Hola, muy buenas; este es mi primer fic. Espero que os guste
- PRÓLOGO -
"Cuida siempre las cosas que te importen tanto como para arriesgar la vida". Esas palabras resonaron en mi cabeza mientras me intentaba levantar del suelo, mas no podía... la espada que estaba alojada en mi espalda me lo impedía. Levanté la mirada con dificultad para encontrarme con un panorama que no me gustaría haber visto; la chica a la que amaba y a la que sigo amando... estaba siendo manoseada por ese cabrón de Qualion... Si tan solo pudiera moverme un poco, pero su Dusknoir estaba usando su ataque Gravedad sobre mí y sobre mi Riolu... mierda.
—Escuchame Raiko. —llamó mi atención. —Has luchado bien por las siete gemas de Arceus y has conseguido reunirlas con gran esfuerzo, pero no te diste cuenta que el premio al final sería para mí. —dijo entre demoníacas carcajadas mientras le subía un poco la camiseta a Nazuna.
—¡Para desgraciado! —grité mientras débiles lágrimas se formaban en mis ojos debido al dolor, tanto emocional como físico, que estaba aguantando.
Él paró en seco y se acercó a mí; sentía un poco de miedo por lo que me pudiera hacer a continuación... si tan solo pudiera alcanzar con mi mano una de mis Pokéball, podría liberar a Umbreon y este se encargaría fácilmente de estos tipos... pero no podía.
—Escuchame estúpido niñato. —dijo tomando un rostro un poco más serio e imponente. —No eres más que un mocoso que no sabe ni combatir, ¿por qué debería hacerte caso y parar de disfrutar esta chica? —preguntó cambiando su expresión a una de perversión, algo que me asustó por lo que pudiera hacer a Nazuna.
El llamado "Maestro Espejismo" volvió junto a Nazuna, la cual se encontraba llorando por mi estado, pero más me preocupaba yo por el suyo; sujetada por los brazos por dos Machokes y apunto de seguir siendo manoseada por el maldito jefe del Team Darkness.
Ella me sonreía como si nada pasase, pero, en el fondo de ella, podía notar su miedo, pero solo quería enmascararlo con su preocupación por mí... eso quiera que no, la estaba afectando psicológicamente. Me gustaría poder levantarme y librarla de esos malhechores, pero esos momentos no me encontraba en buenas condiciones para hacerlo, ya que mi implante había sido hecho añicos... así sería muy complicado.
—Raiko, no te preocupes por mí, estaré bien. —dijo de la nada Nazuna mientras que, mientras seguía llorando, sacaba una sincera sonrisa.
Sabía que me estaba mintiendo; no podía estar bien aunque quisiera sabiendo lo que iba a pasar yo solo pude mirar la escena con lágrimas en los ojos. Si no hubiera empezado a buscar las gemas de Arceus... esto no habría sucedido. Todo empezó hace algunos meses atrás...
