Summary: Dipper y Mabel deben decidir sobre su futuro. Han comenzado con una relación que va más allá de lo aceptado por la sociedad que puede causar problemas en las decisiones que deben tomar y traerá el miedo en los hermanos Pines ante la posibilidad de ser separados.
Nota: Es mi primer Fanfic de esta pareja, ojalá les guste.
Los personajes de Gravity Fall son propiedad de Alex Hirsch y Disney, yo solo los uso para entretenimiento.
Advertencia: Contiene Pinecest. Si no eres fan de la pareja, te recomiendo que no la leas, podría ocasionar sangrado de ojos y nariz XDDD.
Capítulo I
Los rayos del sol se colaban por las cortinas de colores y estrellas creando un ambiente surrealista. La habitación parecía sacada de un sueño-color difuso, calcomanías por doquier que parecen que observan y destellos de luz en forma de estrellas y planetas por parte de la luz de noche de Mabel que aún pueden verse en el techo- o era una dimensión desconocida.
Dipper solo pudo abrir perezosamente los ojos buscando un poco de lucidez. Se sentía perdido y adormilado. Se sentó con pereza en la cama, miró a su alrededor y vio dormida a Mabel, abrazada a una especie de oso de peluche que seguramente ella hizo. Sonrió para sí mismo, verla dormir le encantaba.- Parece un ángel- fue lo que pensó y solo ese pensamiento lo turbó por un instante.
Adormilado y con una especie de mareo decidió levantarse, hoy sería un largo día. Se paró despacio, arropó a su hermana con cuidado y la dejó dormir un poco más; miró por un momento a Mabel, su rostro estaba pálido y había adelgazado mucho, Dipper odiaba verla así, tan débil y demacrada pero decidió que no se ahogaría en lamentaciones tan temprano así que caminó fuera de la habitación con dificultad, esquivando los peluches que estaban regados por el suelo.
El camino al baño le pareció largo y a su habitación una eternidad. Se cambió de ropa: unos vaqueros rotos, una camiseta negra, una camisa a cuadros rojos y sus vans , hoy no usaría su gorra, no se sentía con ganas de recordar a Gravity Fall , por qué se preguntaran , solo por capricho según él.
Dipper llegó a la cocina y su madre estaba preparando el desayuno, su padre miraba por la ventana seguramente preguntándose qué fue lo que hizo mal en la vida.
-Buenos días- saludó Dipper en un hilo de voz. Solo obtuvo como repuestas un asentimiento por parte de su padre y una especie de gruñido de su madre.
Todo había cambiado desde que Mabel enfermó. Todo se había ido a la mierda desde que esos doctores dijeron que la persona que más amaba en este mundo podría dejarlo y eso era algo que no podía tolerar. Todo se había derrumbado, los intentos de Dipper de entrar a la Universidad, la relación de sus padres, la relación de Dipper con sus padres, parecía que todo se había roto en la familia Pines y Dipper y sus padres lo sabían, pero lo disimulaban frente a Mabel y sus conocidos. Lo único que estaba intacto era su relación con Mabel, y lo agradecía con todo el corazón, ella era su consuelo.
Aunque Mabel ya había superado lo peor, de cierta forma ya estaba sana como habían dicho los médicos, aún había posibilidades de que vuelva a recaer y eso Dipper lo tenía presente. Desde ese momento decidió no separase de su Mabel, no podía arriesgarse. Y eso molestaba a sus padres, sobretodo porque ya solo faltaba un mes para que se graduara y él no ponía interés en ninguna Universidad. Antes estudiaba y buscaba emocionado opciones para estudiar en alguna prestigiosa Universidad pero cuando Mabel enfermó todo cambió.
Dipper tomó un sorbo del café que preparó su madre y miró discretamente a su padre que aún seguía perdido en sus pensamientos .Podía ver las ojeras y el ceño fruncido. -Me está culpando de todo -pensó Dipper tomando otro trago del café que sabía a cualquier cosa menos a café.
-Volviste a dormir en la habitación de tu hermana- de repente dijo su padre mirándolo directamente, sorprendiéndolo, no esperaba que le dirigiera la palabra.
-Si… bueno, Mabel no podía dormir y solo pue…- trató de decir nervioso el chico pero fue interrumpido por su madre- No deberías hacer todo lo que Mabel quiera, ya dejaste tus estudios para el ingreso a la Universidad solo para estar con ella, creo que la consientes demasiado- dijo la señora Pines de modo brusco.
-Además no me gusta que duermas en la misma cama con tu hermana- agregó su padre mirándolo fríamente.
- ¿Aunque llore y no pueda dormir?- respondió con molestia Dipper, se estaba cansando de esta conversación. Su padres dejarían a Mabel llorando y encerrada en la habitación sino fuera por Dipper. Pero de alguna forma él sabía que sus padres estaban al tanto de la relación que mantenía con Mabel, podía verlo en los ojos de su padre- sé que te acuestas con tu hermana, maldito enfermo -eso leía en su mirada aunque ellos nunca le habían dicho abiertamente que lo sabían, se comportaban como si fuera que lo castigaban por algo.
