pues esto es parte de un reto del área laboral del foro "Hogwarts a través de los años" (el mundo a través del trabajo)
escogí el área de medicina (ortopedia, lo cual explica que con un "Episkey" se reduzca un hueso fracturado) en fin...
Aclaro que nada me pertenece, todo es de JK Rowling y de la WB... en fin, de lo contrario, no sobrevivirían más de 3 parejas canon y el epílogo sería totalmente diferente, pues he aquí la historia... Quejas, comentarios y crucios en los comentarios (una disculpa si existe alguna incoherencia, pero lo escribí a horas inapropiadas y de un jalón)
¿Y DÓNDE ESTÁ LO HERÓICO?
La alarma del despertador va incrementando su volumen hasta sacarme de mis sueños… Inunda cada rincón de la habitación, llega hasta cada resquicio del departamento, chasqueo los dedos… Y con un poco de magia no verbal la pequeña cafetera empieza a funcionar, maldito brebaje muggle al cual me he hecho adicto…
Abro los ojos, la obscuridad aún reina en la habitación, aspiro lentamente con un poco de cansancio, he de corregirme, con mucho cansancio, mi pecho se insufla con el característico peso que lo oprime en la mañana, mientras mis músculos aún se sienten entumecidos, me levanto con pesadez y me estiro ligeramente, mientras el bulto que se encuentra a mi lado continúa soñando como bendito, abro las cortinas; aún no hay rastro del astro rey, la nieve cae suavemente sobre los jardines de Wiltshire, vuelvo a respirar lo más profundo que puedo y el frío del ambiente logra despertarme un poco más, te observo de nueva cuenta y en estos momentos realmente te odio con todo mi ser… Me coloco tu sudadera y unos pantalones deportivos sobre mi ropa interior, bajo a la cocina, me sirvo el café ya preparado mientras observo a lo lejos la mansión Malfoy, me preparo un refrigerio a toda velocidad extrañando con todo mi ser a los estúpidos elfos domésticos…
Por un segundo entre los arbustos logro observarme de pequeño corriendo tras los pavo reales, riendo descontroladamente, sin preocupaciones, cómo cambian los sueños con el paso del tiempo o mejor dicho cómo son modificados por la realidad. En mis ensoñaciones he perdido minutos de oro, tomo una rápida ducha de la cual a veces no logro ver el punto, en menos de una hora me encontraré en un estado deplorable, medio me seco el cuerpo y me enfundo en el uniforme, corro a la cocina por el resto de la cafetera y meto en mis bolsillos la mayor cantidad de galletas y dulces que me resulta posible, verifico mi maleta y salgo disparado del Chalet.
Debo de decir que no entiendo cómo dicen que los hombres no somos multitareas, he logrado repasar los temas pendientes del día anterior, manejar a toda velocidad sin chocar con los idiotas muggles y tomarme la mayor cantidad de café posible sin derramar una gota sobre mí.
Corro con suerte al encontrar estacionamiento cerca de la entrada, 150 metros menos que correr, subo las escaleras tropezándome en el último escalón, mis ancestros se revolverían en su tumba al ver a un Malfoy con tan poco porte; tal vez la torpeza de mi pareja se me ha contagiado. Pero bueno, antes se derrama sangre que café, dejo mis cosas en el cuarto de máquinas miro a mi alrededor y formulo un pequeño hechizo por si alguien se aproximase a mis objetos, reviso el censo de pacientes sobre la pizarra, ¡fabuloso! ni uno más. Paso visita revisando el estado de los pacientes a mi cargo, coloco mis manos sobre cada uno de ellos mientras los saludo como pretexto para detectar alguna anomalía, verifico los reportes del personal de enfermería y procedo a realizar mis notas de evolución, me siento mareado en el proceso, he necesitado bastante energía para realizar lo anterior y mientras tecleo de manera vertiginosa en mi ordenador, observo a mis compañeros de rango con peor cara que la mía, no entiendo cómo pueden lograr hacer esto sin magia, digo no es que yo tenga mucha en este momento.
