¡Hola! Soy nueva en fanfic y hace tiempo que estaba pensando en esta historia. Al final me animé a escribirla (y espero que la termine) y fue cuando mi hermana me recomendó este sitio.
Sí, me he cargado algunos personajes principales. Lo siento, pero es que es lo que pienso que pasará en un futuro, cuando Naruto llegue a su fin (sí, también eso nos daría mucha pena a tods). Además, la historia habría cambiado por completo si siguieran existiendo, y yo creo que perdería intensidad y argumento. Aún así, no dejo de sentirlo porque son personajes que a mí siempre me han gustado, y que seguramente os gustarán a vosotrs.
De todos modos, a modo de compensación, diré que acaba bien. (¡Si en el fondo soy buena!)
CAPÍTULO 1
Hikaru soltó un largo suspiro, y miró a Meiko ligeramente molesto.
-¿Cuánto tiempo se supone que debemos estar esperando?
Meiko frunció los labios y miró a su hermano como si tuviera ganas de degollarlo.
-El tiempo que haga falta. Ya sabes que tiene un problema con la puntualidad, y además el año que viene se retira.
-O sea, que es un viejo. Qué mala suerte.
-¡No es un viejo! –Chilló Meiko, presa de una frustración que sólo su hermano era capaz de sacar.
-¿Eh? ¿Acaso lo conoces?
Meiko estaba a punto de responder, pero una voz, fría como el témpano pero suave como la seda les interrumpió:
-¿Os importaría callaros? Se os oye desde la otra orilla del río.
Era Aburame Hayate, el hijo de Shino y heredero de sus técnicas con los bichos. No se parecían ni en carácter ni en el físico, probablemente había heredado estos rasgos de su madre, puesto que Hayate presentaba un cabello liso de color avellana que le llegaba hasta el lóbulo de las orejas y unos ojos verdes escondidos tras unas gafas oscuras. Meiko y Hikaru se miraron entre ellos y observaron a su tercer compañero con interés. Hikaru, al ver sus gafas, dijo mordazmente:
-¿Lo de las gafas es hereditario o naciste con ellas puestas?
Hayate sonrió fríamente.
-Me las he puesto para que verte sea menos insoportable.
Meiko rompió a reír, llevándose la mano a la boca. Hikaru se quedó con la boca ligeramente abierta, y entornó los ojos, señal de que Hayate no le caía nada bien. En clase apenas habían cruzado una palabra en su vida, pero ahora que empezaba a conocerle, Hikaru había llegado a la conclusión de que Hayate era un paleto con un ego del tamaño de Gamakichi.
-¡Buenos días, equipo 8! –Exclamó una voz áspera, que vino acompañada por una tos.
Los tres se giraron y vieron a un hombre con el uniforme de jounin y el ojo tapado con la bandana de todas las naciones unidas. La boca y la nariz también los tenía tapados, y Hikaru se preguntó, ciertamente, si ese hombre iba a ser su profesor. Resultaba evidente que aquel hombre ya era mayor y su pelo gris, en punta y ligeramente torcido, le hizo preguntarse a qué clase de peluquería iría para hacerse peinados tan raros.
-Soy Kakashi-sensei y desde ahora seré vuestro profesor.
-Dinos algo que no sepamos, Kakashi-sensei, porque no nos queda tiempo para entrenar y no podemos perder más tiempo del necesario. –Dijo Meiko, nerviosa por empezar.
-Meiko-san, un placer verte. Bueno, comencemos.
-¡Un momento! –Dijo Hikaru- ¿De qué os conocéis?
-Soy un buen amigo de vuestro padre y… -Empezó Kakashi-sensei, pero Hikaru le interrumpió:
-Así que papá te ha contratado para tenernos vigilados, ¿eh? Otro enchufado en la plantilla de papá…
Kakashi comenzó a reírse a mandíbula batiente.
-De hecho yo fui el maestro de vuestro padre. –Un silencio sepulcral se hizo latente. –Comencemos con las presentaciones. Mi nombre, como os he dicho antes es Kakashi Hatake. Mi mayor aspiración no os la voy a decir, y lo que menos me gusta… tampoco os lo voy a decir.
-En realidad sólo nos ha dicho su nombre. –Dijo Hayate, con una ceja arqueada.
-¿Qué me dices de ti? –Preguntó Kakashi señalando a Hayate.
-Mi nombre es Aburame Hayate. Lo que más odio en este mundo es… -Miró sin ningún disimulo a Hikaru – a la gente estúpida. –Hikaru lo miró amenazadoramente. –Y mi mayor aspiración es conocer al completo el corazón de una mujer. –Meiko dio un respingo al notar que Hayate la estaba mirando fijamente.
-Aspiración ardua, Hayate-kun.
-¿Pero qué dices, Kakashi-sensei? ¡Pero si lo que ha dicho sólo es un montón de basura!-Intervino Hikaru, con los brazos cruzados.
-¿Eso piensas, eh? Ya veremos a ver quién es el verdadero idiota aquí. –Dijo Hayate con convicción.
-Mi nombre es Uzumaki Hikaru. Lo que más odio en este mundo es estar castigado. –Hayate soltó un resoplido despectivo. Ignorándolo, Hikaru continuó: -Y mi mayor aspiración es superar a mi padre.
-Pues lo llevas claro, Hikaru. Papá es invencible. –Comentó Meiko mirándose las uñas. –Mi nombre es Uzumaki Meiko. Lo que más odio en este mundo son los bichos. –Hikaru se rió tontamente y Hayate pareció ligeramente sorprendido. –y mi mayor aspiración es ser millonaria, ¡Dinero, dinero! –Dijo ella.
-¿De qué sirve el dinero, si lo que verdaderamente importa en este mundo es el amor? –Preguntó Hayate con un deje de tristeza.
-Mira tío, eres muy raro. –Dijo por fin Hikaru. Reflexionó durante unos instantes. –Ni se te ocurra acercarte a mi hermana.
-Chicos, chicos, calmaos. –Intervino Kakashi, que inevitablemente había sido relegado de la conversación. –Nuestra prueba se hará en…
-En el campo de entrenamiento 3, lo sabemos. –Dijo Meiko, sonriendo ampliamente. Hikaru y Hayate se miraron, preguntándose cómo había llegado hasta ella esa información.
Kakashi también pareció sorprendido, pero se recompuso enseguida.
-Así pues, más vale que no desayunéis. –Su único ojo a la vista estudió sus rostros. Ellos no hicieron ningún comentario. -¿No vais a preguntarme el por qué?
-¿Por qué? –Preguntó Hikaru, aburrido ya de toda esa charla.
-Porque sino… lo vomitareis.
Meiko bostezó y Hayate miró la hora.
-La juventud de hoy en día no se sorprende por nada. –Comentó Kakashi para sí. –A las nueve en el campo de entrenamiento 3.
-¡Ok! –dijeron los tres al unísono.
