Del baile al amor ¿hay sólo un paso?
Nuestro primer encuentro.
Prólogo
El sol estaba en todo su esplendor avisando que pronto llegaría el atardecer, para después dar paso al anochecer, sin embargo, dos niños seguían jugando, disfrutando del momento. Corrían por un parque lleno de flores y árboles de cerezo. La niña, que era más pequeña, se escondía tras un árbol, mientras que su hermano la buscaba por todos lados. La pequeña se escondió mejor dando unos pasos atrás, hacia unos arbustos de peonías, pero tropezó y cayó sobre algo o… alguien. Abrió sus ojitos y observó en quién había caído; unos ojos de color ámbar la miraban confundidos. Un niño de su misma edad la tenía en sus brazos, hasta que después de unos minutos ella se dio cuenta de la situación y se levantó rápidamente acomodándose su vestido.
–Pe... Perdóname, no fue mi intención molestar –dijo ella bajando su mirada apenada y con un pequeño sonrojo.
–N... no te preocupes no fue nada –contestó él levantándose de la tierra, sacudiendo su pantalón-¿Estás bien? –preguntó examinándola.
–Si gracias –sonrió y decidió presentarse–, me llamo Sa… Sakura Kinomoto y ¿tú?
–Yo soy…
Escuché la alarma del despertador por toda la habitación y abrí los ojos lentamente con desdén. Salí de la cama, apagando esa máquina y me dirigí a mi baño para tomar una ducha y arreglarme. Me miré en el espejo examinando mi rostro. Se veía triste, vagabundo, como si algo le faltara."No puedo seguir así…" me repetí y sacudí la cabeza. Abrí la llave y dejé que la tina se llenara de agua caliente. Me desvestí y me metí en ella. El agua se sentía muy bien me ayudó a relajarme, suspiré. No me gustaba ponerme a examinar algunas cosas del pasado, sin embargo, los recuerdos inundaron mi mente. Traté de no pensar en ellos pero me acordé del sueño que había tenido en la mañana. Me invadió un sentimiento de nostalgia, sentí como el hueco que había en mi corazón me dolía "¿Por qué, por qué no puedo recordar?"
Salí y me coloqué mi bata. Fui hacia mi armario y elegí un conjunto sencillo, pero abrigador. Después de algunos minutos estaba lista para salir de mi departamento, fui a la puerta y bajé con mi equipaje listo al estacionamiento para ir por mi coche.
Estaba viajando a un concurso de baile, puesto que participaría en la categoría de parejas, era una pasión que tenía desde la infancia, cuando bailaba lograba una sensación tan familiar, me llenaba de paz, sobretodo en pareja, sin embargo siempre existía algo, un sentimiento un poco extraño, un vacío inexplicable...
– ¡Amor! Buenos días –dijo una voz masculina que me sorprendió, pero que reconocí inmediatamente.
–Kyon ¿qué haces aquí? Nos veríamos en el aeropuerto– pregunté confundida. En verdad no me sentía con ánimos de verlo, pero no era justo para él, no tenía la culpa de lo que me abrumaba.
–Bueno, quería darte una sorpresa Sakura– me contestó algo sorprendido también al notar mi reacción.
–Oh ya veo, gracias… –le respondí no queriendo ser descortés. Avanzó hasta donde me encontraba y tomó mis maletas para depositarlas en la cajuela que había abierto.
–Bueno, vayámonos –me dio un beso como acostumbraba y respondí sin ganas. Desde que lo conocí siempre sentía aquellos labios con un sabor agridulce, un sabor ácido que sentía correr por mi garganta, después de aquellos besos; había una sensación amarga. Por más que lo intentara no estaban cargados de ese sentimiento tan especial de… amor. Se separó de mí y me abrió la puerta para que entrara.
Arrancó y se dirigió al aeropuerto de Tomoeda y en unos minutos ya estábamos frente a él. Estacionó el auto y bajó nuestro equipaje. Caminamos hasta la sala de espera donde nos encontraríamos con nuestros amigos.
–Tomoyo, Eriol, buenos días –saludé cuando logré vislumbrarlos.
–Buenos días Sakura, Kyon –contestaron los dos.
Ambos estaban muy alegres lo notaba en sus expresiones. Pensé que se debía al hecho de volver al país donde vivieron lo mejor de sus vidas. Les tenía envidia, eran tan felices juntos que yo solo podía desear, algún día sentirme del mismo modo.
