Un nuevo amanecer…

Atención: se me ocurrió cuando estaba soñando… es raro, aun así mi imaginación sub-consiente sigue trabajando… espero y les guste.

Los personajes no me pertenecen son de la genial y maravillosa genio de Rumiko Takahashi… solo la trama me pertenece (algo así)… no permito que copeen mi trama ¿Entendido?...

Era un día esplendoroso en la ciudad de Nerima, los jóvenes, como de costumbre estaban en la escuela… a donde nos enfocamos nosotros es en una peculiar preparatoria llamada Furinkan, ahí adentro se encontraban los jóvenes escuchando las aburridas platicas de los profesores, en un salón de 2º de preparatoria, se encontraban dos jóvenes en especial, una joven llamada Akane Tendo y un joven llamado Ranma Saotome, ¿Qué tenían de especial esos dos jovencitos?, bueno, pues esos dos jovencitos estaban, por así decirlo, comprometidos… y no es que ellos hubieran elegido, si no que sus padres hicieron un acuerdo mutuo… el problema es que ellos se llevaban "Pésimo" (así parece -_-)

Ranma, estaba mordiendo un lápiz mientras veía fijamente al pizarrón. Akane, apuntaba todo lo que el profesor decía, pues los exámenes se acercaban y no quería reprobar ninguna materia. El timbre se alcanzo a escuchar; ese timbre tan deseado en algunos jóvenes se hacía escuchar para poder ir a comer.

Los jóvenes salieron rápidamente del salón, bueno, solo unos cuantos mantenían su cordura a flote y caminaban con cuidado por las escaleras.

— ¿Qué vas a almorzar hoy Ranma?— pregunto una adorable cocinera de panes japoneses, su nombre era Ukyo.

—Pues… voy a comprar almuerzo, Kasumi no se encuentra bien de salud y para nada voy a probar la comida de Akane… no quiero envenenarme— dijo Ranma haciendo una mueca de asco, Ukyo soltó unas cuantas risitas.

Akane, quien había parado oreja a la conversación de Ranma y Ukyo, escucho lo que había dicho Ranma y una dura expresión de enojo se hacía presente en su cara. Camino hasta donde estaba y le reclamo.

— ¡Pues quien te quiera cocinar! Eres un bobo… estúpido Ranma— le grito y quien sabe de dónde, saco un mazo y Ranma recibió un fuerte golpe en la cabeza.

— ¡Oye Akane! ¡¿Qué diablos te pasa?! Por poco me matas… y es la verdad… ¡TU NO SABES COCINAR!— le grito Ranma sobándose la cabeza, la verdad era dura, pero su prometida en verdad no sabía cocinar.

— ¡Eres un cretino Ranma! ¡TE ODIO!— le dijo Akane y salió corriendo dejando al aire algunas lagrimas.

— ¡AKANE ESPERA! Yo no…— demasiado tarde para Ranma, Akane salió desmesuradamente del salón, dejando a Ranma y a Ukyo.

—Valla, tan temprano y ya están peleando…— murmuro Ukyo expectante a lo que pasaba.

— ¡Ranma a dónde vas!... ¡no me dejes hablando sola!— gritoneaba Ukyo mientras veía alejarse a Ranma.

El joven de la trenza salió corriendo para ir a disculparse con Akane. "Akane… niña boba… nuca la quise herir… pero es la verdad" pensaba Ranma mientras corría en busca de su prometida.

Akane, se detuvo en un árbol a tomar un poco de aire, todavía con algunas lágrimas en los ojos; se sentó debajo de la sombra de un árbol. "Eres un estúpido Ranma, te luces enfrente de los demás… maldita la hora en que te conocí… aunque sienta algo por ti no significa que me voy a dejar herir por alguien como tu… ¡Estúpido Ranma!" pensaba la joven Tendo mientras se limpiaba algunos rastros de lagrimas.

Por otro lado, el joven Saotome buscaba imparablemente a su prometida. Se detuvo a respirar cerca de donde estaba Akane y la diviso, estaba ahí sentada y limpiando unas cuantas lagrimas. Se acerco despacio mientras se repetía "Se cuidadoso, no la lastimes… tus palabras deben de ser las correctas… no la lastimes…". Camino sigilosamente y cuando su prometida estaba distraída se sentó al lado de ella.

