Hola! He regresado con este songfic!
Buenos este es un fic inspirado en la cancion de Hearbeat de Enrique Iglesias ft Nicole Scherzinger, una cancion muy bonita y ke me encanta!
Letras cursivas (hola) seran la narracion del pasado y letras normales (hola) seran del presente... espero no confundirlos
sera un fic de dos capitulos, el primero narrado por Orihime y el segundo por Ichigo...
Por ahora sera un rango K pero en el segundo lo volvere rango M... asi ke esten pendientes a los cambios!
disfrutenlo!
Estoy molesta. ¡No! Más que molesta, realmente furiosa.
¿Por qué? Porque no se qué sucede conmigo.
Simplemente no puedo dejar de pensar en él.
Todo había sucedido hace dos semanas atrás. Estábamos en nuestro departamento, mi amiga Kuchiki Rukia y yo, de la manera más ruin me había convencido para ir a un club nocturno.
Ella me había dicho que me presentaría a su nuevo novio, Abarai Renji. Debo admitir que en ese momento me sentía muy curiosa por conocerlo, pero los clubes nocturnos no son de mi agrado.
– Por favor Orihime– me dijo Rukia.
– No lo sé Rukia-chan. Sabes que no me gustan esa clase de lugares– contesté, esperando que dejara la idea de lado.
– Es… Es porque no me quieres, ¿verdad? – no lo podía creer. Los ojos de Rukia se habían comenzado a llenar de lágrimas. Sacó un pañuelo blanco para secárselas.
Comencé a sentirme realmente mal.
– E-Está bien. Iré– dije derrotada. Era muy débil.
– ¡Gracias Orihime! ¡No te arrepentirás! – contesto mi amiga llena de alegría y totalmente recuperada. Me había engañado.
Pero debo admitir que es una buena actriz.
– ¡Será tan divertido! ¡Yo te ayudaré a arreglarte! ¡Serás una diosa! – decía Rukia rápidamente.
– Pero, Rukia-chan, ¿no será muy incomodo que yo esté presente solo con ustedes dos? – le pregunte. No quería hacerlos sentir incómodos, ni mucho menos sentirme incómoda.
– Para nada, Orihime. Además, Renji llevará a un amigo– me contestó mientras miraba su celular que acababa de sonar. Pude sentir como mis ojos se salían de sus cuencas. ¿Qué acababa de decir?
– Es-Espera un minuto Rukia-chan. No… No estarás planeando una cita a ciegas ¿verdad? –
Rukia se incorporo del sofá en donde estábamos sentadas, desvió la mirada.
– Cl-Claro que no Orihime. Tú me pediste que no lo hiciera más. Orihime, ¿podemos hablar de esto en otro momento? Tengo que ir a ver a Renji– me dijo, sin verme a los ojos y comenzando a tomar sus cosas. Ella me había realizado algunas citas a ciegas, pero todos los chicos resultaban ser unos verdaderos cretinos. Por eso le había pedido explícitamente, NO MÁS CITAS A CIEGAS.
Pero al parecer con ella no sirve razonar.
– Rukia-chan, tu desvías la mirada cuando estás mintiendo. Mírame a los ojos y dime que NO es una cita a ciegas– le pedí antes de que se fuera. Rukia me volteó a ver y enseguida supe que me estaba mintiendo.
– Lo prometiste Rukia-chan– le dije bajando la mirada y yendo hacia la cocina.
– ¡Lo siento Orihime! Pero ya dije que irías. Hablamos cuando regrese– dijo saliendo del departamento. No podía hacer nada.
Tendría que ir.
Decidí levantarme de la cama y dirigirme a la ventana. Era un día lluvioso, justo como ese día.
Seguiré con la historia.
Después de que Rukia se arrodillo, me pidió disculpas y prometió hacer el aseo del departamento por dos meses, nos comenzamos a cambiar.
Ella me obligó a poner algo que nunca volvería a usar. Era unos jeans ajustados de color plomo con detalles brillantes en los bolsillos de atrás. Una blusa de color blanco, holgada en la cintura pero algo ajustada en el busto, solo tenía un tirante grueso del lado izquierdo. Unas zapatillas altas de color negro y me dijo que lo combinará con una chaqueta de cuero de color turquesa oscuro y un bolso de mano de color negro.
Mi peinado era con el cabello suelto pero ondulado y no podrían faltar mis horquillas de flores. El maquillaje era muy poco, solo algo de delineador negro, rubor rosado y un poco de labial rosa claro.
– ¡Te ves hermosa Orihime! Claro pero ya lo eras– me dijo Rukia, logrando apenarme.
– Gracias Rukia-chan, tú también te ves muy bonita– le dije contemplando su atuendo.