–Hola…– respondió Kyon secamente, esa actitud de él no me agradaba para nada – ¿A qué hora partirá el avión? –preguntó cansado de esperar.
–A las nueve en punto –le informó Eriol.
–Bien vamos a dejar nuestro equipaje… ¿me acompañas Sakura? –preguntó Kyon.
–Sí.
–Eriol… ¿crees que todo salga bien? –dijo la amatista mirando a los ojos de su novio.
–Sí, esperemos que si…
Los altavoces anunciaron el vuelo hacia Inglaterra y los cuatro abordamos el avión. Le pedí a Tomoyo que se sentara conmigo, no quería pasar seis horas de vuelo junto a Kyon, no me sentía con humor. Ella aceptó y Eriol tampoco se opuso. Durante el viaje miraba la ventanilla callada. Realmente no veía nada en especial, solo pensaba. Me sentí desesperada, ya no podía reprimir ese sentimiento de ansiedad e incertidumbre, "¿Qué será esto?"
–Sakura… ¿te sucede algo? – preguntó mi amiga, sacándome de mis cavilaciones. Vi su mirada de preocupación.
–No es nada, no te preocupes –contesté rápidamente tratando de tranquilizarla. Tomoyo me miró con una cara incrédula pero aun así asintió. Sabía que me interrogaría después, cuando fuera el momento adecuado.
–Bueno mejor durmamos un poco, todavía faltan dos horas para llegar –me aconsejó, asentí y me acomodé mejor.
Sabía que era mejor tratar de dormir, tal vez así podría relajarme y quitarme aunque sea un poco esta ansiedad que tenía. No me costó demasiado quedarme dormida, pero tampoco resultó muy placentero. Pronto llegamos al aeropuerto y bajamos para descansar un momento en la sala de estar, había sido un viaje muy largo. Nos sentamos a esperar el auto que nos recogería porque al parecer llegamos un poco antes de lo previsto.
– ¿Se demorarán en llegar por nosotros?- cuestionó Kyon, su tono de voz denotaba algo de fastidio. Me resultaba extraño ver que se comportara tan hosco, la verdad es que nunca lo había visto así, me preguntaba cual sería la razón, tal vez se debía a mi falta de afecto. De cualquier modo yo tampoco me sentía muy bien para preguntarle porqué o cómo se sentía.
–En veinte minutos –habló Eriol desinteresado.
–Yo iré por un café ¿quieren algo? –pregunté mientras me levantaba de ahí, con mi bolso. Pensé que era mejor tomar algo de cafeína y alejarme de él un rato. Necesitaba calmar mis nervios con algo rápido.
–No gracias –respondieron ambos al mismo tiempo.
–Yo te acompaño –intervino Tomoyo siguiéndome.
Ambas caminamos en dirección a la cafetería intentando esquivar a la gente que pasaba frente a nosotras, de pronto choqué con un joven, el cual tiró mi bolso. Él rápidamente se apresuró a recogerlo y me ayudó a guardar mis pertenencias, levanté la vista y me encontré con la mirada más profunda y hermosa que había podido ver en mi vida. Unos ojos de color ámbar que me cautivaron, sentí un remolino de sensaciones y mi cerebro dejó de pensar claramente. Aquellos ojos me trajeron un recuerdo a la mente, como si él y yo ya nos hubiésemos conocido sin embargo éste rápidamente se desvaneció como un pequeño relámpago. Me quedé un momento más admirándolos como si me hubieran hipnotizado y en algún momento nuestras miradas se prendieron por un muy corto segundo pero con solo aquel segundo había bastado para que el corazón se me acelerara de manera increíble y estrepitosa. "¿Por qué? ¿Por qué…me siento así?" Me preguntaba mientras sentía las mejillas arder. Era algo desconocido pero familiar al mismo tiempo.
–Disculpa… no te vi, aquí tienes –me habló el joven con una voz suave y musical. Me dio mis cosas y nos pusimos de pie.
–G…gracias –logré articular una sencilla palabra, me encontraba en una especie de trance. Esa mirada no sabía porque o cómo, pero sentía que ya la conocía que la había visto antes, aunque no podía recordar dónde ni cuándo.
–Bueno discúlpame, nos veremos pronto–me dijo en un susurro y me sonrió de manera arrebatadora. Se despidió y fue desapareciendo en medio de la gente. Lo seguí con la mirada hasta que lo perdí de vista. Sentí que me perdía de algo de nueva cuenta... pero a la vez algo dentro de mí me decía que no sería la última vez que lo vería y me alegraba de sentir esa sensación.
