Los personajes no me pertenecen, únicamente a Rumiko Takahashi.
||Bajo el techo del Enemigo||
Argumento: El se había jurado a si mismo que no volvería a amar. Ella juro jamás volver a confiar en un hombre. Pero, por jugarretas del destino, ambos tendrán que acostumbrarse a su nueva vida, Bajo el techo del enemigo.
01 – Un nuevo trabajo.
El amanecer dio su aparición en la ciudad de Tokio. Un joven de cabelleras plateadas se encontraba durmiendo plácidamente, disfrutando de la comodidad de su colchón y del ventilador frente a su rostro. Todo parecía ser perfecto para su día de descanso del trabajo, aunque en realidad no podía ser así. Un niño de 6 años entro corriendo a la habitación, y se subió a la cama del joven, sacudiéndole con fuerza.
_ Papa… vamos, es el ultimo día de clases – el hombre bostezo, y se sentó perezosamente en la cama, tomando al niño entre sus brazos. El pequeño ya llevaba puesto su uniforme de la escuela, lo cual era impresionante teniendo en cuenta la edad que tenia. Le acaricio la cabeza y se levanto.
_ Bien Shippo. Espérame en la cocina, enseguida iré a hacerte de desayunar – sonriéndole tiernamente. El niño asintió y salió corriendo de la habitación. El joven alzo su cama, y se vistió cómodamente con unos jeans negros y una camiseta manga larga blanca, con orillas azules, para luego recoger su cabello en una coleta.
El nombre de aquel joven era InuYasha Taisho, de 22 años. Físicamente era alto, y de piel bronceada. Su cabello era del color de la plata, que llegaba hasta sus hombros, aunque lo que más llamaba la atención del chico eran sus penetrantes ojos dorados. Su hijo, el pequeño Shippo Taisho, era un niño de hermosos ojos verdes y cabellera entre castaña y rojiza, rasgo heredado de su madre. Aunque había sido padre a muy temprana edad, nunca se dio por vencido, por lo cual estudiaba y trabajaba mientras el niño era cuidado por su abuela. Ahora finalmente, el había conseguido un muy buen puesto como diseñador grafico, y había podido comprar su propio departamento, para tener al niño con él. Como trabajaba en las mañanas, no tenía problemas para cuidar al niño.
Una vez listo, salió de su habitación y encontró a su hijo sentado en la mesa, esperando el desayuno mientras jugaba con un robot de juguete. Sonrió, no podía imaginarse su vida sin aquel pequeño corriendo por toda la casa. Camino a la cocina, y saco del refrigerador una bolita de chorizo, un par de huevos y dos piezas de pan blanco. Luego de largo rato tenia preparados dos lonches de huevo con chorizo, y le había entregado uno a su hijo, dispuesto a comer el otro.
_ ¿Saldremos de vacaciones este año? – pregunto Shippo entusiasmado. Todos los veranos, ellos salían junto a toda la familia Taisho de viaje a la playa, y regresaban después de dos semanas. Mas sin embargo, el ya había conseguido un buen trabajo y faltar a el únicamente terminaría echándole a perder todo. Negó con la cabeza.
_ Este año no podremos salir de viaje – dijo. El niño asintió sin ningún problema, y siguió comiendo su desayuno.
_ Pero te prometo que te llevare a pasear cada fin de semana – Dándole un mordisco al lonche en sus manos. Una vez terminaron de desayunar, InuYasha lavo lo que había utilizado, mientras el pequeño corría a su habitación por su mochila. Al terminar aquello, salieron del departamento, y se subieron a la moto del joven, dirigiéndose a la escuela primaria. Una vez dejo al niño, decidió ir a buscar a su amigo. Llego a un café, y entro tranquilamente, encontrándose con él en la entrada.
_ Vaya InuYasha, es la primera vez que me visitas en el trabajo – dijo aquel hombre.
_ No te hagas Ilusiones Miroku, necesito hablar contigo.
Miroku era un hombre de la misma edad que InuYasha, de cabellera negra y ojos azules. Era el dueño del café en el que se encontraban en esos instantes, así que casi siempre se encontraba en ese lugar. El joven asintió, y le permitió pasar a la zona de empleados, sentándose en una mesita que había ahí.
