Happiness is a warm gun
Capítulo 1: With a Little a help from your friends.
Pairing: Puckurt y Klaine por el lado.
Rating: R
Resumen: Kurt lleva 4 meses con Blaine y es incapaz de dejar que le toquen bajo la ropa. Necesita ayuda para liberar sus inhibiciones. Si estás enfermo le pides ayuda a un doctor, si estás caliente ¿a quién le pides ayuda? Pues a Puckzilla, obvio.
"Esto es estúpido" pensé casi al mismo tiempo que la puerta se cerraba tras Finn. Habíamos estado hablando toda la semana sobre la noche de juegos que tendríamos ese viernes, aprovechando que el Sr Hummel y Carole estarían de viaje por el fin de semana, cómo todo iba a ser como antes y cómo era ridícula la forma en que habíamos dejado de ser los amigos que solíamos ser. Supongo que después del pequeño empujón que le di en Nueva York para que saliera con Berry decidió que no debía haber malos sentimientos entre nosotros y la verdad es que estaba agradecido. Besar a Rachel había sido mala idea si lo único que había logrado era que todos nos enojáramos con todos.
Lo único malo de eso es que, ahora que las cosas entre esos dos andaban tan bien Finn era como un perrito faldero de la chica y si ella le llamaba justo cuando había empezado a jugar, el otro era capaz de dejarme botado en la mitad de su salón mientras él corría a su encuentro. Claro, se había disculpado y todo pero ¿qué era lo que se suponía que tenía que hacer ahora? ¿Esperarle hasta que a Rachel lo soltara de nuevo?
Puse el juego en modo "1 jugador" y pateé un poco a mi contrincante mientras pensaba en qué hacer. Lauren me había dejado muy claro que iba a pasar sus vacaciones con su familia en Michigan y que no era necesario que le esperara, prefiere terminar conmigo a que yo la engañe, y yo soy un tiburón del sexo y no puedo aguantar dos o tres meses sin nada de acción. Esa chica me entiende como a la palma de su mano. Quizás podía encontrar alguna porrista con quién pasar el rato, aunque estoy seguro que después de todo lo que he aprendido con Zizes una chica que no tuviera al menos la mitad del carácter de ella no me encendería nada. Y las dueñas de casa aburridas no eran mucho mejor.
Siempre podría pasar la tarde jugando aquí y esperar a Finn, supuse. No es como que tuviera algo mejor que hacer por ahora.
"¿Puck? ¿Qué haces aquí solo? ¿Dónde está Finn?" preguntó una voz tras de mí. Giré la cabeza y vi a Kurt que me miraba entre sorprendido y extrañado desde atrás del sofá.
"Berry llamó pidiéndole algo, así que salió corriendo" respondí, mientras me enfocaba en que Wolverine derrotara a Ryu.
"Ah, Rachel. Tengo que admitir que para ser una chica incapaz de sacarse partido tiene a Finn comiendo de su mano como si se tratara de una profesional" dijo Kurt, sentándose al lado mío, aunque no muy cerca. Yo mientras río ante la imagen mental de la chica con un traje de cuero y un látigo.
"¿Quieres jugar?" pregunté después de un rato al ver que Kurt no despegaba los ojos de la pantalla.
"No sé mucho de estas cosas" dijo él, observando el control del PlayStation como si fuera una pantaleta de mujer y no supiera qué hacer con ella. "Intenté jugar un par de veces en Dalton y siempre me patearon el trasero"
"Sólo elige un personaje y dale a los botones. Te dejaré ganar un par de veces hasta que entiendas como va" dije riendo, y es que la idea de ver al siempre compuesto Kurt quedándose tranquilo mientras le ganaban en algo era demasiado graciosa, e inverosímil.
Kurt eligió a Dante como personaje y no pude más que bufar un poco.
"¿Qué, no pensarás que elegiría a una chica, o si?" preguntó el enarcando una de esas cejas perfectas que tenía. "Que me gusten los hombres no significa que me crea una mujer, Puckerman. Además que las chicas son siempre más débiles en estos juegos y ese Dante se ve como para comérselo con todo y correas alrededor del pecho"
"No tenía idea que te gustaban los hombres tan marcados, Hummel" reí algo incómodo. No porque Kurt se pusiera a hablar sobre qué tipo de hombres le llamaban la atención, sino porque nunca antes había puesto atención a eso de que realmente el que fuera homo sólo significaba que le gustaban los hombres y no que quisiera ser una chica. Supongo que tenía razón, pero nunca antes lo había visto así, sobre todo tomando en cuenta la forma en que el chico se viste con esas falditas y corsés y estupideces de chica. De pronto me puedo imaginar a Hummel en un plan completamente distinto, no como la parodia de homosexual que tenía en mi mente.
