Hola a todos vengo aquí con una nueva historia. La trama es un poco complicada de seguir pero trataré de explicarla lo mejor posible.


ADVERTENCIA: Algunos personajes presentaran OOC en algunas ocasiones. La historia tiene contenido LEMON explícito en algunas escenas, pero de cualquier modo si esto no es de su agrado, abstenerse de leer, puede presentar escenas de violencia y hard gore. La Hinata que se describe en la historia es una mezcla de la Hinata de la serie y la de la película Road to Ninja.

Los personajes utilizados en esta historia le pertenecen a Masashi Kishimoto.


Prisoner

Utiliza tu libertad para elegir sabiamente decían…

El problema es que no tengo libertad, ni soy sabia…


Episodio 1

Capital sins

*Hinata*

IRA

Consumida por su fuego a veces me siento.

Fuego que pocos pueden apagar.

El descontrol se esparce por mi cuerpo.

Tal cual veneno y me hace fúrica gritar.

Una estrella muerta brilla iluminando el cielo.

Las paredes se están cerrando y estoy sin aliento
Los días pasan por favor dame una señal.
Con el pastor de los malditos regresa al final.

Y voy a sobrevivir, paranoica.
He perdido la voluntad de cambiar.
Con un hechizo te voy a cautivar.

Y de esto no estoy orgullosa.

Pero de sangre fría el destino me hizo.

Tenía la vista nublada por los golpes, no sabía cuan hinchados estaban mis ojos pero de lo que estaba segura era que estaban tanto que apenas podía abrirlos, me dolía todo el cuerpo, tal vez tendría una o dos costillas rotas pero esperaba que no fuera así, veía a duras penas mis manos sucias y ensangrentadas debido a la sangre que había tosido hace unos instantes. Acurrucada al fondo de ese pozo llamado celda, me iba quedando dormida, tratando de hacer el menor movimiento posible ya que los moretones en mi cuerpo, hacían que el dolor de cada uno fuese como una aguja traspasándome la piel y se sentían miles. Mientras iba cerrando los ojos recordaba las palabras de mi padre. Eres débil, no mereces ser una Hyuuga, Hanabi es mucho más fuerte que tú, eres una deshonra… —. Él tenía razón era débil, entonces porque mierda había muerto dejándome abandonada… Yo era débil.

Antes de sucumbir en el mundo de las pesadillas pensé en lo mucho que ha mi padre le hubiese gustado una hija que honrara el apellido y lo decidí. Yo me haría fuerte, haría que mi padre estuviera orgulloso de mí, aunque no estuviese para verlo. Entonces siento la ira inundarme y pierdo el control. Grito.

LUJURIA

Calma el deseo de mi cuerpo con tus manos,

Y déjame quitártelas para asegurarme que no calmaras a nadie más.

Hazme oír de tus gemidos el canto.

Mientras llenas mi cuerpo con el placer que le das.

Puedo sentirte cayendo

Uno por uno tus huesos se van desliendo.
Héroes huecos se separan, según como corran.
Tú estás tan frío, eres tan frío, soy tan fría.
Conserva tu mano sobre la mía.
Hombres sabios se preguntan mientras hombres fuertes mueren.

No quiero cambiar el mundo.
Sólo quiero dejarlo frío.
Encender la mecha y verlo arder.
Tomé el camino que conduce a ninguna parte.

He perdido la cuenta de los días, semanas, meses dentro de este mugrero. Las voces dicen que es más de un año mientras espero seguirme perdiendo presa del tiempo. Suspiro, siento mi plateada mirada perdida. Intento moverme y algo lo impide, veo cabello rosa entre mis piernas lo tomo suavemente —¿cómo llegó aquí?—es lo que pienso. La dueña de dicho cabello se despierta me mira y besa mis labios. Estoy confundida.

