Hola como están…yo pz aquí bien subiendo un nuevo fic…bueno en realidad es una adaptación de una historia que una chica muy linda llamada lushiana me dio permiso para subir….esta historia esta basada en el dorama de Hana Yori Dango…espero que les guste…y recuerden que ni bayblade ni sus personajes me pertenecen…a leeerrrrrr….
CAPITULO 1: TE ODIO
Miraba atentamente a todas esas personas… relojes con adornos de diamantes, bolsas de marcas reconocidas. Miro a la mano de una joven con un reloj y anillo de oro.
— ¿Por qué esto es así? —Se preguntó un tanto molesta— ¿Por qué mi escuela no es mas normal?
El disgusto era notorio en esa chica, estaba realmente frustrada y molesta, se veía rodeada de jóvenes estudiantes que tenían tantas cosas lindas, anillos, pulseras, relojes, bolsas, etc. Y no se explicaba el por qué de ese notorio fenómeno. Sentada en medio de un salón de clases, portando un uniforme bastante elegante, el cual consistía en una falda negra a medio muslo con un saco guinda, una camisa blanca y corbata de igual color que el saco, calcetas negras hasta cerca de la rodilla, lucia a diferencia de todos sus compañeros, demasiado sencilla, con un peinado bastante simple con sus cabellos castaños sueltos por toda su espalda.
Llegaban autos elegantes a las afueras de un gran edificio, limosinas largas, limosinas cortas, autos clásicos, limosinas exageradamente enormes, de los cuales bajaban los alumnos con el uniforme igual. Con mayordomos esperando a su llegada para abrirles la puerta, era todo una locura.
— ¿Es necesario que vengan con su propio chófer?—preguntaba más fastidiada la joven—. Bueno que mas podría pedir si a la escuela donde iba solo estudiaban las celebridades mas famosas de todo el mundo. Ademas de que obviamente tenia todos los niveles, desde la guardería hasta la universidad.
Tal pareciera que lo único que hacían ahí era jactarse de sus privilegios, ya que en el salón de clases, unas chicas presumían sus pertenencias carísimas, una de ellas saco su celular el cual traía un accesorio, las demás estaban realmente emocionadas, el accesorio tenia encajes de diamantes y eran dos cubos que colgaban de una cadena al parecer de plata.
— ¿Dónde lo has comprado?—preguntó una de ellas muy emocionada tomando el celular.
—En Las Vegas—alardeó la dueña del celular—. Me costó mucho conseguirlo porque es de edición limitada.
Reyna era una chica de tez blanca con una cabellera negra corta que solía presumir a sus amigas de cómo había hecho la adquisición de ese accesorio, todos escuchaban atentos, pero a lo lejos estaba una joven de cabellos castaños que simplemente miraba con fastidio la escena.
—Mírenlos, realmente no se para que vienen a la escuela—pensó resignada la joven sentada en su pupitre.
Las clases comenzaron de lo más normal, el profesor llego y comenzó con lo suyo, como siempre. Un hombre de cabello oscuros y mirada un tanto extraña, Boris Valkov, ahí estaba con su típica clase aburrida haciendo que todos se perdieran en sus cosas. Realmente eran pocas las personas que le ponían atención y realmente no le importaba. De pronto se escuchó un gran grito en los pasillos.
¡Tarjeta Roja!
Todos en el salón de clases levantaron la mirada, sabían perfectamente de que trataba eso.
Un chico corría desesperadamente en el pasillo, gritando de nuevo Tarjeta Roja, el alumnado lo miraba seriamente; mientras que en un cuarto, estaba un joven de estatura baja y de cabello rubio alborotado, arrodillado en el suelo mirando hacia su casillero, el donde colgaba una hoja de color rojo, la cual decía "From F4" el chico en el suelo estaba aterrado, su respiración iba aumentando, mientras que el miedo lo invadía totalmente.
El joven que corría, llego a un pasillo principal en el cual se veían muchas puertas, todas de un respectivo salón.
— ¡Le han puesto la tarjeta roja!—gritó desesperado—. A Takedo Jim de 2º A—anunció el joven apresuradamente, gritando para que toda la escuela lo escuchara.
En la clase del profesor Valkov se escuchó el anuncio. Todos se tensaron al escuchar eso, si bien era algo que les divertía, en el fondo -por un momento- les llega el remordimiento de lo que estaban a punto de hacer.
—La clase ha terminado por el día de hoy—dijo un tanto nervioso y apresurándose a salir del salón de clases, la chica de ojos chocolates lo miro como salía del salón, su rostro reflejaba fastidio y resignación.
—Vamos por Takedo—repuso un compañero que se encontraba ahí, en el acto todos se levantaron para salir del salón y acudir al llamado.
Jim, el que fue marcado con la tarjeta roja, corría desesperadamente para irse de la escuela, era un acto deshonroso, pero en esa circunstancia no importaba. No pudo hacer su cometido ya que de pronto vio como una multitud de jóvenes estudiantes se le acercaban de frente, giro para correr en sentido contrario pero vio que venía otra multitud siguiéndolo y giro para todos lados y encontró lo mismo, jóvenes que lo rodeaban y lo dejaban sin escapatoria. Lo acorralaron y comenzaron a empujarlo, él por su parte se defendía lanzando golpes con su maletín, pero era inútil, eran demasiados, lo cargaron para dejarlo indefenso, los demás comenzaron a gritar y aplaudir.
—Déjenme en paz—gritaba desesperado el chico Takedo.
No tenía ganas de moverse así que simplemente recargó su frente en el pupitre, suspiraba lento para tratar de tranquilizarse, esa situación sí que la hacía enojar.
—Tachibana —la llamó una chica, inmediatamente ella levanto la mirada para ver de quien se trataba, en frente de ella estaba una chica pelirroja, de cabello largo y ojos oscuros—. No estoy segura, pero… —dijo con cierta duda—. ¿No deberíamos ir también?
Hiromi la miro fijamente arqueando una ceja—Esta estudiante de intercambio, no se entera de nada—pensó la joven de cabellos castaños—. Realmente lamentará haber venido a esta horrible escuela—dio un sonoro bufido—. Cuando se entere de que trata este asqueroso juego—fijo su vista en su acompañante quien la miraba esperando una respuesta.
Se levanto de su lugar y ambas caminaron hacia el pasillo de la escuela, donde había mucha gente que corría para un solo rumbo, con un mismo objetivo, con miedo pero a la vez respeto.
— ¿Qué les pasa? —Preguntó la pelirroja un poco inocente de la situación— ¿Qué es la tarjeta roja?
—Es la declaración de guerra del F4—respondió muy seria, mientras caminaban por el pasillo.
— ¿F4?—preguntó de nuevo la pelirroja.
