Una nueva oportunidad de amar
Paso un año desde que vencieron a Kuran Rido, un año desde que volvió la leyenda de los cazadores: Cross Kaien, un año desde la muerte de Ichiru, y un año desde la partida de ella.
Había permanecido en la academia, no por que quisiera, no tenia a donde ir, aunque en efecto la asociación sabia que el hijo de los mejores cazadores ahora era vampiro, no muchos cazadores lo sabían, por lo que no se quería arriesgar a que por equivocación alguien lo matara, para el seria un alivio, la muerte, reunirse de nuevo con su familia, y superarla a ella, pero lamentablemente, le había echo una promesa, y aunque no era la mejor promesa para la persona que amas, ella había estado de acuerdo, no quería morir a manos de alguien que no fuera él. Kiryuu Zero.
En este año la clase diurna había estado mas tranquila, muchas chicas habían decidido irse debido a que la clase nocturna se había marchado, muy pocas se quedaron con la esperanza de volver a ver alguna vez la cara de Hanabusa Aidou y Shiki Senri, sus únicos consuelos ahora que Kaname y Yuuki se habían casado, ese pensamiento le dio una punzada en el corazón, a pesar de todo, no podía superarla, y es que siendo sinceros, que la chica que amas, te deje por su propio hermano de verdad duele.
Ya no quería pensar en eso pero cada cosa de esa maldita escuela se la recordaba, como ahora, recostado en su cama viendo el techo, ya creía escuchar la voz de ella gritándole que bajara a cenar.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien realmente le llamo a su puerta.
- Mocoso, ¿Estas dormido? – Escucho la voz de su antiguo sensei detrás de la puerta.
- No ¿Qué pasa?
- Cross te quiere ver en su oficina.
Escucho los pasos del mayor alejarse, por lo que supuso que seria algo urgente si solo vino a decírselo, por lo que se levanto y se puso la primera playera que tomo del guarda ropa y fue directamente a la dirección.
Una vez ahí dudo en entrar, Kaien siempre le decía las cosas en la cena o el desayuno, por mas importantes que fueran, tenia que ser algo muy grabe para pedirle que fuera a su oficina, tal vez seria otra misión, desde hace meses no recibía una.
Lentamente abrió la puerta de la oficina del ex-cazador y se asomo.
- Quería verde director.
- Es Otou-san, y si, pasa y siéntate.
Zero se acerco al escritorio con un toque de desconfianza, nada de esto le estaba gustando, Cross si le reprocho que no le llamara padre, pero le pareció muy extraño que no saltara para abrazarlo como lo había echo los últimos años.
- Bien, ¿de que quiere hablarme? – Fue directo al grano.
- Bien te lo diré... Planeo re-abrir la clase nocturna.- Soltó de repente.
Zero sintió que el azúcar se le fue a los pies y su alma escapaba de su cuerpo, los vampiros volverían, los Kuran volverían, ella volvería, no, no podía permitirlo, verla a diario y tener que cuidar de ella, era demasiado sufrimiento, no, no y…
- No, no puedes permitirles volver, no después de lo que ocurrió la ultima vez.
- Ya les informe a todos… oh además, habrá una nueva alumna, ella también es…- Fue interrumpido.
- ¿ADEMAS ALGUIEN NUEVO? ADEMAS DE VOLVER A VERLES LOS ROSTROS ¿TENGO QUE SOPORTAR A UNO NUEVO? Déjame adivinar, una princesa vampiro cercana a los Kuran ¿verdad? O acaso es de la familia…
- Es cazadora.- Dijo tranquilamente.
- ¿Qué?
- La nueva alumna es cazadora, fue entrenada por Yagari poco después de ti, es huérfana, y el prácticamente la crio, por lo que si, es una princesa cazadora cercana a los Kiryuu.- Dijo con sarcasmo a lo que había dicho el peli plateado.
- ¿Enserio?
- Si, vendrá a ayudarte a monitorear la paz en la academia.
- No necesito ayuda.
- Oh, la necesitarás, recuerda como eran hace un año, por mas que las asustes, no podrás tu solo con todas, ella es linda y dulce, pero tiene su carácter, igual que mi adorado hijo.- Dijo con cascaditas en los ojos.
- No soy tu hijo.
Salió de la habitación, si no le agradaba la idea de volver a ver a esas arpías chupa sangre, menos tenia ganas de ver un rostro nuevo rondando las instalaciones de la academia Cross.
Guardaba todas sus cosas en una maleta, era increíble que la asociación le permitiera dejar de lado sus obligaciones con tal de ayudar en una simple escuela.
"De simple no tiene nada" La voz de su viejo sensei, Yagari, resonó en su cabeza, sonrió ante el recuerdo de las charlas que tenia con él. Cerro la maleta.
