SUMMARY: Bella se muda a un un pueblo nuevo, Forks,dejando atrás su quiere tener ningún tipo de relacción con nadie, pero el destino le tiene preparado otra cosa. Allí encontrará a Edward, un vecino con dos niños que necesita mucha ayuda.
ESTA HISTORIA CONTIENE LEMMON.
PARA MAYORES DE 18 AÑOS.
CAPÍTULO UNO
NUEVO COMIENZO
Después de tres días de pintar, colocar todo en su sitio y un viaje de más de dos días , por fin había acabado. Estaba feliz por estar aquí, pero agotada. Al menos tenía una semana para descansar, no empezaría en mi nuevo trabajo hasta el próximo lunes. Siete días de vacaciones. Iba a comenzar de profesora de primaria en el colegio de Foks. Las clases no empezaban hasta dentro de quince días, pero tenían que ir organizando el profesorado.
Tenía un poco de dinero ahorrado y me podía permitir estar unos días de bien merecidas vacaciones pero tenía muchas ganas de empezar.
Me encantaba este pueblo. Su tranquilidad, pocos habitantes y por supuesto nadie me conocía. Podía empezar una vida nueva. Empezar desde cero.
Me senté con mi taza de chocolate caliente como cada uno de los tres días que llevaba en mi nueva casa. Me encantaba levantarme temprano y disfrutar de el día desde muy temprano. Como cada día vi a mi nuevo vecino salir de su casa con una especie de maletín, montarse en su mercedes negro e irse. No saludaba . Creo que ni siquiera se percataba de mi presencia, pero no me molestaba sino todo lo contrario me encantaba estar sola. No digo que mucho más adelante volviera a encontrar una amistad o el amor , pero por ahora no quería saber nada de nadie.
Volví dentro para comenzar mi día. Me vestí con unos vaqueros y una camiseta algo cómodo y me fui a el supermercado, tenía el frigorífico y la alacena con telarañas.
Al cabo de dos horas ya me encontraba conduciendo de vuelta mientras comía una tableta de chocolate al volante.
Cuando aparqué vi que alguien se paraba junto a mí.
- Buenos días señora.
- Buenos días -contesté.
- Perdone que la moleste señora. Venía a entregarle esto a el señor Cullen- señaló un paquete- y no se encuentra. ¿ Podría usted hacerse cargo y entregárselo cuando vuelva?
- Claro...uhmm , ¿tengo que pagarle algo?
- No esta todo cubierto. Muchas gracias señora.
- No hay de que.
Se fue y yo metí todas las bolsas para dentro. Estuve pendiente todo el día pero no llegaba.
Me hice un sanwich para cenar ya que hoy estaba cansada para hacerme algo más complicado y me senté en mi sofá para ver una película. Pronto me quede adormilada.
De pronto me sobresalté por el ruido de un coche y pensé rápidamente en el paquete y en mi vecino. Me asomé a la ventana y allí estaba bajando de el coche.
Fui a echarme agua en la cara para despertarme un poco y con el paquete me dirigí hacía la casa de al lado.
Llamé a la puerta. Tardó en abrir , tanto que pensé en irme. Cuando me estaba dando la vuelta la puerta se abrió.
- Hola- dijo-. ¿ Quién eres?- preguntó.
- Hola, soy su vecina de al lado- señalé mi nueva casa-. El repartidor esta mañana me dejó un paquete para usted , Señor Cullen. Perdone que venga tan tarde. Le entregué el paquete.
- Buenas noches- le dije y me di la vuelta para irme.
- Creí que esa casa estaba vacía.
- Así era hasta hace tres días.
- Así que es usted mi nueva vecina. Asentí.
- No me llame de usted soy muy joven. Mi nombre es Isabella Swan, Bella para los amigos.
- Bien Isabella...
- Bella...- él sonrió.
- Está bien , entonces Bella mi nombre es Edward Cullen.
Nos dimos las manos.
Su manos eran grandes y fuertes. Suaves y firmes. Enseguida noté como fuego que me quemaba la mano.
