Holaaaa! ¡Aquí me tienen con una nueva historia! No se preocupen, la otra historia la pienso seguir, pero en mi cabecita esta este nuevo relato que me parece de lo más divertido escribir.

Aclaraciones:

Es pos-Hogwarts, pos-guerra.

Hago como que el The Cursed Child no se hubiera escrito, pero al mismo tiempo tomo alguna que otra idea de allí… espero sepan distinguir.

Es Dramione… aunque Ron es algo adorable no me interesa el Romione, el Romione lo escribió Rowling, y es de ella, punto.

Tomo ideas de Criaturas Mágicas y donde encontrarlas, ya verán; y,

Aquí el Harry adulto que describo es mi idea de mi héroe de la infancia, sin faltarle el respeto a los que les gusto The Cursed Child y al genio de J.K. Rowling; el Harry desconfiado, severo y casi tonto, diría yo, que describe casi me decepciona si no fuera por el final. Para mí, Harry es una persona que está más allá de los prejuicios y que tiene el corazón tan valiente como para perdonar y dar nuevas oportunidades. Los días en que era desconfiado con los Slytherin se quedó en su adolescencia y ahora que trabaja en el mundo real de los adultos y convive día a día con gente de diferentes casas tiene una visión mas profunda de la vida.

¡Espero les guste y dejen Review! ¡Que son la madera que mantiene encendida la hoguera de todo escritor de fanfic!

Por ahora ningún personaje me pertenece son de J.K. Rowling

Capítulo 1: Ojos que no ven…

En London Gateway, desembarcaban los cargamentos de todas partes del mundo, donde llegaba desde comida hasta electrodomésticos. Jeff, el encargado de los gancheros de las grúas que bajaban los contenedores miraba con júbilo que faltaba poco para terminar. Ese día tenía un juego de Póker y un par de cervezas pendiente con sus amigos, su esposa le había dado el permiso después de varias semanas comportándose bien y estaba ansioso de irse.

_ ¡Es el ultimo Dave! _ grito al ganchero que movía las palancas suavemente para que el gancho se retraiga y suspendiera el contenedor en el aire. Los encargados de hacer señas con sus banderines naranjas señalaban las direcciones correctamente y los cables de la grúa ya estaban comenzando a ceder para que el contenedor llegara al suelo. Pero una leve sacudida llamo la atención de Jeff. _ ¡Dave! ¡Cuida el extremo derecho se está inclinando! _

_ ¡No soy yo Jeff!_ veía como el hombre dentro de la cabina de la grúa trataba de sostener la palanca para no dejar ceder la carga. Sin embargo, no basto con eso. El contenedor se sacudió una y otra vez, haciendo que la grúa se balanceara violentamente y callera de costado.

_ ¡Dave! _ grito, y viendo que salió ileso respiro tranquilo. _ ¡Qué demonios, muchacho! ¡Presta atención! _

¡BOOM!

Las paredes del contenedor reventaron y lo que parecía una ráfaga de viento acelerado se dirigió a ellos, las grúas y demás contenedores. El suelo parecía temblar y las plataformas de concretos comenzaron a ceder, haciendo que el mar tragara todo lo que había allí, edificios y personas. Luego de lo que parecía ser el sonido de un trueno, la tierra se agrieto y hubo un profundo silencio, seguido del insistente sonido de la alarma de emergencias.

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_ Sra. Granger _ Hermione levanto la mirada de sus papeles, Eugene, su secretario, la miraba desde la puerta, llevaba algunas carpetas en las manos. _ Aquí tiene lo que me pidió… son los expedientes acerca de los nuevos empleados. _

_ Gracias Eugene..._

_ Ah… su esposo llamo, pregunta si va a llegar para la cena. _

_ Oh… envíale un mensaje diciendo que estoy demasiado atrasada, que no me espere… gracias. _ su secretario asintió inmediatamente y se marchó a paso acelerado.

