Burt Hummer bien sabía que cuando su hijo se echara un novio habría ciertos cambios que hacer en la jerarquía de macho alfa que manejaba y aunque le pesase, tendría que compartir parte de su "territorio" con otro "macho alfa", porque a él nadie lo engañaba, puede que su hijo le haya explicado que ser gay no significaba que dejaba de ser hombre, pero definitivamente (y gracias a las clases que amablemente la señora Abigahil puckerman le estaba dando) él sabía de la existencia de las diferentes clases de gay, y su hijo, muy a su pesar entraba en la categoría de "diva" estando solo a unos pasos de la "transexual" ( a la cual temía por obvias y sinceras razones)
-¿no tendrías que estar ya en el trabajo?- aquella voz tenía un toque de sarcasmo y reproche y Burt tuvo que suspirar ante la imagen de su hijo en delantal sirviendo el desayuno.
-es, día festivo…- trato de justificarse aunque claro kurt como siempre no lo dejó llegar a más de 3 palabras, Burt Hummer no se atrevió a levantar la vista, ya se sabía la imagen, su hijo estaría con el sartén en mano, los labios apretados y una mirada tenebrosa que explicaba solo una cosa "no te hagas el listo conmigo que te conozco"- hay partido y los chicos y yo….-
-¿ah así?- el sarcasmo era evidente en cada palabra que salía de la boca de su hijo y él como padre comprensivo que intentaba ser, sólo se limitó a masajear su cien- entonces explícame porque ayer que Noah te invito a verlo junto con él y Finn, tú argumentaste que el trabajo en el taller estaba excesivamente atareado, tanto que incluso no podías darte el lujo de cerrarlo- Burt cerró los ojos con cansancio, ahí estaba el balanceo peligroso del sartén con el tocino bajo en sodio de su hijo.
-está bien cancelaré con los chicos, llama a ese delincuente que…-
-muchas gracias papá eres el mejor- se apresuró a cortar su hijo- el desayuno está servido come tranquilamente- y como un huracán Kurt Hummer salió de la cocina, Burt miro a su alrededor, los paltos estaban en el fregadero, el tocino no terminaba de hacerse y definitivamente esa era la mitad de su cerveza a medio camino de ser botada a la basura, en resumen- esto de desayuno no tiene nada- se quejó, aunque fue a oídos sordos ya que la voz de su desagradecido hijo se escuchaba en el pasillo y parecía de lo más feliz pronunciando "Noah" sin parar.