- Gracias por hacerse cargo de el paquete, llevaba mucho esperándolo.
- No ha sido nada- le sonreí- buenas noches.
- Buenas noches Bella.
Volví a la cama y me dormí.
Sobresaltada por una pesadilla me desperté. Estaba amaneciendo. Estaba claro que no podía dormir más de cuatro o cinco horas seguidas. Me fui directa a la ducha y me relaje con el agua caliente, haciendo que el agua se llevase cualquier rastro de la pesadilla.
Me puse unos vaqueros y una camiseta y me senté con mi vaso de chocolate caliente en el porque como había hecho cada mañana. Me relajaba. Y como todos los días vi salir a mi nuevo vecino y dirigirse a su coche, no sin antes mirar hacía mi casa. Por primera vez.
Se sorprendió al verme.
- Buenos días Bella.
- Buenos días Edward.
- ¿ Qué hace tan temprano ahí sentada?
- Me gusta empezar el día así.
- ¿No le gusta dormir?
- No mucho.
- Hasta luego vecina.
- Adiós.
¿Pensaría que lo estaba acosando?
Ese día lo pase de compras. Fui a el supermercado y luego al centro comercial a comprar algo de ropa que me hacía falta. Quería dar buena impresión en mi nuevo empleo. Almorcé allí y hasta bien entrada la tarde no volví a casa.
No me di cuenta hasta que metí las cosas en casa y comencé a guardar las cosas en los muebles y frigorífico, de que había comprado demasiado.
Puse música y me puse a hacer la cena.
Golpes en la puerta. Abrí.
- Hola – dijo Edward con una gran sonrisa - Hola – contesté sorprendida.
- Perdona que te moleste, pero quería preguntarte algo...
- Bien tu dirás...
- Verás mañana me traen otro paquete con unos libros muy importantes y yo voy a estar en el hospital todo el día.
- ¿ Estás enfermo?
Él se rió. - No Bella, soy médico.
- Ah...- me sonrojé.
- Me preguntaba si te importaría recoger el paquete tu. No tienes que pagar nada.
- Claro sin problema.
- Edward , ¿ qué pasa? ¿ por qué tardas tanto?
Una voz chillona lo llamaba. Miré por encima de su hombro y allí estaba. Una mujer rubia rojiza, con un cuerpo escultural, esperándolo apoyada en su coche.
- Ya voy Tania , no seas mal educada.
Parecía avergonzado. Se tocaba el puente de la nariz.
- Bella ella es Tania... una amiga. Perdona que sea tan grosera...
- No te preocupes- que iba a esperar de una rubia sin neuronas.
- Uhmm , huele muy bien...
- Si estaba haciendo la cena.
- ¿ Tu?
- Claro , quién sino.
- Perdona, exceptuando a mi madre, todas las mujeres que conozco no saben hacer nada en la cocina. ¡ Me muero por una comida casera!
- ¿Quieres un poco?
- Edward me aburro- otra vez la rubia.
Él dijo algo muy bajo , casi inaudible, pero creí entender estúpida.
- Me tengo que ir y muchas gracias por el favor.
- No es un favor. No te preocupes.
- No me esperes para entregarme el paquete. No sé a que hora terminaré el turno...uhmm cuando llegue yo me paso. Si no te importa.
- Me parece bien. Pues quedamos en eso.
- Gracias.
- Adiós.
Después de comer y leer un poco , me quedé dormida.
Cuando me desperté y después de darme mi ducha matutina me senté en mi porche con mi chocolate caliente. Hoy no vi salir a Edward, su coche no estaba.
El día de hoy paso tranquilo. No iba a salir y además tenía que esperar a el paquete de Edward.
Mientras recogía un poco sonó el timbre y era el repartidor. Como el día anterior firmé el albarán y me quedé con el paquete que era más grande que el primero , y lo puse sobre la mesa de el salón. El día fue pasando . No sé por qué , pero estaba un poco ansiosa por la llegada de Edward. Me dormí una pequeña siesta y cuando me desperté llorando nueva mente por mis pesadillas y ya estaba atardeciendo.
