Mientras una terrible crisis congela mis otras historias, aquí vuelvo con dos nuevos intentos de recuperar mi inspiración. Espero que os guste esta historia, y el que la siga o no dependerá mucho de la acogida que tenga. Así que aquí os dejo con el prólogo. Leed!!!

1. Prólogo

Al cerrarse tras ella la puerta del baño, fue como si un enorme peso se le quitase de encima. La música, que antes hacía vibrar su estómago con violencia, ahora era solo un eco, y la falsa y triste euforia que una copa había producido en su mente ahora se disipaba como una aspirina se disuelve en un vaso de agua. El enorme espejo y la muy agradecida luz le permitieron observar su decadente estado. Para empezar, asistir a la boda de Harry y Luna no era el sueño de su vida. De hecho, desde que ellos estaban juntos se habían distanciado mucho y no sabía siquiera por qué estaba invitada. Después de una ceremonia de tarde, había habido un gran banquete, y nadie había recordado su alergia al azafrán, con lo cual la ensalada (que no sabía por qué coño llevaba azafrán una ensalada) hizo trizas su estómago. Después, se habían ido de copas. Llevaba seis horas seguidas bailando y no había logrado hacer ni un solo contacto con nadie (mientras Ron se atacaba a los nervios por las fichas que le estaban metiendo a Hermione). El ligero maquillaje se estaba empezando a quitar, quedando en un estado penoso. Unas sombras moradas hacían acto de presencia bajo sus ojos, tenía los pies molidos, sus labios empezaban a agrietarse, tenía el vestido arrugado y carreras en las medias. Cansadamente, se dispuso a quitarse las medias, al tiempo que proporcionaba a sus pies un mini-masaje que los mantuviese contentos unos cinco segundos. . .

-¿Se puede saber qué haces desnudándote en un baño de tíos, Weasley? – preguntó una voz masculina, al tiempo que un imponente rubio salía de uno de los retretes.

Ella se quedó perpleja. "Que qué???".

-No sé si habrás visto una mujer desnuda alguna vez, pero te aseguro que yo no lo estoy, idiota. – la pelirroja arrancó sus medias de un tirón, y se calzó los tacones asesinos. –Pero esto es el baño de mujeres.

-Es el de hombres. ¿no te fijaste al entrar? Otra tan cegata como Potter!!!

Ponerse roja e irse corriendo siempre era la peor solución a todo (por eso no era ella la que se casaba hoy), así que decidió acabar lo que tenía que hacer e intentó alisarse el vestido (sin demasiado éxito).

-Weasley, ¿te vas a largar? – preguntó él, con cierto deje de superioridad.

-No. – gruñó ella escuetamente, mientras se lavaba la cara.

-¿Es que no te das cuenta que estás en el baño de hombres, niñata tonta? – dijo él, pasándose la mano por el pelo y arreglándose el nudo de la corbata.

-Ahora que ya estoy dentro, no voy a salir. Pero vamos, ni que nunca hubiese visto un tío. ¿Quién te crees qué eres para llamarme niñata, pedazo de gilipollas? – continuó.

-Weasley tenías que ser. . . – murmuró él. – Al final va a resultar que te voy a tener que echar a patadas.

Entonces ella cayó en la cuenta de quién era ese tío tan borde.

-¿Malfoy? – qué mierda hacía Malfoy allí??? – Creí que eras demasiado diplomático para mancharte la ropa. . . – continuó.

Ya había bajado la guardia demasiado rato. No pensaba dejar que aquel cabrón (sin pintas) la echase de ningún sitio, y mucho menos que le diese patadas. Sabía que el comentario acerca de su "diplomacia" para "no mancharse" le iba a joder mucho. Durante el último año de guerra contra el Señor Oscuro, Malfoy se había vuelto "bueno" (en su opinión, se había asustado y se había pasado al bando de los vencedores como un vulgar chaquetero. De hecho, el que continuase siendo un capullo solo corroboraba sus pensamientos) y había colaborado con Dumbledore. Aunque lo había hecho siempre a la sombra, siempre oculto. La información que pasaba era útil, okay, pero ni siquiera le había costado un mínimo esfuerzo conseguirla, y además nunca había colaborado personalmente en nada. Aunque tal vez fuese por su "colaboración" que estaba invitado al "super-evento". Él pareció turbado unos instantes, pero no le duró mucho.