—Hinata tranquila —susurra y su aliento invade el mío. Me vuelve a besar. Tomo su rostro y lo aparto suavemente, me deslizo de la cama, estoy completamente desnuda al igual que ella, una rubia y una castaña duermen juntas en la litera de enfrente y su estado es igual a mío, la rubia deja ver sus pechos mientras va despertando. Me sonrojo. —Eres tan tierna —me dice la rubia besándome los labios y agarrando una de mis nalgas con sus manos masajeándola suavemente. Mareo de confusión. Lujuria, es con lo que sus ojos me ven. No lo deseo y por eso la aparto, me dirijo a la ducha y una vez que el agua corre por mi cuerpo me dejo llevar por las caricias que la chica de cabellos rosas vuelve a darme. —Sakura, detente —mi voz sale fría monótona, noto que ya no balbuceo, ella me mira —está bien, aún pienso que deberías relajarte. Ahora hazme espacio —murmura de mala gana. Suspiro y retengo mi frustración. —A lado hay otra ducha —sugiero prácticamente con un gruñido —quiero bañarme contigo —sentencia ella y la dejo hacer lo que desea, lo que menos necesito es un mal día por culpa de sus caprichos.

GULA

Quiero atiborrarme de tu dolor.

Alimentar mis deseos hasta saciarlos.

Alimento cada uno de ellos pero jamás me lleno.

Quiero sentir el placer de escuchar tu grito.

Mientras deshago tu cuerpo bajo el mío.

Si encuentras a tu familia,
No llores.
En esta tierra deja de fingir...
Muere y sécate.

La luz del día muere.
El cielo se oscurece.
¿A alguien le importa?
¿Alguien está ahí?
Toma esta vida vacía.
Ya estoy muerta.
Me elevé para caerme de nuevo.

Dentro de esta prisión, dentro de este agujero.

El tiempo pasa pero hoy es un día especial, sí. La gula de mis puños es calmada en alguien más, siento sus músculos sucumbir ante la fuerza de mis golpes, oigo sus huesos crujir. Silencio, sólo la melodía de sus gritos llenos de desesperación llenan el lugar, la gente alrededor calla ante la paliza que presencian. Mis manos deforman su rostro y mi ira es descargada de la forma más primitiva. Paz, es lo que por un momento invade mi cuerpo una vez me deshago de su cuerpo casi inerte. Se la llevan lejos de mí, sonrió para mis adentros, mi hambre voraz ha sido saciada. ¿Cuándo me volví tan macabra?, eso no importa, ahora lo disfruto.

—¿Cuánto tiempo ha pasado ya? —pienso mientras veo mis nudillos sangrar. —Tres años —grita mi subconsciente. Sakura me abraza, quién se refugia en quién, es confuso pero el calor de su cuerpo me calma al menos por el momento, es como una hermana para mí, una hermana mayor aunque, no tanto. Ella me cuida incluso de mí misma. Por ahora…

ENVIDIA

Muéstrame cómo podemos terminar esto bien.
Muéstrame cuan indefenso eres en realidad.
Satisfecho y vacío por dentro.
Esto está bien, no nada está bien
Vamos a darle otro intento.

Quiero dejar de ser un prisionero.

De tu corazón eterno.

Ver el final a través de los ojos moribundos.
Ahora la oscuridad es hacerse cargo del tormento.
Muéstrame dónde siempre mueres.
Disfruta de la caída y corre al cielo.

Envidia es lo que me invadía en ese momento, envidia de su fuerza, de su poder de convencimiento, de su decisión, de su actitud. Todo él hacía que sintiera arcadas de la envidia que me carcomía por dentro. Mientras me hacía suya sentía envidia de que él pudiera disfrutarlo y yo no. Lo odiaba, realmente odiaba al hombre de cabello y ojos negros frente a mí, por lo que causaba en mi cuerpo y por haberme tomado de esa forma, quería gritarle, gritar en su rostro de niño malo que yo no era un objeto que podía comprar, pero él lo haría, me diría en mi cara que me había comprado y me obligaría a decir que yo era suya. —¿Cuánto tiempo era ya? —me volví a preguntar —cuatro años susurré...

