Mentirosa, mentirosa

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Este es un fic original de withered, yo tan sólo me estoy tomando el tiempo de traducirlo porque está bien hermoso e Ichigo es un "novio" de 10.


Rukia no sabe lo que la obliga a decir esas palabras, ni siquiera sabe realmente por qué lo hace.

Tal vez ella finalmente se había quebrado ante tanta presión de la implacable obsesión con el romance que tenía la sociedad. Tal vez solo está cansada de que la gente la vea como una mujer frígida.

De cualquier manera, salen las siguientes palabras:

—En realidad, estoy esperando a alguien.

La cara de Yui Mei Li hace que casi valga la pena. Casi. El ex de Rukia (y la última adquisición de Yui Mei) la mira con los ojos entrecerrados, sin embargo, sella el trato allí mismo.

Ya no hay vuelta atrás.

Rukia puede ser una mentirosa, pero no es alguien que se retracte.

Los labios de Yui Mei se curvan de forma poco amable mientras muestra los dientes.

—¿Oh?

Rukia es consciente de que su propia sonrisa es burlona, una contradicción perfecta con la parte de su cerebro que ya está entrando en pánico ante frenéticos gritos de ¿quéhashechoquéhashechoquéhashecho?

Afortunadamente, lo que sale de su boca es fríamente cortés.

—Sí, si me disculpan—ella pasa a su lado y, sin perder el ritmo, camina hacia el territorio de Rukongai.

Las ventanas que dan a la calle tienen un brillo tenue y dorado, casi nebuloso entre las nubes de humo que se escapan en forma aleatoria de las sombras que se mantienen alrededor de los departamentos. El edificio en sí prácticamente tiembla con la fuerza de la vida en su interior a medida que la música sale de todos lados, mezclada con las risas y las palabras perdidas en la noche.

El conjunto de edificios de dormitorios en la esquina más alejada del Instituto Sereitei se parece a todos los demás conjuntos de dormitorios que rodean el campus en un impenetrable muro de viviendas compartidas. Pero, es sabido que este conjunto particular de edificios, Rukongai, es el epicentro de la depravación y el libertinaje de los estudiantes. Es el lugar más requerido en el campus para drogarse, emborracharse o ambos en cualquier día de la semana y en cualquier momento que termine en un número menor a sesenta en un reloj.

Al encontrarse con Yui Mei y la personificación de dejarse llevar a rastras, Rukia recuerda a por qué ella está allí en primer lugar.

Había pasado ya una semana completa en la que se había escondido en su departamento después de que la habían terminado de la manera más humillante posible, y ya era suficiente.

Es posible que Rukia también le haya enviado un mensaje a Rangiku (una conocida por que también era una de las asistentes de maestros), justo a las dos de la tarde en busca de algo que no sea un día bebiendo sola para distraerse.

Rangiku había respondido con entusiasmo una hora más tarde, citando a un disculpa por su tardada respuesta, y prometiéndole a Rukia una ronda de shots para comenzar la diversión (otra vez).

Rukia no se hace ilusiones de lo que Rangiku le había ofrecido, pero de todos modos intenta encontrar a la rubia. Con el aire espeso por el olor a alcohol y un cóctel no identificable, perfume y sudor a su alrededor; los cuerpos llenan el espacio de manera casi aplastante. Rukia no está segura de qué hacer, pero está agradecida por la multitud.

Al menos de esta manera, su ex y Yui Mei no podrán confirmar si Rukia realmente iba a encontrarse con alguien o no, pero ciertamente no evitará que se molesten con la idea. Mentalmente se da una palmadita en la espalda por una mentira tan bien contada.

— ¡Rukia-chan!

Ella se sobresalta ante el grito, y aunque la multitud empuja a la rubia, milagrosamente, no suelta ni una gota de su estúpidamente cliché vaso rojo.

— ¿Yuzu?

La joven se ríe antes de lanzar un brazo alrededor de ella para saludarla. Su bebida chapotea dentro del vaso, pero de nuevo, no se derrama ni un poco.

—¡No sabía que estabas aquí, Rukia-chan!

—No sabía que siquiera sabías lo que era este lugar— dice Rukia, dándole la mano, haciendo una mueca de dolor ante el grito con el que Yuzu le habla.

—Ne, Rukia-chan, todos tenemos que relajarnos a veces, ¡suéltalo! No te preocupes, ya terminé mi ensayo, ¡así que no tendrás que marcarlo en rojo!