Akane volteo hacia el otro lado, topándose frente a frente con unos ojos color azul que la miraban fijamente, esto provoco un susto en la joven e hizo que diera un salto.

— ¿Qué quieres? Mejor vete ranma, no quiero envenenarte con mi comida…— decía Akane parándose de un salto y dándole la espalda al chico de la trenza.

Ranma se paro y tomo a Akane por los brazos, haciéndola girar y quedar frente a ella, los dos se veían fijamente, Ranma tosió un poco sin quitarle la vista de encima a la peli-azul, esta lo miraba atónita.

—Akane… yo, yo… quiero decirte que…— a punto de decirle que se disculpaba una bicicleta se hizo aparecer tumbando a Ranma y sobresaltando a Akane, la chica que interrumpía este hermoso momento era ni más ni menos que Shampoo, la joven amazona traía un plato de tallarines en la mano.

— ¡Ni Hao Ranma!— saludaba la jovencita, Akane frunció el seño "No nos deja en paz ni un minuto… maldita Shampoo" pensaba la peli-azul mientras veía como la joven amazona se trepaba en el brazo de Ranma, este ya estaba parado y sobándose la cabeza.

—Shampoo… ¡Suelta mi brazo! Qué no vez que estoy ocupado con… ¿Akane? ¿A donde fue?— se decía confundido el chico de la trenza, quien trataba de zafarse de los brazos de la amazona.

—Déjala Ranma, ya se le pasara…— decía Shampoo acurrucándose en el brazo del joven.

Ranma se zafo ágilmente de los brazos de Shampoo, esta solo lo miraba enfurecida y tratando de agarrar nuevamente el brazo masculino de el joven.

El timbre dio fin al descanso, Ranma se precipito al escuchar su alivio, el se excuso de forma rápida.

—Ya sabes shampoo, los estudios primero…— dijo saltando encima de los árboles para llegar a su salón de forma rápida.

—Ya me las pagaras Ranma, ya me las pagaras— se repetía shampoo con una media sonrisa que indicaba que tramaba algo.

Las clases pasaron de forma rápida, Akane seguía sin hablarle a Ranma y el se carcomía por dentro para poder pedirle disculpas.

El timbrazo marcaba el fin de las clases, los alumnos agarraban sus maletines y salían rumbo a sus casas, unos en grupos, otros solos…

Por la acera caminaba la menor de las Tendo con una expresión de pocos amigos; como siempre Ranma caminaba a su lado por la orilla del barandal, el mismo que siempre recorría todas las mañanas, hubo un silencio muy incomodo, Ranma se bajo del barandal de un salto, dispuesto a hablar con la joven peli-azul.

Akane, al notar su presencia cerca volteo la cabeza hacia el otro lado. El chico de la trenza trato de ser lo más amable posible y no perder la paciencia.

—Akane… yo solo quería decirte que… ¿Me estas escuchando al menos?— preguntaba Ranma mirando que su acompañante se hacía de la vista gorda y no volteaba para nada la cara.

El joven artista marcial la detuvo de un jalón, haciendo que esta frenara de golpe y lo mirara con una expresión de inconformidad.

—Suéltame Ranma, ya no tenemos nada de qué hablar, con Shampoo aclaraste lo que tenias que decir, y eso me queda bien claro… camina rápido, quiero ver como esta Kasumi…— decía tratando de zafarse de la mano de su prometido, este solo la miraba fijamente dispuesto a no soltarla hasta que se aclarara todo.

—Mira, en primera no "aclare" nada con shampoo como tú dices, en segunda, ¿Podrías escucharme al menos por un segundo?— decía perdiendo un poco la paciencia.

—Está bien, solo un minuto y no mas… habla…— decía Akane ordenándole a Ranma a hablar. De manera "forzosa" veía a su prometido fijamente.