Maldecía en mi fuero interno mientras lo sentía dentro de mí, sí estaba dentro de mí y dolía como el mismo infierno, lo quería fuera de mi cuerpo ya, intenté empujarlo pero eso sólo sirvió para que me tomara con más fuerza —duele… por favor, duele mucho —me quebré, empecé a llorar, suplicaba que terminara rápido, mis lágrimas bañaban mis mejillas y terminaban en la almohada. —Shh… sólo relájate princesa, déjate llevar —diciendo eso su tacto se hizo más gentil, sus embestidas más suaves, dejó de sostener mis manos para así tocar mi cuerpo. ¡Me estaba acariciando!, su roce me recordaba a las caricias que las chicas me brindaban pero éste venía cargado de algo más, era íntimo, mi cuerpo empezó a sentirse cómodo incluso con el intruso dentro de mí —eso nena, así —mis manos se habían enredado en su cabello, él besaba mi cuello, lo mordía suavemente. —Ah… —mi primer gemido hizo que él sonriera con suficiencia. Mi mirada se perdió en la suya y se adueño de mis labios, devorándolos, lo forcé a ir más lento y cuando lo logré él me miró extrañado. Sonreí había ganado al menos uno de los tantos duelos que había tenido con él. Sus embestidas se hicieron más fuertes haciendo que soltara algunos gritos. Aruñé su espalda y él gruño excitándome, dos podíamos jugar este juego, lo miré y el ágilmente me volteó su pecho golpeó contra mi espalda y de una sola estocada volvió a entrar en mí. Grité. Una de sus manos reposaba en mis caderas la otra en uno de mis pechos, arremetía contra mí con mucha fuerza pero extrañamente ya no dolía al contrario sentía que algo muy placentero iba creciendo dentro de mí como una llama crece con el viento…


*Itachi*

AVARICIA
Ahora la oscuridad empieza a subir.
Guarda tu respiración, está lejos de haber terminado.
Deja a los perdidos y muertos detrás.
Ahora es tu oportunidad de correr para cubrirte.

No quiero cambiar el mundo.
Sólo quiero dejarlo frío.
Encender la mecha y verlo arder.
Tomé el camino que conduce a ninguna parte.

Estas tan frío
Pero, te sientes vivo
Pon tus manos sobre mí...
Una última vez...

La deseaba, la deseaba con todo mí ser tanto que sentía que era pecado. Yo la codiciaba, quería más y más de ella aunque ya lo tuviese prácticamente todo. Me sentía avaro, si avaricia era lo que sentía, ella ahora era mía, la había tomado. La estaba tomando. Sentía que a pesar de su miedo inicial ahora estaba disfrutando del placer que le daba. Sentir su estreches me hacía ir al cielo, su cuerpo era perfecto y era mío. Posesivo, sí eso es lo que yo era, y una vez que yo deseaba algo lo obtenía como Uchiha que era. La pequeña Hinata había crecido hasta convertirse en una hermosa y exuberante mujer y una vez más, mía, nadie más que yo la tocaría y él que lo hiciera pagaría con la vida. Sólo el imaginarlo me hizo enfurecer. Ella tocó mi rostro y embestí como más fuerza sabía que estaba siendo demasiado su rudo para su primera vez pero maldición ni siquiera podía controlarme. La giré y poniendo mi pecho contra su espalda la volví a embestir con más fuerza, más profundo, sus gritos sólo aumentaban mi libido. —Quiero verte —demandó, mordí su espalda. Gritó. —¡Quiero verte! —sonaba como una orden y a mí nadie me daba órdenes. —Plash —mi mano había azotado una de sus nalgas dejándola roja. —Por favor —susurró, la giré y arrodillados la acerqué hacia mí haciendo que nuestras intimidades se rozaran, entendió lo que pretendía y juntando su cuerpo completamente con el mío se ubicó para que la penetrara. Nunca dejó de mirarme, al sentir que la invadía susurró mi nombre con una cadencia que no creí posible —Itachi—. Escondió su rostro en mi pecho y sonreí. Poco a poco me fui sentando…

Unos minutos más y yacía acostado mientras ella cabalgaba encima de mí, veía sus pechos rebotar al ritmo de las envestidas y sin poder aguantarlo tomé uno y lo apreté, ella se fue acercando a mí sus manos recorriendo mi abdomen, mi pecho dejó allí una y llevó otra a mi rostro y me besó. Suave, despacio, sin prisas, igual que el vaivén de sus caderas. Joder. Tomé con mis manos su trasero y aumenté el ritmo, minutos después la giré subiendo una de sus piernas a mi hombro. —Vente para mí Hinata —articulé y fue como si hubiese sido un detonante, su orgasmo llegaba potente y su interior me apretaba de la manera más deliciosa que había sentido y fue imposible no correrme dentro de ella. Me tumbé a su lado y la abracé ¿por qué?, no lo sé, sólo quería sentirla junto a mí…

…Un año ha pasado desde la primera vez que la hice mía. La ira me invade pronto tendré que partir y a ella… la quiero para mí. Maldición. Estoy cruzado de brazos. Prometo que si en mi ausencia alguien osa tocarla lo mataré.


