Joanna me arrastraba por los pasillos, su emoción era evidente. Yo solo caminaba detrás de ella, inexpresiva, la gente a nuestro alrededor me miraba con despreció o sorpresa, sonreí divertida por sus reacciones.

La mayoría de la gente ahí iba vestida elegantemente, pude reconocer a varias estrellas, de hecho, eran muchísimas, pero traté de no concentrarme en eso. Mis ropas no eran nada formales, estaba usando unos pantalones entubados negros rotos, con cadenas plateadas y negras colgando de la parte delantera de mi pantalón hasta la parte trasera.

Usaba unas botas negras con plataforma, una blusa de tirantes roja con líneas horizontales negras y varios collares largos dorados, plateados y negros.

A veces sentía un poco de envidia al ver a Joanna, era muy femenina y amable ¿y yo? Obviamente todo lo contrario.

−Quita esa cara−dijo ceñuda, pero la sonrisa en sus labios rojos y carnosos le delataba.

−No puedo, nací así−me burlé haciendo una mueca.− Además así ahuyentare a varias personas.

−Lía, con esa actitud vas a morir sola−me respondió mirando al frente y doblando la esquina hacia un pasillo solitario.

−Preferible.−solté una risita al escuchar que ella gruñía por mi respuesta.−Los gatos son más divertidos que un hombre, ¿has escuchado su ronroneo? Es relajante, de hecho, en una página web descubrí que…

− ¡Basta!−se detuvo de golpe soltándome la mano y mirándome enojada, desvié la mirada, era difícil mantener mis ojos en su "angelical" rostro molesto.− Tú has dicho que me acompañarías con la mejor disposición que tuvieras. ¿Es todo lo que tienes?

Encogí los hombros y ella suspiró, se dio media vuelta y fue ahí cuando vi que ya estábamos frente a la puerta que Joanna había mencionado. Suspiré resignada, ella tenía razón, es mi mejor y única amiga, no puedo defraudarla frente a sus amigos "famosos", esos del grupo 30 seconds to mars. En realidad no había escuchado muchas canciones de ellos, eran buenos, pero por lo general escuchaba rock mucho más pesado.

Entré detrás de ella, había varios grupos de personas esparcidos por todo el salón, justo en la esquina del lado izquierdo, Joanna caminó y extendió los brazos alegremente, su vestido largo color salmón se veía verdaderamente lindo, además de que con su cabello corto hasta la nuca le hacía ver más alta.

Abrazó y saludó de beso a los 3 hombres que estaban ahí. Puse los ojos en blanco y crucé los brazos frente a mi pecho, no sin antes pasar mi ondulado y castaño cabello hacia atrás.

Joanna volteó a verme y sonriendo nerviosamente llegó a jalarme del brazo y me arrastró junto a ella. Jared, Tomo y Shannon me sonrieron con cortesía, yo hice lo mismo sin embargo fue evidente que lo hacía forzadamente y no me interesaba verme educada o femenina frente a ellos.

−Chicos−continuó Joanna con emoción.− Ella es mi mejor amiga, Lía Collingwood.

Relajé más mi rostro, no tenía otra opción, debía ser amable, así quizá disfrutaría la noche y el tiempo pasaría volando. De pronto, Jared estiró su mano y yo por puro reflejo hice lo mismo, el me sonrió y estrechamos nuestras manos en un cordial saludo, aunque, debo admitir que fue muy incómodo pues me miraba detenidamente el rostro y no soltó mi mano durante unos segundos que me parecieron una eternidad.

−Un gusto –dijo de pronto otra voz, miré por el rabillo del ojo hacia un lado de Jared y ahí estaba Shannon, su hermano mayor.

−Lo mismo digo.−contesté lo más normal que pude, apartando rápidamente mi mano y retomando la posición de hace rato, con los brazos cruzados frente al pecho.

Los minutos pasaron y Joanna hablaba animadamente con ellos, yo sonreía de vez en cuando y reía levemente cuando ellos lo hacían. A lo lejos vi la barra, no había gente así que sin avisar me encaminé hasta ahí, pues ellos seguían bastante animados y al parecer no se daban cuenta de nada a su alrededor.

Al llegar pedí una copa de vino y mientras esperaba al barman me senté en una de aquellas sillas altas y comencé a jugar con mi cabello, mirando distraídamente las botellas de vinos y licores frente a mí, detrás de la barra, claro está.

Entonces sentí algo frio en mi hombro descubierto, era una mano que subía bastante cerca de mi cuello. Abrí mucho los ojos y la aparté con brusquedad, miré detrás de mí y ahí estaba ese famosísimo cabronazo, Jared Leto.

Me miraba sorprendido pero al mismo tiempo divertido por mi reacción.

−Hey, siento haberte asustado. –se disculpó mientras se sentaba en la otra silla, le ignoré por unos segundos y pude sentir su mirada insistente sobre mí.

−Está bien –dije por fin−Pero no vuelvas a tocarme, ¿sí?

Le observé por unos escasos segundos pero entonces pude notar que fruncía el ceño. Oh, lo que me faltaba, seguro nunca ninguna mujer "común y corriente" le había rechazado y eso debía carcomerle el alma.

− ¿Disculpa?−preguntó incrédulo pero en su voz escuchaba lo molesto que estaba.−No te toqué con "malas" intenciones.

− ¿Y?−encogí los hombros y volteé a verlo, sonriéndole burlona, él frunció más el ceño−Nos acabamos de conocer, aunque no hayas tenido esas intenciones nadie toca así a alguien desconocido.

El bufó molesto, poniendo los ojos en blanco y colocando las manos sobre la barra. Nos quedamos callados unos minutos, sin mirarnos, no era un silencio incómodo, de hecho era todo lo contrario ¡curioso! Acababa de casi mandarlo a la mismísima mierda y él seguía ahí.

−Tengo que admitir que sí lo hacía con esas intenciones.−dijo al fin, haciéndome soltar una carcajada, el rió levemente. Volvimos a quedar en silencio, el suspiró y volteó a verme.− ¿Siempre eres tan arrogante?

−¿Y tú siempre eres tan pervertido y engreído?

Le voltee a ver con burla, el parpadeo varias veces, hizo la cabeza un poco hacia atrás, sorprendido por mis palabras.

−¿Engreído? – preguntó. Al parecer el no comprendía que era esa palabra.

−Sí, ya sabes.− moví la cabeza de lado a lado, sonriéndole.−Una persona muestra orgullo excesivo por las cualidades o…

−Sé lo que es eso.−me interrumpió con evidente molestia.− Y no lo soy, no tienes bases para decir algo así.

− ¡Claro que las tengo!− exclamé, él alzó una ceja, esperando mi respuesta.− Desde un principio tenías las tontas intenciones de tratar de ligarme, porque tú crees ser el tipo más bueno del mundo y piensas que cualquier chica querrá acostarse contigo en cuanto tengan el más mínimo roce. Y eso, al menos para mí, es ser un cantante engreído.

El barman llegó con la copa y me la entregó, le sonreí agradecida y tomé la copa, me bajé del banco y antes de caminar junto con Joanna y los otros le guiñé el ojo a un perplejo Jared Leto.