El juego de los secretos
Kim se encontraba entrando a el establecimiento donde se dedicaba a hacer natación, el mismo donde por su falta de atención causó que toda la ciudad se inundara, lo cual no sonaba como una idea tan mala en su cabeza, si no hubiera sido por el hecho de que Ondine era la que había Sido akumatizada lo que le hizo entender de golpe el por qué.
El día de ayer había pasado toda la tarde con Ondine. Lo que empezó como una simple salida al cine luego se convirtió en algo mucho más duradero, ya que terminaron yendo por algo de comer, para minutos más tarde caminar por el parque bajo el manto de la noche. Hablaron de un millón de temas de manera fluida pero en ningún momento tocaron el tema de los sentimientos de Ondine por el atleta, no por que no se acordarán, la verdad, era de que bajo esa cálida conversación, ambos guardaban sus sentimientos celosamente. Sin querer se les había hecho muy tarde, y mañana tocaba ir a la escuela lo que apresuró la despedida y la acortó en un simple "adiós" y un nervioso apretón de manos para luego salir corriendo a sus respectivos hogares.
Al llegar a su casa lo primero que Kim hizo fue darse fuerte en la cabeza contra la puerta de su casa.
-Por que eres tan cobarde…- murmuraba en silencio.
Por su parte Ondine apenas llegó se encerró en su habitación feliz como una perdiz, ya que si bien no sé toco el tema de su amor por Kim, ella había pasado un rato increíble junto a su "príncipe".
Se durmió abrazada a su almohada y escuchando las canciones más románticas que conocía, por ahora, tenía que descansar de esta lluvia de sentimientos.
Presente…
Los recuerdos del día anterior le refrescaron la memoria lo que le ayudo a Kim a resolver el por qué le dolía así la cabeza.
Paso por la rutina de ir al camarín y ponerse su ropa de natación, para luego salir a la piscina y verla allí parada donde siempre, haciendo sus estiramientos antes de nadar.
El atleta dudo un segundo en si hablarle o no, pensaba que podía estar enfadada por haber evitado el tema el día de ayer durante la tarde, pero grande fue su sorpresa cuando al llegar, la bella chica lo saluda con un fuerte abrazo y con una sonrisa bien marcada en sus labios.
-Hasta que llegas- le dice tomando su mano para luego lanzarse a la piscina haciendo que Kim caiga con ella.
Supongo que la suerte estaba de su lado y Ondine olvidó por completo lo de ayer, ya que se podría decir que pasó la mejor clase de natación de su vida. La actitud coqueta de Ondine junto con los pequeños encuentros que tenían en medio de la piscina hacían que al pobre de Kim se le hiciera difícil mantener el control de la situación ahí abajo (literalmente).
El entrenador alza la voz para dar a conocer el término de la clase, a lo que los estudiantes obedecen de forma inmediata, excepto por Kim y Ondine quienes siempre se quedaban unos minutos más en el agua hasta que sus fuerzas fueran nulas.
Llegado el momento, ambos salieron del agua para ir a cambiarse a sus camarines, o por lo menos con la intención de hacerlo, ya que ambos se detuvieron frente a la puerta que les daba paso. Algo no les permitía entrar ahí, si lo hacían no se volverían a ver hasta el otro día, y cada día tendría el mismo final de siempre, quizá hasta cuando.
Se miraron a los ojos nerviosa e incómodamente, sin saber que hacer a continuación ¿en qué momento su relación se había vuelto tan confusa?
-L... La puerta está abierta…- le dijo Ondine a Kim esperando que esté entrará y acabará con ese raro momento.
-si… la tuya igual- le responde este, a lo que ella intentando no quedar como una rara gira la perilla para entrar a cambiarse y acabar con el día, pero Kim toma su brazo antes de que entre.
-¡espera!- dice algo acelerado y poniéndose un poco rojo -em… hoy estuviste algo extraña… Ondine- ella que se encontraba dándole la espalda en ese momento, enrojece como un tomate.
-"Creo que se dio cuenta…"- pensó la chica.
-¿Extraña? ¿yo? Am… no sé a qué te refieres…- dijo mirando a todos los lados.
-pasa que…- Kim hace que queden frente a frente -creo que se cual es la razón- ella estaba asustada y colorada hasta no poder más -fue por que tu…- la tensión aumenta -tu…- ella ya no podía aguantarlo más -no almorzaste antes de venir a nadar-
-"espera…... ¿QUE?"- ella se quedó estática por un buen momento.
-Así que solo espero que te alimentes bien antes de venir a hacer ejercicio, ya sabes, no es bueno para la salud- el estaba a punto de darse la vuelta pero ella bruscamente lo voltea y le planta una fuerte cachetada lo que deja a ambos en shock.
-¡¿Pero que r…?!-
Ondine toma con ambas manos la cara de Kim y sin pensarlo dos veces le da un profundo beso en los labios.
El sentía los suaves labios de su compañera, los cuales esperaba probar desde que se dio cuenta del tiempo que había perdido con Chloe, cuando la verdad era que había estado con la chica más especial todo el tiempo, aún que sí que le había costado caro su estupidez, un fuerte golpe y una posible marca para ser exactos.
Al separarse Ondine intento esconder su rostro en el pecho de Kim pero este levanta su rostro con una de sus manos.
-Lo siento…- dice ella tímidamente.
-yo igual- le responde -supongo que me lo merecía- dijo rascándose la nuca.
-oh, claro que si- … okey, Kim no esperaba esa respuesta -¡Para ser un atleta eres bastante lento y torpe!- le reclama ella de forma divertida.
-Lo puedo compensar- dijo tomando la pulsera que usaban para jugar a los secretos -Quizá con unos secretos…- ella sonríe, toma el juguete y lo tira a la basura dejando a Kim algo sorprendido.
-Ondine ¿Qué hicist…-
-Shhh…- lo hace callar poniendo un dedo en sus labios -ya me aburrí de los secretos- dijo coquetamente -creo que está ves… voy a ser mas directa- dicho esto, ella se lanza a besarlo, está vez de forma más desesperada, a lo que Kim responde rodeando su cintura con los brazos.
Dos adolecentes solos y semidesnudos en una tarde, no se ustedes… pero huele a peligro.
Y bueno, eso es lo que salió de mi cabeza basado en el capítulo no. 14, el cual me pareció muy bonito.
Espero les guste, un saludo.