Hermione sintió un malestar en su estómago, no recordaba la última vez que ceno con Ronald. Un gran incidente que habría ocurrido con una criatura ilegal en el centro de Londres había movilizado la oficina, ya que inmediatamente empezaron a llegar cuestionamientos de los países relacionados a Inglaterra, gran cantidad de denuncias y documentos llenaban su escritorio. Múltiples memorandos rodeaban alrededor de su cabeza sin poder poner atención a todos.

Alguien toco a su puerta de nuevo, hastiada miro hacia la entrada.

_ ¿Cómo estas, jefa? _ pregunto un Harry sonriente, pero con grandes ojeras en sus ojos.

_ ¿Sabes que técnicamente soy tu superior verdad? _ sonrió la castaña a su amigo mientras firmaba el ultimo papel de una de las pilas de documentos.

_ Bueno… prefiero responder a ti…_ dijo encogiéndose los hombros.

_ Bueno… es algo difícil de hacer ya que el Ministro de magia es técnicamente el jefe de todos…_

_ Kingsley está muy estresado con lo que paso… la Cámara europea de Magia está muy insistentes con las regulaciones en las fronteras. El personal en la Oficina de Aurores no dan abasto para controlar a fronteras como ellos lo están pidiendo. ¿Te llegaron los archivos que te mande? _

_ Si… todavía no los he ojeado… discúlpame. Los documentos de las nuevas regulaciones me tuvieron toda la semana sin ir a mi casa. _

_ ¿Has estado toda la semana aquí? _

_ No… duermo en casa de tanto en tanto. _

_ ¿De tanto en tanto? _

_ Si… tengo suerte de que los niños ya estén en Hogwarts, de esa forma no tengo que preocuparme por tener todo en orden en casa. _

El pelinegro la miro algo sorprendido, podía notar las grandes ojeras de su amiga y que llevaba el mismo traje gris de hace tres días. Debía preguntar.

_ ¿Cómo va todo con Ron? _

_ Bien…_ dijo mientras corregía con un bolígrafo muggle un documento_ Martha es genial archivando, pero tiene horrores en cuanto terminología legal… debo rehacer este documento. _ la castaña tomo su varita ante la mirada de su amigo y con un movimiento el documento con correcciones se convirtió en un avioncito de papel y salió rápidamente por la puerta de la oficina.

Harry se sacó los lentes y se apretó el puente de la nariz, como si eso pudiera darle las palabras adecuadas para hablar con su amiga.

_ ¿Cuándo fue la última vez que lo viste? _ pregunto colocándose nuevamente sus lentes tan característicos.

Hermione lo miro suspicaz, sabia a donde llevaba esa charla, y le molestaba mucho, porque conocía el resultado, el pelinegro tendría razón. Por eso mismo, dejando uno de los documentos de lado lo miro a los verdes ojos.

_ ¿Despierto o dormido? _

_ Oh… Hermione…_ Harry hizo una mueca de exasperación poniendo los ojos en blanco.

_ Lo sé, lo sé, soy una horrible esposa… pero no puedo hacer más. Este trabajo es muy esclavizante.

_ Es esclavizante por que no dejas que nadie te ayude…_

_ No es verdad… lo tengo a Eugene_

_ ¡El chico no da abasto! Lo vi hace dos días con el mismo traje… ¡y tu hace tres! No creo siquiera que haya ido a su casa el pobre chico… Además, no entiendo siendo la Jefa del Departamento de Seguridad Mágica tienes que estar corrigiendo documentos legales de esta dimensión…_

_ Son documentos muy importantes…_

_ Ahhh ya lo creo… mira_ dijo tomando uno de ellos, miro como las correcciones con tinta llenaban la hoja_ es de gran importancia que leas y corrijas el protocolo de regulación de exportación de calcetines. _

_ Oye… sabes que es de importancia sabiéndose venir el invierno…_ dijo seriamente mientras lo apuntaba con el bolígrafo.

Harry la miro como si estuviera loca.

