BIENVENIDOS A:

Centinela Dragon

Negación: No es mi intención lucrar con los personajes de Rowling y la maravillosa idea de Kenyon. Sólo tomo prestados a sus chicos por puro entretenimiento. (Por Rowling) y a la idea, las etapas de tiempo y detalles ricos en lugares, nombres y paisajes (Por Kenyon)

Esto es puro entretenimiento.

ADVERTENCIAS:

Esta historia tiene algo de AU y OOC.

Quizás les parezca algo entraño el primer capítulo ya que es parecido a la traducción original, pero conforme vayan pasando los capítulos se irán dando cuenta de muchas cosas. Muchas, muchas aportaciones mías.

No se desesperen.

Mas notas: La traducción al español de la novela de Kenyon fue hecha por Val y Nora (que no tengo el gusto de conocer) y Gracias a Meridiana que ha sido mi beta en estos días (y que no sabe que ando en el mundo Het jeje)

-°-°-°-°-

CAPITULO UNO

El extraño que hay en ti.

-¬-¬-¬-¬

Llevaba toda la tarde y parte de la noche sumergida en el museo mágico, mirando aquel tapiz, que desde hacía meses le había hecho pasar horas de desvelo tratando de descifrar su enigmático significado a petición expresa del ministerio. Ese pedazo de tela- que a últimos años- era su razón de vivir y tu talón de Aquiles.

Hermione Granger, permanecía sentada en su pequeño banquillo, trazando líneas, y borrando otras tantas en su cuaderno de notas ¡Sintiéndose desesperada y frustrada! Nada de lo que apuntaba parecía coincidir del todo.

-¡Maldita sean los simbolismos ingleses¡Malditos…, Dragones!- Terminó de cerrar su libreta y aventarla a un oscuro rincón, pues estaba encabritada, sin poder evitar llevar sus manos a la cabeza y despeinar su larga cabellera salvaje, en un claro síntoma de darse por vencida, al menos por unos minutos.

-Deberías ser más amable con los Dragones. Suelen tener muy mal sentido del humor.

Hermione escuchó una voz detrás suyo y sintió la ira crecer dentro de su cuerpo ¡quién en su sano juicio se atrevía a interrumpirle y más cuando estaba altamente furiosa! Giró su cuerpo para encarar al entrometido y reclamar su poco tacto, pero el alma se le escapó del cuerpo…

Frente a ella se encontraba nada más y nada menos que… Draco Malfoy.

La persona que nunca jamás, pensó en volverse a encontrar en todo lo que le restaba de vida. No le había vuelto a ver el polvo desde que había sido absuelto misteriosamente de cualquier nexo con Lord Voldemort y los mortífagos siete años atrás por el ministerio de Magia. El veredicto irrefutable había sido Inocente

A ella todavía le quedaban dudas.

La vida había sido generosa con el después de todo. Había cambiado mucho físicamente. Ahora era el tipo más sexy y más atractivo de todo el planeta tierra ¡que va¡Del universo entero!

Era muy alto, en realidad demasiado.

Y esos ojos…

¡Por todos los Dioses!

De un gris plata enigmático y profundo… Para rematar llevaba su cabello -de un rubio platino espectacular- sujeto atrás por una coleta, que dejaba escapar algunos mechones por toda su frente y que le de daba un aire erótico y sensual. Sumado a que vestía con un traje negro, y que se amoldaba perfectamente a su escultural figura.

En pocas palabras, el tipo derretiría a cualquiera.

Draco por su parte, también se vio sorprendido. Había ido al museo con otras intenciones. Para ser exactos, iba en busca de la "experta" directora del museo mágico medieval, y que había imaginado como una anciana reumática y con poca paciencia. Puesto que necesitaba descifrar "algo" que sólo alguien como ella podría.

Se la habían recomendado ampliamente, como la mejor en su ramo, pero NUNCA imaginó que se trataría de la sangre sucia sabelotodo. Hacía tiempo que no la veía. No había cambiado gran cosa, salvo que se veía de mejores formas a pesar de ser una impura. Ahora tenía un par de senos de buen tamaño, donde antes no había nada Crecido algunos centímetros más de altura y unas caderas redondas y tentadoras… A pesar de la facha.

-Al parecer te dejé sin habla, Granger.-Preguntó Draco en tono divertido. Hubiera preferido decirle el usual mote sangre sucia, pero se contuvo, tenía otros planes, actuaría un poco, el era todo un experto en el arte - Sé que soy irresistible, ya estoy acostumbrado a despertar este tipo de reacciones en las chicas, qué quieres, no puedo evitarlo. Y tú no fuiste la excepción.

-¿Ah? –Hermione pareció reaccionar y se levantó de inmediato.

