Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, estos son obra de la gradiosísima Rumiko Takahashi. Sin embargo la historia es mía.

Cualquier uso de mi firma o de mi historia sin autorización esta prohibido.

Hola, después de tanto tiempo perdida, peleas amorosas y falta de inspiración, un buen día me puse a escuchar música y la idea me vino como torbellinos a la mente. Espero que les guste...

Por aquí va agregada una canción de las que me inspiró para hacer el fic y en cada capítulo irá una diferente pero sin embargo, el grupo será R5 ya que de esta manera demuestro mi frustración por que no puedo ir a verlos a la gira T-T

Saluditos a mis Hermanas del Circulo Mercenario


R5- (I can't) Forget About You

Alguien me dio esta ropa

No puedo recordar quien
Mi mente esta totalmente en blanco
Pero no puedo olvidarme de ti
Olvidarme de ti


One Last Dance

Capitulo 1- MI CONDENA

El candelabro que colgaba en el techo se movía suavemente igual que el barullo del vals en la pista de baile.

Los graduados ataviados con sus mejores galas; trajes de distintos colores, vestidos de diferentes estilos y telas: seda, tafetán, tul y brillo por todos los rincones.

Mujeres en grupos que criticaban cuál vestido tenían cada uno de los asistentes, que el acompañante de ésta la había dejado plantada, que el peinado de aquella estaba fuera de lugar y distintas situaciones que creaban cotilleos que poco a poco se iban difundiendo entre todos los graduados.

Por las puertas dobles del salón en el que se llevaría a cabo la culminación del esfuerzo de tantos días, trasnochadas, exámenes y dolores de cabeza, entraba la pareja tan esperada por los chismes que ocasionaría.

Bankotsu Uchiha; ataviado con un traje nuevo a su medida, su larga cabellera oscura amarrada en su habitual trenza, camisa de manga larga blanca; de diseñador por supuesto. Corbata plateada con franjas azules, acompañado por sus zapatos negros y lustrosos.

De su brazo iba agarrado Kikyo Himura; ésa mujer de fríos ojos, piel pálida como una muñeca de porcelana, su cabello negro como el ébano y sus labios pintados de un color tan rojo como la sangre. Su cuerpo se envolvía en un vestido carmín ceñido al cuerpo; la espalda descubierta y con un escote pronunciado que la hacían verse sensual y sofisticada, sus pies adornados con delicadeza en unos altos tacones dorados con brillantes.

Al verlos, se causó un revuelo de tal magnitud, que se arremolinaban en la entrada para verlos pasar.

Las mujeres alrededor suspiraban, ya que a más de una el guapo oji azul les robaba el sueño.

Los varones silbaban con admiración.

La pelinegra era la fantasía sexual andante para cualquier hombre que estaba alrededor de ella.

Excepto para el que iba de su brazo.

El moreno se encontraba fastidiado. En primer lugar no quería ir a un estúpido baile rodeado de gente hipócrita empezando por su acompañante.

Hizo un escándalo sólo porque no iba combinada con su atuendo.

Aun recordaba con claridad lo que había pasado unas horas antes…


Bankotsu estaba furioso. Realmente furioso era una palabra corta para describir el estado emocional en el que estaba.

Sentía que podría agarrar a golpes al primero que encontrara.

Y esperaba con ansias que ése primero fuera su estúpido padre.

Al que le importaban un bledo los sentimientos de su hijo.

Que tuvo el descaro de destruir su amor poco a poco.

Que la hacía sufrir a ella…

Aun recordaba la primera vez que la había visto:

Piel nívea con algunas pecas que la hacían adorable.

Era una muchachita cualquiera. Para los demás. Porque a él llego a cambiarle el mundo.

Cabello azabache con reflejos y mechas azuladas.

Era una criatura nocturna para los ojos de los demás, pero fue como si saliera el sol en todo su esplendor para él.

"Es como una estrella que se atisba por sobre una noche oscura"

Ésa era la descripción de su difunta madre sobre la chica que le había robado el aliento y el corazón.

Cara infantil en la que inflaba las mejillas sonrojadas con un puchero.

Ésa era la expresión favorita que pasaba por su mente cuando la imaginaba.

Con su temperamento explotando y arrasando con todo lo que había, sacudiendo a los demás como un huracán.

Era lo que le costaba tratar de ella. Ese temperamento fuerte por el que ambos pasaban peleando todo el rato. Ambos querían ganar, pero solo uno seria el vencedor.

Y la ganadora fue ella.

Kagome Higurashi.

Porque ella se quedó con su corazón. Ella se lo robó, Impidiéndole que volviera a sentir lo mismo por alguien más.

Pero él lo aplastó.

El aplastó el corazón de ella como si se tratase de un insecto sin importancia. Lo tuvo entre sus manos y por su estupidez no supo cuidarlo.

Ella se quedó con su corazón, pero él destruyó el suyo.

Le quito cada resquicio de amor que tenía por él.

La despreció por su orgullo.

Le quito cada lágrima que tenía en su corazón, porque Sango, amiga de ambos, le había dicho que ella lloraba. Sufría por él. Hasta que un buen día, según la opinión de Sango, ya no salió ninguna más.

Su corazón se había secado. Se había marchitado al punto de no tener lágrimas.

Porque sí, su amor se destruyó tan rápido como empezó. Su relación fue tan efímera que la trayectoria una estrella fugaz era menos veloz, que el tiempo en el que tardó él en destruir su corazón.