_ ¿Quieres un café? – pregunto. InuYasha negó con la cabeza. Permanecieron unos instantes mirando hacia la salida del local, viendo a la gente pasar. Aun era temprano por lo cual era casi imposible que llegara algún cliente, y los empleados aun no habían llegado.
_ ¿Conseguiste la información que te pedí?
El joven asintió y se dirigió hasta donde estaba la caja registradora, sacando de debajo una carpeta azul con una foto en frente. La foto mostraba a una persona, difícil de decir si era hombre o mujer, pues llevaba el cabello corto y unos enormes lentes de lectura, vistiendo un suéter café con capucha. Mas sin embargo, su rostro parecía el de una mujer… o más bien un hombre demasiado joven.
_ ¿Quién es él? – pregunto.
_ Querrás decir ella – corrigió el oji azul, dejando al albino sorprendido.- Su nombre es Kagome Higurashi. Sé que me dijiste que querías contratar un hombre para ese trabajo, mas sin embargo ella es bastante buena con los niños, y necesita realmente el trabajo. Además, ella no tiene interés alguno en los hombres, por lo cual no te meterás en ningún problema.
El joven abrió la carpeta, leyendo los papeles que llevaba dentro. A juzgar por la información de la carpeta, y la que su amigo le había dado, parecía ser alguien que llevaría su trabajo a la perfección, sin ninguna queja.
_ Entonces llámala. Que venga aquí en este instante.
_ No es necesario, ella viene en camino. Pero creo que tardara un poco. Veras, ella es la hermana de Bankotsu…
_ No es necesario que lo digas, su nombre lo delata.
_ Y además, se encontraba en Kioto. Según tengo entendido, desde ayer salió de su casa. Como viene en camión, es posible que este aquí hasta la tarde.
_ Llámala de todas formas. Necesito saber si realmente llegara para hoy.
Miroku asintió y se dirigió al teléfono, mientras el reconsideraba aquello. No quería tener a una mujer en su departamento, aunque se tratasen de unas pocas horas… pues no quería pasar por lo mismo dos veces. Se había enamorado profundamente de una hermosa mujer de cabellos castaños rojizos, y ella había quedado embarazada. Al dar a luz al pequeño, se lo entrego al joven y los abandono sin decir nada. Eso había pasado cuando InuYasha tenía quince años. Aunque en veces se arrepentía de haberse acostado con ella, al momento de tener al niño en sus brazos había preferido olvidarse casi por completo de ella, y dedicarse a su hijo, prometiendo que no se enamoraría, que entregaría su vida por completo a aquel niño, sin necesidad de una mujer. Había comenzado a trabajar mientras estudiaba una carrera técnica junto a la preparatoria, y al terminar esta… comenzó a trabajar de diseñador grafico. Más, sin embargo, ahora que su hijo salía de vacaciones, había tenido que buscar como loco alguna persona que se hiciera cargo de él mientras trabajaba.
_ Es misterioso. Dice que ya se encuentra aquí en Tokio. Le he dicho que venga al café… así que no debe de tardar.
Luego de esperar una hora, aquella mujer arribo al café, dejando sorprendido al albino. En la fotografía se veía aun más femenina de lo que estaba la persona que había entrado, y eso que estaba vestida de hombre. Llevaba puesto una camiseta floja con capucha de color blanca, y un short masculino de color negro. La capucha estaba sobre su cabeza, cubriendo casi todo su cabello, asiendo parecer que estaba corto. Sus enormes ojos chocolates eran cubiertos por un par de enormes lentes de armazón azul, y llevaba unas sandalias negras. Traía en sus brazos una maleta rosa con colgantes en forma de estrellas, conejos y dangos.
_ Un gusto. Mi nombre es Kagome Higurashi – dijo la joven, sonriendo tiernamente, y finalmente dejando salir su lado femenino. Al ver aquella sonrisa, dejo de lado la idea de que parecía un hombre.
No podía creer que se encontrara en aquella ciudad. Hasta hace poco, había estado en Tokio, viviendo en un pequeño departamento de bajo costo, con pocos muebles y ropa masculina, hasta que recibió una llamada de su hermano, Bankotsu Higurashi, diciéndole que le tenía un trabajo en Tokio, como niñera. Había estado tan emocionada que se había puesto lo primero y más cómodo que encontró, y había hecho una maleta con la poca ropa que tenia. Al llegar a Tokio, recibió una llamada del uno de los amigos de Bankotsu, un joven de nombre Miroku, diciéndole que la necesitaba en el café "sengoku" para que hablara de negocios con su posible jefe, y había tomado un camión a su destino. Ahora, estaba en el lugar, siendo examinada por el oji azul y un joven de cabellos dorados.