Fui al baño y me eché agua en la cara. Iba a tener que buscar un psicólogo otra vez.
La puerta.
- Hola Bella.
- Hola Edward, ahí tienes el paquete.
Pasó hasta la mesa y lo cogió.
- ¿ Quieres que te ayude? Pesa bastante.
Sonrió.
- Creo que puedo.
- Bien – le respondí con otra sonrisa.
No quería ser mal educada. No es que Edward no me cayera bien, es solo que no quería tener que socializar. Estaba cansada de la gente y ninguna me producía ninguna confianza. Era muy retraída.
- Muchas gracias, te debo una Bella.
- No para nada. No me a costado nada.
- Seguro que podemos llegar a un acuerdo.
Sus ojos me miraron fijamente. No me había fijado hasta ahora pero tenía un os hermosos ojos verdes. Me miraba con mucha intensidad y fuerza, como si me pudiera hablar con ellos. Me quedé mirándolo sin poder apartar su mirada.
- Ya veremos- le dije.
- Es hora de irme. Mañana nos vemos.
- ¿ Qué?- no sabía de que me estaba hablando.
- Cuando me voy por las mañanas siempre estás en el porche.
- Ah ... bien ...pues hasta mañana.
- Adiós.
Cené algo rápido y me fui a la cama.
La semana pasó sin más problemas. No volví a hablar con Edward, parecía como si estuviera de viaje. No vi su coche durante un par de días ni vi luces en su casa.
La escuela era fabulosa y mi clase espectacular. En pocos días se llenaría de alumnos. Los profesores eran muy amables sobre todo una tal Ángela. Me estaba adaptando bien.
En casa preparaba las clases y lo tenía todo preparado para el próximo lunes.
El domingo por la noche estaba muy nerviosa. No pude cenar y tenía el estómago revuelto.
Me eché en la cama y poco a poco entre en una especie de vigilia. Comencé a escuchar un bebé llorar. No sé de donde venía el llanto. Quería calmarlo pero mi cuerpo ya no respondía. Sin darme cuenta me quedé completamente dormida.
Me desperté antes de el amanecer como siempre después de mis odiosas pesadillas, ellas eran mi despertador.
Me duche y me pude unos de los trajes nuevos que me había comprado para el colegio la semana anterior.
Me tomé un café y me fui a el colegio. El coche de Edward estaba aparcado, ya había vuelto de donde fuera. Me monté en mi camioneta y me fui.
El día de hoy fue tranquilo. Hoy sólo haríamos las presentaciones con los alumnos, los horarios y trabajos. Se me pasó rápido el día y cuando me di cuenta estaba montada en mi camioneta volviendo a casa. Estaba encantada con mi nueva vida.
Aparqué el coche en mi casa y los llantos de ese bebé volvieron. ¿ me estaría volviendo loca? Se que cerca no había niños pequeños. En la casa de al lado vivía Edward que no sé si sería soltero o no , pero creo que no tenía niños y por el otro lado estaba la señora cleawater que era mayor para ello. Era una abuela.
Entré en casa. Solté mi maletín y cogí una coca-cola y me senté a revisar unos papeles para mañana. Ese llanto seguía y seguía...pobre niño. Se escuchaba el llanto de ese bebé y sonidos de cosas cayendo. ¿ Qué le estaban haciendo? Seguí el sonido y salí de casa. En la calle todos los sonidos me llevaban a casa de Edward, parecía que estaban peleándose allí dentro. Sin saber muy bien como iba a reaccionar o si estaba con esa chica de el otro día llamé al timbre. Los ruidos y ese llanto iba acercándose a donde estaba. Y la puerta se abrió mostrándome a un Edward demacrado, pálido con unas ojeras que le llegaban a mitad de las mejillas y un bebé en brazos. Mi mandíbula cayó al suelo.
- ¿Edward estás bien? Y ¿el bebé?
