Hermione corría desesperada por el bosque. El frío en esa noche era tan mortal que cada paso que la chica daba sus pues se acalambraban aún más.
Ella debía huir, aunque no era lo correcto, había una guerra. Muchas personas estaban muriendo, sacrificándose por el fin de aquella época oscuro, pero ella no; solo huía como una cobarde.
La gran mejor amiga del niño que vivió, es una cobarde.
Sus heridas sangraban y su pie derecho, con un posible esguince punzaba en cada pisada. Con su mano izquierda llena de sangre, apartaba las molestas ramas que le impedían su pasó.
En el fondo de se escuchaban tanto gritos de victoria, como los llantos y chillidos de derrita. Un bando había ganado y el otro, no. ¿Qué sucedería si Voldemort logrará matar Harry? ¿O que si ya lo hizo? ¿Ganaron la guerra?
Dio un grito frustrado con solo pensar aquello y su visión empezó a empañarse con crecientes lágrimas en sus ojos. Eso no sucedería, Harry viviría. El sería feliz, tendría hijos y contaría con orgullo sus increíbles aventuras, ¿No?
Hermione llegó a una parte del frondoso bosque, en el que había un lago y piedras gigantes. Solo se escucha los crujidos de los grillos. Aquella noche hubiera sido muy hermosa si no hubiera ocurrido aquella tragedia. El cielo nocturno estaba lleno de estrellas y la luna, estaba hermosa.
De pronto se escuchó el llanto amortiguado de alguien en alguna parte de ese lugar.
Era de un hombre, incluso, se le hacía conocida. Con la varita en mano empuñada, el corazón latiendo rápidamente y piel de gallina, se acercó a dónde provenía aquel sonido. Cada vez se oían los llantos de aquel hombre más cerca.
Se acercaba a las piedras. En cada paso su corazón latía con más rapidez y su puño apretaba cada vez más a la varita.
Un cabello platino se veía. Está se sorprendió al ver a no nada más y menos que, a Draco Malfoy. Su corazón dejo de latir con fuerza y se pudo relajar un poco. Solo era Draco, ella le podía desarmar con un movimiento de su varita.
-¿Malfoy?
