Disclaimer: Naruto es propiedad de Kishimoto.

Aviso: Este Fic participa del Reto Palabra al azar del Foro La Aldea Oculta Entre las Hojas.

Advertencia: Posible ooc y delirios de la escritora.

Palabra sorteada: Extranjero


Murallas de cristal


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Mikoto de niña amaba escuchar cuentos, historias de héroes de noble corazón y villanos crueles, leyendas de demonios gigantes, del rinnegan, relatos que cuando pudo comenzar a aprenderlos correctamente fue metida en un sistema shinobi donde ya no había cuentos de hadas, solo la cruda realidad.

Varias veces luego de la academia, observaba los grandes muros que rodeaban su clan; los sentía imponentes, poderosos, que sentía que la asfixiaba. Fue una tarde luego de llegar a observarlos, llenos de basura y pintadas, que vio a Fugaku y le demostró que esos muros no los podían encerrar, que podrían limitar sus cuerpos pero no sus mentes. Él tomó su mano, mientras le juraba en susurros protegerla como un caballero de esos cuentos que tanto amaba y que rompería los muros solo por ella.

Cree que por culpa de esos muros sintió tanta empatía cuando una mañana aparece Kushina en su aula y se presenta ante ellos, una niña fuerte pérdida en un país extranjero, en una aldea con costumbres diferentes, proveniente de un clan que ya no era más clan. Se sintió la necesidad de extenderle una mano amiga y acompañarla a la par cada vez que tenía alguna duda o miedo, a pesar de que ella misma vivía ahogada en miedos que no podía exterminar.

―¿Escuchas los murmullos en las calles de la aldea? ¿Los del propio clan? ¿Los del Hokage que debería protegernos?

―Si ―habla firme pero suave en respuesta a la pregunta de su padre, una noche antes de su examen gennin― Madara estaba en lo correcto.

Aún cuando fue gennin y con equipo, aún cuando subió a chunnin y comenzó a ir a las reuniones de su clan, continuó mirando las murallas de su clan y como estas eran ensuciadas por aldeanos, no era odio lo que la azotaba al verlas, sino más bien tristeza, de esa que la ahogaba por las noches. Prefería no refugiarse en nadie más que ella misma, sabía que Fugaku cargaba su propio odio y resentimiento para hacerlo cargar su tristeza.

Cuando fue jounin y volvía de una misión con el sharingan aún activo, y manchas de sangre reseca, se dio cuenta de la verdad y tuvo miedo, esos muros no eran fuertes, eran muros de cristal que contenían una bomba que les estallaría en sus caras, estallaría sobre la aldea y sobre ellos mismos. Decidió esa noche ser el caballero de Fugaku y ayudarlo a que no se ahogara en ese odio que tal vez algún día la consumiría a ella sin darse cuenta, pero llegó tarde para ser el caballero de Kushina, y se volvió un villano cuando no pudo cuidar al hijo de su amiga.

A pesar de que los años pasaron, ella nunca detuvo esa bomba, solo ayudo a que explotara y que en esa explosión sus hijos se vieron involucrados. Mikoto sabe que si existe un infierno, habrá uno especialmente para ella, rodeado de grandes muros de un cristal tan fuertes y resistentes que nunca podrá escapar.

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-Owari-


Notas finales: ¡500 palabras, muero! Tuve que recortar mucho, sufro con lo que quedó porque no es totalmente la idea original, pero es lo que hay. Mucha suerte en el reto.