Logro terminar todo a tiempo y me dirijo a la entrega de guardia, me deslizo lentamente a la parte posterolateral de la sala, covenientemente cubierto por otro colega, un par de minutos después comienza la masacre, mis compañeros tienen una cara similar a la que tenían los mortífagos frente al señor obscuro, suspiro lentamente, cuando uno de ellos intenta ayudar al compañero que se encuentra presentando los pacientes que llegaron durante la noche, de una manera tan lastimosa, que terminan ambos "castigados" de seguro este par hubieran terminado sorteados en Gryffindor. Mientras, mantengo mi máscara de impasibilidad hasta que termina la sesión.
En esta área dicha máscara me ha salvado de tantos problemas, como al encontrarse mi casa infestada de magos tenebrosos, aunque a veces me ha metido en otros, justo me encontraba cavilando esto cuando siento mi brazo ser traccionado:
―Así que congratulándote de la desgracia ajena― tenía que ser uno de mis superiores inmediatos el cual por no se que complejo de inferioridad la había tomado conmigo.
―No se de que hablas Jones.
―Crees que no observé tu cara de suficiencia al observar que tus compañeros eran castigados por una nimiedad mientras tú lo observabas cómodamente desde la barrera ― mi paciencia se agota de manera estrepitosa y mi ceja derecha cobra vida, antes de poderla controlar, pero bueno en otros tiempos hubiera crucciado al bastardo hasta el cansancio― pues esquivabas la bala por poco remedo de "príncipe", encontré 4 faltas de ortografía en tus notas de evolución y una de tus indicaciones no se encontraba firmada por tu médico adscrito, por lo tanto creo que tus habilidades de mecanografía y gramática se verán beneficiadas pasando la mañana en urgencias, ¿no te encanta mejorar en tus habilidades secretariales?.
―No puedo dejar sola la rotación del Dr. Slongo en su día quirúrgico― lo digo casi por inercia, aunque ya veo venir la respuesta exasperante.
―Me tendré que sacrificar para solventar tus torpezas, por cierto serías tan amable de terminar mis pendientes, no queremos un retraso en una cirugía tan compleja― me muerdo la parte interna de mi carrillo hasta sentir el sabor metálico de mis sangre, en fin, cualquier rastro de sueño se ha evaporado completo de mi sistema.
―En ese caso permítame retirarme, para cumplir a la brevedad con su encomienda― levanto mi mentón y doy la media vuelta para regresar al área de hospitalizados, estoy seguro de que de usar un una túnica mi salida sería idéntica a la patentada por mi padrino al salir de la clase de pociones, la bata hospitalaria no logra el mismo efecto.
Logro resolver los pendientes administrativos de Jones en menos de una hora, el tan odiado porte por mis colegas, por alguna extraña circunstancia es apreciado por el personal femenino de esta institución, tal vez si se enteran algo más de mi vida personal, no me harían tantos favores. Realizo curaciones y cambio vendajes de mis pacientes a cargo, preguntándome cada vez que punciono una ámpula o descarto una gasa llena de pus si alguien notaría que a mi agua la mezclara con alguna poción para acelerar el proceso de curación cutánea, no logro comprender cómo es que los muggles nos superan en entendimiento y en ocasiones en tecnología para resolver problemas médicos, mientras que en las situaciones más básicas se encuentran en las cavernas.
Me carcome por dentro que al tener la solución dentro de mi ser a muchos de sus padecimientos, en especial dentro del área que escogí para trabajar dentro del gremio médico no haga uso de ella. Supongo que llamaría demasiado la atención y aumentaría los problemas que de por sí ya tengo con el Wizengamot, suspiro profundamente, uno de mis pacientes confunde mi desesperación con cansancio, tomando mi mano, con hambre, qué se yo.
―Tome "Doc", me sobró de la cena, apuesto que tiene hambre― me entrega una pieza del horroroso pan que les distribuyen a los pacientes durante la merienda, su sola apariencia me provoca nauseas y me hace enfurecer, antes de lo pensado mi cara se torna de un color rojo y mis ojos no se despegan de su herida que me encuentro terminando de curar― No tenga pena doctor, siempre lo veo trabajar al máximo, a todos nos da hambre, permítame darle algo para que no pase tan mal día.