–N-No, no en todas las chicas Malfoy, no me incluyas… Además ¿Por qué habrías de dejarme sin habla¿Qué tienes tú de especial?

Hurón cretino…Habrá cambiado de aspecto, pero sigue siendo la misma serpiente venenosa de siempre.

Fingió tomar un poco de agua simple, de aquella botella que siempre colgaba del cinturón de su pantalón.

Draco dio unos cuantos pasos hacia al frente -como si estuviera tanteando terreno- Sin dejar de mirar a la castaña. Las piernas de Hermione parecían "de gelatina" De repente hacía mucho calor en la sala ¿O era ella?

Y el agua se había terminado en ése último trago. Ni pizca para bajarse la maldita calentura.

-Perdona si interrumpí tu trabajo Granger - Habló el rubio y Hermione casi se desmaya, ya no arrastraba las palabras para referirse hacia ella, sin duda había algo extraño en el, habría que irse con cuidado, ya no era aquella chiquilla de antes, ahora podía hacerle frente -Pero noté que tenías el ceño fruncido y que mirabas fijamente el tapiz. Parecías molesta… ¿Por fin te topaste con algo que no puedes resolver?

¡Dioses! La voz del hombre era tan atrayente. ¡Y su manera de caminar y desenvolverse! Arrogante, altivo…

Seductor.

No había dudas.

Draco podría tener a cualquier bruja a sus pies.

Fue entonces que Hermione se sintió fuera de lugar e incómoda con su atuendo informal… Sus vaqueros desgastados, su blusa mal fajada y al menos dos tallas más grandes.

Definitivamente, Draco nunca se iba a fijar en ella.

Pero qué demonios estás pensando Hermione. ¡Es Malfoy! Hijo de un mortífago. Deja de pensar tonterías. Puedes vestirte como te dé la gana y no para darle gusto a ese…

Lo que le planteaba otras dudas¿Qué motivo tenía el rubio para dirigirle la palabra después de tantos años, como si fuesen los grandes amigos¿Por qué le interesaba entablar una pequeña charla con ella?

Si ambos eran de mundos diferentes.

Pero lo más peligroso de todo, era que el tono tan apacible y sereno con que Draco hablaba. Parecía honesto y muy interesado en ella. Pero el no era la clase de chico que iría al museo a aprender algo de historia. Era demasiado vanal para tales cosas. Debía tener otro motivo.

Su alarma interior comenzó a mandarle señales de advertencia.

Momento de la retirada.

-Bueno Malfoy, creo que el museo está por cerrar- Hermione dio dos pasos a la izquierda y recogió su libreta de apuntes y su pequeña mochila - No quiero ser grosera pero ya debes marcharte.

-No, creo que no me apetece. Me quedaré unos minutos más- Draco metió las manos en las bolsas de su pantalón y miró sospechosamente a su antigua rival de colegio. Retándola. Hermione frunció el ceño, pareció desconcertada y el rubio lo notó, alzó una ceja haciendo que su sonrisa se volviera más sensual de lo normal.

¡Merlín! Debo de estar medio de un capítulo de la dimensión desconocida! Definitivamente no debí haberme levantado de la cama el día de hoy. Si hubiera sabido que me encontraría con el hurón…

-Malfoy, las reglas son reglas. – Hermione recobró valor - Vamos a cerrar en cinco minutos. Si para entonces no te has marchado…

-No me hables en ese tono Granger- El rostro de Draco se tensó- No me gustan las amenazas y menos de alguien como tú.

-No es una amenaza Malfoy… Es una advertencia.

Hermione llevó disimuladamente la mano a su bolsa trasera, lugar donde solía colocar su varita. Si Draco quería pasarse de listo, estaría preparada.

El rubio sonrió irónicamente.

-Granger, no vine al museo para perder el tiempo en estupideces. Si hubiera querido batirme en duelo contigo, lo habría hecho desde el principio. Para éstas alturas estarían recogiendo tu cuerpo en pequeños pedazos esparcidos por todo el maldito museo. Así que si eres lo bastante inteligente, sabrás que lo mejor para ti, es mantener la mano alejada de tu varita.

Hermione pareció dudar. De cierta forma Malfoy tenía razón. El Slytherin no se arriesgaría a hacer nada estúpido, con decenas de cámaras mágicas de seguridad por todo el lugar. Y ella tampoco pondría en riesgo la cantidad de objetos valiosos del museo por un hechizo esquivado. Y Draco era un experto en ello. Relajó un poco el cuerpo, sin embargo no bajó la guardia.

-¿A qué viniste Malfoy? –Preguntó molesta.

-No vine a verte a ti, si es lo que estás pensando- Hermione rodó los ojos- Desafortunadamente para mí, tú eres la única que puede ayudarme con cierto… Asunto. Me dijeron que eres toda un experta con respecto a la historia de… Ese tapiz.