- No sé que hacer. Me estoy volviendo loco. Soy médico y no puedo ayudarla.
Estaba teniendo un ataque de pánico. Tenía los ojos rojos y pinta de no haber dormido en días.
- ¿Necesitas ayuda?
- Por favor...- parecía que suplicaba.
Abrió más la puerta para que entrase y le cogí a la niña que berreaba. Yo no tenía mucha experiencias con niños pequeños pero supongo que sabía lo básico.
- No sé por qué llora. Le he hecho de todo para que se calle , pero ya no puedo más.
Quería preguntarle donde estaba su madre. Seguramente habría dejado embarazada a alguna chica y esta harta se lo trajo y no tendría la menor idea que hacer con él. Quizá fuera de Tania la chica de la otra noche.
- Bien Edward, ¿ le has dado comida? ¿ la has cambiado? ¿ ha expulsado los gases? ¿ ha dormido?
- Yo ...
- ¿ Desde cuando no duermes? - Unos días.
- Vale...ehmm... vamos a hacer una cosa. Ve dúchate y duerme unas horas yo me haré cargo de esta pequeña.
- Hay otro Seth. Está arriba el su cuarto.
- No te preocupes , yo me encargo ve y descansa.
- No quiero ser molestia. No tienes porque hacer esto...
- Edward …...
- Gracias y fue hacia arriba.
Estaba todo por medio. Cacharros por todos lados, una montaña de platos sucios, basura, ropa sucia...¿ unas maletas? Quzá fuera de los niños.
Primero atendería a la niña y después recogería esto un poco. No podían vivir niños aquí sin que cogieran alguna infección.
Preparé un nuevo biberón a la niña que se bebió entero y a continuación expulsó un montón de gases que seguramente era por lo que lloraba tanto. Rebusqué en las maletas que antes vi en la entrada y ...¡ bingo! Eran ropas de niños. Busqué algo para la pequeña y encontré un pijamita y un body. Cerca una bolsa de pañales a medio gastar. Le quité el pañal a la niña ¡ oh dios mío! Desde cuando no le cambiaba el pañal. Estaba completamente irritado el cullito. Rebusqué entre la maleta y encontré lo que buscaba una crema. Unté una gran cantidad y puse un pañal limpio con su ropa limpia. La mecí un par de veces y la niña por fin se cayó y se quedó dormida. La acosté en el carrito.
Subí por las escaleras en busca de Seth. Fui llamando a las puertas y fui abriendo hasta que lo encontré.
- Hola Seth, soy Bella la vecina de al lado.
- Hola.
- ¿ tienes hambre?
Subió los hombros en contestación.
- ¿ Quieres merendar?
Asintió.
- ¿ Qué te gustaría?
- Me gustan las galletas.
- Muy bien , ¿por qué no bajas conmigo y vemos a ver que hay?
Se puso de pie y me siguió hasta la cocina.
- Vamos a ver que hay por aquí. Comencé a abrir muebles pero no había nada. El frigorífico vacío. Nada el la alacena.
- Bueno Seth aquí no hay nada, pero voy a ir un momento a mi casa que es esta de al lado y traigo todo lo necesario.
No decía nada.
- ¿ Quieres venir o prefieres esperar viendo los dibujos?- le señalé la televisión.
Esta vez me sonrió y se sentó en el sofá. Le encendí la televisión y le puse los canales de dibujos de satélite, que echan dibujos casi las veinticuatro horas al día.
Empujé el carro de la niña y cogí las llaves y tarde un minuto en estar de vuelta.
Le preparé galletas con leche y merendó mientras veía los dibujos embobado. La niña no se despertaba de momento y me puse a recoger la cocina para poder preparar la cena con los ingredientes que había traído de casa.
Sobre las ocho de la tarde con todo recogido y un par de lavadoras lavadas y secadas, me puse a hacer la cena. Espaguetis con carne, queso y salsa de tomate. Estás son las comidas preferidas de los niños.