La gente que los rodea no parece molesta por la declaración de Yuzu, e incluso gritan sin sentido.

Riendo torpemente, Rukia genuinamente le agradece por su consideración, aunque duda que Yuzu recordará mañana haberle dicho eso, y si lo hace, Rukia tiene dudas de que incluso lo mencione después. Yuzu todavía tartamudea cada vez que habla con Rukia, o con su profesor, Ukitake, durante las horas de clase.

Aun así, la avivada Yuzu no tiene problemas para balbucear, y gritar a su lado, Rukia está agradecida por la compañía. Ella casi olvida todo excepto la presencia de Yuzu hasta que ella se detiene para exclamar,

— ¡Oh! ¡Oh! ¡Ichigo te está esperando!

A Rukia le toma un segundo, tal vez dos para procesar lo que Yuzu estaba diciendo, e incluso después de eso, lo único que su mente alcanza a comprender es Kurosaki Ichigo.

El Ichigo de Kurosaki que parece un pandillero con sus tatuajes inspirados en Shakespeare y su chaqueta de cuero desgastada y sus botas. El Ichigo de Kurosaki que se encuentra en el Top 3 de los más populares del Instituto Sereitei. El Kurosaki Ichigo que Rukia pudo o no haber acosado en su primer año, hace ya cuatro años, cuando él personalmente la sacó de su apartamento en llamas como un héroe con la camisa rasgada de una novela de romance cliché.

Y luego, se da cuenta de que Yuzu comienza a arrastrarla y dice que va a llevarla hacia él.

— ¿E-eh?

Rukia ni siquiera puede soltarse apropiadamente de la mujer más joven, ni siquiera puede bombardearla con variaciones en la pregunta de ¿Cómo sabes que lo conozco? porque, por supuesto, Yui Mei elige ese momento para aparecer una vez más como si oliera la sangre en el agua.

—Oh— ella soltó una risita falsa—, cuando dijiste que te reunirías con alguien, no pensé que quisieras decir que estabas aquí como niñera, Rukia-chan.

Rukia todavía tiene los ojos muy abiertos como para preocuparse de que su mentira tuviera las patas tan, tan cortas, pero Yuzu está lo suficientemente molesta como para responder por las dos.

— ¡Tengo veinte!

Yui Mei decide ignorarla, enfocando su sonrisa condescendiente en Rukia en su lugar, simpatía falsa prácticamente goteando de sus palabras.

—Oh, ¿eso significa que tú también eres el conductor designado, Rukia-chan? Eso apesta, tu primera fiesta y ni siquiera tienes una bebida.

Por el rabillo del ojo intenta buscar algún tipo de escape de esta situación, pero en cambio se queda mirando a Ichigo que viene hacia ellas, y es mucho peor que cualquier cosa que Rukia podría haber invocado.

¡Eso es todo lo contrario de un escape!

Ella casi se da la vuelta para irse, pero es demasiado tarde.

La sorpresa genuina en el rostro de Yui Mei probablemente coincide con la de Rukia, de no ser porque no estaba completamente congelada por el constante comentario de ohmierdaohmierdaohmierda que estaba repitiendose inútilmente en su cerebro.

Su hombro contra el de ella es una presencia extrañamente tranquilizadora, aunque los anillos fríos envuelven alrededor de sus dedos rozan el dorso de su mano están fríos, y, por un breve instante, Rukia cree que enroscará sus dedos con los suyos. Él no lo hace, en cambio, le pasa un vaso.

En la tenue luz del Rukongai, marcado en su pulgar está la promesa, «something wicked this way comes».

—Es Sprite— dice en su oreja, un aliento caliente que causa que el rubor invada su cuello y sus mejillas.

Ella esboza una sonrisa, espera que no se vea tan horrorizada como se siente y murmura su agradecimiento, tomando un trago en búsqueda de fortaleza.

—Oh, Kurosaki-kun— los ojos de Yui Mei se pasan de uno al otro con suspicacia antes de pestañear rápidamente de manea coqueta para Ichigo—. Ni siquiera sabía que conocías a Rukia-chan, y mucho menos que estabas saliendo con ella.

Rukia casi deja caer toda su bebida en su garganta (que no tiene nada de alcohol, maldita sea) ya que se preguntaba si es posible ahogarse en tierra firme.

Por el rabillo del ojo, Ichigo se encuentra con su mirada casi en consideración antes de que él vuelva su atención a Yui Mei, sin el más mínimo interés.

—¿Quién eres?

Rukia se ahoga con su bebida.