*Hinata*

PEREZA

Ya te perdí.
Ya no es lo mismo.
Y puedo ver que estás empezándote a romper.
Te mantendré viva.
Sí me muestras un camino.
Para siempre y para siempre.
Las cicatrices permanecen.
Me estoy desmoronando.

Me estás destrozando
Déjame aquí, para siempre en la oscuridad.

Mi quinto año avanza lentamente, Itachi se ha ido y sin alguien que me reclame cada noche han ido pasando por mi cama ya muchos extraños. Grito desesperadamente mientras deshagan sus perversiones en mi cuerpo. Lo llamo con fuerza, mi cuerpo clama por él pero él no responde a mi llamado, los días pasan perezosamente y él no regresa. —¿Cuándo empezaste a depender de los demás Hyuuga? —mi subconsciente me grita, me hace reaccionar y siento como algo dentro de mí se rompe.

A mi cama llegan cada día más hombres y sólo me dejo morir. Duele. Me torturan. Duele aún más. Me vengaré, haré de sus vidas un infierno tanto que tendrán pereza de vivir. Pereza como el tiempo en esta prisión tendré, sus torturas serán lentas y tortuosas, sentirán mi dolor pero también mi ira. Rascando sus estómagos están ahora pero los levantaré y los haré correr hasta que la piel se les pegue a los huesos. Primero se arrepentirán y después pedirán a gritos su muerte cuando sus gargantas se hayan secado y su voz los abandone al fin perecerán. Mientras planeo mi venganza mi mente pregunta —¿Cuánto tiempo? —. Seis años—. Sonrió.

SOBERBIA

Todo se ha perdido de nuevo.
Pero yo no voy a darme por vencido.

No voy a ceder.
Lo voy a romper.
Voy a cerrar el mundo de distancia.

No voy a caer.
No voy a desaparecer.
Te voy quitar el aliento.

Prometo que te quitaré el aliento.

Frente al juez nuevamente me encuentro, ella anuncia mi nueva sentencia —una semana más y dos años de labor comunitaria— mientras la escucho sonrió con suficiencia ante el veredicto, observo unas miradas llenas de odio dirigidas hacia mí, me levantó con soberbia, le sonrío con complicidad a mi rubia abogada y colocándome en medio de los guardias de seguridad salgo del lugar con la cabeza en alto, orgullosa. —Pronto, muy pronto —pensaba, me retorcía de placer pronto alzarán sus rostros para verme, nunca más me miraran en menos y no seré menospreciada. Aprendería de los pocos consejos que mi padre me dejó, lo igualaría y así Hanabi podría mirarme con orgullo. —Una semana más —pensé mientras subía al bus que me llevaría de regreso a la jaula.


*Hanabi*

Aunque me portara orgullosa, prudente, a veces altiva como reflejo de cualquier Hyuuga sabía que no estaba hecha para esto. Controlar y liderar las calles era una cosa pero la compañía… —Tanta inservible burocracia. Mierda —refunfuñaba arrojando los papeles que tenía en el escritorio al suelo de un manotazo. Hinata a pesar de estar en prisión había liderado la compañía, dándole a Sakura instrucciones precisas sobre las finanzas y a Ino sobre cada uno de los acuerdos que se firmaran. Yo por el contrario perdía la paciencia en situaciones conflictivas mientras que Hinata siempre se mostraba orgullosa y apacible recordándome a mi padre. —¿Quién lo diría? —susurré. —Una semana más —pensé.


Espero que les haya gustado el capitulo. Lo estuve editando y creo que es la versión final LOL.

Un beso a todos y de paso gracias por sus comentarios.