_ Dime… ¿es verdad que tienes experiencia en niños?
Ella asintió.
_ Hasta hace poco, cuidaba de un par de niños que llevaban a mi casa. Aprendí con ellos, puedo siempre y cuando no sean bebes.
_ Y… ¿te gusta convivir con ellos?
Ella asintió nuevamente, esta vez con una enorme sonrisa de lado a lado.
_ Por supuesto. Los adoro, los niños son mi vida.
Siguieron entrevistando a la chica, logrando convencer finalmente al peli plateado. Ella parecía ser una buena mujer, y tenía una actitud maternal que fácilmente le permitiría convivir con niños, aunque no fuesen de ella. Un sonido en la habitación hizo alarmar a todos. Era una canción del tipo metal rock bastante sonora. La chica saco su celular de su bolsillo, que era de donde provenía la canción, y contesto el teléfono. Su sonrisa se esfumo por completo unos instantes después, y miro apenada a Miroku.
_ Joven Miroku…
_ Dime – le dijo sonriendo. El ya conocía a aquella joven desde tiempo atrás, pues en varias ocasiones había estado en casa de Bankotsu mientras ella estaba de visita. Había sido uno de los pocos que la había visto en apariencia femenina, mas sin embargo si le decía a InuYasha, sabía que terminaría rechazando que ella trabajara con él.
_ Mi hermano me ha dicho que le preguntara si me permite permanecer en su casa – dijo bastante apenada. El joven le había llamado diciendo que tendría que salir de Tokio y no podría hacerse cargo de ella. InuYasha miro a la joven realmente sorprendido… ¿le estaba preguntando eso a aquel pervertido?, ¿Acaso no sabía en qué lio se estaba metiendo?
_ NO – dijo InuYasha, intentando evitar que ella terminara metida en problemas.- No te gustara ir a casa de este pervertido. Vendrás conmigo…
No había pensado en lo que estaba diciendo, simplemente quería evitarle a ella pasar un mal rato. Una vez analizo lo que había dicho, se reprimió internamente. El no quería tener a una mujer viviendo en su casa, mas sin embargo tampoco podía permitirle quedarse con él. A juzgar por el hecho de que preguntara aquello, era porque no tenía dinero para un hotel o un apartamento, y tampoco podía dejarla en la calle. Ella se alejo un poco, al parecer asustada.
_ ¿Cómo se que el pervertido no es usted? – se sorprendió realmente por aquel comportamiento. A pesar de haber aceptado trabajar con él, parecía tenerle miedo por alguna razón. Aunque, no sabía porque confiaba más en su amigo el pervertido si ya lo conocía, y por ende debería saber su actitud.
_ Por eso detesto a las mujeres – fríamente. Miroku miro a la chica, esperando que no se enojara por su actitud, pero en lugar de eso se alejo un poco más, con una mirada tímida y desconfiada.
_ Yo creo que si es mejor que se vaya con InuYasha. El tiene una habitación extra en su departamento, y yo no tengo nada. Además de que es muy peligrosa la zona en la que vivo.
Mintiendo. Mas sin embargo, no quería meterse en problemas con la joven si llegaba a la casa acompañado de su novia… siendo que siempre que pasaba eso, hacían cosas que podrían asustar o hacer enojar a Kagome. Ella miro nuevamente de pies a cabeza al albino. Los únicos tres hombres que tenían su confianza eran sus hermanos Sota y Bankotsu, y Miroku, pues había convivido con el tiempo atrás. Si él decía confiar en InuYasha, ella no tendría nada más que hacerlo. Respiro hondo, y termino asintiendo.
_ Bien… iré con usted.
Que les parece. Este es un fanfic que se me ocurrió de repente mientras veía Ouran host club por tercera vez… jejeje… aunque termine creando una historia completamente diferente a aquel anime. Espero les guste n.n
Akane Kirana Taisho Higurashi.
16 / 06 / 12