"No es tanto lo marcado como las correas. No sé por qué las correas me llaman mucho la atención" respondió él, poniéndose rojo como un tomate. Debo admitir que la imagen era adorable.
"No tenía idea que te gustaba el bondage, Hummel, aunque con la ropa que usas me lo debería haber imaginado. Debes ser una fiera en la cama. Siempre dicen que los callados son los peores, después de todo" reí, mientras pateaba un poco a su personaje. Al lado mío Kurt parecía estar a punto de estallar de vergüenza.
No puedo negar que lograr ese tipo de reacciones del chico era casi más entretenido que el juego entre mis manos, pero había algo en la manera en que sus ojos se habían puesto brillosos con mis palabras que me hizo detener mi siguiente comentario.
"¿Estás bien, tío?" pregunté, preocupado, cuando el chico dejó de ponerle atención a Dante y más a la alfombra.
"No es nada, Puckerman. Creo que debería volver a mi cuarto. Será mejor que llames a Finn, es poco probable que vuelva y no querrás quedarte aquí toda la noche conmigo" dijo Kurt mientras se ponía de pie y dejaba el control sobre los cojines. No sé muy bien porqué lo hice, pero le tomé la mano casi de inmediato para evitar que se fuera.
"No, tío, estás mal, algo te molesta. Dime que te pasa, quizás te pueda ayudar en algo" dije, algo incómodo. Si me salía con un problema demasiado homosexual y de amor y esas mierdas era poco probable que pudiera ayudarle, pero era como Hummel dijo, él era un hombre y por lo tanto, entre hombres debemos ayudarnos de vez en cuando con cosas así, ¿no?
"Es incómodo para mí hablar de esto, Puckerman, preferiría no hacerlo"
"Si lo que impide que pidas ayuda es la incomodidad, tengo una técnica infalible para soltar inhibiciones" dije con una sonrisa que probablemente debe haber recordado a Kurt que efectivamente hablaba con un tiburón.
Aún con su mano entre mis dedos le llevé a la cocina donde, hacía un rato, habíamos dejado con Finn un vodka que pretendíamos beber durante la noche en honor a los viejos tiempos. Supongo que ahora que el idiota corrió a los brazos de Rachel (o sus piernas, pero eso era poco probable) no le importaría si Hummel y yo le dábamos un mejor uso.
Senté a Kurt frente a mí en la mesa del comedor y le puse un vaso largo al tiempo que le servía una medida de alcohol y rellenaba el vaso con jugo de naranja.
"No creo que esto sea buena idea, Puckerman" dijo mirando el líquido como si fuera veneno.
"¿Por qué? No creo que vayas a salir en auto a estas horas de la noche, y tu papá no está aquí para ponerte problemas. Vive un poco, Hummel" le recomendé mientras le acercaba el vaso y empezaba a hacerme uno para mí.
"La única vez que me embriagué vomité los zapatos de la señorita Pillsbury" confesó el chico, con la cara roja.
"¡Oh, tú fuiste el que empezó con la historia de Bambi!" reí con ganas, y es que cuando ese rumor dio vueltas por la escuela habría querido darles los cinco a quien fuera que lo había empezado. "Hilarante, en serio, Hummel, mereces un premio por eso. Pero necesitas una historia mejor que esa antes de llegar a la universidad, y lo sabes"
"Para la fiesta de Rachel pude ver consecuencias peores del alcohol" me recordó con algo en los ojos que podía tener que ver con ese beso de su chico con Rachel.
"Pero no estabas ebrio, cuando estás ebrio las estupideces que los demás hagan dan importan poco. ¿Por qué no bebiste entonces?" pregunté mientras tomaba un sorbo de mi vaso. Kurt tomó el del en sus manos pero aún no se atrevía siquiera a olerlo.
"Era conductor designado" mintió el chico, lo pude notar por cómo miró hacia otro lado cuando habló.
"Creía que había sido Finn el conductor esa noche" mencioné encogiéndome de hombros. "En cualquier caso, hoy no tienes que conducir a ningún lado ¿o sí? Y tu padre no está en casa como para hacerte un problema si es que te embriagas".
"Ok, pero no creas que lograrás corromperme tan fácil" dijo finalmente mientras tomaba un pequeño sorbo de su vaso. Sonriendo el acerqué el mío para que pudiéramos brindar por su próxima resaca.
Una hora después y casi media botella de vodka menos y seguíamos conversando. Habíamos pasado por temas que nunca creí que llegase a tocar con Kurt, desde los juegos de video que había jugado en Dalton hasta lo suaves que eran los besos de Britney. Si bien era extraño conversar con él era también muy entretenido, porque el chico éste era una máquina, tenía una lengua ponzoñosa que era hilarante cuando no estaba dirigida a mí. Estábamos hablando de lo asombrosos que eran los artistas judíos (músicos en mi caso, cantantes de Broadway en el de él), cuando sonó su celular distrayéndole de la conversación. Se disculpó, se puso de pie con las piernas débiles por el alcohol y se fue a contestar a la cocina.