_ Basta Hermione ve a casa habla con Ron… a estado extraño últimamente. _

Hermione lo cuestiono con la mirada.

_ ¿Qué le ocurrió? _ pregunto preocupada.

_ Lo sabrías si fueras a tu casa…_ el pelinegro suspiro_ hace dos días fue su aniversario…_

Hermione lo miro con los ojos bien abiertos… su rostro comenzó acalorarse y sintió como se le deposito un nudo en su estómago. Busco en un cajón de su escritorio hasta encontrar el calendario. Estaba en lo cierto. Mierda.

_ Mira Hermione… son mis amigos, los quiero como hermanos. Pero estoy algo agotado de ser consejero matrimonial… La última vez que paso algo parecido tuve a Ronald en mi casa por un mes. _

_ No sé a qué quieres llegar Harry…_

_ Solo… trata de comprenderlo. _ dijo el levantándose, se dirigió a la puerta. _ Ah… y te recomiendo que leas uno de los memorandos que te mande esta mañana_ señalando el pequeño avión de papel rojo que revoloteaba sobre su cabeza. _ Mañana me dirás que piensas… Ve a tu casa Hermione… Yo iré a la mía a besar a mi esposa. _

Hermione tomo el papel, en el margen izquierdo se encontraba el sello perteneciente a la Oficina de Aurores donde Harry era jefe, era el cargo ejecutivo más alto dentro de ese departamento. Hermione se había reído al escuchar a Harry rechazando el puesto que ella luego acepto. "Lo administrativo no es lo mío… odio los papeles y sellos" Leyó el memorando y frunció el ceño, en el, Harry pedía autorización de transferir a un empleado temporalmente, para un caso específico, del Departamento de Cooperación Mágica Internacional, y cuando leyó el nombre no se sintió nada cómoda: Draco Malfoy.

Tomo una gran bocanada de aire, dejando el memorando en su escritorio, después hablaría con su amigo detenidamente. Estirándose en su silla, vio por la entrada de su oficina a su secretario cabeceando en su escritorio, con una pluma en su mano y una taza de café en la otra. Se sentía muy mal.

Observo con penuria su bandeja de pendientes, era real lo que había dicho su amigo, no tenía nada urgente allí. La situación de emergencia en el Ministerio no estaba resuelta, pero se había actuado con rapidez y todo lo que se podría hacer de forma inmediata ya se había hecho. Bastaba esperar a que las autoridades internacionales mágicas y muggles bajaran las ordenes. Todos los pendientes que tenía eran algo que no necesitaba de ella de forma urgente.

Se levantó de su escritorio, tomo algunos archivos y se puso su abrigo liviano.

_ Eugene…_ llamo al joven castaño que se había dormido en su escritorio, este último abrió grandes sus ojos y lo miro nervioso. Ella le sonrió con amabilidad, ese joven trabajaba arduo y ella se lo agradecía. _ Ve a casa… ambos debemos descansar. Dejare esto en el escritorio de Martha… Para que los revise ella. _ Eugene no refuto nada y dedicándole una sonrisa agotada se dispuso a acomodar su escritorio para irse.

Hermione se despidió con un gesto de su mano diciendo un "Buen trabajo Eugene", y miro su reloj, eran las siete y cuarto, si iba por la red flu llegaría a tiempo de cenar.

Su oficina quedaba contigua a la Oficina de Aurores, pasaba por la puerta todos los días mirando hacia dentro si encontraba a su amigo de cabello oscuro.

_ ¡Adiós, Sam! _ saludo mientras iba apresurada hacia el gran salón, el auror que estaba de guardia en el escritorio de recepción la saludo con la mano, era joven y por eso mismo estaba allí, en caso de que algún arresto se hiciera a altas horas de la noche lo recibiría y llamaría a los detectives que se encargarían de interrogarlo y hacer los respectivos informes. A Harry le caía bien, pero era muy severo con él, ya que el chico por mas empeño que ponía no parecía ser apto para la investigación.