—Akane… yo solo me quería dis…— Otra vez interrumpían al joven artista marcial, esta vez era el padre de Akane, quien corría desmesuradamente hacia los jóvenes, estos solo lo miraban desconcertados. Soun estaba bastante agitado y descanso un poco tomando aire.

—Ra-ranma, A-Akane… Ka-kasumi… necesitamos llevarla al médico, la "simple gripa" que tenia es más bien un virus y si no queremos que avance más rápido debemos llevarla ahora mismo a la sala de urgencias... — Soun se veía preocupado y Akane y Ranma lo miraban comprendiéndolo.

—Papa, yo los acompaño, tal vez pueda servir de algo…— decía Akane mientras emprendía marcha rápidamente, su padre y Ranma le seguían el paso.

—No, tú te quedas con Ranma, nosotros les daremos noticias sobre lo que esté pasando; el maestro todavía no llega y es mejor que le avisen cuando este en la casa…— decía Soun mirando a Akane y a Ranma.

—El viejo se puede enterar por el mismo, queremos ir porque podemos ayudar de algo… ¿No crees Akane?— decía Ranma esperanzado en que su prometida le hiciera caso y le respondiera.

—No, no, no Ranma; puede llegar alguien al dojo, sé que me van a decir que eso puede esperar, pero es de suma importancia que se queden ustedes dos en la casa… entiendan, el motivo es que puede llegar el doctor Tofu u otra persona cercana a nosotros y al ver que no hay nadie se van a preocupar y…— Soun estaba demasiado desesperado y no sabía que mas decirle a los dos artistas marciales.

Akane, comprendió perfectamente y le dedico una grata sonrisa— Esta bien papa, pero danos noticias de lo que esté sucediendo— Akane parecía más calmada y Ranma decidió aprovechar ese momento en la casa, solo una disculpa y la ley del hielo que Akane le estaba dando se rompería.

Pronto llegaron a la casa, Soun se despidió de ellos y se fue rumbo al hospital.

— ¡Recuerda llamarnos por teléfono!— le gritaba a lo lejos la menor de las Tendo.

—Akane… ¿tienes un momento?— el chico de la trenza perseguía a la peli-azul hasta llegar a la sala, esta había vuelto a su estado de enojo de nuevo, ni le hablaba ni le dirigía la mirada.

— ¡Oye Akane! ¡Escucha! Ya me canse de estarte rogando así que…— Las palabras del joven fueron cortadas instantáneamente por la muchacha.

— ¿Qué ranma? Piensas que te voy a perdonar así de fácil… siempre tratas de lucirte ante los demás… siempre me estas humillando… ¡Ya déjame! Eres un cretino… y es mejor que no me dirijas la palabra por todo este tiempo… mejor vete con Ukyo… o con Shampoo o con quien se te dé la gana… ¡TE ODIO RANMA SAOTOME! ¡MALDITA LA HORA EN QUE LLEGASTE A ESTA CASA!— Akane ya estaba empezando a soltar unas lagrimas, mientras instintivamente apretaba los puños. Bajo la vista y mas lagrimas empezaban a visitar sus cálidos ojos marrón.

—Está bien… me voy con quien sea entonces… ah y por cierto ¿Crees que yo no odio estar al lado de una niña poco agraciada y tonta como tú? No me busques entonces si necesitas mi ayuda… ¡Eres una boba!— A ranma las palabras repentinas de Akane lo hirieron al máximo, controlando su ira y tristeza dio la media vuelta y salió corriendo de la casa de la familia Tendo, no tenía ni idea de adonde ir… vago unos segundos por las calles de Nerima, hasta que dio con el restaurante de Ukyo

"Irme con quien quiera… pues aquí estoy, comeré un poco y después me iré… no la quiero ver ni en pintura, al decirme esas palabras hirió todo mi ser, y yo que quería disculparme… ¡maldita Akane!" Ranma parecía estar más furioso que nunca, con paso decidido y firme entro al restaurante de la joven Ukyo. Un suceso le hizo abrir los ojos demasiado, casi fuera de sus cuencas…

—No… lo… puedo… creer…— trago en seco y no quitaba los ojos de encima a los acontecimientos que pasaban…