Contest: Perfecta Navidad FFAD.

Equípo: Hearts united by winter

Integrantes: Zoalesita, LucyCullenBB, coco cullenswan y Madeleine Pattinson Pattinson.

Canción oficial de el fic: "Little things" by One Direction.

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia es de nuestra autoría.

Beta: *Pkña Pcosa*

N/As: Este mini-fic es para la participación en el concurso "Perfecta Navidad FFAD" y cada capítulo será escrito por una autora diferente del cual esta conformado el equipo. Hubo un hecho en el cual nos inspiramos de una cadena de correos de internet, pero no esta basa o es una adaptación de la cadena. Lo manejamos y vamos a dar un desenlace a nuestra propia manera.


Capítulo uno: *Los vientos tiran fuerte antes de navidad*

By: coco cullenswan.


Your hand fits in mine, like It's made just for me (Tu mano encaja en la mía, como si fuera hecha solo para mí)

But bear this in mind, It was meant to be (Pero hay que tener en mente, que estaba destinado a ser)

And I'm joining up the dots, with the freckles on your cheeks (Y estoy uniendo los puntos, con las pecas en tus mejillas)

And it all makes sense to me...(Y todo tiene sentido para mí...)

Edward POV

Algunas veces las cosas parecen ir bien, sientes que el tiempo esta a tu favor, que nada en el mundo podría arrebatarte ese momento de felicidad que compartes con la persona que amas. Pero otras veces, la vida puede ser una perra y en un segundo destruir lo que tanto te llevo construir. Y cuando eso sucede nada ni nadie puede evitarlo. Quién diría que aquel veinticuatro de diciembre me tocaría conocer la magnitud de esa verdad.

Había oscurecido hace más de una hora y la idea de seguir conduciendo no me apetecía mucho, se supone que ya deberíamos estar en Washington, pero cómo podría haber imaginado que la salida de New Jersey sería tan complicada y el trafico tan pesado; está bien, era de suponerse que ocurriera eso un veinticuatro de diciembre, tan cerca de la navidad. Bella había insistido en que viajáramos en auto, pues así podríamos movernos a gusto en Forks. Preferí no contradecirla porque con lo terca que es me hubiese ganado una buena reprimenda de su parte.

Tanto mi familia como la de ella nos habían convencido de que viajáramos estas navidades, mis hermanos también viajarían para reunirse con nosotros, sería una gran oportunidad para pasarla en familia y unas merecidas vacaciones. La navidad era una de las épocas del año que mas amaba, eso contando que sería la primera navidad que Bella y yo pasaríamos como pareja. Ella había pensado en todo, y escogido cada regalo, conocía a todos tan bien, sabía qué les gustaba y qué no. Esme quería que fuera Bella la que preparara el postre, me enorgullecía decir que mi mujer era la mejor cocinera que jamás hubiese conocido. Este año sin duda la navidad sería perfecta.

Aunque si los planes que tengo llegan a salir como lo tengo pensado nos dejarían a Bella y a mi solos y desnudos en año nuevo. La idea me hizo sonreír y desvié mi vista del camino para apreciar su acompasado rostro mientras dormía incomoda en el asiento a mi lado, sonreí sin poder evitarlo, ella era tan hermosa y era mía desde hace casi un año a pesar de haberla conocido años atrás…

Hace cuatro años atrás recibí una visita de mi hermana menor. Ella amaba las sorpresas por lo que no fue extraño que viajara desde Forks hasta New Jersey sin avisarme. Lo cual sin duda me sorprendió, sobretodo llevando a su mejor amiga como acompañante.

Yo tenía veintiún años y estaba en mi cuarto año de administración de Empresas en la universidad de New Jersey y tenía casi un año sin viajar a ver a mis padres. Algo con lo que mi hermana no estaba muy contenta, pues ellos tuvieron que mudarse a Forks cuando yo entré a la universidad, ya que a mi papá le dieron la dirección del hospital. Alice tenía trece años y le costó un poco la adaptación en el lugar.