—Son cuatro tipos de tercero que llevan y controlan toda la escuela—comentó Tachibana—. "The flower four" Las cuatro flores, que si lo abreviamos queda F4. Quien se meta con ellos recibirán la tarjeta roja—explicó la chica.
Toda la multitud estaba encima de Jim, el cual solo miraba asustado para todos lados. Aterrado de no saber cómo escaparía de ahí.
—Y el resto de la escuela le hará la vida imposible—siguió relatando, mientras que golpeaban al chico y lo maltrataban, le lanzaban comida, lo golpeaban. Estaban todos en la cafetería, se apartaron para que quitaran las mesas y colocaran en el centro cuatro sillones personales muy elegantes.
— ¿Por qué todo el mundo le hace caso a los F4?—preguntó la pelirroja con mucha duda.
—Los cuatro provienen de familias extremadamente ricas—explicó la chica.
— ¿Pero no es así todo el mundo en este colegio? —cuestionó la pelirroja, con dudas sobre lo que le relataba su amiga.
—Hay una gran diferencia—contestó la otra—. La escuela recibe grandes donaciones de sus padres, por eso, ni siquiera los profesores no pueden hacer algo. Les han dado el control total de la escuela.
Entre la multitud que se dedicaba a atacar y ofender al etiquetado por la tarjeta, Reyna gritó emocionada al ver a cuatro jóvenes que se acercaban a la cafetería en una perfecta sincrónica en su andar.
— ¡Son los F4!
Todos giraron a verlos y comenzaron a cantar y aplaudir al unisón: F4, una y otra vez. El respeto y admiración se podía notar a kilómetros, pero en el fondo, también se podía sentir el miedo que provocaban esos chicos.
—Por eso nunca los veras con uniforme—siguió contando la chica de cabellos castaños.
La gente seguía gritando emocionada, viendo como en la puerta entraban los cuatro chicos y se quedaban parados ahí, comenzaron a caminar al centro del lugar, mientras que la multitud les abría el paso.
—Los miembros del F4 son…
Ivanov Tala
Se lograba apreciar como entraba un joven de mirada fija y de piel muy pálida, cabellos rojizos y de paso firme, lucia unos pantalones negros y una camisa gris con los primeros botones desabrochados, encima un saco negro bastante elegante. Su expresión era fría y seria.
—Suele ligar con mujeres mayores que él. Su padre es el jefe del "mundo bajo"—comentó lo ultimo casi en susurro.
Mizuhara Max
Al lado del pelirrojo caminaba un chico rubio y de cabello alborotado, con unas pequitas en su rostro, llevaba una gran sonrisa. Llevaba puesto unos pantalones negros con una camisa negra y saco negro con un gorro tipo boina en su cabeza.
—Sucesor de un linaje de maestros del Té y un don Juan, al menos así dicen.
Wheeler Brooklin
Le seguía un chico de cabellos naranjas cortos, su rostro muy pálido y con una sonrisa notoriamente fingida, siempre lucia de blanco, pantalones, camisas y sacos, solía llevar consigo siempre un libro para leer.
—Su padre es el presidente de una gran corporación. Es el más serio e intelectual del grupo. Creo yo que es el más guapo.
Y finalmente… Hiwatari Kai.
Se veía un tipo atractivo de cabellos negros en la parte de atrás y grises en la parte delantera peinados alborotadamente, con su seductora mirada amatista, normalmente vestía de pantalón camisa y saco, al igual que sus compañeros. Con una sonrisa completamente altanera, que hacia enojar a cualquier hombre y hacer suspirar a cualquier mujer.
—El heredero del famoso Imperio Ivanov, su familia tiene las compañías más grandes, más importantes, con un gran poder económico y público. Él es el líder del grupo y el dictador de esta escuela.
Los cuatro chicos caminaban dirigiéndose a los sillones que habían puesto anteriormente, llegaron Hiromi y Salima en donde estaba toda la multitud, ellas miraban fijamente a los chicos en el centro, sentados ahí como si fueran los reyes del mundo, la gente seguía aplaudiendo y gritando a sus "lideres", de pronto arrojaron a Jim al centro, lo rodeaba toda la gente y los F4, otro chico traía a rastras a un joven, el cual era robusto y de cabello negro despeinado.
—Hiwatari-san—dijo el joven que sostenía al chico robusto—. Él es amigo de Takedo Jim, Goki.
Uchiha los miraba de forma prepotente, unos chicos levantaron a Jim del piso y lo acercaron a su amigo Goki, ellos se miraban atentamente, tenían mucho miedo, sabían lo que estaba a punto de pasar, ambos miraron fijamente a Hiwatari Kai, el cual fijo su mirada en Goki y le hiso una seña con la cabeza, un silencio gobernó en ese lugar, nadie queria interrumpir ese silencio de ultratumba, simplemente todos miraban atentamente lo que pasaba.
— ¡Juguemos! —dijo el joven de cabellos grises, con una gran prepotencia y cinismo.
Jim lloraba desesperadamente, estaba tan nervioso, al igual que su amigo, que estaba más afectado aun, sabía que tenía que hacerle a su amigo, la gente gritaba una y otra vez: hazlo; aplaudían y gritaban. Ninguno se movió y eso provoco el fastidio del líder, Kai se puso de pie, miro a ambos que estaban enfrente de él; camino lentamente, gracias al silencio que había sonaba sus pasos con un gran eco, se acerco y se puso enfrente de Goki, lo miro con una autosuficiencia y de pronto soltó un puñetazo, pero no fue para Goki, sino para Jim, comenzó a golpearlo, una y otra vez, el público aplaudía y gritaba, como si se tratase de un concierto de rock, y por fin lo tiro al suelo, sonrió de medio lado, tan arrogante como siempre.
—Te había dicho que esto acabaría así—dijo Kai sonriendo.
Hiromi lo miraba con un coraje, una gran impotencia. Siempre pasaba eso y ella, simplemente, no podía hacer nada, solo estar de espectadora, no toleraba a ese tipo, era el peor sujeto que conocía; Brooklin de igual modo veía atento, su rostro mostraba algo de fastidio, ver eso todo el tiempo lo cansaba. Mientras tanto Goki estaba muy asustado, llorando, Kai reía ante tal acto, le parecía ridículo y patético, se acerco al chico robusto y le coloco una mano en su hombro.
—Deja de lloriquear—le dijo de forma muy burlona y soltó un golpe en el estomago, y otro, y otro… Brooklin miro fastidiado y se levanto del lugar, camino hacia la salida y tapo su boca para que nadie notara que estaba dando un gran bostezo.