Draco se refería al tapiz que la castaña estaba estudiando hacía meses.

-¿Por qué estás tan interesado en el tapiz Malfoy? –Hermione cruzó los brazos.

Draco volvió su mirada y su raciocinio al objeto. Al tapiz amarillento y sin terminar, que "hablaba de la fábula del Dragón" "Del nacimiento de un niño y un Dragón" – para ser exactos- y del cual se había sentido atraído, siendo apenas un crío.

-En otras circunstancias no te daría ninguna maldita explicación Granger, pero hoy me siento generoso. Me siento atraído por que es enigmático, porque multitudes de estudiosos expertos han tratado de descubrir su significado y no lo han conseguido- Hermione pareció interesarse más en su breve, pero clara explicación. -Yo mismo he hecho una disertación al respecto y he tratado de relacionarlo con los cuentos muggles del Rey Arturo y con algunas tradiciones celtas pero…

¿Malfoy estudioso de las tradiciones muggles¡¡Ver para creerlo! Esto es de antología.

-¿Pero…? –Contestó Hermione al ver la duda en los ojos de Draco.

-Pero no he tenido éxito. Lamento infinita y malditamente no saber cómo demonios terminó…-Draco lanzó un suspiro de frustración – Nadie sabe quién salió victorioso de aquella batalla entre el guerrero y el Dragón.

Hermione sonrió triunfante.

-La historia no ha terminado Malfoy... –El rubio alzó las cejas con interés- La batalla entre el hombre y el Dragón, persiste hasta nuestros días.

Draco dudó. La sabelotodo parecía decir la verdad, pero no podía saberlo, no con tal seguridad, inclusive le pareció un poco arrogante de su parte. Siempre queriendo llamar la atención.

-¿Porqué dices que aún no ha terminado Granger¿Qué sabes tú que yo no sepa?

-¿No me crees verdad?- Contestó la chica ya con un semblante más serio y hasta cierto punto oscuro.

Draco volvió acercarse lentamente a Hermione y por segunda vez, en menos de quince minutos, "las alarmas" comenzaron a sonar. Una espesa neblina comenzó a cegar la cordura de la chica, que sintió esa aura llena de masculinidad de Draco.

Los ojos grises, se encontraron con los castaños.

-Pregunté algo Granger…

Hermione sabía que debía salir inmediatamente de aquella sala O no iba a responder por sus actos.

¡Que maldita cosa tenía Draco que la estaba volviendo loca¡Qué fuerza extraña mantenía sus pies anclados en el piso, incapacitándola para desaparecer y alejarse del "peligro" llamado Draco Malfoy.

Peligro de abordarlo salvajemente y devorar esos labios tentadores ¡hasta hartarse! Y que le invitaban a pecar.

Aunque se tratara de un Malfoy.

-P-¿Porqué estás aquí?- Preguntó Hermione tratando de aparentar calma, una calma que francamente no tenía, ese rubio estaba apunto de quebrar sus defensas - No pareces el tipo de persona que guste de la historia…

Un malvado brillo apareció en los ojos plata.

-¿Quieres saber la verdad Granger?- Esta asintió ligeramente- En realidad no vine al museo a contemplar la cantidad de tesoros medievales inservibles que a ti te encantan… Estoy aquí porque vine a robar el tapiz.

Hermione estuvo a punto de soltar una carcajada ¡Malfoy no hablaba en serio! seguro quería tomarle el pelo ó… jugar con ella a…

-¿En realidad quieres apoderarte de el?

-Si, eso planeo.

-No, definitivamente no te creo… No, no y no… Personas como tú hacen sus fechorías a escondidas o mandan a alguien a hacer el trabajo sucio por ellos; no te arriesgarías a decirme semejante barbaridad si fuera verdad -Hermione se plantó justo en frente de Draco. Este le sacaba al menos unos quince centímetros.

La cercanía de Hermione, hizo que el rubio lo mirara detenidamente. El también estaba siendo presa de ciertas "cosas extrañas en su interior" y eso significaba que podría meterse en graves aprietos…

Sabía las funestas consecuencias de sus momentáneas calenturas…

¡Pero no podía quitarle la mirada de encima! Hermione tenía unos ojos endemoniadamente maravillosos… Ese color castaño cautivador y esa melena larga, rebelde y mal peinada que caía graciosa por sus hombros… ¡Sentía una imperiosa necesidad de acariciarla y deleitarse con su suavidad! Y su cuerpo… Delgado pero atractivo. ¡Cuánto la deseaba! Aunque no fuera mas que una sangre sucia impura sin categoría, aún así…

Deseaba poder besarla, abrazarla, arañarla, morderla ¡explorar hasta el más intimo rincón de su anatomía! Beber su esencia… Fundirse con ella…

¿Cómo se sentiría su piel desnuda, contra la de el?