El último año había sido cuando más animada la había notado, tenía una nueva amiga y cuando hablamos por teléfono todo era "Bella se quedo a dormir conmigo" "Bella me organizo una fiesta sorpresa de cumpleaños, también le encantan las sorpresas ¿no es increíble?"comenzaba a aborrecer a la tal Bella y no es que no me gustara que mi hermana al fin tuviera una mejor amiga, es solo que hasta en las conversaciones con mis padres la tal Bella siempre salía a relucir.

Ese sábado mi pequeña hermana de diecisiete años casi tumbó la puerta de mi residencia con sus golpes, de mala gana, sabiendo que era ella por sus gritos, salí a abrir la puerta en bóxer, acostumbraba dormir así. Hay dos cosas que nunca olvidare de ese día. Primero el dolor que me proporcionó el demoledor abrazo de Alice que me hizo caer al piso y casi romperme la cabeza y segundo el enorme sonrojo que cubría la cara de la castaña pálida que acompañaba a mi hermana y que mordía su labio desviando la vista de mi casi desnudo cuerpo. Ese día fue la primera vez que vi Isabella Swan y puedo asegurar que esa no fue la última vez.

Ahora solo puedo reír de los tontos celos que en ese entonces tenía hacia Bella y de cómo los últimos cuatro años esa chiquilla puso mi mundo de cabeza, con sus rabietas, sorpresas y su terquedad. La primera vez que me besó lo hizo para alejar a unas chicas de mí en una fiesta. Alice y ella ya se habían graduado y estaban estudiando en New Jersey donde ahora yo trabajaba.

Recuerdo como pasó parte de la noche bailando con el dichoso Jacob causándome terribles celos, pues a pesar que me gustaba, y ella lo sabía, no éramos nada porque según ella yo solo buscaba diversión. Lo cual era cierto. Varias de sus compañeras de clase me estaban acosando en la barra y ella apareció como si nada dándome el mejor beso que jamás me hubieran dado, dejándome atónito con la mirada que les dedico a esas chicas, su expresión fue algo así como un tácito "piérdanse perras". Me resultó completamente adorable la forma en que marcó territorio, porque aunque en esos momentos yo no lo supiera ya le pertenecía.

— ¿En qué piensas? — su ronca y soñolienta voz me trajo nuevamente a la realidad. Ella era mi presente y mi futuro— ¿Por qué sonríes?

— En nada amor— ella comenzó a desperezarse y pude ver a unos metros una estación de servicio, no necesitaba combustible, pero tal vez Bella necesitara algo. Reduje un poco la velocidad y antes de que preguntara ella me habló.

— Amor necesito ir al sanitario un momento o mi vejiga explotara— me dijo quejándose y yo sonreí mientras doblaba en la curva que me desviaba a la estación.

— Es porque te acabaste tu sola todo el jugo de arándanos — le pique burlón.

— Cállate, que no es cierto —estacioné frente a la tienda y ella se sacó el cinturón de seguridad— tú no me pediste.

— ¿Quieres que te acompañe? — Ella alzó una ceja incrédula – está bien solo quería ser amable — golpeó mi brazo juguetonamente y besó mi mejilla antes de salir del auto.

— Vuelvo en diez minutos — me gritó antes de entrar a la tienda.

Estaba tan hermosa, aun con su cabello todo alborotado y la marca del sillón en su mejilla por haberse dormido durante el camino. Se molestaría cuando se diera cuenta que no le advertí antes de salir. Me la imaginaba mirándose en el espejo, como sus mejillas se teñirían de ese rosado característico producto de la vergüenza y el enojo.

No había duda de que amaba a esa mujer más que a nada en el mundo y haría lo imposible por asegurar mi futuro a su lado. Metí la mano en el bolsillo de mi pantalón y saqué la pequeña cajita de terciopelo negro, miré al frente asegurándome de que Bella no saliera aún. Planeaba pedirle matrimonio durante la cena de navidad, teniendo como testigos a nuestra familia y obteniendo la bendición de Charlie. La única que faltaría sería Renee ya que vivía en Phoenix pero me aseguraría de avisarle en persona, claro si Bella me decía que sí; lo cual esperaba que así fuera, no puedo negar que una mínima parte de mí temía por una negativa.