Era un vestido corto de seda de color amatista, con un hermoso escote en V. Lo había combinado con unas zapatillas doradas de tacón medio, unos brazaletes dorados con brillos rosados, unos aros dorados en los orejas y su cabello estaba liso. Ella llevaría una chaqueta blanca y un bolso dorado. Su maquillaje era sencillo como el mío, delineador, rubor y lápiz labial de color durazno claro.
– Gracias. Más le vale a Renji notarlo. Bueno, nos vemos en el club– me dijo colocándose su chaqueta y tomando su bolso.
– ¡Espera Rukia-chan! ¿No iremos juntas? – le pregunte, no quería llegar sola al lugar.
– No puedo. Renji pasará por mí en un momento. Tenemos que hacer algunas cosas antes de llegar. Estarás bien Orihime, el club está muy cerca de aquí. Nos vemos en un rato– me dijo mientras salía del departamento.
¡Rukia pasaría los siguientes cuatro meses haciendo el aseo del departamento!
Llegue al club, para esa hora ya había mucha gente. El lugar era muy popular. Rukia estaba retrasada. Me había hablado hace unos momentos para avisar que tenía un problema y que llegaría tarde, también me pidió que entrara al lugar y tomará una mesa. Eso hice.
¡Hace media hora! ¡Y ella aún no llegaba!
Estaba comenzando a aburrirme, así que decidí ver el lugar. Era muy agradable.
Bastante amplio, con mesas de madera y cristal. Una enorme barra, pista de baile con piso de luces de colores. Una esfera disco el techo y un juego de láser impresionante.
Observe a las personas que se encontraban divirtiéndose. Muchos venían en grupos. Bailaban, reían, bebían, coqueteaban, se la pasaban en grande.
Mi mirada se ubicó con un par de ojos castaños, debajo de un ceño fruncido. Eran hermosos. Reflejaban valentía, orgullo, amabilidad y misterio.
Observé al dueño de esos ojos, era muy guapo. El chico más guapo que he visto en mi vida. Puede sentir como mis mejillas ardían.
Con su cabello anaranjado claro en punta, su piel de color melocotón claro, alto y delgado, hacía que mi cuerpo se saliera de control. Llevaba puesta una camisa rayada de colores morado, café, amarillo, blanco y gris. Una corbata de color amarillo y unos jeans azul oscuro.
De repente él notó que lo estaba viendo, nuestros ojos se cruzaron y me sonrió.
¡Me sonrió!
Lo más seguro era que mi cara estaba del mismo color que un tomate. Desvié la mirada hacia la puerta, rogando que Rukia apareciera por ahí.
De repente, sentí a alguien detrás de mí. Gire el rostro y ahí estaba él.
El chico de los ojos castaños.
¡Dios! Era más guapo de cerca.
– Hola– me dijo mientras esa sonrisa aparecía en su rostro.
– H-Hola– le dije desviando la mirada a mis manos.
– ¿Vienes sola? – me pregunto. No sabía si contestarle, después de todo no lo conocía.
De pronto pude ver como él jalaba una silla y se sentaba a mi lado, con el codo recargado y dejando descansar su barbilla en la mano. Su expresión era de diversión.
– Di-Disculpa, ¿Qué crees que estás haciendo? – le pregunte algo molesta.
– ¿Sentándome? – me dijo divertido. ¿Era mi imaginación o su rostro estaba más cerca?
– No puedes hacer eso. Ni siquiera te conozco– le dije. Mis manos temblaban por la cercanía de él. Era tan guapo pero no le iba permitir este comportamiento.
– Está bien. Tenemos toda la noche para conocernos– me contesto con una sonrisa de lado. Ojos se abrieron por la sorpresa, estaba sonrojada, otra vez.
– N-No gracias. No quiero tener que ver con un chico tan fresco como tú– le dije, girando mi rostro hacia otro lado. Él suspiro y se paró. Por alguna razón, sentí tristeza porque él no insistió más.
O al menos eso creí.
– Está bien, ya nos conoceremos y robare tu corazón– dijo antes de irse y perderse entre la multitud.
¿Qué acababa de decir?
En ese momento mi corazón dio un vuelco, sentía que se iba a salir de mi pecho.
– ¡Orihime! – escuche que dijeron mi nombre. Gire mi rostro y vi a Rukia entrar al club. Se acercó a mi seguida por un chico alto, de cabello rojo intenso y unos ojos color chocolate.
– Perdona por la demora. ¡Te presento a mi novio, Abarai Renji! – dijo Rukia sonriéndome. Abarai-kun se acercó.
– Hey Inoue– me dijo con una sonrisa de lado.
– Hola Abarai-kun–
– Renji, ¿podrías ser un poco más educado? – lo regañó Rukia.
– ¿Qué quieres que le diga? "¿Cómo está usted hermosa dama?" – le contestó él.