Cuando llego al gran salón observó como los elfos domésticos se encontraban limpiando, Hermione hizo una mueca, sus estudios se basaron efusivamente en proteger a esas criaturas y a pesar de que logro que el consejo de magia le había dado varios derechos que antes carecían como la buena alimentación y salud como responsabilidad de sus "dueños" no había logrado que fuera ilegal su esclavización. La mente de los magos seguía muy cerrada y la de varios elfos también, la mitad de los elfos domésticos ni siquiera se le acercaban a ella cuando quería hablarles por miedo a que los liberaran en forma de castigo.

Llegando a las grandes chimeneas de mármol negro tomo el polvo con su mano y entrando en ella, los lanzo diciendo "The Gold House". Apareció en la gran chimenea que adornaba un gran salón de porcelanato color arena, un gran mostrador de madera se encontraba junto al gran salón sin ventanas iluminado por grandes faroles suspendidos en el aire sin necesidad de cableado. En el mostrador, un hombre de mediana edad leía el diario despreocupadamente, los grandes ojos oscuros se levantaron a mirarlo mientras dejaba el diario de lado.

_ Sra. Wesley, bienvenida. _

_ Hola Adams… Mi apellido es Granger… conserve mi apellido de soltera al casarme _

_ Lo siento. _

_ Es un error entendible, no te preocupes… ¿Mi esposo paso a buscar el correo? _

Si, era una mujer controladora, y aun casada por tanto tiempo, no creía que su marido pudiera ser lo suficientemente organizado como para recordar que en el centro del Gran Londres donde se encontraba ese edificio, aparentemente abandonado para los muggles, el correo no llegaba con lechuzas sino en forma de cartas por una red parecía a la red flu.

_ De todas maneras no tiene cartas señora Granger… Y el señor Wesley no ha llegado todavía desde la mañana. _ Hermione se extrañó un poco, ya que Ron se había tomado el trabajo de llamarla por si iría a cenar.

_ Oh… Gracias Adams. _ saludo, mientras el hombre saludo con un "Que descanse Sra. Granger" ella se subía al ascensor color dorado, donde un joven que parecía recién haber cumplido la mayoría de edad la saludaba de la misma manera manipulando la palanca hacia el piso que era su casa. Hermione le sonrió y entró al piso que era su casa.

Agotada se sacó los zapatos y trato de divisar si se encontraba su esposo, el no sentir el olor a comida le indico que no había cena. Descalza camino hacia la sala y luego a las habitaciones, llamando al pelirrojo que parecía no estar. Resoplo, algo molesta, podría haberse quedado a terminar los dichosos documentos si no iba a estar en la casa. Inmediatamente se sintió mal, seguramente habría ido a cenar con su madre. Ronald tenía un gran apego a sus afectos, a diferencia de ella o Harry, nunca le gusto estar más de dos horas consigo mismo, era súper sociable y si no estaba con sus amigos estaba con su familia.

Hugo ya iba a segundo y Rose a tercero y, aun así, no lograban acostumbrarse a estar solos en la misma casa. Hermione se dio cuenta parada en el medio de la sala que desde que se habían casado vivieron con otras personas. Primero con los Wesley, cuando Rose nació se dieron cuenta que la madriguera, si bien era acogedora, no era lo suficientemente grande para albergar dos familias. Se mudaron a una pequeña casa, que de todas formas era a unos pasos de los Wesley, lo que hacía que su suegra prácticamente estuviera todo el tiempo allí y sino ellos iban solo a dormir después de convivir todo el día en la madriguera. Cuando le ascendieron a su nuevo puesto, el ministerio le otorgo ese gran departamento en el centro de Londres, donde vivían la mayoría de los funcionarios de cargos administrativos. De eso ya habían pasado tres años, y si bien estaban cómodos, su trabajo aumentaba considerablemente. Al partir Hugo a Hogwarts se dieron cuenta que era la primera vez que ambos vivían realmente solos desde su casamiento.