Por lo que pude inferir se trataba de ese chico con el que estaba saliendo, a ese al que le habíamos mandado cuando le dijimos que fuera a espiar a Dalton sin saber que nos lo quitaría de las manos. No es que me desagradara el tipo, después de todo él estuvo ahí cuando yo no podía siquiera protegerlo como debía, pero con el alcohol que tenía en el cuerpo no tenía problema en admitir que me molestaba un poco su presencia cuando Kurt ya había vuelto a nosotros. Estaba bien que lo tuviera cuando estaba en el Hogwarts gay, pero ahora que estaba en McKinley no era necesario que siguiera dando vueltas, ¿no?
Ok, se suponía que estaban saliendo, pero no veía qué podía tener el hobbit de especial cuando habían tantos hombres que se verían mucho mejor entre músculos y correas, como a Kurt le gustaban, en McKinley.
Cuando Kurt volvió de la cocina pude ver que había algo que había apagado la sonrisa de sus ojos, aún si intentaba hacer que una sonrisa falsa apareciera en sus labios.
"¿Problemas en la comarca?" pregunté, fingiendo desinterés.
"No, no hay problemas en la comarca. Nunca hay problemas en la maldita comarca" respondió él, sentándose en la silla como si estuviera extremadamente cansado. Levanté la vista y le miré extrañado, pues parecía que estuviera intentando contener las ganas de ponerse a reclamar.
"Siempre puedes contarme qué te pasa. Después de todo si empezamos a beber era para que no te sintieras tan incómodo mientras hablábamos" dije encogiéndome de hombros. Kurt suspiró antes de pasarse una mano por el cabello, desordenándolo de una manera que le quedaba muy bien, y mirar el techo.
"A veces me gustaría que hubiera algo de problemas a ver si las cosas cambian en algo. ¿Sabías que llevamos casi cuatro meses con Blaine y soy incapaz de dejarle que me toque bajo la ropa?" preguntó, haciendo una mueca de hastío. "No es como que él me apresure ni nada, sino que cada vez que intenta hacer algo yo arranco como si me fuera a golpear, así que dejó siquiera de intentarlo… y yo no me atrevo a tomar la iniciativa de nada"
"Vaya…" exclamo en un susurro, sorprendido. "¿Y por qué?" preguntó luego de morderme la lengua evitando preguntarle si era porque el tipo era feo o si eso era común en las parejas gays.
Kurt se bebió casi todo lo que quedaba en su vaso y se sirvió otro antes de contestarme.
"Inseguridad supongo" dijo mientras daba vuelta un par de hielos que flotaban en el líquido con uno de sus dedos. "No es como que yo tenga mucha experiencia y no quisiera que nuestra primera vez termine antes de tiempo, o que haga algo mal, o que termine haciendo el ridículo porque nunca antes había hecho algo así" dijo luego, antes de sacar su dedo y meterlo dentro de su boca para lamer el alcohol que había quedado en él.
Quizás era el alcohol que me hacía ponerle atención a detalles ridículos, como aquella vez que estuve viendo las caras felices que se formaban en el tinglado del techo de Santana, pero nunca antes me había fijado lo rosados que eran los labios de Hummel o la manera en que eran capaces de apretar suavemente en dedo entre ellos. Sin duda haría a algún tipo muy feliz con una boca como esa. Sus manos no estaban mal tampoco, se veía que eran muy suaves pero no eran pequeñas como las de una chica sino grandes y masculinas.
"Digo, ¿qué pasa si me equivoco y termino usando dientes cuando no debo o agarrando lugares incómodos o que duelen?" siguió, incómodo.
"A ver, Hummel, no veo porqué tanto miedo. Tienes el mismo cuerpo que Frodo, las mismas partes, seguramente sabes qué es lo que se siente bien y qué no" digo mientras bebo algo y es que la garganta se me secó mientras pensaba en que Kurt realmente es un hombre ya y no un niño, no sé en qué momento dejó de ser un niño. "O me vas a decir que nunca te has hecho una paja"
El color rojo de su cara fue suficiente respuesta. Creo, puede, no sé, no estoy seguro, si el vaso que tenía en mi mano se me cayó encima o simplemente no pude cerrar la boca antes de que el alcohol empezara a caer.
"¡No puede ser!" exclamé. "¡Pero si es tan rico! ¡No te creo, Hummel!"