Iba lentamente y fijo su mirada en una chica del público, no cualquier chica, sino miro a una con una gran cabellera de color castaño, ella también lo miro sorprendida, sus miradas se habían cruzado, parecía como si el tiempo se detuviera, pero de pronto el tiempo volvió a su normalidad y Brooklin se alejo del lugar, mientras tanto Kai seguía golpeando a ambos chicos, recibiendo aplausos masivos de la gente. Por fin, después de varios golpes y patadas terminó todo, él levanto su rostro y acomodo su cabello con la mano haciéndolo para atrás, de una forma un tanto galán.
—Esto es una pérdida de tiempo—dijo con mucho ego en sus palabras.
—Bien esto es todo, dispérsense—habló por primera vez Tala poniéndose de pie y alejando a todos.
—Esto se acabó—comentó Max después de un largo silencio
Y así fue toda la gente comenzó a retirarse del lugar, no sin antes aplaudirles a los F4 cuando se retiraban, aplaudiendo el acto bárbaro que acababan de hacer. Tachibana Hiromi observaba todo y en frente de ella estaba la pelinegra de Reyna que miraba con ojos de amor a los chicos.
—Oh por dios, son tan geniales—dijo mirando como desaparecían, al igual que sus amigas que estaban igual de embobadas.
A ella le enfermaba eso, le enojaba tanto esa situación que se vivía todos los días desde que entro a ese lugar. Corrió a todo lo que sus piernas le daban y llego a un pasillo, abrió una puerta la cual daba a las escaleras de emergencia, se quedo recargada en la puerta ya cerrada.
— ¿Todos estos han perdido la cabeza? ¿Y los F4? —lo decía muy molesta y un poco agitada por haber corrido—. Estos idiotas llevan este juego como este tan lejos—su voz se notaba cada vez más molesta, mientras que hablaba bajaba los escalones, hasta llegar al primer fondo, ya que era de esas escaleras que debías dar vuelta en U para poder seguir bajando—. Son tan patéticos viendo como sus propios amigos reciben una paliza—comenzó a golpear la pared que estaba ahí, que mas bien era un tipo barda, la cual dejaba ver al exterior de la escuela.
— ¡Esto es increíble!
Gritó la chica con un enojo y frustración, realmente le molestaba todo aquello que pasaba en esa escuela, cosas que ella no estaba acostumbrada, sin darse cuenta a la vuelta había alguien acostado con un libro en la cara, parecía que estaba durmiendo, pero con ese gran grito jalo su libro dejando ver sus ojos, unos ojos celestes como el cielo.
—Está bien—dijo ya más calmada y así se fue de ese lugar, el lugar en donde sacaba todas sus penas y frustraciones, cuando azoto la puerta, el chico que aun permanecía en ese lugar se quitó por completo el libro sentándose, era nada más y nada menos que Wheeler Brooklin, un miembro de los F4. Solo pudo arquear una ceja y sonreír levemente.
En el salón de clases, todo corría de nuevo con normalidad, las clases habían regresado a la normalidad, después del pequeño reseco que tomaron todos los estudiantes, todos tomando apuntes y escuchando al profesor.
—Deberé aguantarlo solo un año más—pensó Hiromi, aun recordaba con enojo aquella escena—. Algunas veces odio la vida, si este periodo de tiempo lo pudiera pasar tranquilamente—susurró un poco melancólica y triste—. Este es mi único deseo—dijo cerrando los ojos con una pequeña sonrisa de esperanza.
— ¿Eh… la tarjeta roja apareció de nuevo? —preguntó muy sorprendida una chica.
Había una tienda muy linda, una tienda pequeña en donde venden dangos, allí adentro se encontraba la chica de cabellos marrones junto con su amiga, le estaba platicando sobre lo que había pasado ese día en la escuela, la chica era de cabellos largos y azules, ojos color verde y tez blanca.
— ¿Qué hizo mal ese chico? —preguntó muy curiosa mientras limpiaba una vitrina de la tienda, por otra parte Hiromi estaba sentada en el fondo comiendo unos panes.
Ambas chicas trabajan en ese lugar de medio tiempo como vendedoras, ambas siempre usando un kimono café como uniforme. Era un trabajo bastante tranquilo y así tenían oportunidad de ganar dinero, agregando que así podían verse más tiempo.
—Cuando estaba comiendo una banana, lanzo la cascara—explicó Hiromi mientras trataba de recordar bien lo que paso. La otra chica estaba sorprendida, aunque ya llevaba tiempo escuchando relatos de ese tipo no se acostumbraba a tal salvajismo—. La cascara cayó sobre Hiwatari—Suspiraba mientras decía eso—, así que el F4 lo golpeo.
—Por lo que parece… —decía la otra chica riéndose mientras seguía limpiando—recibirás una paliza si haces cosas así en la escuela.
—Así es Mariam—confirmó Tachibana dando un gran mordisco a su pan.
—Parece que te lo has tomado muy bien, Hiromi—comentó Mariam—. Es raro que no hicieras nada con esa gente tan apática—se detuvo de seguir limpiando para ver a su amiga.
Hiromi la miraba muy atenta. Con un puchero en su rostro.
—Siempre me has defendido de todos los que se metían conmigo—decía Mariam mientras recordaba como su amiga, desde muy pequeña, golpeaba a todo aquel que fuera un patán, a los niños que se atrevían a molestarla, Hiromi siempre tomaba su posición de ataque y soltaba un puñetazo a diestra y siniestra—. Pero nadie en el colegio de Bayblade conoce esa faceta tuya—lo decía muy pensativa y burlona a la vez.
—Definitivamente me hace sentir algo violenta la idea de darles una lección—dijo Hiromi con un tono de muy divertido—. Pero… —su rostro cambio a preocupada.
Un barrio muy pobre pero bastante tranquilo, rodeado de edificios viejos y maltratados, ahi es donde vive la gente que no tiene mucho dinero. Específicamente en un edificio de departamentos entro Hiromi, subió hasta su departamento y entro sin hacer mucho ruido, se acercó a la cocina y vio a su madre, una señora muy agradable de cabello castaño, sonrió felizmente.
—Hija, ven acá—decía emocionada la señora Tachibana—. Desde mañana en adelante vas a llevar este bento* al colegio—dijo mostrándole una linda caja, muy elegante; la chica se quedo asombrada, nunca se espero tal cosa de su madre—; sólo hasta que te gradúes.
—Pero… usar ese tipo de bentos va a ser un poco… —comentó Hiromi con un poco de inconformidad.
—Fue un regalo de la abuela cuando me case—relató la señora con una gran sonrisa sosteniendo el bento—, te preparare tu comida favorita mañana.
— ¿Por qué les gusta gastar tanto en eso? —preguntó con enojo.