Hermione suspiro cansina, tendría que hacer mucho para recompensar a su esposo, no quería perderlo por una estupidez, como el no prestarse atención. Suspiro cansina y decidio darse un baño caliente. Se miró al espejo y vio sus grandes ojeras, su caballo aun atado en el rígido rodete y sus pequeñas arrugas que aun siendo pocas parecían profundas al haber descuidado su piel esos días. Se desvistió rápidamente, sin ganas de ver el aspecto de su cuerpo y se metió a la bañera.

Luego del baño y vestida con ropa cómoda (y limpia) decidió, viendo que no había nada en el refrigerador, dar un paseo por el centro y comprar algo para cenar.

En el Gran salón de recepción, Adams la despidió con una semi-reverencia, se dirigió a la sala donde se encontraba el traslador y se apareció dentro del cubículo de un baño público del subte. Subió las escaleras y se dirigió hacia su restaurante italiano favorito, necesitaba calorías después de comer por una semana yogur y sándwiches. Conocía al cocinero, era un squib que trabajo en el ministerio por un tiempo y solía prepararle comida cuando iba. Mientras esperaba a que el semáforo se pusiera en rojo para los automóviles pensaba en que comería, le gustaba mucho el ravioli, pero siempre venia poco en la porción, iba a pedir uno tallarines de huevo con ensalada carbonara. Si… se dijo mentalmente mientras se le hacía agua la boca, pensó en pedir dos porciones, aunque Ron comía muy bien en lo de su madre de seguro se lo comería gustoso ya que su estómago no tenía fondo. Se rio por lo bajo mientras recordaba a su esposo comiendo, parecía el mayor placer y le daba mucha gracia ver como su cabellera parecía ser solo un reflejo rojo al ver como se movía con rapidez al llevarse bocados a la boca.

Un reflejo colorado como el que veía pasar en la entrada del restaurante. La castaña sonrió con alegría, y quiso gritar el nombre de su esposo mientras lo llamaba con la mano, tal vez podrían comer allí directamente. Pero su mano quedo suspendida unos segundos antes de bajarla, sin decir nada. El semáforo ya había cambiado y el tumulto de gente cruzo la calle rápidamente. Sin embargo, ella no se movió de allí, parecía clavada al suelo mientras veía con ojos muy abiertos como su esposo abrazaba la cintura de una mujer aparentemente más joven, de cabello rubio y rostro redondo. Busco alguna facción en la mujer que le indicara que era una prima de las tantas que podría tener su marido, o si alguna vez la vio en una reunión de la cámara comercial del Callejón Diagon. Pero no le vino a la mente esa mujer, y el ver que la susodicha le daba un fugaz beso en los labios al hombre con quien llevaba ya 13 años casada, sintió que ya no era capaz de mover sus piernas. O si… pero a cualquier dirección que no fuera ese lugar.

_ Es tan idiota que la llevo a mi restaurante favorito…_ dijo mientras tomaba el humeante café.

El pelinegro se froto el puente de la nariz, tratando de reorganizar sus ideas. Se encontraban en un café muggle en las cercanías del Valle de Godric, donde vivían los Potter. Hermione tenía solo dos personas en las que confiaría una crisis, su madre y Harry, y sabía que el más neutral era su amigo.

_ Bueno… lo conocemos bien y sabemos que es impulsivo. _ recalco su amigo tratando de apaciguar las aguas.

_ ¿Impulsivo? _ pregunto cada vez más molesta_ ES UN MALDITO IDIOTA INFIEL…_ su amigo no respondió, sabía que cualquier cosa que dijera en esos momentos lo harían lamentarse luego_ ¿y sabes que es lo que me genera más rabia? ¡Que ni siquiera puedo recordar cuando comenzó a actuar de manera distinta! No puedo… ¿Hace semanas, meses… años? _ los castaños ojos de la mujer comenzaron a tomar el brillo previo al llanto y Harry le tomo la mano, apretándola suavemente para que entendiera que, de alguna forma, todo saldría bien.