- Seth, ¿ sabes bañarte sólo?
- Mi mama siempre me bañaba- claro era todavía muy pequeño. ¿ que edad podría tener cuatro o cinco años? Y ¿ le bañaba? Hablaba en pasado. Aunque los niños tan pequeños no saben especificar el tiempo...
- ¿ Quieres que te bañe yo?
Subió los hombros.
- Bien te bañaré a ti y luego a ella. Seth ¿ cómo se llama ella?- señalé al bebé.
- Lizzy.
- ¿ Es tu hermana?
- Sí .
Subimos todos arriba, con el carro por supuesto y después de bañar a Seth le dije que se fuera a su habitación que ahora le buscaba ropa para él y su hermana. Cuando por fin terminamos de todo bajamos le di otro biberón a Lizzy y se volvió a quedar dormida. Era normal no tendría más de tres meses.
Cenamos Seth y yo , no quise despertar a Edward y dejarlo descansar lo máximo posible.
Hacia las nueve y media acosté a Seth en el que se supone que era su dormitorio y le deseé buenas noches y al cerrar la puerta Edward estaba ahí asustándome.
- ¡ Oh dios! No puedes hacer eso.
- Perdona , no quería asustarte.
Bajé a la planta de abajo.
- ¿ Cómo has contenido a la bestia?
- Edward dios no la llames así. Lizzy es adorable.
- ¿ Cómo sabes su nombre?
- Me lo dijo Seth.
- ¿ Te ha hablado Seth?
- Sí, claro- fruncí en ceño sin saber que quería decir con eso.
- No ha hablado conmigo desde que lo recogí.
- Edward veo que tu no tienes experiencia con niños, no sé sin son tuyos ….o lo que sea, pero a ese niño – dije señalando al techo por Seth-, le pasa algo. Hoy te he visto histérico. No es que te conozca pero siendo médico debes estar preparado para las situaciones de presión y hoy estabas muy sobrepasado.
- Sí ...yo ….- se tocó el puente de la nariz y respiró hondo.
- No te preocupes, no hace falta que me cuentes nada, pero si necesitas ayuda aquí estoy. Ahora cena algo. He hecho espaguetis con carne, queso y salsa de tomate. A Seth le ha encantado. Entramos en la cocina y se quedó quieto.
- ¡ Qué vergüenza lo has limpiado todo!
- No podía hacer la cena sin espacio y cacharros limpios. Te he puesto dos lavadoras y las he metido en la lavadora. Estás en ese canasto. No las he guardado porque no se donde van. La niña ya ha tomado un biberón. He de decirte que cada vez que le des una toma hay que cambiarle el pañal. Los biberones tienes que hacerlos bien. Cada treinta de agua una cucharadita rasa de leche en polvo. Y otra cosa los niños comen comida y lo tienes todo vacío.
Él estaba con las manos tapándose la cara.
- Lo siento Edward , no sé tus circunstancias pero si estás a cargo de estos niños tienes que cuidarlos bien.
- Sí lo sé... sólo estoy un poco sobrepasado.
- No entiendo. ¿No tienes a su madre o no sé si son tuyos?
- No son míos ….pero ahora sí.
- Bien no lo entiendo muy bien... pero si necesitas ayuda llámame.
- Gracias Bella. Has sido muy amable conmigo.
- Hasta mañana Edward.
Ya en casa me di una ducha y me fui a la cama estaba agotada. No podía dejar de pensar en esos niños y en Edawrd. En el aspecto que lo había visto hoy.
Dijo que no eran suyos pero ahora sí. Pensando me quedé dormida. No sé que hora era pero unos golpes en la puerta me despertaron. En realidad no eran simples golpes eran desesperados. Me asusté. ¿ quien llama así de madrugada. Los golpes fueron aumentando y lo escuché.
- Bella, abre por favor.
Abrí la puerta.
- Bella tienes que ayudarme por favor...
PRIMER CAPÍTULO DE ESTA HISTORIA. ESPERO QUE OS GUSTE.
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