Pero inmediatamente se borro.
Lamentablemente había conocido a Yagari en las peores circunstancias, desde pequeña solo había conocido a su madre, ya que su hermano mayor y su padre habían sido asesinados en una misión, su madre también era cazadora, pero había dejado muy en claro a la asociación que si la molestaban con misiones durante la crianza de su hija, a quienes mataría seria a ellos. Salió de la casa y camino.
Pero no hicieron caso.
Cuando cumplió los nueve años, el consejo decidió que era buen momento para que ella comenzara su entrenamiento, bajo la tutela de uno de los mejores cazadores, Yagari Touga por lo que mientras ella se entrenaba, le dieron una misión, debía durar unas cuantas semanas, pero pasaron meses, hasta que un día, Yagari le dijo que hiciera sus maletas pues se iría con en a su casa.
- Pero, ¿Ooka-san no volverá y se preocupara por mi?
- Ella no volverá.
Fue la forma mas dulce de la que se la pudo decir, y es que el obviamente no era una persona sentimental, pero agradeció que en ese momento dejara todo su orgullo de lado, y la abrazara cuando ella comenzó a llorar como si no hubiera mañana.
Pasaron los años, el entrenamiento termino cuando ella cumplió los doce años, pero seguía siendo muy joven para cuidarse sola, por lo que se quedo con el hasta los quince años, cuando la asociación le dio su primera misión como cazadora oficial.
Poco a poco se fue ganando fama, y es que, su familia era el segundo mejor clan de cazadores después de los Kiryuu, y ella no era la excepción, cualquier vampiro que se viera frente a su katana, no lograba contarla, solo veían un rápido rayo de luz, y luego… eran cenizas.
Frunció el ceño cuando se vio frente al gran cancel que separaba la "Academia Cross" del gran bosque por el que acababa de pasar, la estructura se veía muy al estilo clásico, como en las viejas películas de mansiones embrujadas, si no supiera de la boca de Yagari que ese lugar desde siempre fue una escuela, habría jurado que era un viejo castillo embrujado.
Abrió la reja sin problemas, faltaban unos días para que las clases iniciasen, pero ya había algunos humanos en el lugar, de echo eran puras mujeres, entusiasmadas por ver llegar a la clase nocturna, sus pasos la dirigieron a la dirección, se seguro el director Cross ya la esperaba, y, por lo que le decían de esa escuela, Yagari también debería estar ahí, después de todo era un maestro.
Toco la puerta y una voz del interior le dio permiso para pasar.
- Oh, llegaste antes, no esperaba verte hasta mañana.
- Vete acostumbrando Cross, ella es así de adelantada.
Sonrió ante los comentarios de su viejo sensei y de su nuevo director.
- Es un placer estar aquí director. Otou-san.- Saludo en una reverencia.
Vio a una mujer acercarse a la reja y observar el lugar, se calmo algo al ver que no era un vampiro, pero se preocupo, este lugar podía ser peligroso para los extraños, y era mas que obvio que ella era una extraña, no tenia esa estúpida sonrisa que tienen todas las alumnas de la clase diurna, la contemplo, era realmente hermosa, era muy pequeña, tal vez y le llegase a los hombros, tenia una blanca piel nívea, su cabello ébano era muy largo, casi le llegaba a la cintura, era perfectamente lacio y recto, tenia un fleco recto en su frente, justo antes de que tapase sus ojos, traía puesto un pequeño short de mezclilla negra, con botas negras hasta la rodilla y unas calcetas de rayas rosas y moradas que llegaban centímetros arriba de las rodillas, la blusa era ajustada de manga corta, era un tono morado oscuro y un chaleco desabrochado del mismo material que el short.
Se tenso al ver que pasaba la reja y se adentraba en la academia, la siguió a una distancia prudente, y cuando la vio entrar en la oficina de Cross, se sintió como un idiota.
- Debe ser la que Cross menciono.- Pensó
Espero unos momentos para no ser tan obvio, y entro en la oficina, justo en el momento en el que Cross le entregaba el uniforme, ahí pudo apreciarla mejor, había acertado en la altura, la obcervo a los ojos y se tenso al verlos, eran de un hermoso color azul hielo, como los de Hanabusa, sonrió ante la comparación, ella era mucho mas hermosa que el idiota de Aidou.
- Oh Zero, terminaba de darle las indicaciones a la nueva prefecta.
- ¿Ella?- Dijo tratando de sonar lo mas frio posible.
- Si, la mejor cazadora de la asociación después de ti mocoso.- Dijo Touga.
- Y puede que hasta mejor.- Continúo Cross.
Volteo su mirada hacia ella, quien solo se sonrojo y reverencio como saludo.
- Mucho gusto, soy Motohiro Nobuko. Tu nueva compañera.