Arruinó su noche especial.

Ésa donde habían sido uno, y el amor y la pasión los había desbordado a ambos.

Aún estaba grabado a fuego en su mente, en su piel y en su alma el momento en el que el clímax los había desbordado y ella quedó dormida en sus brazos. Y él en los suyos, no podía mentirse a sí mismo sobre ello.

Pero ella no sabía la llamada que había recibido en la madrugada.

Su padre furioso, amenazando y queriendo destruir todo a su paso.

Porque para el frío hombre de negocios que manejaba la empresa familiar, ella no era nada.

Era una simple chica que veía el mundo a través de una simple cámara.

Porque ése era el sueño de ella. Ser una fotógrafa profesional que causara mella en la historia.

Sí, la primera vez que la vió estaba colgada al árbol de la facultad, recargada en las fuertes ramas del ya milenario árbol, tomando fotografías a diestra y siniestra.

Nada escapaba de la cámara de Kagome Higurashi.

Sabia transmitir emociones en aquellas fotografías, cómo si te transportara a ése momento en específico.

Sonrió al recordar lo que le había dicho el día que se conocieron…

¡Eh Tú!- gritó la oji marrón a todo pulmón.

El moreno estaba acompañado por su equipo de baloncesto sentados en un claro.

Kouga Ookami estaba con su novia Ayame Fujishima colgada al cuello de éste. Sus hermanos, cómo a si los llamaban, estaban corriendo por el verde campo de la universidad. Para los demás eran los Shichinintai, por la manera en la que jugaban al deporte que les apasionaba.

Sin piedad aplastaban a los demás equipos y a las otras universidades.

Estaba muy concentrado en su almuerzo cuando escucharon un grito colosal que sólo era igualado por su entrenador. Y vaya que el hombre tenía buenos pulmones para gritar.

Todos se giraron a donde provenía el sonido, encontrándose con una chica que estaba de cabeza con las piernas enrolladas en el tronco del árbol para no caerse.

Con una mano sostenía una cámara y de la otra se agarraba con fuerza al árbol. Tenía una mirada de furia que hasta el mismísimo señor del averno podía temerle.

El moreno desinteresado volvió a su almuerzo. Era una chiquilla cualquiera que podía arreglárselas sola.

Sus amigos se acercaron a ella, mientras sus hermanos seguían correteando por la universidad, ya que Jakotsu había agarrado la ropa interior de todos los demás, mientras estos se duchaban y corría con toda la fuerza que le daban sus piernas riéndose de ellos, mientras que sus otros 5 hermanos con una toalla bien amarrada a su cintura corrían como alma que los lleva el diablo tras el castaño que a carcajadas avanzaba más que ellos.

A él le importó un bledo.

Jakotsu sabía que mientras no se metiera con él, no tendría problemas.

Ayame y Kouga hacía rato que se habían desaparecido de su vista. Y la gritona no había vuelto a oírse, por lo que cruzando sus brazos en su nuca, se recostó en el césped y cerró los ojos.

Al cabo de unos momentos, sintió un golpe en su cabeza.

Con brusquedad abrió sus ojos, agarrando a la persona que osaba con meterse con él.

Cuando tenía inmovilizada a ésa persona con todo su peso encima, se encontró con unos profundos ojos cafés que se asemejaban al chocolate derretido.

Era la chica de la cámara. La que estaba gritando como posesa momentos atrás.

Miró a un lado y se encontró con un bloc de dibujo bastante grande y ancho, una mochila gris con azul, y Kouga y Ayame intentando contener la risa tapándose la boca.

Se puede saber ¿Qué demonios te pasa?- demandó el Oji azul.

La chica hizo un mohín.

Lo dice el estúpido que no se quita del camino cuando sabe que alguien está haciendo una toma

¿Disculpa?- El moreno estaba atónito. Nadie le respondía nada en la universidad. Sabían de su carácter explosivo, pero ésta inconsciente no sabía nada. No sabía con quien se estaba metiendo- ¿Qué no sabes con quien hablas?

La chica rodó los ojos.

Si, con un culo pomposo y un estúpido prepotente que no conoce a nadie que le diga la verdad en la cara. Ahora si te molesta, ¿podrías dejar de poner tu gordo cuerpo de mí? Pesas una tonelada.

Gordo.

Le había dicho gordo.

Eso fue la gota de derramó el vaso.

¿Quién diablos eres?- dijo Bankotsu furioso.

Ella sonrió por primera vez, mostrando todos sus blancos dientes en una sonrisa lobuna.

Yo soy Kagome Higurashi, un nombre al que comenzaras a temerle, Bankotsu Uchiha.

Con una fuerza descomunal que no tenía idea de que un cuerpo tan pequeño podía poseer, se lo quitó de encima, tomó el bloc, la mochila y salió corriendo con el oscuro cabello bamboleándose en su espalda.

Kagome Higurashi, la chica que le robó el sueño esa noche y muchas noches más…

Linitha-Chan*


Hola hermanas vengo con otra historia que será cortita, ya que no le estimo más de diez capítulos. En los sigs. caps se explicará más sobre la razón principal del fic, y las memorias de Banktosu. El epílogo de la historia será dedicado a Kagome y a sus pensamientos.

Espero que les guste y que por un review me comuniquen cuál es su opinión del capítulo.

Al rato actualizo Tal vez Algún Día y estoy escribiendo el capítulo de Ya No Quiero.

Nos leemos pronto.

Saluditos :*