A regañadientes guardo el remedo de galleta o polvorón en un bolsillo de mi bata y me retiro lo más pronto posible de dicha cama, recojo mis cosas del cuarto de máquinas, tirando a la basura las notas y la planeación quirúrgica que había realizado para la cirugía del Dr. Slongo, ventaja para mí haya aprendido a la mala a no anexarla al expediente antes de que los pacientes se encontrasen en el área de quirófano, mejor en la basura que ayudarle a los estúpidos que se encuentran un año más arriba a que ellos queden bien cuando me roban las cirugías.
Tomó mis pertenencias y me dirijo al área de urgencias donde uno de mis compañeros ya se encuentra trabajando, observo el escritorio, en el cual se encuentran, como mínimo 20 hojas de valoración, miro de reojo a mi compañero mientras mi compañero intenta explicarle a una señora de 60 años que un dolor de cadera de 10 años de evolución no es una urgencia médica, que con gusto se atenderá su molestia mediante la consulta externa, pero que eso solo se solucionará mediante la remoción de su articulación nativa y colocación de una artificial , pero es un proceso extenso; el cassette que contiene "el discurso" me da dolor de cabeza ya que también lo he repetido milles de veces, reviso si dentro de las dichosas hojas hay una urgencia real; siguiendo la costumbre de cada lunes, abundan las "urgencias administrativas", así que paso los pacientes que según la descripción de los médicos generales podrían ser una urgencia relativa.
Para la veinteava vez que repites el "discurso" ya previamente mencionado realmente la desesperación y el automatismo empiezan a hacer mella en la coraza que tienes alrededor de tu temple. Me pregunto qué estoy haciendo aquí sin comer; lleno de yeso y sangre gracias a un par de urgencias que sí eran urgencias.
Llega una niña de 5 años, su antebrazo está evidentemente fracturado, le explico el diagnóstico y el procedimiento más que al familiar a la niña en sí, lo cual me provoca la disconformidad del día al pregúntame la niña:
―¿y me va a doler doctor?.
―Sí― lo cual provoca una cara de horror al familiar, me toma más tiempo convencer al familiar del paciente, que para el paciente mismo, tomando en cuenta que ella tenía cinco años; al reducir la fractura que la pequeña, la cual por supuesto logré dejar en su sitio después de una única maniobra, entre amenazas, por no decir gritos del progenitor del paciente por decir que "le iba a doler", qué debía hacer, ¿mentirle? pero al final la niña me dice antes de irse "no dolió tanto como esperaba doctor, gracias" y el padre se hace el loco para no disculparse de us agresividad. Me masajeo las sienes cuando salen del área de urgencias pensando que lo difícil del día había pasado. Aún queda una hoja en el escritorio
El paciente de ella no había sido atendido por el médico adscrito que usualmente estaba encargado de los lunes o de los médicos que tenía a su cargo, pese a llevar más tiempo que otras; yo pensaba que era un error entre los mismos residentes al atender a los pacientes, al ser una solicitud traspapelada o una omisión por el doctor a cargo al ser un padecimiento insignificante. Termina en un paciente conflictivo en el cual que el objetivo de la consulta es obtener una incapacidad laboral (olvídense del test de multi-personalidad de Minnesota, que soy un experto en Legremancia, o un Slytherin desde mi cuna, cualquiera podría ver a leguas que el tipo mentía... por Merlín, hasta Crable & Goyle podrían fingir mejor que ese horrible muggle).
Posterior al evaluar los estudios de imagen y la exploración física del individuo, no pude integrar ningún diagnóstico, a excepción de una lumbalgia (dolor de espalda) de tipo muscular y sin alguna complicación alguna o dato de alarma; a lo cual al sólo darle 3 días de incapacidad (el máximo para una atención en el área de urgencias, además de sugerencias e indicaciones para su médico familiar) dicho paciente terminó despotricando contra la institución y hacia mí; especialmente hacia mí… Con la frase tan típica, intemporal y exasperante de:
―¡Por mí comes, estúpido burócrata de mierda! ¡Mi aportación sindical te mantiene, muerto de hambre!― esa frase, tan repetida como falsa me hace pensar en qué es lo que prefiero, ser tratado como algo inferior, devaluado y descartable en el mundo Muggle o como un Mortífago de mierda en el mundo mágico; que para el caso en ambas situaciones es lo mismo, al menos en el mundo muggle es algo temporal. Haciendo oídos sordos a los insultos del susodicho paciente, con la premisa de "si tiene alguna queja, vaya con el jefe de servicio" termino mi turno.