—Bien, vamos a cenar—la señora fue a la mesa ignorando la pregunta de su hija, llamó a su pequeño hijo de 13 años, Daisuke; todos se sentaron a la mesa y comenzaron a platicar muy tranquilamente, Hiromi solo los veía atenta, escuchaba como su papá ahorraba en cerveza, o su hermano hacia todo lo posible para no gastar en la escuela; de cierta forma siempre se sentía mal al escuchar ese tipo de cosas.
—De verdad no necesitan llegar a estos extremos para que pueda estudiar en Bayblade High School—dijo apenada la joven a sus padres y hermano.
No hubo respuesta a ese comentario, simplemente sonrieron todos y comenzaron a comer. Y es que nunca ha sido un tema que les guste hablar, ya le han dejado muy claro a Hiromi que la ayudaran en todo lo que pueda hasta que termine la escuela.
—Todo el mundo es tan feliz porque puedo asistir a Bayblade High School—pensó la chica—, todo el mundo está trabajando duro por mí.
La chica terminó de cenar y se fue a su habitación, de los pocos lugares donde se sentía a salvo, tranquila. Se acostó pero sus pensamientos la inundaban, estaba en su habitación acostada en la cama dando vueltas sin parar, no lograba conciliar el sueño, así que se puso a hacer lagartijas y algunos calentamientos. Siempre le ha gustado mucho el deporte. Y como siempre ha dicho, sino puedes dormir ponte a hacer algo productivo.
—Sencillamente no puedo decirles que quiero dejar la escuela—susurró en tono de resignación—, para empezar nunca debería haber entrado allí.
Recordó el motivo por el cual había asistido a esa escuela. Todo fue porque cuando asistía a la secundaria hubo una conferencia, la cual impartió una chica realmente hermosa de cabellos y ojos rosados, ella iba en representación del colegio Bayblade High School para hablar con todos aquellos estudiantes interesados en la escuela.
—Soy Mathilda Tsudo , buenas tardes a todos los presentes.
Esa chica realmente impresionó a Hiromi, era bella e inteligente, además era heredera de la fortuna de los Tsudo, todo un ejemplar de mujer, o al menos para Hiromi lo fue.
—Me gustaría decir unas palabras a todos aquellos que pretenden graduarse de Bayblade High School—comentó aquella mujer elegante—. Por favor, escojan su propio camino en la vida. De esa forma no tendrán que arrepentirse de su vida en la escuela.
—Entre a Bayblade High School porque deseaba llegar a ser una gran persona como ella—Hiromi suspiró mientras se acostaba en su cama, el cansancio comenzaba a hacer estragos en ella y su cuerpo le exigía descansar—. Pensaba que tendría una vida feliz en la escuela—dijo con mas enojo del que tenia—. Odio este colegio, odio a los F4, esos idiotas—recordó cada momento que ha vivido en esa escuela—; no soporto la indiferencia de mis compañeros—giró su cuerpo para estar boca abajo—. Pero, lo que más odio es a mi misma por ser infeliz.
La hora del almuerzo había llegado, todos los estudiantes se reunían en la cafetería. Hiromi estaba sentada en una mesa, veía a todos que compraban las cosas que la cafetería ofrecía, parecía más bien un restaurante lujoso, bajillas de porcelana, cubiertos de plata, todo eso y más había ahí, la chica de ojos chocolates miro su mesa en donde estaba el bento y lo abrió, se sorprendió al ver comida tan deliciosa y sobre todo cara, cosa que ella no estaba acostumbrada a comer, suspiro y se dispuso a comer.
—Tú debes ser Yamashita-san, la nueva estudiante de intercambio—se escucho cerca de donde Hiromi comía; voltio para ver de qué se trataba y pudo ver a su amiga pelirroja que era acosada por unos tipos—. ¿Ya has comido? Comamos juntos—le propuso el tipo a la rubia y la comenzaron a forcejear para que fuera.
—Yamashita-san. Ven, siéntate aquí—dijo muy fuerte Hiromi para que la escucharan, le señalo el lugar a la chica, la rubia se soltó de los jóvenes que la agarraron y corrió para sentarse en la mesa de Hiromi.
—Gracias—dijo la pelirroja con una gran sonrisa.
—No es nada—comentó la chica de cabellos castaños con una gran sonrisa.
—No me gusta estar rodeada de esa gente—dijo la de los cabellos rojos con un tono de desagrado.
— ¿Entonces tú eres una persona común y corriente?—preguntó algo emocionada Hiromi y con un brillo de esperanza por haber encontrado a alguien normal.
De pronto Salima vio la comida que traía Sakura, había unas bolas de arroz las cuales estaban cubiertas por alga. Elevo una ceja y puso una mueca de asco.
—Esta mala tu comida—dijo muy asustada.
—Son solo algas—comentó Hiromi.
Ambas se miraron con un rato, una mirada de confusión. Hiromi suspiró decepcionada, se había equivocado.
—Así que después de todo eres una niña rica—dijo decepcionada la castaña, tomo una bola de arroz y le ofreció a su amiga, la cual acepto con mucho gusto.
—Salima, es un nombre bonito—decía Hiromi mientras seguían comiendo alegremente.
—Hiromi-chan también es un lindo nombre—Comentó Salima—, suena como a un chocolate
—De hecho mi madre me lo puso gracias al color de mis ojos— Hiromi sonrió y Salima contesto con otra sonrisa.
La pelirroja le dio una mordida a la bola de arroz, abrió sus grandes ojos oscuros de la impresión— ¡Realmente están deliciosos! —dijo con un brillo en sus ojos.
—Gracias—contestó Hiromi al ver la expresión de Salima, era obvio que nunca había probado comida casera.
Ya habían acabado de comer así que Hiromi estaba guardando su bento, mientras que Salima recogía su charola para entregarla, pero grande fue su sorpresa cuando se levanto choco contra alguien, aun no veía quien era, pero Hiromi inmediatamente lo fijo en su mirada, era Hiwatari Kai, lo miro con asombro y con miedo, Salima también levanto su mirada y vio con una gran impresión de que se trataba del líder de los F4.
Kai miro muy serio a la chica, la cual había golpeado con su charola su cuerpo, manchando su camisa blanca que llevaba puesta, los demás miembros del F4 se acercaron al lugar para ver que sucedía, Salima estaba en completo shock.
—Lo siento—dijo con un poco de timidez la pelirroja.
—Esta ha sido verdaderamente una forma extraña de presentarse—comentó fríamente Kai
—Yo… te… te pagaré la factura de la tintorería—comentó Salima para en cierta forma pagar el daño que había provocado y que no tomara represarías contra ella.
Kai comenzó a desabrochar la corbata que traía algo irritado— ¿La factura de la tintorería? Me debes estar tomando el pelo—dijo con un cierto enojo.