"¡No es que nunca lo haya hecho!" se apuró en responder éste, pero ya no había mucho cómo arreglar lo que había dicho. O no dicho. Lo que se ha visto no puede ser borrado o algo así. "Si lo he intentado pero no he encontrado cual es la gracia al asunto, nunca me he podido calentar lo suficiente como para llegar a un orgasmo… y si no he tenido uno yo ¿cómo voy a hacer que Blaine lo tenga?"
"Nunca… tú no… pero... ¡Hummel, por Dios!" exclamé, sé que soné estúpido, pero… ¡Arg! ¿Qué clase de chico nunca se ha llegado a correr con una paja? ¿Qué clase de triste vida lleva este tío frente a mí?
"He intentado ver… esos videos…"
"¿Porno?" preguntó, imaginando de inmediato qué tipo de videos debe ver este chico frente a mí. Por alguna razón la idea de un Hummel intentando correrse frente a un computador es bastante incendiaria en mi cerebro, o en mi entrepierna, no estoy muy seguro, puede que esté un poco ebrio y ambos sean lo mismo en estos momentos.
"Si, Puckerman, pornografía" responde él con una cara que seguro asustaría a cualquier otro, pero no a mí. "En fin, el punto es que no puedo ver esos videos sin pensar qué horrible debe ser el trabajar así, haciendo que un acto que debería ser totalmente privado sea tu trabajo… cómo deben sentirse cuando están con sus parejas, como si no hubieran pasado todo el día follando a otra persona. No puedo dejar de pensar en sus familia, en lo avergonzadas que estarían sus madres si supieran y me da tanta pena que no puedo continuar y eso mata cualquier tipo de pasión que hubiera podido haber sentido"
"Pero seguramente sabes cómo funciona el sexo entre hombres, eso debería darte un par de fantasías sin familias que te acomplejen ¿o no?" pregunté, intentando no reírme un poco con sus problemas con la pornografía.
"No con la de los actores, pero si con la mía" exclamó Kurt, con una expresión tan complicada que no pude más que cambiarme de silla, sentarme junto a él y pasarle un brazo por los hombros antes de pedirle que siguiera con su historia. "Mi papá me dio estos folletos sobre… la mecánica… del asunto y ahora cada vez que me imagino algo viene a mi cabeza mi padre y sus comentarios sobre BrokeBack Mountain… y si las madres de los actores eran capaces de matar cualquier erección, no sé cómo la imagen de mi padre en esos momentos no hace que se me caiga el pene. Te lo juro" terminó diciendo éste, mientras se terminaba lo último que quedaba de la botella de vodka.
"Ay, Hummel, tú necesitas ayuda urgentemente. ¿Y quién mejor para ayudarte que un maestro de las artes amatorias como Puckzilla?" pregunté, hablando así a ver si eso le subía un poco el ánimo. Realmente estaba dispuesto a ayudarlo. ¿Cómo iba a dejar al pobre de Kurt así, sin haber llegado a tener alguna vez un orgasmo? Tendría que ser muy cruel; los amigos están ahí para ayudarte cuando lo necesitas, y este tío necesitaba con urgencia a un amigo.
"No sé qué tan buena idea es que te ayude alguien que se refiere a sí mismo en tercera persona. No da mucha confianza" respondió él, rojo como tomate, aunque se veía que era por razones más allá de la vergüenza.
"Vamos, Hummel. Tienes que soltarte un poco. Te estoy diciendo que te ayudaré, nadie se tiene que enterar si no lo quieres, sólo debes aceptar mi ayuda" dije, aunque no tenía idea de en qué me estaba metiendo.
El chico estuvo callado durante minutos que parecieron horas. Después de un rato me convencí que la había cagado y que probablemente me llevaría un reto de aquello en cuanto Hummel estuviera más sobrio, pero bueno, muy tarde para arrepentirse. Me puse de pie, pensando en ir a la cocina a hacerme algo de comer, cuando un dedo en alguna trabilla trasera de mi pantalón me detuvo en seco.
"¿Nadie se enterará de esto?" preguntó él, con una voz pequeñita. Yo negué con la cabeza. "¿Y no ocurrirá nada que cuente como infidelidad hacia Blaine?" volví a negar.
Realmente no tenía idea en lo que me estaba metiendo, pero el corazón me latía a mil por hora.
"Pues entonces… creo que aceptaré un poco de tu ayuda, Puck"
Me giré con una sonrisa que intenté que fuera amistosa, pero debe haber salido completamente mal pues Hummel se sonrojó tanto que creí que se fundiría con ese sweater rojo que usaba y que le quedaba tan bien.
Ya me encargaría de mostrarle, durante lo que quedaba de la noche, que podía ser un gran amigo si me dejaba ayudarle un poco.