Mi compañero está en peores condiciones que yo; se ha enredado en una discusión con las enfermeras de área al ingresar un paciente 15 minutos antes de su entrega de guardia, pero el mismo no podría dejarse sin antibiótico o solicitando espacio para entrar a quirófano ¿cómo es posible que algo administrativo podría tener más peso que algo realmente importante? esa pregunta ronda en mi cabeza mientras organizo mis pertenencias, me horrorizan los Muggles y sus organigramas; sin embargo los magos también dejamos mucho que desear. Para muestra estoy yo.
Realizamos la revisión de pacientes ingresados y pendientes, tanto con los superiores inmediatos, como los médicos responsables, ambas rondas con su característica dosis de humillación y pendientes sin otro objetivo que ahorrarles trabajo a los superiores.
―¿Cómo es que logras reducciones al cien por ciento? ―comenta uno de los doctores en jefe de la tarde que recibe los resultados del servicio de urgencias para el cambio de turno.
―No lo se, intuición, técnica, suerte…― me sonrojo un poco ya que todo es resultado de drenar mis energías en un "episkey" no verbal.
―Tienes talento muchacho, vete a casa. ― Tomo nota de mis pendientes al día siguiente, adelanto el trabajo y me dirijo hacia el estacionamiento; en estos momentos agradecería un "enervate" incluso de hasta el estúpido de Wesley; me cuesta trabajo llegar al automotor. No tengo idea cómo llego al Chalet sin chocar.
El mismo se encuentra vacío; al menos a los gritos que emito al llegar, muero de hambre, mis párpados se cierran, bajo los artículos que lograrán que logre contestar las preguntas acerca de los pacientes que se han añadido al censo, Merlín Bendiga al Doctor Cesseley, de lo contrario estaría perdido en las bases; sólo deseo 5 minutos en blanco, sin preocuparme por aquellos que dependen de mis decisiones o de mis malas/buenas decisiones. Agradezco el pensadero que han traído a mi casa; por cierto sin mi consentimiento. Creo que no podría descansar si él; lo cual resulta irónico, ya que el 65% de mis pesadillas provienen de su dueño (lamento decirlo sociedad Muggle, ustedes sólo han provocado el 15%, el porcentaje restante debo de inculpar a mis antecesores); trato con todas mis fuerzas de leer los 5 artículos que requiero para la siguiente entrega de guardia (en maldito fin de semana, como odio las guardias del Domingo), antes de entregarme a los brazos de Morfeo…
Tantas preguntas se aglutinan a mi mente, tanta frustración, tanto de mi persona, mi capacidad, mi realidad, mis circunstancias, todo se disuelve en el pensadero…. Me dirijo cual autómata a mi cama mientras programo mi teléfono móvil para que me brinde unas cuantas horas de inconsciencia, sólo lo esencial, lo indispensable. Media fortuna Malfoy para dormir sin sueños.
Estoy en 6to año, me siento ahogar ente mis lágrimas, angustia, opresión… El armario evanescente se encuentra frente a mí, son incontables las veces que intento repararlo, pero nada funciona.
De la nada reanuda su trabajo, pero lo que sale del mismo no son los canarios o las verdes manzanas que he dejado en su interior. Si no infinidad de mariposas negras, inundan la sala de los menesteres, me sepultan, se adentran en mi interior….
Mi respiración se acelera y una serie de escalofríos me inunda; exhalo profunda y lentamente, pero el aire inspirado no cuenta con la suficiente cantidad de oxígeno, al repetir la acción, me percato de una extraña presión sobre mi cuerpo.