¿Poseerla?

¡Dioses!

La impura no era su tipo de mujer, sin embargo…

Esa chiquilla tenía una manera de seducir totalmente involuntaria… ¡Su ropa era un desastre! Y a pesar de todo, le hacía verse sexy y apetecible.

¿Cómo había podido resistirse a su imperiosa necesidad de "devorarla" ahí mismo y satisfacer su curiosidad!

No lo sabía.

El nunca había sido la clase de hombre que le diera demasiada importancia a los placeres carnales, especialmente cuando la bestia dentro de el, se agitaba… Sólo había ido al museo para robar el tapiz y listo, partiría por la noche. Nunca cruzó por su mente encontrarse con su antigua rival.

Con Hermione sangre sucia Granger.

Pero… Aún faltaban horas para su retirada…

Fue entonces que se le ocurrió la más absurda de las ideas... Le dolía reconocerlo, pero necesitaba a la mujer para sus propósitos. Y no se iba a ir de la ciudad sin tener alguna respuesta afirmativa.

-Cenemos… -Soltó de pronto.

Hermione pareció sorprendida. ¿Había escuchado bien¿Malfoy la había invitado a salir? No, Draco debía estar completamente chiflado. Se estaba burlando de ella, seguro.

-N-No suelo cenar a éstas horas, estoy a dieta –Fue la absurda excusa que le dio y se golpeó mentalmente por ser tan estúpida e inexperta… Frente a un experto de la galantería y la seducción.

-¿A dieta? –Draco la repasó de pies a cabeza y Hermione se sintió desnuda ante sus ojos. –Debes estar loca. ¿O eres una…, como dicen los muggles…, anoréxica?

-¡No estoy loca y no soy una anoréxica! Contestó indignada.- Sólo quiero conservar la línea. Pero claro, esas son cosas que no te importan.- La mujer hizo el intento de irse, pero Draco no la iba a dejar ir tan fácilmente. La tomó del brazo enérgicamente.

El era persistente, ¡Y Hermione no sabía cuánto!

-He dicho que vamos a cenar y eso es justamente lo que haremos.

-¿Y quien te crees tú para darme órdenes, idiota?- Hermione soltó la presión con un manotazo. Draco parecía estar perdiendo la paciencia, aún así tenía la sartén por el mango.

-Voy a decir esto solamente una vez, y no pienso repetirlo Granger… Si quieres seguir obteniendo fondos para tus ridículas investigaciones, será mejor que dejes de comportarte como una gata salvaje y me acompañes… En éste… Mismo… Momento…

Hermione sintió como si un cubo de agua le cayera encima ¡Así que Malfoy era el patrocinador misterioso de todas las expediciones del museo!

No podía ser cierto.

Ahora sí estaba perdida. Odiaba a Malfoy como a nadie en el mundo, pero también amaba su carrera. Pero tenía orgullo y dignidad y ese orgullo era el que siempre la levantaba de las situaciones difíciles o el que la hundía más, dependiendo de las circunstancias. Había que actuar con inteligencia.

-¿Porqué demonios querrías cenar tú conmigo? -Contestó Hermione molesta. -¿Qué tengo yo de especial, para que alguien como tú, quiera gastar un poco de su valioso tiempo conmigo?

-¿Qué cosa tienes tu? –Contestó incrédulo el rubio- Simplemente mírate al espejo y encontrarás la respuesta.

La gota que derramó el vaso. ¿Qué le habría querido dar a entender?

-No estoy para juegos Malfoy… Y no creo en los espejos encantados. -Hermione intentó marcharse por segunda ocasión y dejar al rubio con su ironía, pero moviéndose con increíble rapidez- Draco le cortó el paso.

-Mira Granger- habló cortésmente (algo inusual en el) olvidemos por un momento las malditas rencillas… Te propongo una tregua.

Hermione por su parte, miró su brazo, asido fuertemente, pero a la vez con suma delicadeza. Lo miró de mala manera… De cualquier modo.

Draco tuvo que soltarla. Aún y cuando su "parte "rebelde" Le dictaba que se mantuviera firme, sin importar las consecuencias.

-¿Decías…? –Terminó por preguntar Hermione, ya que Draco parecía no decidirse.

Draco respiró profundamente, hasta cierto punto harto, peleando una lucha con el animal en su interior y que la "deseaba" de una manera desesperada. Pero pudo contenerse y le regaló una de sus sonrisas "más encantadoras y falsas" para suavizar el ambiente.