Arrojo la corbata lejos y se quito la camisa dejando ver sus fuertes brazos, traía una playera de tirantes abajo, así que no tenía ningún problema en quitársela, tomo la camisa y la arrojo hacia la pelirroja haciendo que ella tirara su charola y soltando un leve grito por el susto.
Las dos chicas estaban asustadas e impresionadas en lo voluble que puede llegar a ser ese hombre; Max se le acerco a Sasuke y lo abrazo de lado, conocía a su amigo muy bien y sabia que esto no pintaba nada bien.
—Vamos, Max… no molestes a estas lindas niñas—dijo tratando de tranquilizarlo y que no tomara las cosas tan a pecho; se acerco a Salima que ahora estaba sentada en la silla por la impresión, acarició su pelo para así calmarla un poco.
Por otro lado Tala también se acerco a la pelirroja observándola de pies a cabeza—Que lastima, me gustaría verte 10 años mayor—dijo un poco serio y con una sonrisa de lado—. ¿No tendrás por ahí una hermana mayor?—preguntó ahora con un tono burlón.
Ambos chicos se alejaron poniéndose detrás de Kai, mientras el peligris observaba a la chica que lo ataco, según él.
— ¿Qué pasa si agarro una neumonía y muero? —preguntó enojado a la pelirroja, aunque exagerando con sus palabras.
Salima estaba aterrada, mientras que Hiromi se enojaba con las palabras del engreído de Kai. No toleraba a ese hombre, odiaba esos comportamientos. No había sido para tanto.
—Yo, Hiwatari Kai, voy a heredar el imperio que sostiene la economía de la ciudad—presumió con una sonrisa a la chica—. ¿En que estabas pensando? —Se acerco a ella para estar cara a cara—. Te estoy haciendo una pregunta—gritó muy enojado al no escuchar respuesta de la pelirroja.
Hiromi no soporto más ese trato a su amiga. Apretó los puños y tomo mucho valor.
—Basta—gritó para todos los presentes. Pero reaccionó, sabía que estaba ante alguien peligroso, así que cambio su tono de voz, se tranquilizo—. Basta ya, por favor—ahora lo dijo un poco más sumisa y tranquila, con un poco de miedo; Kai aun fijaba su mirada en Salima, pero giro su cabeza al lado donde estaba la chica que acababa de cometer semejante error, no solo él, todos los presentes, cada uno de los miembros del F4 la miraron con asombro—. Por favor, perdónala—siguió insistiendo, sabía bien que se había metido en el peor de los problemas en la escuela, enfrentar a un F4—. No… lo ha… hecho a propósito—tenia la miraba abajo, no se atrevía a mirar.
Kai por otro lado la miro fijamente, se acerco lentamente a ella y comenzó a caminar a su alrededor, la miraba con sus ojos de arrogante, viéndola de pies a cabeza, cuando terminó su recorrido simplemente se fue del lugar seguido por los otros miembros del F4, Hiromi estaba temblando, trago gordo y respiro profundo para recuperar el aire, miro hacia la entrada y solo veía como él se iba de la cafetería.
Sentía sus manos temblar y su cuerpo no le respondía, tenía miedo, mucho miedo, pero no se dejaría vencer por él y su grupito de amigos.
Al dia siguiente, Hiromi trató de olvidar el incidente del día pasado. Siempre había sido positiva ante todo lo malo que le pasaba. Se acercó a su casillero para coger algunos libros; a pesar de toda tenía miedo, sabía que meterse con el líder del grupo no quedaría así como así.
—He rezado mucho—pensó con un miedo antes de abrir su casillero—. Realmente mucho—Colocó su mano en la palanca para abrir la puerta, la abrió lentamente—, pero al final, he caído en su juego—y resignada vio que en su casillero colgaba aquella famosa tarjeta roja, sabía que eso pasaría tarde o temprano.
De nuevo aquel chico, el vocero de la escuela, anunciaba a la nueva víctima de la tarjeta roja. Su trabajo siempre ha sido anunciar quien será el nuevo objeto de burla y humillación.
— ¡Tarjeta Roja! —Corrió aquel joven en los pasillos gritando—. Tachibana Hiromi de 2do C, ¡Tiene la tarjeta roja!—gritó con todas sus fuerzas.
A pesar de ser una escuela para millonarios, tenía sus niveles. En la cafetería, había una zona vip en la que siempre se ponían los F4. Los chicos se encontraban tomando el té tranquilamente, normalmente se la pasaban ahí, si querían podían pasarse todo el día completo sin entrar a clases. Kai estaba platicando con unos jóvenes para darles indicaciones sobre lo que acaba de hacer. Los chicos se fueron del lugar comprendiendo las órdenes de su líder, todos los F4 estaban sorprendidos.
—Esta es la primera vez que una chica recibe una tarjeta roja—comentó Tala tomando su taza de té.
—Si—respondió Max tomando también su tasa para darle un sorbo.
Por otro lado Brooklin estaba recargado en la pared viendo a sus amigos que estaban en la mesa, pero en especial a Kai, mientras que el Hiwatari tenía una sonrisa maquiavélica al máximo. Y aunque todos tenían rostro de desaprobación, no pensaban contrariar a su líder y amigo.
Y así comenzó el tormento de Hiromi. Llegó la chica a su salón, todos estaban en sus asientos, pero el de ella no estaba, todos en el salón la miraban con odio y repulsión, Hiromi no se sorprendió, al contrario se lo esperaba, sabia de lo que eran capases ellos con tal de cumplir los caprichos de los F4. Salió corriendo de ahí para poder encontrar su asiento, no pensaba permitir que eso le arruinara la vida y no caería en el juego que ellos tienen.
Salió de las instalaciones de la escuela y en un bote de basura encontró su banca. Enojada por lo que le hicieron, dejo sus cosas en el suelo para poder llevar su banca de regreso al salón, pero cuando trato de hacerlo le cayó un montón de basura en su cabeza, soltó un gran grito y miro hacia arriba, ahí estaban unos chicos con un bote de basura, se la habían lanzado, todos se burlaban de ella ya que estaba toda sucia gracias al "baño" que le acaban de dar.
Hiromi se recargó en una pared del pasillo, de pronto vio a su amiga Salima con la cara de angustia, sonrió y se acercó a ella.
—Salima—le dijo con una gran sonrisa, pero la pelirroja no contesto, simplemente la miro muy seria, asustada y se alejó.
Hiromi no entendía esa reacción de la pelirroja, pero la supuso de inmediato. De pronto le cayó agua en su cabeza; giró para ver quién era, escucho unas risas y se acercó, era la pelinegra con sus dos amigas.
—Incluso tu amiga te ha abandonado—dijo en tono burlón Reyna—, es porque siempre has sido una molestia.
