But, my dear, this is not
Wonderland,
and you're not
Alice.
MAD WORLD.
Hacía una tarde fría y cobriza, una tarde que anunciaba los últimos días del otoño.
Nadie se atreve a preguntarle a la naturaleza sobre sus caprichos, porque aun siendo caprichos, resultan algo hermoso.
Dentro de un enorme y tranquilo jardín, se encuentra una chica de cabellos castaños y mejillas sonrosadas, en una conversación bastante peculiar. Con alguien bastante peculiar.
"¿Dices que la luna es vanidosa?"
Le preguntó ella. El brillo de fascinación en sus verdes ojos la delataba.
"Por supuesto. Y cada que algún poeta, cantante o un simple enamorado escribe sobre lo hermosa que es, se vuelve un poquito más grande."
Respondió él, con ese aire de saberlo todo.
"Shaoran, ¿por qué no huyes conmigo?"
Preguntó de nuevo, como tantas veces.
"¿Para qué querríamos huir? ¿No será lo mismo, aquí o allá, mientras estemos juntos, Sakura?"
Respondió él, como tantas veces.
Sakura no sabe que pensar sobre aquella respuesta, siente que se esta perdiendo muchas cosas del mundo mientras se encuentra ahí encerrada. Solo le queda soltar otra pregunta, un poco más desesperada.
"Entonces siempre estaremos juntos, ¿verdad?"
La respuesta no es difícil de imaginar.
"Siempre."
Y ella estaba feliz.
Y se olvidó de escapa.
Mientras el chico a su lado tuviera aun sonrisas para regalarle, nada más podía necesitar.
Lo que la chica ignoraba, era cuanto puede llegar a pesar la palabra siempre…
"Tengo que irme…"
"¿Peor por q…?"
Sakura no pudo terminar la pregunta. Para cuando volteo a verlo, él ya no estaba.
Algo dentro de su pecho se encogió.
Shaoran era la única distracción que ella tenía en ese lugar. No llevaba mucho tiempo conociéndolo, pero ya sentía quererlo demasiado.
No importaba que él fuera tan extraño, gruñón y arrogante, porque ella lo había descubierto tierno, imaginativo y único. Resultaba todo un poeta algunas veces, él siempre sabía que decirle.
No importaba que ambos estuvieran ahí encerrados, porque ella sabía que era para su bien.
Enfermos.
Ellos estaban enfermos. No estaba segura de qué, pero lo estaban y no podían abandonar el inmenso hospital hasta haberse curado.
Sólo algunos meses más.
Algunas pastillas más.
Algunos estudios más y podrían salir de ahí.
Saldrían, y conocerían todas las maravillas que el mundo ofrece.
Irían a todos los lugares.
Probarían todas las comidas.
Conocerían a todas las personas.
Contarían todas las estrellas… juntos.
Si, en cuanto fueran libres, eso harían.
Mientras, en otra habitación dentro del gran hospital, Fujitaka Kinomoto se encuentra ansioso.
Han pasado dos meses desde que su hija se encuentra interna y lo que más anhela es llevarla a casa, cuidarla, llenarla de mimos, mantenerla a su lado y repetirle que todo estará bien.
No puede evitar que la taza de café en sus manos tiemble, necesita saber que tan bien o mal está su hija.
Más pronto que tarde, el doctor entra por la puerta, causando que a Fujitaka casi se le salga el corazón.
"Disculpe la tardanza, surgió una emergencia en la sala de vídeos…"
"Descuide doctor Hiragizawa, no llevo tanto tiempo esperando."
Un incomodo silencio acompañado de tensión se hace presente, hasta que alguien no puede más.
"Doctor, dígame ¿cómo sigue mi hija? ¿podré llevarla a casa pronto?"
El doctor Eriol Hiragizawa se acomoda en su asiento, ajusta un poco sus lentes adoptando una pose más propia y utiliza su expresión profesional.
No le gusta dar malas noticias.
"Me temo, Señor Kinomoto, que Sakura no ah dado señales de mejorar. Muy por el contrario, sus alucinaciones son cada vez más frecuentes, incluso podría pensarse que ella es quien las busca…"
Fujitaka Kinomoto aguanta la respiración para evitar que el corazón se le rompa.
"¿Cómo dice? No puede ser, doctor, usted mismo dijo que era cuestión de esperar a que su cuerpo desechara aquella droga, lo cual ya ah demorado…"
"Bueno, la substancia que su hija consumió no entra dentro de ninguna de las categorías en los alucinógenos. Es, como quien dice, nueva en el mercado, por lo que no sabemos si las secuelas de su consumo sean permanentes."
Casi se puede escuchar el crujido dentro de su pecho en la enorme sala.
"Entonces…"
"Entonces, ella tendrá que quedarse aquí, hasta saber si el daño es permanente."
El padre de Sakura no sabe si eso es algo bueno o malo.
No sabe cuánto tiempo habrá que esperar.
No sabe cuándo su hija volverá a la realidad.
Hola.
Me ah resultado interesante escribir esto... Les prometo lagrimas, jaja.
En fin, agradeceré mucho saber si les gusta o no.
Nos leemos después.