-Granger pareces ser una persona inteligente y desgraciadamente se encuentran pocas… mujeres como tú, entonces… Me gustaría platicar civilizadamente contigo de algunas cosas. Sin sarcasmos y sin peleas…

Ahí estaba, la adulación Malfoy. Nunca fallaba con las mujeres.

¿Pocas mujeres como yo Malfoy? Eso ni lo dudes rubito.

Y este pensamiento hizo feliz a Hermione, que por primera vez en la noche, sonrió.

-¡Sabes sonreír Granger! Pensé que tenías el corazón de piedra.

-Claro que puedo sonreír y no tengo el corazón de piedra.

Como otros…

-Entonces todo arreglado, es hora de irnos- Draco seguía insistiendo.

Hermione seguía con muchas dudas. Siempre había sido el tipo de mujer que debía conocer a fondo a otro individuo antes de planear "salir" Pero ese hombre que tenía enfrente rompía con todas sus reglas. Algo tenía… Algo extraño y fascinante.

-Vamos Granger no me tengas miedo… Prometo no morderte; a menos que me lo pidas.

Draco y su sentido amargo del humor.

-Juro que no soy un maniático sexual asesino… Todavía.

-¿Sabías que Azkaban están llena de sujetos que dijeron lo mismo que tú Malfoy? -Hermione se mantendría a la defensiva mientras pudiera.

-No me rebajaría a tal cosa. Créeme. Además tú no eres mi tipo.

Engreído.

Pero por extrañas cosas del destino le creyó. ¡Por los Dioses que lo hizo! Y no supo porqué. Ya no sonaban esas molestas alarmas en su interior que le dictaban "corre por tu vida"

-Está bien Malfoy. Acepto. Me arriesgaré a ir contigo. Pero no intentes pasarte de listo conmigo.

-El valor Griffyndor ante todo… Bien Granger, por mostrar valor prometo tener mis colmillos escondidos. Sígueme, es por aquí.

Las primeras cuadras fueron de silencio absoluto, solo se escuchaban sus pisadas sobre el pavimento. Caminaron algunas calles más hasta llegar a un lugar común y corriente. Llegaron a las puertas del restaurante y Draco las abrió.

El local estaba medianamente concurrido. Draco localizó a la camarera y apoderándose de su mente, le ordenó sentarlos en una mesa para dos, alejados de todo. Un lugar privado…

Y se hizo su santa voluntad.

El lugar era muy acogedor e intimo. Iluminado a media luz.

Hermione se puso tenso pues comenzó a juguetear con la carta menú. Y Draco lo notó; la chica era muy predecible, para placer del rubio.

-¿Nerviosa Granger?

Esta alzó su vista.

-Eres tan endemoniadamente perceptivo, que asustas.

Draco sonrió.

-He sido acusado de cosas peores. Créeme.

-Sería erróneo pensar lo contrario.- Draco parecía un gangster peligroso o en el peor de los casos un mortífago disfrazado de gente decente, y siendo así, la idea de robar el tapiz por parte suya, no era tan descabellada, después de todo.

-Malfoy ¿En realidad eres un ladrón? –Soltó la pregunta sin pensarla. Draco no se inmutó para sorpresa de Hermione.

-Define la palabra Ladrón- Hay varias clases de ladrón;… Ladrón de cuerpos, ladrón de almas y ladrón corazones… Por citarte algunos ejemplos.

¿Había sido una indirecta muy directa? No lo sabía, pero lo que sí, era que sus mejillas se habían puesto de un rosa subido y su reacción automática fue cubrirse el rostro con el menú.

¿Qué te pasa Hermione¡Contrólate por el amor de Dios! El tipo abre la boca y tu te tiñes de rosa por cualquier tontería, sólo falta que te escondas debajo de la mesa; cobarde…

Draco no pasó desapercibida la reacción de su acompañante. A pesar de estar sentado a escasos centímetros de una… Mestiza, lo estaba pasando bien. Molestar a Granger siempre le había producido placer.

Y el que pensó que la noche sería aburrida… Como siempre.

El era un hombre solitario, solo interactuaba con otras, cuando sus necesidades físicas se lo exigían y nunca preguntaba más allá del nombre. Nunca se relacionaba más allá de un mero contacto sexual. Y tampoco sostenía pláticas irrelevantes.

A través de la carta menú, Hermione podía sentir la mirada gris de Draco. Esa mirada caliente y devoradora sobre su persona. Pero más increíble era el hecho de que ella también quería devorarlo por completo, explorar su boca y moldear su figura imponente con sus manos.

Por suerte la camarera llegó a pedirles la orden. Momento de cambiar de plática. Y de "pensamientos lascivos"

-Estás nerviosa otra vez.

-Alucinas Malfoy.

Este volvió a sonreír. Y Hermione estuvo al punto del desmayo por segunda vez.