Abrí la pequeña cajita y observé el pequeño y delicado anillo. Escogerlo había sido todo un reto, hubiese deseado tener la asesoría de Alice en cuanto a los gustos femeninos, pero también tenía claro que sus gustos extravagantes y llamativos no serian para nada parecidos a la sencillez y delicadeza que Bella acostumbraba. Por eso el pequeño anillo consistía en una delgada banda de oro blanco con un diamante incrustado en forma de flor bordado con pequeños hilos de plata, algo nada extravagante ni muy ostentoso, sino algo delicado y perfecto como ella. Esperaba que le gustara.

Hace mucho tiempo que quería hacer esto, convertirla en la señora Cullen. Isabella Cullen, me gustaba como sonaba eso.

La puerta del auto se abrió sorpresivamente y tuve que enterrar mi mano junto con el anillo en interior del bolsillo de mi pantalón.

— ¿Qué escondes Edward? — yo traté de poner mi mejor cara de póker mientras encendía el auto para llevarlo de nuevo a la carretera, nos quedaba media hora de viaje aun.

— Nada, solo guardé una moneda –—ella trató de meter su mano en mi bolsillo y yo la detuve ¿Por qué tenía que ser tan curiosa?

— Mentiroso – me acusó riendo — ¿Qué ocultas Edward? Volvió a intentar registrar mis bolsillos, pero nuevamente fui más rápido – vamos no seas malo, mira que no te perdono que me dejaras entrar a esa tienda toda desarreglada— yo reí tratando de ocultar mi nerviosismo ¿Cómo saldría de esto? Miré fijamente el camino mientras subía la velocidad — ¿me estas ignorando Edward Cullen? — ¡oh no! ese tono no —está bien— murmuró entre dientes.

Ahora venía el indudable puchero "no voltees. No voltees" me decía una voz en mi interior y cuando lo hice, deseé haberle hecho caso. Bella tenía un tierno puchero, su labio inferior sobresaliendo, quería besarla y borrar ese adorable gesto, sus ojos entornados comenzaban a humedecerse, ella sabía lo que eso me causaba. No soportaba verla triste.

— ¡Es una sorpresa! — apenas terminaron de salir las palabras de mi boca me arrepentí, ahora definitivamente no me dejaría en paz hasta que se lo contara.

— ¡Una sorpresa! ¿Para mí? — Traté de no mirarla — ¡es para mí! — Gemí audiblemente — ¿Qué es? ¿Es algo que quiero mucho? ¿Es algo que Alice te dijo que me compraras? ¿Es el celular nuevo que explícitamente te pedí que no necesitaba?

Dejé de escucharla pues a varios metros de distancias podía apenas divisar a un auto tratando de pasar a un camión, lo que indicaba que ese auto estuviera en mi derecha de la carretera, fruncí el ceño y comencé a reducir un poco la velocidad, más rápidamente me di cuenta que no se trataba de eso, sino más bien de una especie de carrera

¡Malditos imbéciles! ¿Qué diablos estaban haciendo?

Mire por el retrovisor, tenía dos autos mas detrás de mí, así que no podía frenar y los autos del frente se acercaban a una velocidad muy alta. ¿Qué hacía?

¡Maldición! ¿Qué hago?

Bella seguía hablándome, joder la única salida era desviarme fuera de la carretera lo cual podría tener muchas consecuencias.

— Mierda— siseé por lo bajo, si esa era la opción tendría que hacerlo rápido, activé mis luces de cruces ¿Cómo le avisaba a los autos que estaban de tras de mí lo que se avecinaba? autos en los que quizás viajaran familias, niños tal vez — maldición.

— ¿Qué va mal Edward? — Antes de poder contestarle ya estaba moviendo mi palanca— ¿¡Qué carajos!? — su voz se elevó supongo que miró la carretera donde los autos estaban ya estaban mucho más cerca.

— Nos saldremos de la carretera, sujétate— le avisé y comencé a mover el volante a mi derecha dándole casi la vuelta completa. Mire a Bella y vi como había perdido color y se sujetaba fuertemente al tablero, no tenia puesto su…— ¡maldita sea Bella ponte el cinturón! —sabía que era demasiado tarde, la adrenalina estaba en todo mi cuerpo y el auto ya se deslizaba fuera de la carreta, también sabía que los otros autos colisionarían. Tuve que apartar la vista de Bella para tratar bajar la velocidad ya que tuve que hundir mi pie en el acelerador para hacer que esto funcionara.

