Tenia tiempo que no visitaba Alemania, a lo mucho creo que mas de 3 meses. Hacia bastante frio la verdad, era temporada de invierno. Las calles estaba cubierta por una suave manta blanca, la nieve,los canales de Venecia eran hielo, perfectos para patinar. Portaba una gabardina negra junto con una bufanda blanca, pantalones de vestir negros con unos costosos zapatos de piel negros, debajo de mi gabardina tenia mi saco, con una camisa negra, el cuello de mi camisa de vestir era sujeta por una corbata roja, mi cabello era cubierto por un sombrero negro y mis manos cubiertas por guantes negros. Respirar el frio provocaba que me dieran escalofríos, a esa hora el frio era el doble, bueno alguien podría decir que hacia yo, Italia Veneciano o Feliciano Vargas a estas altas horas de las noches, bueno fácil, tenia que encontrarme con mi hermano, ambos no dormiríamos esta noche, llegue al punto de encuentro, el puente Rialto.

Busque en los bolsos sacando una cajetilla de toscano*, saque un puro y lo puse en mi boca y luego el cortados cortando un extremo para luego sacar un encendedor para prenderlo. Inhalada sintiendo como aquel humos pasaba por mi garganta, llenando mis pulmones y exhalarlos, escupiendo el humo por mi boca y de vez en cuando formando una figura, como el los pasos de alguien viniendo a mi dirección, me evite la molestia de voltear, pero al oír una segunda venir conmigo me gire de forma brusca sacando el revolver que escondía en mi cinturón,apuntándole en el cráneo.

-Italia...soy yo España-vi los ojos esmeralda, era Antonio, con un enorme miedo al verme en una forma y actitud muy diferente de lo usual, baje el arma regresándola al lugar donde correspondía, gire mi vista a Romano, que me miraba con cierta preocupación y enfado.

-lo lamento, creí que-suspire, abrace al español mostrando mi actitud que todos conocían, mi

verdadera actitud- Antonio perdón, es por seguridad propia-me sentí apenado, Antonio me miro y sonrió.

-Alégrate a que el tiene la mala costumbre de voltear a ver a quien esta apuntando- la voz de romano se hiso presente, el era muy... bueno como diría Japón...Tsundere... es muy tosco, violento y grosero con las personas que estima así que solo sonreí, ya era costumbre.- ¿Qué hace España aquí?- volví al semblante serio y seco de antes. Mire sus vestimenta, los tres vestíamos igual, solo que Romano no portaba una bufanda y su corbata era verde, en cambio España aparte de no portar bufanda, no tenia un sombrero y su camisa era roja y su corbata era negra.

-Este idiota me ah estado espiando durante un mes y se dio cuenta... y quiere ayudarnos-estaba no molesto, ni frustrado estaba preocupado sus ojos lo decían, sin embargo su mueca era de fastidio.

-No quedara de otra... no tenemos tiempo ahora, tenemos que trabajar-los tres, nos retiramos el puente, después de que Romano prendiera su puro, caminábamos por las solitarias calles, llegando a una callejón sin fondo, algunos jóvenes salían de ahí, con unos paquetitos, no era droga que ni una de las mafias italianas manejaba. Los muchachos al vernos, salieron corriendo, era tan obvio solo eran consumidores, Lovino soltó un bufido.

-Cocaína-dijo Lovino, solo mire de reojo y nos adentramos al callejón, encontrándonos con 3 sujetos de piel latina.

-che curiosi, pensi che sia rispettoso, che viogliono fare affari nel paese in cui ha inizato la mafia-la voz de romano se escuchaba temblorosa, seca, los 3 sujeto se miraban, sabían que estaban en graves problemas, en ese momento, intentando sacar sus pistolas, yo me adelante, petando el estomago de uno de los tres, romano no se hiso esperar y ataco a otro al igual que España. Logre desarmar al latino que yo tenia ocupado, aquel sujeto intentaba golpearme, pero siempre eh sido muy ágil y rápido, parecía no saber pelear, tirando golpeas a lo bruto, solo pudo darme risa, era patético, los tres, mire un poco romano y España ya tenían en el suelo a los dos sujetos, no les hice perder mas tiempo, le golpee en el estomago, para luego darle un codazo en la barbilla, y como final un golpe con el revolver, dejándolo a los de piel latina, sacándoles la mercancía, armas y otra cosa que fuera valiosa, como navaja suizas o algo por el estilo, sacándoles las billeteras.

-Son Cubanos, de seguro escaparon de su país-menciono Antonio, con las billeteras en las manos. Bostece un poco, tenia algo de sueño, pero aun no terminaba el trabajo, esperamos un poco los tres cubanos despertaron, después de torturarlos y sacarles información a la fuerza, era el momento de terminar todo este trabajo, apunte en su cráneo, jale el gatillo. Sangre llego a mi mejilla izquierda, ser un 'hombre de honor' no era algo tan bueno...Un auto llego al callejón, bajaron nuestros hombres de el, sacando los cuerpos de ahí, borrando evidencias, cualquier rastro que pusiera en peligro a nuestro país. Se retiraron, dejándonos a los tres solos.

Seguimos mi camino, a paso lento, prendí otro puro, me sentía mas relajado, no por matar, si no porque tendría que presentarme a trabajar dentro de 2 días, por fin podría dormir a gusto. Pasando casa por casa, con aspecto de edificios con 4 ventanas, llegamos a mi casa, mi casa tenia 6 ventanas, una con balcón, con macetas con flores adornándola.

Al llegar solo pensé en darme una ducha, entre al baño, abrí el grifo llenando la tina de agua caliente, al llenarse me adentre a la tina provocando que derramara agua, fuera de la tina, sentí mi cuerpo relajarse, después de enjuagarme y lavarme el cuerpo, cubrí mi desnudes con la toalla, me puse solo ropa interior y me dirigí al cuarto, con la toalla en la cabeza. Me senté en la orilla de la cama, dejando caer mi torso completo, mirando el techo, podría irme sin decir nada y nadie lo notaria, estaba cansado de ser débil o tal vez no lo soy o tengo miedo de pelear y perder todo lo que quiero, pero volví a la realidad, soy fuerte, no me gusta pelear, soy pacifista y odio la guerra.

Poco a poco sentí mi cuerpo pesado, mis parpados comenzaban a cerrarse, abrasé la almohada, dejando mi conocimiento de forma temporal, entregándome al mundo de los sueños.