-Entonces dime Granger. -¿De qué vives, a qué te dedicas exactamente?

Gracias a Merlín que cambiaste de tema.

-S-soy profesora de Historia.

-¡Impresionante!- Contestó Draco con auténtico tono de burla- ¿en qué culturas te especializas?

Hermione no podía creer que el rubio estuviera interesado en su trabajo. La mayoría de los hombres que intentaban conocerle, se sentían intimidados e inclusive aburridos al enterarse de su profesión.

-Bueno, me especializo mayormente en la Britania pre-normanda.

-Hwaet we Gar-Dena in gear-dagum peod-cyninga prym gefrunon, hu da aephelingas ellen fremedon.

Lo que escuchó Hermione, le erizó hasta el bello más sensible de toda su piel. Draco había hablado en un perfecto inglés antiguo y de inmediato le tradujo.

-"Las lanzas danesas se han ido y los reyes que las dominaban tenían coraje y grandeza. Nos hemos enterado de las heroicas campañas de aquellos príncipes."

Los ojos de Draco se iluminaron.

-Conoces el Beowulf muy bien Granger.

Hermione parecía fuera de la realidad. ¡Debía estar soñando! Malfoy era una gran caja de grandes sorpresas. Lo peor del caso es que no sabía si esas sorpresas eran buenas ó malignas.

-Contéstame una cosa Malfoy.-Parecía nuevamente nerviosa- Yo; Dada mi profesión, tuve que estudiar inglés antiguo… -Pero tú, no parecer ser historiador. ¿Cómo es que…?

-No soy un vulgar historiador.- Contestó de tajo el rubio y Hermione pareció ofendida.

-Entonces ¿Por qué tienes tanto interés en ese tapiz?

-Quiero ser la persona que resuelva el misterio que hay detrás. Es todo.

-¿Ah, si? – La chica parecía incrédula- Y… ¿Qué te gustaría saber? Quizás pueda ayudarte.

Bingo, eso era precisamente lo que necesitaba. Y estaba siendo más fácil de lo que imaginaba. Pensó que sacarle información a la sangre sucia sería más difícil.

Draco iba a preguntar, pero la camarera llegó con el servicio.

-Me gustaría saber ¿quién lo hizo y porqué? de dónde surge la idea, su historia. Cómo fue que llegó al museo. No hay registros, ni archivos que indiquen cómo lo adquirieron o a quién se lo compraron.

-Eso es fácil. –Contestó Hermione después de pasar el bocado- El museo lo compró a un coleccionista anónimo por cincuenta mil dólares, en 1926. Y fue elaborado por una mujer, de nombre desconocido hasta el momento; en el siglo VII. Es la historia de ella, y su… pareja. La historia entre el bien y el mal.

El cubierto de Draco se detuvo antes de ser llevado a destino. Incluso el pedazo de comida se cayó al plato. ¡No podía ser cierto! Hermione se estaba burlando de el. Pero… Al mirarla directo a los ojos, parecía tan serena, tan sincera que "casi" podía creerle.

Pero no iba a caer. Para bromas ya tenía por ese día.

-Así que fue hecho por una mujer, pero se desconoce el nombre. Seguro…

Y yo todavía creo en el ratón alado de los dientes. Maldita Granger, se está cobrando todas las que le hice en Hogwarts. Cuánto la desprecio.

-¿No crees en nada de lo que te digo verdad?- Preguntó irritada- Simplemente contesté a tus preguntas. Eso es lo que querías. ¿O no?

-No te creo Granger ¿Tienes alguna prueba de lo que estás diciendo?

-La tengo. –Draco arqueó una ceja, incrédulo-

-Si la tienes. ¡Muéstramela !

-No puedo… Te asustarías de muerte.

¿Qué se pensaba esa maldita sangre sucia inmunda? Maldita egocéntrica. Sabía que estaba jugando y aún así una ligera llama de esperanza en su corazón deseó que no estuviera mintiendo. Con la sangre hirviendo por el enojo, regresó a su plato para tranquilizarse y no terminar estrangulándola.

Hermione hizo lo mismo.

Mientras el rubio degustaba su platillo, Hermione lo estudió bajo la tenue luz. Tenía manos grandes y callosas. De un trabajador en potencia. Pero a pesar de todo, tenía finos y refinados modales.

Todo un enigma.

-¿Y tú a qué te dedicas últimamente Malfoy¿Vas por la vida, abordando a brujas, profesoras de historia cada dos por tres e invitándoles a cenar¿Vives de tus rentas?

Seguro que sí, ahora debe ser un mago millonario y libertino. Después de todo, la fortuna Malfoy, pasó a sus manos cuando su mortífago y asesino padre fue encerrado.