Mi corazón latía sin control pues los frenos no funcionaban como esperaba, la velocidad era muy alta y los cauchos comenzaron a patinar en la tierra. El auto continuaba deslizándose y dando una vuelta completa en el terreno. Íbamos a golpearnos contra un árbol, mis manos se tensaron en el volante haciéndolo girar de nuevo, esta vez de lado contrario. Logrando esquivarlo, escuché el leve grito que Bella profirió pero no pude voltear a verla, todo parecía pasar muy lento cuando en realidad todo era cuestión de segundos.

Al volverme de nuevo hacia la carretera pude escuchar el impacto de los autos. Algo nos detuvo, creo que fue una piedra que dio con el caucho superior de mi lado e inmediatamente sentí como nos volcábamos, el cinturón presionó fuertemente con mi pecho, no dimos muchas vueltas, supongo por el desgaste de velocidad anterior.

Sentí un fuerte dolor en mi cabeza y algo húmedo y caliente bajando por mi sien mientras seguíamos girando. Cuando el auto se detuvo, el interior estaba más reducido. Todo me daba vueltas, quería vomitar, traté de moverme pero el cinturón me lo impedía y dolía como una mierda.

Ese fue el momento en que vi a Bella desmayada, con la cabeza pegada al tablero y toda su melena castaña cubriéndole el rostro. Traté de no entrar en pánico y logré zafarme de mi cinturón. Desesperadamente la moví en contra del asiento.

— ¡Bella! —quité el cabello de su rostro y pude ver el camino de sangre que bajaba desde su frente hasta su cuello. Mis manos comenzaron a temblar, traté de abrir mi puerta pero estaba trabada— Amor, reacciona. Vamos bebé despierta —mis manos la tocaban desesperado. Saqué mi celular y comencé a marcar al 911. Tuve que intentarlo dos veces más, por que el temblor en mis manos no me dejaba marcar correctamente, contestaron al segundo tono.

— 911 ¿Cuál es su emergencia? — dijo una voz femenina al otro lado.

— Mi novia y yo — mi voz salía en un murmullo ahogado así que me aclaré la garganta para seguir — mi novia y yo tuvimos un accidente de tránsito, ella no reacciona por favor ayúdennos.

— Tranquilícese señor — ¡A la mierda tranquilizarme! si le pasa algo a Bella me muero — ¿Donde están?

— Estamos a media hora de la entrada oeste de Seattle, hay otros autos involucrados, nosotros logramos salirnos de la carretera a tiempo, los otros autos… — mire hacia atrás a ver donde había una fuerte nube de humo y fuego de la cual poco a poco se fue acercando un auto ¡una maldita camioneta descontrolada venía en nuestra dirección! — Maldita sea

Tiré mi teléfono y traté de luchar con la puerta de nuevo pero nada, comencé a llorar maldiciendo, mire a Bella ¿Cómo podía pasarnos esto? la abrace fuertemente

…Te amo- esas fueron mis últimas palabras antes de que la oscuridad me arrastrara con ella.

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BPOV

Traté de moverme y no pude, mi cuerpo dolía, mi pecho dolía, mi cara ardía. ¿Dónde estaba? Hace unos minutos estaba con Edward en el coche…

¿Qué pasó?

La conciencia llegó a mí.

Los recuerdos también

Las luces, los coches, los gritos y el intento de Edward por salvarnos…

— Está reaccionando — escuché que decían, pero un molesto pitido llegaba a mis oídos. Me removí incomoda, quería abrir mis ojos ¿Por qué no podía? Me sentía muy cansada — Isabella ¿me escucha? – traté de abrir mi boca y contestar, pero fue como si un millón de agujas traspasaran la carne de mi rostro, lo único que conseguí fue liberar solo una especie de quejido.

— ¿Doctor qué le pasa? ¿Ella está bien? — reconocía esa voz chillona ¿Qué hacía Renee aquí?

