Yoru no on'na
Yoru o La dama de la noche ese era su apodo, era como todos la conocían, frecuentaba siempre los bares más sofisticado de la cuidad a mitad de la noche, usaba siempre un vestido rojo de espalda abierta con un escote en frente que dejaba poco a la imaginación, permitía ver sus curvas a la perfección y su gran busto, ya que era ceñido al cuerpo, nadie conocía su nombre, como también su rostro, una máscara blanca lo cubría por completo, nunca pedía algún trago, solo se sentaba en la barra y esperaba, pasados unos minutos se acercaba a su objetivo, seducía a los hombres que ya estaban lo suficientemente alcoholizados para llevarlos al motel más cercano y así verles ver el paraíso según ellos, pero en realidad ocurría otra cosa, en cuanto llegaban a la habitación los seguía alcoholizando y los seducía, pero nunca llegaban al extremo de acostarse en cuando caían rendidos al sueño, les quitaba la ropa y la esparcía alrededor de la habitación, revisaba sus billeteras y sacaba de ella el efectivo casi en su totalidad (les dejaba algo para que en la mañana tuvieran con que irse) dejaba una nota en la mesita de noche y dejaba al borracho durmiendo solo en aquella habitación, una vez cumplido el objetivo se iba al siguiente bar y la historia se volvía a repetir, en una noche perfectamente podía tener 5 objetivos, siempre sin llegar al extremo de acostase con ellos (aunque sus víctimas pensaban que eso sí ocurría) eso era en una noche "normal" por decirlo así, pero habían ocasiones donde divisaba a gerentes de empresas o personas de buen apellido lo cual le aseguraba una buena ganancia y en esos casos algunas veces tuvo que acostarse con ellos para de esta manera acceder a sus billeteras, eran muy pocas ocasiones así que de modo que eso no le molestaba.
Existían 2 reglas que todos conocían: Nunca atreverse a quitarle la máscara y lo que paso una vez no se vuelve a repetir; por lo cual basándose en la segunda regla los hombres que ella buscaba nunca volvían a pisar el bar donde se la encontraron ni en ninguno de los que ella solía frecuentar. De esta manera ella se aseguraba no volverse a encontrar con algunos de estos sujetos.
Venia caminando tranquila por la calle, llevaba un abrigo café que le cubría por completo el vestido, en su mano izquierda llevaba la máscara y en su mano derecha tenía su celular, revisaba el mensaje que minutos antes le había llegado…Te tengo uno bueno ven a darte una vuelta cuando gustes, no parece que se vaya pronto esta junto a Orochimaru, parece de buena familia… camino un poco más y se detuvo en el puerta del bar Akatsuki, un rostro conocido la saludo
-Sakura… ¿cómo estás?
- He estado mejor Kisame…-mirándolo de reojo- Konan me dijo que hay uno bueno
-Ah debe ser el Uchiha que llego junto a Orochimaru…-dijo mirando hacia el interior- llevan unos 40 minutos así que no creo que este tan borracho- mirándola fijo
- Estate tranquilo Kisame – dijo dándose cuenta de la preocupación de su amigo- como siempre lo evaluare y si es muy riesgoso cambiare el objetivo- acariciando su rostro- además si algo sale mal, sé que tu iras a salvarme- dijo besándole la mejilla, calmando así un poco al hombre
-Sakura…yo…-iba a decirle que prefería mejor que se fuera a casa y que él se haría cargo de todo, pero sabía a la perfección que eso no le ayudaría de mucho considerando el hecho de que su sueldo no alcanzaba a cubrir ni la mitad de los gastos de la muchacha- ve con cuidado- dijo con pesadez- dame tu abrigo y ponte la máscara, nadie debe descubrir tu identidad
-Eso ya lo sé- dijo dando una pequeña risita- ten – extendiéndole el abrigo-… ¿cómo me veo?- le pregunto una vez puesta su máscara y dando una vuelta para que el peli-azul le vera mejor
-Hermosa como siempre, mi pequeña flor de cerezo
-Gracias Kisame- dijo para entrar al bar
Akatsuki era uno de los más prestigiosos bares de la cuidad que era atendido por 2 de sus 3 dueños, Konan era uno de ellos, Nagato Uzumaki era el otro pero se quedaba toda la noche en su oficina viendo por su ventana como transcurría la noche, Konan estaba en la barra, ella le buscaba los objetivos a Sakura. Cuando una muchacha de cabello rosado y vestido rojo arribó a la barra, su llegada no pasó desapercibida, la luz del lugar se hizo más opaca y la música cambio de ritmo, fue así como la mayoría percibió la llegada de la dama al bar, se posiciono en una esquina de la barra, en la más apartada para ser exactos, la cual le proporcionaba una mejor visión del área a acechar, sin emitir ruido alguno Konan se acercó a ella y le entregó un papel, el cual Sakura lo leyó con cautela, después se lo devolvió y Konan volvió a su función en el bar. El papel decía: "Cambie de opinión, regresa a casa antes de que se cuenta, Sasuke está aquí", tal como si de una cámara lenta se tratara, giro su cabeza hacia el fondo y vio lo que por más de 5 años evito volver a encontrar, la figura de aquel hombre alto, de tez blanca, cabello negro azulado, con unos ojos negros cual noche, con un cuerpo bien trabajado que encanta a cualquiera, que usaba siempre un traje negro a juego con sus ojos, caminaba en dirección a la que ella se encontraba
-Te encontré… Yoru
