Los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. Yo solo juego un rato con ellos…
Todo parecía tan irreal, podía tener a cualquier hombre en la palma de mi mano, pero el que yo quería ni siquiera volteaba a verme. ¡Edward Cullen, no sabes en lo que te estas metiendo! Despues de todo empezaba a gustarme este pueblucho…
DULCE OBSESIÓN
Prefacio
Esta situación era desesperante, no estaba segura de poder seguir aguantando toda la farsa de mi cambio. Y encima la zorra de… no se despegaba de mi Edward.
Ardía en celos al verlo junto a ella, junto a aquella perra que había logrado quitármelo, aquella arpía a la que todos consideraban un santa. No, ella a mi no me engañaba, ella era igualita a mi, incluso peor me atrevería a decir. Pero quien me iba a creer, después de todo lo que había pasado… lo mas probable era que si hablaba en contra de ella, ahora si dejaran de hablarme.
Mi teléfono empezó a sonar, librándome de aquella ridiculez que se estaba llevando a cabo.
—Discúlpenme un momento —susurre a aquellos que aun continuaban en la mesa.
Empecé a caminar hacia el rincón mas alejado, hacia un lugar donde el sonido de la música me permitiera hablar tranquilamente.
—Bella ya te vas —reclamo Alice que venia tomada de la mano de Jasper—Pero si aún no ha empezado.
Si que era molesta aquella niña, pero todo sea por ser una Cullen.
—Solo voy a contestar una llamada —dije lo mas dulce que pude— Hay un lugar con menos… bulla.
—¡Claro! —Exclamo súper-híper emocionada. ¿Quién sabe de que?
Me dirigió a un pequeño cuarto en donde se encontraban todos los regalos que habían mandado para Edward y la zorra.
—Aún sigo impresionada por la cantidad de regalos, nos ayudaras a abrirlos ¿verdad? —Oh, claro que las ayudaría. Me moría por ver la cara de… la zorra al saber que sus regalos irían directito a la basura.
—Un gran desperdicio —murmure.
—¿Qué dijiste? —pregunto aún sonriente.
—Que con gusto las ayudaba —era tan ingenua la pobre.
Segundos después la pequeña Cullen desapareció junto al 'misterioso' de su novio y mire quien me había llamado. Era un número desconocido así que decidí llamarlo.
—¿Señorita Swan? —Pregunto una voz femenina que conocía a la perfección. Esto tenía que ser un milagro.
—Si, ella habla —me hice la desentendida.
—Habla la doctora Cooper, ya tengo los resultados de sus análisis y como dijo que lo quería lo antes posible le llame —Esto era fantástico, por fin dios había escuchado mis plegarias.
—¿Tengo algo malo? —pregunte inocente.
—No, no… por el contrario. Esta embarazada —la sonrisa que se dibujo en mi rostro fue única, aquella era la mejor noticia que había recibido en mi vida y me permití acariciar mi vientre maternalmente.
Esto era todo lo que necesitaba para sacar de mi camino a la zorra de Tanya, haber si Edward aún quería casarse con ella después de saber que estaba esperando un hijo suyo.
—El que ríe último mi querida Tanya… —empecé a reír como nunca. Las cosas por fin estaban tomando buen curso, a mi favor por supuesto.
I'll also show you a sweet dream next night…