— Señora cálmese, ella solo ha tratado de moverse muy rápido — ¿Ella? ¿Se refería a mí? ¿Porque me dolía todo? Traté nuevamente de abrir mis ojos, esta vez consiguiéndolo y parpadeando varias veces, acostumbrándome a la luminosidad del lugar.

— Isabella, esta vez trate de no esforzarse mucho— enfoqué mi vista en dirección al hombre canoso con bata blanca que me hablaba — ¿recuerda por qué está aquí?

Imágenes iban y venían…

…autos delante y atrás de nosotros.

… los arboles.

… las maldiciones de Edward.

¡Edward!

Hice un esfuerzo sobre humano para hablar sin importarme el dolor, en esos momentos la presión y angustia que sentía en mi pecho eran más importantes.

¿Dónde está Edward? — mi voz era apenas un murmullo, el doctor frunció el ceño y miro a un lado, yo lo seguí y mire a mi madre con unas grandes ojeras en los ojos y una mueca dibujada en su cara.

— Cariño en estos momentos tu recuperación es importante y….

¿Dónde está Edward? —la interrumpí bruscamente sin impórtame el dolor.

La sensación en mi pecho iba en aumento, su mirada preocupada y el silencio del doctor no ayudaban. Trate de incorporarme un poco y fue cuando me di cuenta de las condiciones en que mi cuerpo estaba, y entendí un poco las punzadas de dolor que eran enviadas desde todas partes del mismo.

Mi brazo izquierdo — el sano — estaba conectado a una vía de un suero, en el antebrazo del derecho tenía una venda corta, una sábana blanca cubría la mitad de mi cuerpo y estaba segura que el dolor proveniente de mis piernas era causas de moretones, ya que no estaban inmovilizadas. Al no poder moverme como hubiese deseado, fije mi mirada en mi madre que aun no respondía mi pregunta.

— Bella, cariño— su tono tranquilizador hacía que mi corazón se acelerara y que el constante pitido fuera más rápido— Edward… él aun no ha despertado.

— ¿No ha despertado? ¿Cuánto tiempo llevo aquí? ¿Qué ocurrió? —sabía que esto era malo, pero aun así no lograba aun salir de esta especie de conmoción ante las palabras de mi madre.

— Bella tienes setenta y cuatro horas inconsciente y al parecer no tenemos daño cerebral — esta vez el era el doctor quien me hablaba. ¿Setenta y dos horas? ¿Tres días? — el conductor del auto, asumo que es tu compañero, está siendo atendido por un colega mío, ya que las lesiones de él se limitaron a fracturas y a un golpe en la cabeza que aun no sabemos qué consecuencias podrá tener, por ahora debo de llevarte a la sala de rayos X para practicarte algunos estudios.

— ¿Él está bien entonces? — Mi corazón a un latía muy rápido y sabía que mis ojos estaban humedecidos.

— El informe concreto de su estado lo desconozco, en medidas generales se espera que esté bien, sin embargo pensábamos que el despertaría primero que tú, pues la gravedad de tus heridas son es profunda y la cantidad de analgésicos que se te fue suministrada fue mayor a la de él — Explicó el doctor.

Me habían calmado sus palabras. Edward estaría bien, entonces yo también lo estaría. Era así de simple Edward vivía y yo lo hacía, lo amaba demasiado, un mundo sin él sería un mundo donde yo no tendría lugar.

Algo de las palabras dichas por el doctor llamaron mi atención, la forma en cómo habló de mis heridas en un alto nivel de gravedad, pero si en mi auto evaluación no parecía tener nada anormal o extremadamente preocupable. Aunque si algo no me había dejado desde que desperté era el dolor y ardor que sentía del cuello para arriba. Con cuidado llevé mi mano con la vía intravenosa a tocar mi cabeza que la sentía el doble de su tamaño normal. Tocaba una tela de algodón ¿Cómo no me di cuenta antes? El tamaño de la gasa era considerable ya que rodeaba la mitad de mi cara, puse un poco con mi dedo y el dolor me hizo gemir lastimosamente.