—La hija de unos plebeyos, intentando estudiar en una escuela como esta—comentó ahora Ming Ming. Una chica con rostro bronceado y grandes ojos.
—Date prisa y lárgate de aquí—gritó la pelinegra en un tono de orden.
—Pobretona—gritaron y se burlaron las tres, reían para molestarla más, Hiromi estaba realmente molesta, pero tenía que aguantar todo eso.
De nuevo el único refugio que encontró fue en su lugar favorito, aquellas escaleras de emergencia, su defensa en ese lugar de locos, cerró la puerta y se recargo, traía tanta frustración, tanto enojo. No creyó merecer eso.
—Maldición—dijo enojada mientras bajaba lentamente las escaleras—. Maldición—volvió a repetir con mas furia, gritando comenzó a golpear la pared.
Se sentó en el último escalón, antes de llegar a aquella pared en donde siempre gritaba, no aguanto más y su llanto comenzó a salir, decía una y otra vez maldición, estaba tan enojada, tan frustrada y lo único que podía hacer era desahogarse de esa forma, dejando salir esas gotas saladas que la liberaban de su pesar. Respiraba fuertemente, quería gritar de nuevo, pero escucho un ruido que la interrumpió.
—Para ya, por favor—escuchó una voz, esa frase, es aquella que hiso que comenzara todo, se sorprendió mucho y comenzó a mirar para todos lados, al fondo estaba alguien sentado leyendo un libro.
Hiromi se levanto para bajar y ver de quien se trataba, se sorprendió tanto cuando vio que el que estaba ahí era nada más y nada menos que Brooklin, un miembro de los F4.
—No grites y maldigas aquí—comentó Brooklin, giró lentamente su cabeza para ver a Hiromi quien estaba anonadada viéndolo—. Así que al final eras tú—Se levanto de su lugar el chico y se acerco a la barda para recargarse, miró las afueras de la escuela y cerró sus ojos sintiendo la brisa fresca—. ¿Va a ser posible que dejes de blasfemar aquí?—preguntó muy tranquilo, giró y se recargó de espalda, quedo frente a la chica, mientras que ella estaba realmente sorprendida por lo que se encontró ahí.
— ¿Estabas escuchando? —preguntó ella con un poco de vergüenza ya que algunas de las maldiciones iban dirigidas a él, no directamente, pero casi. Él la miro muy tranquilamente.
—Lo siento, pero estas escaleras de emergencia son mías—dijo en un tono muy amenazador a Hiromi—. Es un lugar muy importante para mí, así que no deseo que me molesten.
Brooklin suspiró y comenzó a leer su libro de nuevo. Hiromi se quedo pasmada viéndolo, no sabía que decirle, que hacer en esa situación, Brooklin la miro de reojo y ella comprendió, se tenía que ir, hiso una reverencia y comenzó a caminar a la salida, lentamente, realmente no tenia ánimos, quería estar en ese lugar, pero al parecer ni ahí puede estar tranquila.
—Realmente debe ser una situación muy difícil para ti—escuchó Hiromi antes de llegar a la puerta, se detuvo y giro para ver al chico, él simplemente cerro su libro y camino junto a ella, salió de ese lugar dejando a Hiromi sola, eso le dio un poco de tranquilidad a ella y simplemente sonrió agradecida por ese pequeño gesto.
Caminaba hacia su casa después de una pesada jornada, pensaba en todo lo que había pasado, pero lo último que le paso le saco una linda sonrisa, por alguna razón cuando veía a ese chico lo llenaba de un sentimiento algo extraño, volvió a sonreír un poco sonrojada y comenzó a correr hacia su casa, ya se le hacía tarde para ir a trabajar. Metida en sus pensamientos no se dio cuenta de que la iban siguiendo, un coche, en el cual iba adentro Hiwatari Kai.
—Pienso que cambiarte de escuela sería lo mejor—comentó preocupada la chica de cabellos azules al escuchar lo que le sucedió a su amiga.
Ellas estaban sentadas en el mostrador, Hiromi le platico todo lo que pasó, pero de pronto un grito las asusto.
—Ese Hiwatari, ¿Es el heredero del imperio Hiwatari?—dijo una señora muy entusiasta, ella es rubia con unos grandes pechos—. Debes de cuidarte mucho Hiromi—advirtió la mujer.
Hiromi y Mariam solo pudieron sonreír un poco nerviosas ante la forma tan macabra en como lo dijo su jefa. Era un poco rara e histérica, pero así la apreciaban. Aun así, Hiromi no hizo caso omiso de la advertencia de su jefa, tenía razón, debía cuidarse mucho, esa persona podría ser capaz de muchas cosas.
—Un día más en esa tormentosa escuela—pensó Hiromi, ya de por si era pesada, ahora mas con lo que le acaban de dar, la tarjeta roja, y sabía perfectamente que ellos no se darían por vencidos.
Llego a su casillero como de costumbre, abrió la puerta y grito fuertemente, se alejo de inmediato del casillero al ver que había muchas serpientes que salían de ahí, de todos los tamaños y colores, era obvio quien las había puesto, todos los que estaban ahí salieron corriendo asustados.
De pronto llegaron tres tipos y la vieron fijamente, ella se sorprendió y de pronto ellos la agarraron a la fuerza. Ella forcejeo contra ellos, pero eran demasiados. La llevaron al laboratorio de ciencias, no le quedo más remedio que gritar por ayuda, pero no había nadie. Los chicos la tiraron al suelo, pusieron un banco en su pecho para que no pudiera levantarse, uno de ellos se sentó en ese banco mientras que otro comenzó a levantarle la falda y el último le desabrochó el saco del uniforme.
Hiromi seguía forcejeando, no pensaba dejarse de nadie, pero era tan difícil, y más cuando nadie te quiere ayudar. Rezó porque alguien la salvara, quien fuera, alguien que escuchara sus plegarias.
— ¿Qué están haciendo?—preguntó una voz, todos se detuvieron, ella simplemente buscaba quien había hablado.
Y vio, lo vio a él nuevamente, vio a Brooklin acostado en varias bancas con el libro en la cara; todos lo veían un tanto nerviosos, Brooklin se levanto y camino hacia ellos.
—Déjenla ir—ordenó el chico pálido a los jóvenes.
—Pero si no lo hacemos, esta chica… —objetó el chico sobre la banca muy asustado.
—Ya está bien—Dijo muy serio—, déjenla ir.
Los chicos se miraron entre si y mejor se fueron del lugar, tenían órdenes estrictas de un F4, pero no podían desobedecer a otro. Hiromi aun estaba en el suelo muy asustada, pero no quitaba la mirada a Brooklin.