―Amor, despierta… te encuentras inquieto― siento una multitud de besos recorrer mi nuca y la parte superior de mi espalda, el aliento y la voz vibran sobre mí, los besos se diseminan, despertándome suavemente. Me desperezo un poco…
―Por favor Harry cinco minutos más, estoy muerto… No tardo en preparar la cena― ignoro la secuencia real del tiempo, pero no dejo de sentir mimos sobre mis brazos y mi espalda, desde la lejanía emergen unas suaves palabras…
―Dragón, te vas a quedar sin desayuno... ― Más besos intentan arrancarme del estado de inconsciencia, las caricias avanzan a lo lado de mi torso, se concentran minutos en mis caderas y continúan su avance hacia parte caudal de mi cuerpo, repartiendo suaves caricias sobre mí hasta llenar esa parte dura y esponjosa con deseo, sangre y pasión. ―¡Draco! Necesitas comer.
―Hmmmm.
―Ya flojo, en cuanto termines vuelves a dormir.
―No soy tu Elfo… ¿Es que su salvador no sabe prepararse la cena? ― Me escondo entre las cobijas hasta que el previamente mencionado me empuja hasta estamparme en el suelo.
―¡Harry Potter! Que parte de 5 minutos no entendiste.
―¡Llevas 18 hrs pidiéndome 5 minutos! ¡Tus padres se cansaron de esperarte anoche!― lo cual no me parece del todo descabellado. Sollozo lastimosamente previo a que mis hombros se vean inundados de nueva cuenta con casi imperceptibles besos.
―¿qué hora es? ― replico.
―Es el sábado casi a medio día― ante esta respuesta vuelvo a sollozar. Estiro mi torso sobre la misma cama, realizando un prominente arco desde mi columna lumbar, hasta la punta de mi legua. De no estar tan cansado me avergonzaría de parecer gato. ―¿Seguro que no quieres que hable con el Ministro Sackelbot para que te devuelvan tu varita? Tu "trabajo" parece estar sobrepasándote. ―me termino de incorporar mientras él continúa besando mis muslos, pese a lo delicioso que se siente, se que si me rindo a los mismos, volveré a dormir.
―Parece que alguien ha estado husmeando en el pensadero― comento a medio bostezo, retirándome la ropa interior. Suelto un profundo suspiro y una amarga risa sale de mi torso― Lo bueno del primer año de residencia, es que sólo sucede una vez, o por lo menos en el área de Ortopedia. Por qué no me ayudas a bañar "cara-rajada"― mientras la cascada de agua fría cae sobre mi cuerpo y unas manos calientes me recorren y me hacen recostarme en la bañera.
―Sigo sin entender por qué no esperaste al final de los juicios para estudiar medimagia o por que elegiste continuar en algo tan pesado― mientras me enjabona la espalda y el abdomen, recargo mi espalda en él, gimo al contacto con su piel mientras me dejo mimar al masajear mi cuero cabelludo.
―No seas estúpido nada cambiará aquí… En el mundo mágico tú siempre serás el jefe de aurores, "El salvador del mundo mágico"… Y yo siempre seré el hijo de un mortífago fracasado, haciendo pobres hechizos sin varita― Harry es ahora el que se está riendo, siendo yo el que no encuentra la gracia.
―¡Que irónico! Creo que ahora eres más héroe que yo, incluso siendo "jefe de aurores"….
―Mencióname un ejemplo de un acto heroico, en mi asqueroso día…
―Haces tu trabajo con una cara "afable" para tus subalternos, cuidas tus pacientes escuchando sus penas, das el máximo en lo posible, incluso cedes el asiento cuando estás demasiado cansado como para manejar a casa.
―¿Y eso qué tiene de heroico? ― pregunto realmente intrigado, por no decir molesto.
―Lo es para quién se sienta en él…― las caricias de Harry continúan mientras me baña, recuerdo la galleta/pan que se encuentra en el bolsillo de mi bata y una sonrisa se instaura suavemente en mi rostro, mientras me vuelvo a sumir unos minutos más en la inconsciencia.
Una disculpa para los que leyeron esto al principio, la subí a ultimo momento y cada que la leo encuentro una falla nueva, la cual corrijo. Si encuentran algo que continúa mal se les agradece hacerlo notar