_ ¿Qué piensas hacer? _ pregunto mientras la castaña se limpiaba las lágrimas con los puños de su sweater. _ ¿Lo confrontaras?

_ No puedo… no ahora… tal vez si le presto más atención y pasamos más tiempo juntos él la deje. Lo más seguro es que sea algo pasajero. Pero no puedo enfrentarlo ahora, estoy demasiado molesta y tengo miedo de hacer algo estúpido. _ el ojiverde la miro cuestionador_ No quiere decir que no hable con el… lo hare en su momento, pero no ahora, es muy pronto. No quiero perderlo Harry… aun sabiendo que es un idiota. Además… los niños… ellos no tienen la culpa… es decir… _

_ Lo se Herms…_ le interrumpió con una sonrisa consoladora, la abrazo fuertemente mientras besaba su cabello. Quería a su amigo y cuñado, era su compañero de travesuras y la familia Wesley era su familia ahora. Pero para él, Herms era su hermana, la hermanita molesta que siempre lo reprendía por no seguir las reglas y la hermanita a la que tenía que ayudar. Sabía que no podía tocar el tema con Ron, pero de alguna forma debía hacer algo.

Ambos se separaron sonriéndose. Harry tomo un sorbo de té, estaba harto del café y creía sin necesidad de ir al médico que tenía un incipiente ulcera en su estómago.

_ No le digas a Ginny… por lo menos hasta que arregle las cosas. Conociéndola ira a casa a darle en la cabeza con su bate de golpeadora. _

Harry sonrió, era lo más probable. Su esposa quería a sus hermanos, pero heredo el carácter de su madre, los reprendía con el mismo entusiasmo, solo que de una forma más física.

Siguieron hablando esta vez de cosas más triviales, Harry creía que era mejor que dejara de pensar en Ron en este momento, así que comenzó a hablar de su pequeña Lily que se encontraba en su primer año de Hogwarts. Contaba medio divertido medio preocupado que tenía que andar vigilándola cada vez que Albus invitaba a su amigo Scorpius, porque lo miraba de una forma muy similar a la que lo miraba Ginny a él cuando era pequeña.

_ Hablando de eso… Vi que quieres pasar a Malfoy a nuestro departamento…_ comento recordando el memorando.

_ Más que transferirlo, pido alguna clase de permiso para que él pueda investigar con nosotros. El incidente en London Gateway fue premeditado, y el cargamento que entro al país tenía registro en Latinoamérica. El jefe de departamento de regulación de criaturas mágicas está desesperado, ya que es una especie que se creía extinta, y Malfoy es el que se encarga de esos negocios. _

_ Creía que eran muggles…_

_ Lo son…_ Hermione lo miro sorprendida_ El contenedor que entraba al país era perteneciente a unas de las empresas que hace tratos directos con el Ministerio a través de Malfoy y después de investigar llegamos a que todo estaba en orden, un auror de confianza viajo a Latinoamérica y no encontró nada raro. _

_ Es difícil de creer que el mismo Malfoy que conocemos trate con muggles todos los días…_

_ Bueno… no es el mismo en verdad… fue el quien me pidió participar en la investigación, sabes de sobra que el trato de entrar a la oficina de Aurores, pero debido a su pasado, el Ministerio no le permitió que entrara al Departamento de Seguridad Mágica, es por eso que te envié el permiso. Yo mismo hable con Kingsley, y me dio la autorización. _

Hermione lo miro expectante, la verdad que ya no tenía grandes resentimientos ante el Sly, los insultos sobre su origen habían finalizado en sexto año, y a penas lo había cruzado en su vida adulta. Sin embargo, por lo que se contaba dentro del Ministerio era una persona reservada y silenciosa, todo lo contrario, a lo que habría sido de niño.