– No, pero ser más cortes no te mataría o ¿sí? –
– En serio eres molesta enana– pude ver como el buen humor de Rukia se esfumo. Tomo a su novio por las mejillas, las estiró y comenzaron a discutir de nuevo.
Comencé a reírme.
– Ustedes en verdad se llevaban muy bien– le dije entre risas. Ambos se sonrojaron y se sentaron en sus lugares.
– Renji, ¿en dónde está? Dijo que ya estaba aquí– le dijo Rukia, comprendí que hablaban de mi cita. Me puse nerviosa.
– Aquí debe estar– le contestó Abarai-kun, comenzando a buscar con la mirada a su amigo.
– ¡Mira ahí está! ¡Ichigo! – exclamo Rukia haciendo señas para ser vista. Alcé un poco la cabeza para ver mejor, una mano se alzó respondiéndole a Rukia.
Me quede estática. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo.
¡No podía ser cierto!
El chico se acercó a nuestra mesa, sonriendo.
– Hey chicos– dijo a modo de saludo.
– ¿En dónde demonios estabas Ichigo? – le dijo Renji. El chico alzó los hombros restándole importancia.
– No nos lo dirás. Bueno, eso no importa. Quiero presentarte a mi mejor amiga, Inoue Orihime– dijo Rukia con una sonrisa inocente. El chico mi volteo a ver, en sus ojos había un brillo de diversión por la situación. Se estaba burlando de mí.
– Mucho gusto Inoue. Mi nombre es Kurosaki Ichigo– me dijo. Yo estaba muda. No sabía que decir.
Él sabía que yo era su cita. Por eso dijo ya nos conoceríamos. Sentí como Rukia me golpeaba con su codo, sacándome de mis pensamientos. Fue cuando me di cuenta de que los tres me observaban, esperando mi respuesta.
– Lo… Lo siento. Gusto en conocerte Kurosaki-kun– conteste sonrojada.
– Dime Ichigo, ¿Qué opinas de tu cita a ciegas? – le pregunto Rukia. Mi rostro estaba por caerse de la vergüenza.
– ¡Rukia-chan! Lo siento Kurosaki-kun, no tienes que contestar a eso– le dije. El solo me observo detenidamente.
– Que aguafiestas eres Orihime– me dijo Rukia suspirando. Abarai-kun llamó a un camarero y ordenamos unas bebidas.
Después de eso, todo fue increíble. Conversamos, reímos y nos divertimos. Kurosaki-kun es un chico fantástico o al menos eso pensé. Lo que no sabía era que él tenía una máscara y pronto lo iba a descubrir.
– ¡Vamos a bailar Renji! – exclamo Rukia tomando la mano de su novio, comenzando a jalarlo.
– ¡E-Espera Rukia! ¡Sabes que no se bailar! – exclamo Abarai-kun pero, era inútil. Su novia no lo escuchaba y termino yendo a bailar.
Los seguí con la mirada hasta la pista de baile. Rukia intentaba lograr que él hiciera algunos pasos pero el chico estaba renuente y apenado.
– Hacen una gran pareja– dije maravillada por la suerte que tenía mi amiga.
– Así es. Tú y yo también podríamos ser como ellos– me dijo Kurosaki-kun. Lo voltee a ver sorprendida. ¿Qué acababa de pasar con el chico serio y amable de hace un momento?
– ¿Disculpa? – pregunte confundida.
– Te lo dije. Robaré tu corazón– me dijo con esa sonrisa que me quitaba el aliento.
– De-Deja de decir eso, por favor– le pedí avergonzada.
– ¿Por qué? – dijo él.
¿Por qué? Ni siquiera yo sabía eso. Solo sabía que no lo iba a permitir, no así.
No solo yo.
– Puedo escuchar el latir de tu corazón cuando estoy cerca– él me dijo.
– N-No sé qué es lo que piensas, pero no soy la clase de chica que se deja deslumbrar con bellas palabras y dar mi corazón. Así que por favor, deja de intentarlo– conteste.
– ¿Así que… quieres más? – me preguntó. ¿Eso era lo que quería?
– N-No… eso no fue lo que…– ni siquiera yo sabía que pensar. De repente el olor a tabaco y alcohol que ingerí, me marearon. Tenía que salir de ahí.
– Disculpa, tengo que ir al baño– le dije sin voltear a verlo. Me levante de prisa. Me abrí pasó entre la gente y me dirigí al baño.
Me sostuve en el lavamanos, esperando que el mareo se fuera.
¿Qué me ocurre? ¿Por qué actué así? No lo sé.
Solo sabía que ÉL era un completo misterio. Podía ser amable y serio, y de un momento a otro se convertía en un chico misterio, rebelde y seductor.
Ambas facetas me gustaban.
Sí me gusta. Pero, es solo un gusto, ¿verdad?... ¿Verdad?
Solo estaba segura de algo, no se la dejaría tan fácil.