Draco negó con la cabeza.

-¿Realmente quieres saber Granger¿Honestamente? -Hermione asintió sin dejar de comer.

-Verás. Me considero un hombre renacentista atrapado entre dos culturas… Soy un… caza Dragones.

No pudo contener la sonora carcajada. ¡Cielo santo! Sí que tenía un sentido del humor bastante torcido. ¡Y ella que pensó que iba a tener una noche larga y aburrida!

Draco parecía irritado. Una vena palpitaba peligrosamente por su frente.

-Siento haberme burlado Malfoy, pero es que… Es más fácil creer, que en verdad eres un ladrón de tapices antiguos, que un caza Dragones. Especialmente en ésta época, en pleno siglo XXI. ¡Por Merlín! Está bien que vivamos dentro de una comunidad mágica, donde viven cientos de criaturas terroríficas, pero no te imagino matándolos… No tienes la pinta de ser muy valiente que digamos.

Aquellos ojos grises la retaron despiadadamente.

-¿No crees en Dragones Granger?

-¡Por supuesto que si Malfoy¿No recuerdas el torneo de los tres magos? Hay cientos de ellos en Rumania y Hungría. Lo que sucede es que me desagradan absolutamente, eso es todo.

Draco tomó un sorbo de su vino espumoso. Había invitado a cenar a una estúpida mujer mestiza, que estudiaba tapices de Dragones, pero que los aborrecía y… que llevaba una camisa desabotonada que dejaba ver ese hueso de la clavícula tan sensual. Todo un caso.

Ya estaba duro de solo imaginársela completamente desnuda. Y no le había tocado, aún.

-Muy bien Granger puedes seguir burlándote de mí, me tiene sin cuidado lo que pienses. Aunque no lo quieras creer. Soy un caza Dragones.

Así que tienes ganas de juguetear Malfoy, bien pues te daré gusto, quiero ver hasta dónde llegan tus mentiras.

-Te creeré en ésta ocasión, sólo porque la cena está exquisita… Entonces, imagino que cazar Dragones es toda una escena de acción.

-Si, cada momento es impredecible.

-Aja… ¿Y… como matas a un dragón?

-Con una espada bien afilada, por supuesto.- Contestó Draco como si fuera lo más normal del mundo.

Hermione sacudió la cabeza incrédula. Pero decidió seguir con la farsa. —Sí, pero… ¿tú lo llamas, le haces salir de su escondite¿Tú vas a él?

-Algunas veces, la forma fácil es acercarse furtivamente.

-Y rezar para que no despierte ¿no? –seguía la ironía.

-Despierto es más difícil. Como te comenté en el museo, tienen un pésimo sentido del humor.

Debía reconocer que a pesar de todo, Malfoy era muy ingenioso.

Definitivamente sí estaba en un capítulo de la Dimensión desconocida.

La castaña pasó las siguientes horas platicando de cualquier cosa con Malfoy. Aunque después la alarma del reloj de Hermione sonó.

-¿Sabías que ya es media noche? Qué rápido pasó el tiempo. Desafortunadamente tengo que irme Malfoy, fue todo un placer. –Dejó la servilleta sobre la mesa, y deslizó la silla hacia atrás con toda la intención de irse –Lamento no poder quedarme más tiempo, pero después es difícil conseguir taxi y francamente no tengo deseos de caminar ni de aparecerme, estoy agotada.

Draco colocó su mano sobre su brazo para mantenerlo en la mesa. — Te llevaré a tu casa.

Hermione quería negarse, pero "algo" raro se lo impedía. Había un aura en Malfoy que era tan reconfortante y acogedora. Un Deja vú.

-E-Está bien. Puedes acompañarme.- Dijo como si estuviera bajo la influencia de algún hechizo.

Draco torció la boca. Pagó la comida dejándole a la mesera una muy buena propina. Luego la guío a través del restaurante hasta la calle. Llegaron hasta un estacionamiento que Hermione siquiera sabía que existía.

¿Viajarían en auto? Desde cuándo Malfoy era aficionado a las cosas muggles. Se suponía que los odiaba.

La chica no habló mientras se dirigían al auto, pero sentía su magnetismo, su presencia masculina en cada célula de su cuerpo.

Si bien no era una mariposa social que llevara la cuenta de cuantos "novios" había tenido después del colegio, bueno…había tenido varias salidas en su vida. Había tenido algunas relaciones y hasta un prometido (Ron Weasley) pero ninguno la había hecho sentir, como lo hacía Malfoy.

Como si él llenara una parte perdida de su alma. Algo demasiado extraño.

