Capítulo uno
Arrival
Era una fría noche de invierno en el país de Jade. La gente estaba recogida en sus casas mientras la nieve cubría las raquíticas ramas de los árboles congelados. Sobre los techos de las casas se alzaba el humo de las chimeneas y al centro de la ciudad capital, el imponente castillo de la familia real.
Los cascos de un grupo de caballos rompieron el frío silencio del ambiente. Se acercaban por la orilla del bosque, provenientes del este. Los cuatro jinetes, heridos, urgían a sus caballos a seguir, como si vinieran persiguiéndolos.
Algunas cortinas se abrieron, mientras los habitantes de las casas se preguntaban quién estaría afuera con semejante clima, pero no pudieron ver nada, la nieve limitaba seriamente la visibilidad y solo podía verse la silueta del extraño grupo.
—Y bien… ¿Ahora qué hacemos?— preguntó uno de ellos. Los jinetes eran sólo oscuras figuras borrosas, no llevaban antorchas y el que parecía el más alto de todos llevaba un bulto en su pecho, además de un saco de tamaño considerable. — Tendremos que quedarnos aquí. Espero que nadie nos haya seguido. — Contestó mirando sobre su hombro. El jinete más pequeño bajó de su caballo, para tomar el bulto que llevaba el otro en sus brazos. — Te vamos a extrañar mucho Touya. — Dijo al tiempo que cargaba el bulto. Touya bajó de su caballo y tomó el saco. — Lo sé, y va a ser muy difícil. Yo también voy a extrañarlos. Especialmente a ti, Yuki. — Replicó dirigiéndose al jinete que seguía sobre su caballo. — No hay otra opción. Lo sé. ¿Traes el dinero? — Dijo Yukito tomando las riendas del caballo de Touya. — ¿De verdad estás seguro que podrán sobrevivir con esa cantidad de dinero?—Dijo la chica. — No. Pero no podía traer más dinero. Si llegamos como refugiados de Azuchi con grandes cantidades de dinero, podríamos ser descubiertos, Nakuru. — Se había colgado el saco en la espalda y tomó de nuevo el bulto. — Pobre de la pequeña Sakura. Seguro va a extrañar su hogar. — Comentó Nakuru con tristeza. — Aún es una niña, se adaptará. — Dijo Yukito no muy convencido. — ¿Estás listo? — Preguntó sacando un báculo. Touya asintió. —Recuerda que al terminar el hechizo nadie recordará quiénes son ustedes, hasta que se lo digan a alguien más. — Pero Touya no se movió ningún milímetro. — Lo que sea por salvar a mi hermana. — Y su hermana seguía dormida en sus brazos.
YAS.
Honestamente no estaba muy contenta con lo que había escrito antes. La manera en que comenzó no me convencía del todo, pero la historia sigue siendo la misma :D Ya tengo unos cuantos chapis más escritos así que siii, voy a actualizar :D
