El lazo rojo.
-¡Ya casi lo tengo!
Syaoran estiró el brazo, casi rozando la rama del árbol con la yema de los dedos. Un poco más y lo conseguiría; tenía que lograrlo...
-¡Lo tengo!
Una enorme sonrisa se dibujó en sus labios y apretó los dedos alrededor del lazo rojo. Seguro que Sakura se pondría muy feliz al ver que había conseguido recuperarlo, pues aquella mañana el viento se lo había arrebatado del cabello y se había enganchado en una de las ramas del árbol.
Syaoran se preparó para descender por el tronco, pero entonces perdió el equilibrio y cayó hacia atrás sobre la hierba. Se dio un fuerte golpe en la cabeza y se llevó las manos a la zona lastimada mientras dejaba escapar un grito ahogado.
-¡Syaoran!
El chico no sabía si aquella voz era real o sólo era una invención. ¿Sería posible que ella estuviera llamándolo?
Abrió los ojos lentamente y trató, con la vista borrosa, de distinguir a quién pertenecía la figura femenina que se acercaba. Finalmente supo que se trataba de Sakura, pues percibió el brillo dorado de cu cabello.
-Sakura... –susurró, y volvió a cerrar los ojos para tratar de amortiguar el dolor.
Cuando los abrió de nuevo miró fijamente a la chica, que se había arrodillado a su lado y lo observaba preocupada. Estaba algo mareado, pero al parecer ya comenzaba a recuperar su buena visión.
-He recuperado tu lazo –murmuró mientras le tendía la mano, donde descansaba la cinta roja–. Estaba en aquella rama.
-¡Tonto! ¡Pudiste hacerte mucho daño tratando de recuperarlo!
Syaoran la miró sorprendido. A ella parecía no importarle el lazo por el cual esa mañana se había entristecido. En cambio, sí le importaba el hecho de que él se hubiera hecho daño.
El joven sonrió. Al menos sabía que ella se preocupada por él.
Espero que les guste.
Atte: Sandritah