_ Scorpius es un buen niño, es estudioso, cariñoso y haría cualquier cosa por Albus. Y alguien que fuera un maldito no podría criar un niño así. _

_ No sabía que Scorpius fuera tanto a tu casa…_ Rose había comentado que Albus era amigo del pequeño Malfoy, pero no que fueran tan cercanos. Su hija había heredado ese malestar hacia la familia de blondos que Ronald tanto profesaba, sin embargo, ahora que lo pensaba, su hija hablaba mucho sobre ese chico.

_ Estuvo un mes y medio en casa durante el verano, después de la muerte de su madre. _ Harry mostro un semblante algo triste, al recordar al pequeño rubio el día que había llegado a su casa.

_ Si… oí que Malfoy había enviudado. _

_ El mismo Malfoy fue a verme a mi oficina a pedirme ayuda con el chico… Me dijo que no podía hacer que el muchacho sonriera, y que estaba seguro que estar con Albus lo haría sentirse mucho mejor. _

_ Vaya… realmente es buen padre. _ se sorprendió.

_ Su madre murió hace pocos años, Lucius está preso en Azkabhan y su esposa murió el verano pasado, creo que el hecho de haberme confiado a su única familia me da la pauta de confiar en él. Durante la guerra, no fue el único que tomo malas decisiones. _

_ Siempre eres tan amable Harry…_ sonrió la castaña. _ No había necesidad de tratar convencerme, confío en ti. _ dijo tomando la mano del pelinegro y sus grandes ojos verdes la miraron aliviado, parecía que era importante el tener su aprobación aun siendo autorizado por el mismo Ministro de Magia. Ambos sonrieron, y siguieron charlando de cosas triviales.

Hermione volvió a su casa a la madrugada, luego de haber tomado su té, Harry se marchó a su casa y poco después ella también. Camino por las calles de Londres de forma distraída, volviendo siempre al mismo restaurante. Repitiendo en su mente el rostro de aquella mujer. Se preguntó si sabría que él era casado. No parecía ser de su círculo cercano, ni recordaba haberla visto antes. Se reprendió a si misma por no haber prestado atención a los detalles, y a nunca a estar en casa para verlo. De cierta forma, creía que era esperable que sucediera, y que era su culpa. Pero al mismo tiempo, sentía un ardor en el pecho que no la dejaba respirar con tranquilidad.

Cuando decidio ir por fin a su casa, lo primero que sintió era el aroma a jabón y perfume que salía del baño, y le dio una leve nauseas al pensar que pudo haberse acostado con ella. Entró a la habitación, donde dormía tranquilamente, como si en su conciencia no hubiera nada malo, y por unos instantes se le paso por la cabeza que talvez fuera un malentendido. Pero el recuerdo del rápido roce de esos labios, la sacaba de ese autoengaño. Un beso furtivo, robado, podía ser breve pero siempre es incómodo. Ellos se miraron de una forma confiada, como si llevaran mucho tiempo haciéndolo. No tenía las fuerzas para desvestirse, así que se limitó a sacarse los pantalones y el sweater, y entro a su lado de la cama, dándole la espalda a Ron. El pelirrojo pareció removerse un poco.

_ Buenas noches Herms_ dijo adormilado acomodándose del costado contrario dándole la espalda a la castaña. Hermione se volteo y lo abrazo por detrás en un impulso de no querer perderlo, inmediatamente sintió como su esposo se ponía rígido y poco después acariciaba su mano, ubicaba en su pecho. Las palpitaciones de su corazón hicieron que lagrimas cayeran de los ojos de la castaña, rogando que todo terminara pronto.