Brooklin quitó el banco que estaba arriba de Hiromi y se sentó en el, ella se levantó y se abrazó, estaba asustada, estaban a punto de violarla, se sentía con mucho miedo y simplemente lloro. Brooklin la miro fijamente pero no dijo nada, la veía llorar y no sabía que decirle para animarla, no era muy bueno con eso.
—La mujer de la limpieza esta…—dijo muy tranquilamente, mientras que Hiromi voltio a verlo—limpiando las escaleras de emergencia—. Cuesta tanto trabajo encontrar un sitio tranquilo—comentó Brooklin mientras Hiromi lo veía aun muy asustada y llorando—. No me esperaba esto—Dijo igual de tranquilo, Hiromi simplemente lo veía, sus lágrimas no dejaban de caer y el temblor en su cuerpo no cesaba.
—Gra-gracias—dijo en un sollozo la chica de ojos chocolates.
—No te equivoques conmigo—Se veía algo serio Brooklin—, solo odio los métodos que utilizan—dijo levantándose de la banca, y salió del lugar dejando a la chica sola. Dejando a una Hiromi confundida, pero completamente agradecida.
En una gran mansión, que más bien parecía un castillo, con un amplio patio y un jardín enorme. Esculturas enormes y viejas. La mansión Hiwatari. Ahí se encontraba Kai, caminando de un lado para otro en la estancia hablando por su celular.
— ¿Brooklin?—dijo muy molesto.
—Sí, apareció en último momento—dijo la persona que se encontraba al otro lado de la linea.
—¿Por qué no se deshicieron de la chica antes?—gritó aun mas enojado y colgó la llamada, se sentó furioso en uno de los sillones que se encontraban ahí, estaba frustrado, el siempre ha estado acostumbrado a que las cosas se hagan bien, pero ahora todo le ha fallado, esa chica realmente se estaba volviendo una molestia.
—Volveré a la ciudad cuando acabe el negocio con los Barthez—escuchó Sasuke a lo lejos, giro su cabeza y en la entrada a la estancia vio entrar a muchos hombres, guardaespaldas de su padre, en medio de ellos iba caminando un hombre con un gran porte, Hiwatari Keil, su padre.
—Muy bien, nos veremos hasta entonces—terminó de hablar el señor Hiwatari y colgó la llamada, guardando su celular en la bolsa del saco, de pronto vio como Kai se levantaba de su lugar—. Así que estas aquí—comentó fríamente el señor Hiwatari.
— ¿Eso es todo lo que le dices a tu hijo que no ves desde hace seis meses? —preguntó muy irónico Kai, se miraron fijamente ambos por un buen tiempo, pero luego el señor simplemente se fue del lugar.
El señor Hiwatari siempre andaba acompañado de seis guardaespaldas y también su asistente siempre lo acompañaba, una mujer muy sumisa llamada Nadeshko. Y a pesar de siempre estar estresada por todos los trabajos que le encomendaba su jefe, siempre tenía una gran sonrisa para todos.
Se encontraba toda la familia Tachibana lista para cenar, siempre tenían poca comida, no gozaban de buena posición económica en esos momentos. Pero eso no les impedía disfrutar en familia de un banquete, aunque fuera poco.
—Bien, a comer—dijo muy alegre el señor Tachibana.
—Buen provecho—gritaron la señora Tachibana y el pequeño Daisuke.
Hiromi estaba muy seria, le sorprendía la capacidad de sobre llevar las cosas de su familia, estaba harta de esa situación. Pero tenía que ser fuerte, su familia se había esforzado mucho para que ella tuviera lo mejor
— ¡Ya basta!—Gritó la chica muy estresada—. Tener que recortar gastos no es para ponerse feliz.
— ¿Qué te pasa hermana?—dijo en un tono muy preocupado Daisuke.
—La verdad es que estoy bastante preocupada—Gritó muy frustrada Hiromi—. No deberían ahorrar al máximo solo para que yo vaya a al Bayblade High School—gruñó enojada mientras se levantaba de la mesa y se iba a su cuarto.
Se dejo caer en la cama y se puso muy pensativa, todo le había caído de golpe, no sabía si aguantar o retirarse mejor del juego. No era de esas personas que tiraba la toalla, pero era tan difícil.
Era uno de los mejores antros de la ciudad, había mucha gente, muchos jóvenes que iban a disfrutar de la vida, en un falco privado se encontraban Tala y Max muy tranquilos, Max estaba con una chica, la cual lo acosaba, pero Max no hizo nada al respecto, simplemente se dejaba llevar, estaba en un gran sillón, mientras que Tala estaba hablando con una mujer ya mayor en una mesa.
—Tala, tengo un regalo para ti—dijo la mujer con una gran sonrisa.
— ¿Eh, qué es?—pregunto tranquilo pero con algo de emoción el pelirrojo.
—Me divorcie—dijo la mujer enseñándole el acta de divorcio—, de esta forma podre casarme contigo cuando acabes la escuela.
Tala voltio a verla y le dio un beso muy apasionado, se alejo un poco y la miro fijamente, ella aun saboreaba ese beso.
—Gracias por estar conmigo, estoy muy contento—comentó Tala con una gran sonrisa.
Se levanto de la silla en el que estaba, agarro la mano de la mujer y comenzó a jalarla hasta sacarla del lugar, la mujer gritaba desesperada, pero Tala no hiso caso. Max y la joven que lo acompañaba veían la escena, el rubio reía, como siempre su amigo hacia eso, pero nunca dejaba de darle gracia.
—Ah, realmente eres un demonio—dijo Max muy burlonamente.
—Cállate—Comentó Tala fastidiado—, que tu estas igual, Max.
Ambos se miraron con odio, pero comenzaron a reír. Siempre era lo mismo. En eso entro Kai algo perturbado, se acerco en donde estaban los chicos y los miro fijamente.
— ¿Brooklin, no ha venido? —preguntó Kai.
Sus dos amigos sabían que algo traía, no se ponía así porque si, Max se despidió de su amiga, ella no se quedo en paz y le dio un gran beso, la chica se levanto y se fue.
—No, ya sabes le gusta esconderse en sitios remotos y tranquilos—dijo el rubio tomando un trago de su copa.
—Pero no deberías preocuparte por él, Kai—sugirió Tala que también tomaba una copa.
—Demonios—gritó muy enojado Kai.
— ¿Por qué estas tan irritado? —preguntó Max preocupado.
—Si esa chica no se va, este juego nunca acabara—comentó un poco más tranquilo Hiwatari.
—No estés tan serio, después de todo sólo está teniendo un poco de diversión—comentó Tala asomándose por una ventana para ver a la gente bailar.
—No te lo tomes tan a pecho—comentó Max muy tranquilo.
