Universo: Manga/Anime.

Spoilers: Ninguno.

Advertencias: Ninguna.


ESCRITO CON TINTA

[Viñeta]

Lucy tiene diecisiete y él también tiene diecisiete, pero a Gray le parece que en realidad él tiene catorce y ella veinte porque se comporta bastante estúpido con ella. Es como que ella le pierde las neuronas y la edad mental y lo convierte en un crío que no sabe decir ni su nombre. Gray sabe más o menos de qué se trata todo el asunto, pero no lo dice en voz alta porque esas son mariconerías y Lucy es su amiga y tal. No puede haber nada entre ellos porque es traición y algo que nadie nunca podría concebir porque, AveMaríaPursíma, Lucy es para Natsu y no para Gray. Está escrito en piedra y hasta lo dibujan los rayos durante las tormentas.

Está escrito también que Gray no piensa en mariconadas como el amor y que él es de Juvia aunque no quiera. Que debe quererla y no a Lucy porque, OhDiosBendito, eso no está escrito ni va a estarlo. Juvia se va a poner triste, Natsu se va a poner triste, Magnolia entera se va a poner triste y nadie quiere felicidad a cambio de la de otros, pero los sentimientos de Gray son pisoteados más veces que el felpudo de entrada de una casa. Además, Lyon sí que estaría feliz en cierta forma pero nadie piensa en Lyon ni en sus sentimientos, sólo en la pobre Juvia que acosa bajo la lluvia y hace rimas incómodas en las frases irónicas de Gray.

Pero Gray quiere a Lucy aunque no esté escrito ni lo pueda decir en voz alta y se aguanta las ganas de agarrarle el cabello, acariciar sus mejillas y besarla hasta dejarla sin aliento; quitarle la respiración y matarla para morirse junto a ella si hace falta. No lo hace ni por Juvia ni por Natsu ni por Lyon ni por la misma Lucy, sino porque, para qué va a mentir, es demasiado cobarde para arrinconarla contra una pared y decirle que su corazón es cursi y se derrite como chocolate bajo el sol cada que ella le sonríe y casualmente le toca el brazo o le abraza emocionada. Además, a lo mejor Lucy sí se apega a los cánones y ella piensa que sí le pertenece a Natsu y, MadreMía, estarán juntos para siempre como uña y mugre o nariz y moco.

Y eso es lo que hay y lo que no hay también. El corazón de Gray se vuelve más frío cada día y su mente más racional. A este paso él también va a creerse que Lucy es de Natsu y él es de Juvia y está loco, enfermo mental de la cabeza porque él no puede querer cabellos rubios ni soñar con ojos oscuros que invocan espíritus celestiales para patearle el trasero a los malos. Que debería largarse a un manicomio, pasar por rehabilitación y cambiarse el chip del cerebro para entender que sólo está alucinando, que le falta estar cuerdo y que él no ama a Lucy y sí a Juvia, y que esas mariposas en el estómago y esas mariconerías que piensa de tomar su mano y protegerla a toda costa mientras se pierde en el café de sus ojos son enfermedades que deben ser expulsadas de su cuerpo y no amor. Que el amor no se siente así y, si se siente así, no se siente por Lucy porque está mal y todo en él está mal y mejor debería morirse y resucitar como una nueva persona, una que piense correctamente con el mundo.

Y tal vez así va a hacerlo. Matarse por dentro mientras se fuma la realidad que le entregan y quema las ilusiones de su corazón y su cabeza. Porque eso no es amor y nunca lo será. Es droga, enfermedad mortal y el sueño de una noche de verano, otoño, invierno y primavera, todas las estaciones en una.

Pero sí es amor.

Gray está seguro de que es amor aunque Lucy no le haya pertenecido a él ni le pertenezca nunca.

[FINAL]


[Notas y aclaraciones]

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