-Mira Weasley, en serio te lo digo, sal de aquí. – puso cara de niño bueno – No me gustaría que nadie al verte se muriese del susto.

-Odias la competencia, ¿cierto? – comentó ella, saliendo del baño y mirando la cara que se le quedaba a Malfoy. "Probablemente no lo ha pillado".

"Pues va a ser que la nenita sabe contestar" – se dijo él. El chico se observó una vez más en el espejo. Estaba perfecto. Aquellos espejos podían sentirse orgullosos de haber reflejado la imagen de Draco Malfoy. Miró la puerta por la que se había marchado la pelirroja. Aquella noche, ligaba. Salió del baño (dejando tras sí una puerta donde claramente ponía "damas"). Recorrió la sala con la mirada. Aquella melena color fuego era inconfundible. Estaba sentada en una mesa próxima al espacio despejado para el baile, bebiendo algo de color parduzco (a su juicio, ron y cocacola). La idea de liarse con una Weasley no era agradable. Es más, resultaba patética. Pero la verdad es que aquella niña-fiera, además de tener carácter (lo cual tornaba el reto más interesante), tenía bastante mala leche (menos mal que una de las invitadas de Potter se salvaba de ser un repollo con lazos) y unas piernas estupendas (por mucho que costase reconocerlo). Al notar que un peso se dejaba caer a su lado sutilmente (aunque no lo suficiente), Ginny buscó al dueño de dicho peso.

-Joder, - se quejó – tú otra vez.

-¿Crees que me agrada estar sentado a tu lado? – preguntó él.

-Nadie diría que te desagrada, ¿sabes? Hay más sitios. . .

-Tampoco es que me desagrade. Más bien ni me va ni me viene. . .

-¡Wow! ¡Qué cambios! – exclamó ella, acabándose la bebida y empezando otra - ¿debo sentirme halagada?

-La palabra es orgullosa. – replicó el rubio.

-Orgullosa ya me sentía antes de que tu reaparecieses, majo. – la pecosa sacudió su melena.

-Tú me contarás de qué. . . – medio cubata de Ginny desapareció de un trago.

-De no ser tú, por ejemplo. . .

Una suave melodía interrumpió la conversación. Las luces se apagaron. Ginny bebió otro sorbo. Draco consideró que él ya había bebido bastante, no obstante abrió una cerveza que descansaba frente a él. Un enorme foco apuntó a una pareja que había en el centro de la pista. La pareja comenzó a bailar con gracia el famoso "Danubio Azul". Con otra sacudida de melena, la pelirroja bebió otro sorbo, mientras miraba hacia otro lado. Una breve sensación de nausea recorrió su cuerpo, lo que provocó que mirase con aversión la bebida que tomaba (otra como la anterior), decidiendo que era lógico que una cosa de ese color no estuviese buena.

-¡Qué asco! – comentó.

El rubio aún miraba a la pareja, también con cara de repugnancia.

-Estamos de acuerdo en algo, entonces. ¿Nos vamos de aquí?

Ella miró de reojo a la parejita. "¿es que acaso van a notar mi ausencia?" – se dijo – "en cualquier caso, no tengo nada que ver con ninguno de los dos, así que realmente no hay razones para que yo esté aquí."

-Vamos. – contestó ella.

Los dos salieron del pub donde estaban. Pavarti Patil miró su vodka asustada. "Primero Malfoy sale del baño de mujeres, y después se marcha con una Weasley. Juntos y solos." – pensó con cara de alucinada. Inmediatamente hechizó el vodka hasta la mesa más lejana. "Parv, ya has bebido suficiente".

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Ya sabéis, os guste o no, los reviews son inquebrantables. Cobro un review por capítulo leído, chics. Ya sé, ya sé que si me beneficio usando sus personajes, Rowling me puede denunciar. Pero, entre nosotros, de verdad creeis que Rowling se enterará algún día de que yo he escrito esto?