Caminaba por el parque, no había nadie que pudiera verla, si alguien se atrevía a mirarla quedaría hechizado por lo extraña que era su belleza. Ya no se veían mujeres así por esos lugares, las que en otro tiempo eran comunes ahora eran escasas y consideradas con una belleza extraordinaria.
Caminaba apresuradamente, no podía darse el lujo de ser seguida por uno de aquellos que no se conformaban con admirar su tibia piel al calor de las luces de la noche y pedían no solo admirar, sino tocar y sentir la suavidad de sus poros.
Ya no sólo caminaba, corría, pero su perseguidor también. Ya no sólo era una precaución correr, era una necesidad huir, huir adonde fuera, ya no podía pensar en otra cosa que no fuera salir de allí, a como diera lugar.
Otro de los tipos la alcanzó y la sostuvo en sus brazos, tratando de robar unos de sus cálidos besos, ella se zafò y corrió, pero luego vinieron más de los alrededores, ahora se veía rodeada de hombres que querían arrancar un poco de su aliento divino.
-Tian shi, espere tanto…-decìa uno de esos hombres, que la tomó por detrás y sostuvo sus brazos pegados a su espalda, luego cada uno de ellos fue acercándose, para obtener de ella sus dones. Tian shi se defendió golpeando los bajos del bestia que se había atrevido a aprisionarla y huyó lo mas lejos que pudo.
Habría sido maravilloso que ella hubiera podido escapar de las fauces de aquellas fieras, pero no fue así. Al doblar una esquina había alguien que la estaba esperando, se interpuso en el camino de ella e hizo que se tropezara. Cuando Tian shi se levantó vio un rostro que conocía muy bien.
-Hola…-Tian shi trató de correr- ¿A dónde vas preciosa?-la alcanzó con su fuerte brazo.
-Suéltame…- le dio un escupitajo en la cara.
-Pensé ser civilizado contigo, pero veo que no te portas bien- el hombre puso sus fuertes brazos alrededor de la cintura de la bella mujer y empezó a besarla.
-¡Aléjate!- le abofeteó el rostro y salió huyendo.
-¡Si no vuelves a ser mía ya no serás de nadie!- le disparó y junto con aquellos hombres se fue en la obscuridad de aquella noche triste, en la que una extraña flor se había arrancado de la tierra para evitar que siguiera embelleciendo el mundo.
Alguien se acercó, al parecer no había visto nada, al encontrar a Tian shi en el suelo, se apresuró a averiguar si estaba bien.
-¿Tian shi, estás bien?
Hizo un enorme esfuerzo por responder.
-¿Majo?
-¿Quién te hizo esto?
-Fue Kyōaku, al parecer quería vengarse, lo peor es que lo logró.
-¿Vengarse? Pero si el fue el que te embarazó y no se hizo cargo.
-Vengarse de que yo nunca lo ame, esa es su venganza, y no dejaré que quede sin castigo. Dile a Kodoku en el momento adecuado, que vengue mi muerte, que no deje a nadie sin su respectivo castigo, díselo, díselo, júrame que lo harás.
-Tian shi, cuidare bien de ella, y le diré tu última voluntad.
En eso Tian shi murió.