Cuando por fin los mareos cesaron, decidí salir del baño. Lo que vi al salir me sacó de mis casillas.
Kurosaki-kun estaba hablando con otra chica. Parecía que estaban coqueteando, ella le tocaba el brazo o le jugaba el cabello y él no hacía nada para detenerla. Pensé… que quería robar mi corazón. Tal vez… él mintió.
Me sentí engañada y muy decepcionada.
Caminé hacia ellos. Me detuve a una distancia prudente.
– Kurosaki-kun…– le dije lo suficientemente alto para que me escuchara. Él volteo a verme y se dirigió hacia mí.
– Inoue, ¿te encuentras…?–
– Eres un mentiroso– no podía creer que esas palabras salieron de mi boca. ¿Por qué?
– ¿Eh? ¿De qué estás hablando? – me pregunto, parecía confundido, pero no me volvería a engañar.
– Actuabas como si estuvieras solo, pero te veo parado con una chica–
– Ichigo-kun, ¿está todo bien? – le pregunto la chica que estaba con él, lo tomo del brazo y me observó desafiante.
– Lo lamento. No quería arruinar tu cita. Nos vemos– le dije, di la media vuelta y me decidí en salir del lugar. Pude escuchar como Kurosaki-kun decía mi nombre, pero no me podía detener. Estaba muy furiosa.
Estaba a punto de salir del mar de gente, cuando sentí que unas fuertes manos me tomaron por la cintura y taparon mi boca, me arrastraron a un rincón en donde no había nadie y la luz apenas llevaba.
Comencé a forcejar con los ojos cerrados, estaba aterrada.
– Tranquila Inoue, soy yo– me dijo una voz que reconocí al instante. Abrí los ojos y vi a Kurosaki-kun.
– ¿Qué estás haciendo? Casi me da un infarto– le reclamé.
– Lo siento, pero no sabía cómo detenerte– me dijo con una sonrisa de lado, que se esfumo en un instante.
– ¿Por qué te fuiste de esa manera? –
No sabía la respuesta y menos en ese momento. Kurosaki-kun estaba muy cerca de mí, estábamos en una posición muy intima. Yo estaba acorralada a la pared, su mano derecha estaba recargada en el muro cerca de mi rostro y su mano izquierda cerca de mi cadera.
– Yo… Yo no lo sé– le dije en un susurro. Bajé la mirada, odiaba sentirme así de débil.
– No me lo dirás– me dijo y yo lo negué haciendo un movimiento con la cabeza.
– Puedo escuchar el latido de tu corazón– me dijo.
Con un movimiento rápido, tomo mis muñecas y las atrapó contra la pared y luego… me besó.
En un principio estaba sorprendida, no sabía qué hacer. Me habían besado muchas veces, pero nunca uno como esté. Nunca antes me había dado vueltas la cabeza o había perdido el sentido de mis pensamientos.
No era un beso cualquiera, ni mucho menos inocente. Kurosaki-kun en verdad sabía cómo besar. Sabía que movimiento hacer, que roce hacer y que intensidad proporcionar para que yo deseara más. Sin previo aviso, con su lengua abrió mis labios para poder introducirla.
Era una sensación embriagante. Podía sentir como nuestras lenguas comenzaban a danzar y era increíble. Sus manos habían soltado mis muñecas y ahora se encontraban en mi cintura y mi pierna. Podía sentir el calor que sus manos dejaban en cada parte que tocaban. Era realmente intenso.
Me obligue a mí misma a terminar el beso. Lo empuje con la fuerza necesaria para apartarlo.
– B-Basta…– dijo entre jadeos. Él también estaba agitado.
– ¿Estabas celosa? – me pregunto recuperando un poco la compostura. Yo me negué nuevamente a darle una respuesta.
Él me volvió a atrapar contra la pared pero sin llegar a tocarme.
– Dime o volveré a besarte– me dijo acercando peligrosamente a mis labios. No pude más.
– ¡Sí! ¡Lo estoy! ¡Se supone que eras mi cita no de ella! – exclame furiosa. Cuando me di cuenta de lo que había dicho me tape los labios.
¡No puedo creer que haya dicho eso!
– Sí lo estás– susurro pero lo pude escuchar perfectamente. Se inclinó para poder besarme de nuevo pero fui más rápida, me zafé de su agarre y salí corriendo de ahí.
No lo he vuelto a ver desde entonces. Pero debo admitir que en verdad me robó el corazón y dolía.
Una llamada me sacó de mis pensamientos.
Era de Rukia.
Contesté, escuchando lo que ella tenía que decirme. Y no lo podía creer.
– Iré– le dije. Ella se escuchó muy feliz. Me dijo que nos veríamos ahí a las 11 de la noche. Dije que estaba bien y colgué.
Tal vez, podría volver a verlo está noche.
CONTINUARÁ…
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besos y cuidense
