de la oscuridad rozarla, su pecho latía, su respiración era errática mientras estiraba su brazo para abrir la puerta, la cerró tras de sí en un golpe rápido, había llegado.

-M-Mabel?
-Hola Dip-
-¿Qué haces aquí? son las 2 de la mañana.

Dipper salió de su estado de letargo sintiendo los truenos y la lluvia golpear con fuerza el asfalto de la calle, no tardó en entender.

No dijo nada, solo lanzo las manas hacia un lado invitando a su gemela a recostarse junto a él.

Mabel corrió hacia la cama acurrucándose junto a su hermano, su cuerpo estaba tibio al igual que las mantas que la cubrían, el cambio de temperatura agradable hizo que su corazón comenzara a calmarse, al igual que el resto de su cuerpo.

Dipper tomó las mantas cubriendo sus cabezas, creando un pequeño universo silencioso donde solo existían ellos dos.

- No tengas miedo Mabel la tormenta ya pasará.
- Lo sé, pero todo parece más tenebroso, odio ser tan cobarde.
- Está bien tener miedo Mabel, nos recuerda un poco que estamos vivos, pero no debemos dejar que el miedo nos consuma, haciendo que las sombras se vuelvan demonios temibles. -Dijo Dipper en tono somnoliento, dejándose caer nuevamente en los brazos de sus sueños, Mabel permaneció despierta, sintiendo la respiración tranquila de su hermano.

¿Cómo puedes ser tan valiente? - Se preguntó acariciando sus mejillas, mirando su cabello desordenado desparramarse en la almohada, mirando sus labios, suaves, hipnotizántes, Mabel movió la cabeza intentando alejar los pensamientos que la abordaban, cerró los ojos con frustración- Mabel deja de pensar tonterías- se dijo a si misma antes de ser caer hipnotizada nuevamente por los labios tranquilos de Dipper.

¿Podré?

-Dipper- susurró moviéndolo ligeramente, este no reaccionó, siempre había tenido el sueño pesado.

Una extraña emoción revoloteó en su pecho mientras se inclinaba hacia delante, besando con ligereza a su hermano aún dormido.

Dio una risita inocente, se sentía extraña, feliz y algo tonta. Pero no le importó, se acurrucó más cerca de Dipper sintiendo el calor de aliento sobre su cuello, miró una vez más la oscuridad del cuarto antes de cerrar los ojos.

Ya no tenía miedo.