-Aunque llore y patalee- dijo su padre agarrando su taza de café para darle un sorbo y hacer una mueca de disgusto. El café sabía a calcetines.
El reloj marcaba las diez en punto de la mañana ya era hora de levantar a Mabel. La señora Pines subió a despertarla, mientras tanto Dipper trataba de leer un libro; el señor Pines ya se había ido a trabajar.
Pasaron 20 minutos y Mabel aun no bajaba. Dipper cerró su libro y subió a la habitación de su hermana para averiguar que ocurría. No debió subir. Mabel estaba temblando y sollozaba en silencio mientras era acunada entre los brazos de su madre que le tarareaba una canción infantil. Lo único que pudo hacer Dipper fue salir de ahí, odiaba verla en ese estado, no parecía su Mabel.
Caminó furioso a su habitación y cerró de un portazo tan fuerte que retumbó en toda la planta superior. Se sentó en la cama y trató de retener las lágrimas de rabia e impotencia que se escapaban. Se sentía mal, sentía que era su culpa, si bien su hermana ya no estaba enferma, tenía pesadillas, ataques de ansiedad o simplemente temblaba sin razón alguna y Dipper lo atribuía a secuelas de esa estúpida enfermedad, aunque el Doctor había dicho que no tenía nada que ver con eso, Dipper no se lo creía, sabía que eran secuelas o alguna especie de recordatorio de sus pecados, pero eso último Dipper se lo inventó.
Se recostó en la cama tratando de alejar los pensamientos pesimistas que comenzaban a atacarlo. Pensó en cuando Mabel lo besó por primera vez y como sintió tanta felicidad que no entendía cómo era posible que ese sentimiento se pueda sentir con un suave roce de labios que nunca debió de ocurrir. Pero también recordó que así como la felicidad lo embargó la culpa no tardó en presentarse a joder su momento de gloria.
El ruido de pasos acercándose a su habitación lo alejó de sus pensamientos haciéndole sentar bruscamente. La puerta se abrió mostrando a una Mabel ojerosa y pálida pero que aún conservaba su sonrisa. La chica se acercó a paso lento aun vestía su pijama y se acomodó a lado de su hermano que la miraba con una sonrisa de alivio.
-Hola Bro-bro-dijo juguetonamente pero su expresión cambió a una seria en un instante- Lamento que me vieras así hace rato- se recostó en el hombro de su hermano y cerró los ojos- Desperté asustada otra vez pero mamá me calmó, no te encontré a mi lado- dijo la chica mientras tomaba la mano de Dipper y entrelazaba sus dedos con los de él.
-Lo siento- dijo Dipper dándole un ligero apretón. Mabel se acercó y lo besó en la mejilla para luego darle una cálida sonrisa y levantarse-Bueno, iré a cambiarme y luego damos un paseo ¿vale?- dijo con un puchero infantil. Dipper soltó una risa alegre y asintió. Mabel salió a prepararse mientras Dipper pensaba hasta cuando sus padres no le echarían en cara su relación incestuosa con Mabel. Estaba seguro que eso pasaría pronto.
La tarde del sábado pasó veloz, tan veloz que Dipper estaba seguro que no pudo disfrutar del paseo con Mabel como le hubiera gustado. Pocos eran los momentos en que podían salir solos, ya que últimamente sus padres no dejaban a Mabel salir mucho, la excusa, su enfermedad ya curada, la verdad, no querían que Dipper y Mabel pasen tiempo juntos más de lo necesario.
Mabel vestida con un sweter colorido y con unos vaqueros daba saltitos mientras llegaban a la puerta de su casa. Dipper la seguía mientras cargaba algunas bolsas de compra. A Mabel le dio un ataque de compras y trajo casi todas las calcomanías, potes de pintura, lápices de colores que había en una tienda de arte y cosas raras; y por supuesto Dipper lo tuvo que pagar, algo nada agradable para su economía.
-Podrías por lo menos ayudar con una bolsa, ¿no crees?- le dijo molesto mientras trataba de abrir la puerta, ya que su hermana se entretuvo con un mensaje del celular.
-Ya, ya…Disculpa Sir Dippingsauce- respondió cargando un par de bolsas para que su hermano pueda abrir la puerta con facilidad. Dipper le sonrió y abrió la puerta para que su hermana entrara primero pero la voz áspera de su padre lo sorprendió casi haciéndole tirar las bolsas que aún cargaba.
-Tardaron demasiado- dijo el señor Pines de manera dura. Mabel solo se encogió de hombros quitándole las bolsas a su hermano y quedando de frente a su padre.