— Le recomiendo que no haga eso señorita Swan — el doctor apartó mi mano con cuidado y pude ver como mi madre comenzaba a llorar.

— ¿Qué está mal mamá? —ella lloró más fuerte y en ese momento entró Charlie que también tenía cara de cansancio.

— Bella, hija, qué susto nos has metido —Charlie se acercó y besó mi frente — este pobre viejo no podría soportar perderte.

Me sentí mal por todo esto, pero estaba poniéndome nerviosa ¿que tenía en mi cara? Charlie también le dio un beso a mi mejilla vendada e hinchada, fue un beso cargado de tristeza. El doctor estaba revisando unas planillas que una enfermera le acababa de entregar.

— Doctor, ¿Qué me pasó en el rostro? — Renée abrazó a Charlie y el doctor me dio una mirada reconfortante.

— Isabella parece que el primer impacto fue el más desafortunado para ti. La parte posterior del musculo facial de tu mejilla recibió un corte profundo que se extendió un poco más abajo del musculo ocular, impidiendo así daños en alguna arteria cercana al ojo. Sin embargo, la profundidad y alargamiento de la herida fue lo suficiente profunda como para que necesitaras una cirugía, la cual se complicó por los golpes que la piel recibió después del corte inicial, imagino en el segundo impacto. Tuviste incrustaciones internas de pequeñas partículas de vidrio, fueron quince puntos de sutura sin contar cuatro puntos más en el inferior de tu mandíbula. Lamento decirte que el daño puede o no ser permanente, solo con el tiempo lo definiremos.

Había escuchado cada palabra dicha por el doctor, también había escuchado cada sollozo proferido por mi madre, el pitido constante del monitor también llegaba a ser oído de forma baja. El dolor en mi cara se intensifico queriendo hacerse notar, diciéndome que era real. No podía describir lo que sentía, no podría decir con palabras todo o que atravesaba mi cabeza.

Miedo.

Tristeza.

Dolor.

Confusión.

¿Me acaban de decir que he quedado desfigurada? ¿Qué posiblemente toda mi vida tenga una espantosa marca en mi cara?

— ¿Puedo verme en un espejo? —no reconocí mi voz, salió sin demostrar ningún estado de ánimo, fue un tono seco que no traspasaba ninguna de las emociones que sentía.

— Hija no es necesario…

— Si es necesario — le corté duramente a Charlie —por favor — mi madre miró al doctor que movió su cabeza asintiendo. La enfermera se acercó a mí y comenzó a remover las gasas, Renee escondió su rostro en el pecho de mi padre llorando.

La enfermera terminó y el doctor me tendió un pequeño espejo que sostuve con la mano donde aun estaba la intravenosa. Acerqué el espejo a mí…

Antes, lo primero que veía al mirarme en un espejo era mi espeso, largo y ondulado cabello castaño, o mis ojos en busca de ese libro abierto del que todos hablaban.

Antes, miraba mi rostro casi albino y cubierto de pequeñas pecas en la nariz, siempre quejándome por la extremada palidez.

Antes, veía a Isabella Swan reflejada en un espejo.

Ahora todo lo que podía ver era una sutura que tenía forma de una "C" deforme que sobresalía en medio de la hinchazón y los moretones, lo peor no recaía en la sutura. No, lo peor estaba en las pequeñas hendiduras de mi carne como una especie de quemadura. No pude observar ninguna otra herida o rasguño, mi atención estaba allí, en esa herida que comenzaba a picar por las lágrimas que no sabía que derramaba. Era como si mi cara hubiese sido remplazada por una horrenda mascara, la persona que se reflejaba en ese espejo no era yo, yo no deseaba ser esa persona. No esa no era yo.

El espejo cayó al piso rompiéndose en pedazos y por primera vez desde que desperté, lloré. Lloré como niña pequeña en medio de un berrinche, lloré rechazando lo que había visto en ese espejo y lloré negándome a ser ese monstruo con una enorme cicatriz.

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Los calmantes me mantenían en un sopor donde no controlaba mis propios pensamientos. Durante las últimas veinticuatro horas había recibido las visitas de algunos de los Cullen, y la mirada que me dieron era algo que no quería volver a ver, y a lo que sabía que de ahora en adelante tendría que acostúmbrame. A la lástima, a las miradas de compasión. Pero aún no estaba lista para eso.