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Draco reviso los papeles por quinta vez en esa noche. Parecía que todo estuviera bien, pero había hechos dentro del informe dado por Potter que no le gustaba. Aparentemente la ruta era la que se había acordado, pero el cargamento se habría detenido en Brasil una hora más de lo habitual. Los muggles con los que trabajaba eran de confianza y no era la primera vez que se trabajaba con ellos. Al mismo tiempo debido al estatuto del secreto no se permitía dejar al descubierto la naturaleza del mundo mágico, lo que hacía imposible un interrogatorio a los encargados de despachar el cargamento. Cuando supo de qué criatura se trataba, sintió un escalofrío al recordar a su tía Bellatrix junto con Lord Voldemort, hablando animadamente de historias oscuras sobre la guerra con Grinderwald. Las criaturas llamadas Obscurus, criaturas casi extintas en la época de la antigua guerra que utilizo el antiguo mago tenebroso. Sabía muy bien que ellas nacían de poderes reprimidos de niños magos, sobre todo en hijos de muggles que tenían más dificultad en confiarle a sus padres los cambios mágicos. En Europa los Obscuros parecían extintos porque el ministerio tenía toda una oficina dedicada al buen uso de la magia, sobre todo en jóvenes. Sabía que en Brasil había una escuela de magia, Castelobruxo, y que concentraba los brujos de Sudamérica, lo que hacía el país con mayor población mágica de la región. Todos datos que lo guiaban a algo temerario.

Tomo un sorbo de su té, el cual ya estaba frio, y froto sus cienes, el reloj marcaba las dos de la mañana y al día siguiente iría al Departamento de Seguridad Mágica a hacer los papeles correspondientes para su traslado temporal. De alguna forma se sentía algo nervioso al tener que cruzar la jefa de departamento, con Potter ya había tenido los encuentros y discusiones correspondientes y podría decirse que eran alguna clase de compañeros de trabajo/quasiamigos. Pero la castaña era todo otro tema... trabajaría a órdenes de ella y tenía miedo de que sus acciones de niño perjudicaran de alguna forma su trabajo. ¿Habría cambiado en algo? En el Ministerio, pocas veces se han cruzado ya que trabajaban en pisos diferentes.

Recordó haberla visto con atención un día que se le dio por tomar un horrendo café de la cafetería del Ministerio, odiaba ir allí porque siempre había algún idiota que lo llamaba "mortifago" o algún apelativo desagradable que trataba de olvidar. Se había ido a un rincón alejado y miraba con cautela la entrada y salida por si alguno de esos idiotas entraba y de esa forma irse. Granger entró a paso acelerado, vestida con un aburrido traje azul y zapatos que parecían cómodos pero muy feos. Llevaba su cabello ordenado en un ajustado rodete, y aun así algún bucle rebelde caía sobre su rostro. A pesar de su edad, no tenía arrugas, solo unas leves marcas en la comisura de sus ojos. Draco se permitió mirarla con atención, su esposa había muerto hace ya un año y para confesarse consigo mismo, siempre creyó que la Griffindore era una joven hermosa. Aun cuando en el colegio trataba con todo su ser de hacerle pensar lo contrario. "Lástima que arruinaba ese lindo rostro ni bien abría la boca con sus comentarios sabelotodo" se dijo así mismo.

Sonrió mientras guardaba los papeles y apagaba la luz con su varita. Sus pasos resonaban dolorosamente en la gran mansión, mientras se dirigía a su habitación. Esa casa era demasiado gigante para él solo, y entrando a su habitación igual de enorme, se convenció que ya era hora de buscar algo más pequeño, en donde él y Scorpius tuvieran la oportunidad de cruzarse y sonreír.

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Ok… finalizado primer capítulo. Espero comentarios y saludos jejeje

Mi idea es que no sea una historia demasiado larga, tanto Draco como Hermione ya están en un mundo algo diferente al que se encontraban en su adolescencia y si bien, sigue habiendo prejuicios y miedos (Vamos que, sino no sería un Dramione) se entenderán de una forma más rápida.

Todavía no sé si emparejar a Scorpius con alguna de las chicas de la nueva generación, la verdad que me gusta Rose, pero la pequeña Lily es una ternurita… ¡Díganme que piensan al respecto!

¡Besitos y abrazos!