-Fuimos de paseo, y no creo que hayamos tardado tanto, papá – replicó la chica haciendo un puchero. El señor Pines entrecerró los ojos y sonrió a su hija- Muy bien, pero la próxima no pueden tardar tanto, aun estás delicada cariño- le dijo desordenando el cabello de Mabel; ella solo puso los ojos en blanco y meneó la cabeza, le molestaba que la trataran como una invalida.
Dipper en todo momento guardó silencio. Notó como su padre lo miraba de reojo y sabía que obtendría una reprimenda y más miradas acusadoras y de reproche.
-Ah, por cierto, tu amiga Jennifer está esperándote en tu habitación- le dijo el señor Pines a Mabel distraídamente mientras fijaba su mirada en Dipper.-Genial, gracias papá…Nos vemos después Dip- expresó la chica corriendo en las escaleras.
El silencio se presentó por un momento hasta que se escuchó la puerta de la habitación de Mabel cerrarse. Dipper no se movió de su lugar y miró fijamente a su padre antes de pretender caminar hacia la cocina pero su padre lo detuvo.
-A donde fueron- no era una pregunta, era una orden o eso pensó Dipper, una orden para que respondiera a una pregunta que no tenía signos de interrogación. – Fuimos al cine, luego la llevé por unos helados y le compré algunas cosas para pintar- respondió el chico con la voz firme, no se dejaría intimidar.
El señor Pines lo miró con desconfianza como no creyendo en las palabras de su hijo. – Seguramente cree que la llavé a un motel para follar- ese fue el primer pensamiento que tuvo Dipper y eso le dio asco, como si fuera un depravado que se aprovechaba de su hermana. Aunque era cierto que a veces se follaba a Mabel pero no era porque la obligaba, era por mutuo consentimiento y además la palabra follar no era la indicada, mejor sería "hacer el amor".
Ambos se quedaron callados por un momento hasta que Dipper habló con voz firme- ¿Que pasa papá?, porque no me dices lo que estás pensando de una jodida vez- su voz sonó más molesta de lo que pretendía, desconcertando a su padre.
-No quiero que estés mucho tiempo con mi hija-dijo el señor Pines- No quiero que la lastimes y sobre todo, me has decepcionado Dipper- el señor Pines lo dijo como si fuera que esas palabras le quemaban la lengua, lo dijo con rabia. Dipper pudo sentir como una cachetada mental lo había golpeado y sintió sus ojos humedecerse.
-No puedes alejarme de Mabel, es mi hermana y nunca la lastimaría… y lamento decepcionarte- todo lo dijo en un hilo de voz. Apretó sus puños tan fuerte que podía sentir como sus nudillos se estaban poniendo blancos. Dipper con las palabras de su padre pudo confirmar que sabía su relación con Mabel y eso lo asustaba. Esperó a que le dijera que era un maldito enfermo, que lo denunciaría pero esas palabras nunca llegaron.
-Solo no duermas con tu hermana hoy, aunque llore y patalee…- escuchó decir a su padre mientras se giraba y subía las escaleras- Aah! por cierto, tu tío Ford llamó, quería hablar contigo…deberías llamarlo, capaz te lleve a una Universidad decente y dejes a Mabel en paz y de paso a mí también- dijo el señor Pines mientras apuraba su paso para desaparecer en el pasillo de la planta superior.
Dipper sintió sus lágrimas calientes bajar por sus mejillas. Eran lágrimas de rabia. Se limpió con el dorso de su mano y caminó a paso lento a la cocina. Buscó en la nevera una lata de cerveza, la abrió y salió al patio trasero. Sacó un cigarrillo de su bolsillo, lo encendió y le dio una calada profunda para luego soltar una gran cantidad de humo. Miró al cielo que desprendía los colores del atardecer- naranja, violeta y rosado- tratando de calmarse.
Si Dipper Pines no había huido de esa casa era por Mabel. Antes de que comenzara su relación de más que hermanos con Mabel, los problemas con su padre ya habían comenzado, peleas por tonterías, discusiones de cosas que ya no recordaba y una vez lo había golpeado por un problema que había tenido en el Instituto- Eres un inútil, como puedes permitir eso, esos chicos debieron darte una buena paliza para que aprendieras a ser un verdadero hombre- le había dicho su padre después de darle un buen bofetón ,aunque tenía esos problemas, no eran tan frecuentes y hasta Dipper los llegaba a olvidar, pero desde que Mabel había enfermado más bien desde la recuperación de Mabel la relación con su padre fue empeorando y al poco tiempo con su madre también. Dipper estaba seguro que uno de los dos se enteró de su relación con Mabel y ahora él se tragaba toda la mierda de ambos.
Pensó en huir a Gravity Falls, sería mejor para todos, pero sabía que no se podría llevar a Mabel y separarse de ella no era una opción. Suspiró y le dio un trago a su cerveza. Miró a la ventana del cuarto de su hermana donde se podía escuchar las risas de Mabel y su amiga. Sonrió y se recostó en el césped volviendo a mirar al cielo. Trataría de soportar toda esta mierda por ella, tenía que ser fuerte, tenía que serlo.