Así que después de ver como Esme y Alice me hablaban sobre los avances de Edward, decidí no recibir más visitas y les dejé en claro a mis padres que no estaba dispuesta a permitir que Edward me viera de esta manera. No, él tenía que recordarme como era yo, mis mejillas sonrojadas que tanto amaba, los ojos que decía eran lo más hermoso que había visto. El no merecía condenarse a una vida con un monstruo, con alguien cuyo rostro jamás será el mismo. Tampoco podría soportar que él me mirara como lo hacía su madre o su hermana. No podría vivir con eso.

Estaba segura que decidir dejar a Edward era lo más duro que haría jamás. Sería difícil, pero era lo mejor para él y para mí. La puerta de la habitación se abrió y una enfermera pasó a revisar mi intravenosa y los monitores a los que aún seguía conectada.

— ¿Ha habido alguna novedad con el paciente de la habitación once? — le pregunte en tono confidencial por encima vez en ese día, la enfermera me sonrió.

— Oh sí, he escuchado que despertó hace un par de horas – me dijo sonriéndome pícaramente — también han dicho que solo pregunta por una tal Isabella Swan — me guiñó el ojo y yo comencé a llorar.

Renée entró y se acercó a abrazarme mientras que la enfermera salía del cuarto totalmente confundida por mi reacción.

— Cariño cálmate, me imagino que ya la enfermera te ha dicho que Edward despertó — yo asentí en sus brazos — cielo, hay alguien que quiere hablarte.

Alcé mi vista y miré como la puerta era abierta de nuevo y Alice entraba por ella con sus ojos cargados de lágrimas.

— Alice, por favor vete — pedí también llorando.

— Bella soy tu mejor amiga, no me puedes pedir eso. Tampoco puedes alejar a Edward, eso lo está matando en su habitación. El no poder estar cerca de ti lo está volviendo loco.

— No puedo permitir que me vea así, no quiero que me vea de esta forma — le supliqué señalado mi rostro para dar más énfasis, pero ella y Renée intercambiaron una mirada cargada de significado que no entendí, en la cual mi madre asintió.

— Bella hay algo que tú aún no sabes, Edward…

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Dejé que Alice me llevara en la silla de ruedas en los pasillos rumbo a la habitación de Edward, yo no era la única que la estaba pasando mal, no era la única que tenia secuelas de ese horrible accidente. Alice tocó la puerta que tenía un enorme número once escrito, se escuchó un leve y ronco "pasa" dicho desde adentro. Era él, su voz era inconfundible, escucharlo hablar me hizo sollozar más fuerte, desde que Alice me lo contó no paraba de llorar.

Entramos a la pequeña y blanca habitación, donde en el medio, acostado en una camilla, estaba el que hasta hace pocos días creí sería la persona con quien pasaría el resto de mi vida.

— Alice ¿eres tú? —Su voz sonaba ansiosa, y su vista estaba en un punto fijo— ¿hablaste con Bella? —comencé a llorar más alto. Moví yo misma mi silla y me acerqué a él y tomé su mano.

— Si amor, ya estoy aquí— el sonrió y giró un poco su cabeza aún sin mirarme a mí, sus ojos se enfocaban en algún lugar de la habitación y las palabras de Alice se repitieron en mi cabeza:

"Bella hay algo que aún no sabes, Edward… Él ha perdido la visión por el golpe que recibió en la cabeza. Mi hermano no puede verte, él ha quedado ciego…"


Gracias a nuestra Beta *Pkña Pcosa* cuyas observaciones y correcciones hicieron posible este capítulo.

Hola sean bienvenidas a esta pequeña historia. Me ha gustado mucho escribir este capítulo, un poco difícil pero, no sé, ustedes díganme si les gusto. :D

Bienvenidas* ya el siguiente cap está en proceso y será escrito por mi hermanita LucyCullenBB.

Nos leemos pronto* un abrazo grande XOXO

¿Les gusto? Oh por cierto el final feliz con nosotras en 100% seguro :)