Kai le arrebato el vaso a Max y lo arrojo contra la pared.
— ¿A qué viene eso? —pregunto muy extrañado Max.
Pero no hubo respuesta, simplemente Kai salió del lugar más enojado que como había entrado.
Eran las 4:09 de la mañana, no podía conciliar el sueño y daba miles de vueltas por toda la cama, escuchó ruidos en la cocina así que se levanto para ver de quien se trataba. Asomó un poco su cabeza y vio a sus padres que preparaban el desayuno para que lo llevara a la escuela, nada más y nada menos que una gran langosta, con una ensalada y muchos camarones. Hiromi se conmovió por eso, se sentía tan agradecía con sus padres por todo ese esfuerzo que hacen. Ahora menos que nunca podía darse por vencida.
Kai iba caminando por el centro de la ciudad de Tokio, llegó a una esquina en la cual habían dos tipos, esos hombres se le acercaron y le preguntaron que si no traía fuego para prender sus cigarros, pero Kai no dijo nada, estos hombres se molestaron por la falta de educación del joven y se acercaron a él para darle una paliza, pero Kai reaccionó y comenzó a golpearlos uno por uno hasta dejarlos en el suelo y siguió caminando muy tranquilamente, ese hombre tenía la maña de golpear a cuantos se le pusieran en el camino para sacar su frustración.
Un nuevo día comenzaba prometiendo algo mejor para Hiromi, la cual se encontraba en la cafetería, la hora de almorzar había llegado y como siempre todos se reunían para comer. Abrió su bento y vio ahí lo que habían preparado sus padres, sabía que habían preparado eso, pero cuando lo vio se emocionó, era más de lo que ella esperaba, soltó una gran sonrisa, miro con ternura la caja y dio gracias para comenzar a comer, dio el primer bocado y realmente estaba delicioso.
De pronto alguien se acerco a ella, Hiromi voltio para ver quién era, lo vio, era Hiwatari Kai que estaba enfrente de ella, la chica bajo la mira inmediatamente, Kai fijo su mirada en la comida. Trató de no darle mucha importancia, tenía que enfrentarlo tarde o temprano y no se dejaría, esta vez no.
—Una plebeya tratando desesperadamente de imitar a la clase alta—comentó muy serio y con una media sonrisa.
Hiromi simplemente miraba hacia abajo, no caería en su juego. Kai sonrió aun más y agarró una parte del bento.
—Esto no es otra cosa que un bento preparado por una mujer cualquiera—gritó con enojo arrojando la caja al suelo. Hiromi miro tristemente la comida en el suelo, estaba realmente sorprendida; todos en la cafetería pusieron su atención a la escena, Salima estaba pasmada, mientras que Reyna y su grupo se encontraban riendo.
Kai se fijo que Hiromi mantenía su vista en la comida y sonrió victorioso, así que la piso, casi bailando sobre la comida. Ya habiendo acabado su trabajo, comenzó a alejarse de ahí, Hiromi se agacho en donde estaba la comida, vio todo destruido, el esfuerzo de sus padres, todo; los F4 llegaron al lugar para ver qué pasaba, Brooklin miro muy atento a Hiromi.
Ella recordó el esfuerzo que hicieron sus padres para prepararle esa comida, el gran sacrificio que hacen para poder darle lo mejor día con día, una gran ira comenzó a consumirla, voltio a ver como Kai se alejaba de ahí.
—Espera—le gritó al joven líder de los F4.
— ¿Eh, que has dicho?—giró Kai con una gran sonrisa de ironía.
Hiromi se puso de pie viendo con gran determinación a Kai, todos eran testigos de lo que pasaba, tanto los estudiantes como los miembros del F4. Ella comenzó a caminar para acercarse a él.
—No me importa si eres el heredero del gran imperio Hiwatari—comentó molesta la chica de ojos chocolates apretando sus puños—. Alguien como tú nunca ha trabajado duro por dinero—gritó ahora más retadora y con una gran rabia en sus ojos.
Kai la veía muy tranquilo, no le tomo mucha importancia a sus comentarios, pero de pronto ella comenzó a hacer unos movimientos extraños y se puso en posición para pelear, Kai la veía con sorpresa, al igual que todos los F4, ella apretó aun más los puños.
— ¡Vete al infierno!—y le dio un gran puñetazo con la mano derecha haciendo el que el cayera al suelo.
Inmediatamente Kai giro para verla con asombro, al igual que todos los presentes, Brooklin no mostro ninguna emoción, en cambio Max y Tala estaban sorprendidos, mientras que Reyna y sus amigas se preocuparon, por último Salima sonrió con malicia.
Hiromi estaba muy seria mirándolo en el suelo, calmó su respiración y se alejo un poco para recoger su caja y llevársela del lugar. Kai estaba sorprendido, como en shock, se quedo aun en el suelo; mientras tanto ella miro a Brooklin quien ahora estaba con una gran sonrisa, se quedaron viendo durante un tiempo, luego la castaña se fue del lugar, todos los presentes comenzaron a abrirle paso a Hiromi, todos estaban boquiabiertos, era un suceso que jamás se esperaban.
—He hecho algo realmente grande—pensó orgullosa mientras salía de la cafetería—. Una vez que pienso en las consecuencias—dijo Hiromi quien ya estaba en su habitación, abrió la ventana mientras veía el cielo que estaba cubierta de muchas estrellas—; para ser honesta, estoy muy asustada—suspiró al recordar lo que había hecho—, pero no voy a ceder.
Era de mañana y la chica Tachibana iba saliendo de su casa para un día nuevo de escuela, caminaba alegremente mientras daba vuelta en la esquina, pensó en lo que hizo el día pasado y no se arrepentía, a pesar de todo, seria fuerte. Esperaba todo de ese chico, pero nunca imaginó lo que estaba a punto de pasarle. Un auto freno estrepitosamente frente a la chica y de ahí bajaron varios hombres vestidos de negro. Hiromi corrió tratando de alejarse de esos hombres, pero eran muchos. Uno lo tomo por atrás y le tapó la boca con un pañuelo. Al verla ya débil, los hombres comenzaron a subirla, Hiromi se fijo que atrás había otro coche del cual en la ventana de atrás se bajo y lo vio ahí, a Hiwatari Kai sonriendo por lo que le pasaba, lentamente sus ojos comenzaron a cerrarse hasta no saber nada más.
¿Y que les parecio…..? Espero que les haya gustado…voy a tratar de actualizar lo mas rápido posible para evitar la intriga…XD
Aclaraciones: todos los chicos tienen alrededor de 16 y 17 años o mejor dicho imagínenlos como en G-revolution
Bueno dejen sus review…Sayonara…cuídense…Ziodimi Hiwatari Uchiharu