Cuando pararon frente al auto, Hermione dejó salir una sonora exclamación de sorpresa ¡El rubio sí que sabía viajar con estilo! Era dueño ni más ni menos que de un Lexus deportivo gris. (Que combinaba con sus ojos) y ella se sintió como un Volkswagen sedán de modelo antiguo.

Guiñando un ojo diabólicamente, Draco abrió la puerta del auto. —Si no te gusta mi vehículo, podría convertirme en un dragón y llevarte volando a hasta tu casa, pero algo me dice que protestarías.

-Si, es probable. Tú sabes, las escamas te dan picazón. Irritarían mi hermosa piel. Y me he gastado fortunas en cremas para el cuerpo. Qué quieres. No puedo resistirme.

Draco frunció el ceño. Ingresó al auto y sintió una sacudida en su cuerpo en el instante en que quedaron los dos encerrados juntos. La femenina esencia de la sangre sucia penetró en su cabeza. Granger estaba tan cerca que casi podía saborearla. Su atracción lo aturdía.

Finalmente encendió el auto y lo condujo por el centro de la ciudad, hasta llegar a un modesto hotel a las afueras.

-¿Aquí es dónde vives Granger? - Esta asintió mientras el rubio aparcaba el auto – Pensé que tendrías tu propio apartamento. Es deprimente…

Pero que se podía esperar, todo se parece a su dueño…

-No todos tenemos tu suerte Malfoy. Y el sueldo de profesora de historia que me paga el ministerio no es muy bueno, para que lo sepas. Además sólo estoy de paso, mientras termino de estudiar el tapiz.

Ambos salieron del auto.

Caminaron hacia la recepción del hotel. Pidió su llave y el rubio no se le despegó en todo el momento. Finalmente llegaron hasta la puerta de la habitación.

Hermione vaciló, mientras miraba a Malfoy y veía el fuego en sus cautivadores ojos grises.

¡El hombre era tan caliente y sexy de la manera más peligrosa!

Se preguntaba si alguna vez lo volvería a ver. Absurdo, pero así era.

-L-lo pasé realmente bien ésta noche Malfoy. No fuiste patéticamente insoportable, como siempre.

-Yo también. No fuiste patéticamente Griffyndor sabelotodo.

-Bueno, Adiós…

Intentó cerrar la puerta, pero Draco había puesto un pie en el marco de la puerta.

-Olvidé algo importante Granger…

Inesperadamente Draco pegó su boca contra la de Hermione. Draco gruñó al sentirla cerca de su cuerpo, la aferró con fuerza ¡Ardía en deseos de poseerla!

Hermione deslizó sus manos por la nuca de Draco y lo atrajo con mayor posesión, hasta que sus lenguas se encontraron y comenzaron una danza de dominación y sumisión. Con los ojos cerrados comenzó a dejarse llevar hacia el éxtasis de la pasión. A olvidarse completamente de todo.

Hermione sabía a miel, a fruta fresca salvaje.

Tómala.

Gruñó el animal dentro de Draco.

El animal la deseaba y también la parte humana. Estaba atrapado. Tan apretado contra su pecho que podía sentir su corazón latiendo contra el otro. En lo único que podía pensar era en desnudarla y mirar si su cuerpo era tan espectacular como se sentía. Su boca cambió de lugar, ahora devoraba el frágil cuello.

Hermione entonces pareció reaccionar y apartarlo, pero Draco volvió a capturar su boca y a profundizar el beso. En el fondo ella deseaba lo mismo, contra toda razón y cordura, deseaba perderse bajo el peso del cuerpo de Draco, sentirse Poseída, Estrujada por el embate de esos poderosos brazos.

¡Nunca en la vida había hecho y sentido algo como aquello!

Ni una sola vez…

Después de algunos minutos ambos se separaron, recuperando el control de sus respiraciones. Sobre todo el rubio que nunca había utilizado "su poder" para cautivar a una mujer. Le estaba negado interferir contra la voluntad humana. A menos que fuera un caso de vida o muerte. Pero si Granger lo hubiera rechazado esa noche, indudablemente habría roto la regla.

Pero pasó todo lo contrario.

Hermione aceptó sus caricias con mucho fervor. Mas de lo que le hubiera esperado.

Draco probó los labios de Hermione una vez más. Nada en esa habitación tenía sentido para ninguno de los dos. La castaña aferraba a Draco mientras buscaba una explicación del porqué lo había dejado entrar a su habitación. Por qué "ella" le iba a hacer el amor a Draco. Y no al revés…

A un hombre al cual odiaba…. A un hombre que seguramente no volvería a ver otra vez.

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Continuará

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Ahora el breviario cultural:

Beowulf: Poema épico que data del siglo VIII; es el escrito más antiguo encontrado en inglés.

No leemos en la próxima.

Con muchas novedades. Yo sé los que les digo.

Hasta pronto.

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