-Se supone que estaría aquí…que llegaría hoy… pero no la veo por ningún lado…
Lucas miró a su alrededor, buscando a la chica. El restaurante estaba quedándose vacío poco a poco. La vela que estaba sobre su mesa estaba consumiéndose lentamente, justo como su esperanza de verla.
Dawn había emprendido un viaje a Unova junto al profesor Rowan. Como ayudante del profesor, debía seguirle hasta el fin del mundo si fuera necesario, y ese viaje se extendió por cosa de dos años, porque ni Rowan ni Juniper quedaban de acuerdo con una hipótesis.
A Lucas no le interesaba nada de eso, pero escuchaba atentamente a Dawn cuando le explicaba las razones de por qué no podía volver tan pronto a Sinnoh.
Tenía agradables recuerdos de la muchacha, los momentos que pasaron hace varios años durante la crisis del Equipo Galáctico, las visitas a Hearthome, las caminatas por la playa de Sandgem y al paso del tiempo, esos recuerdos se convirtieron en las memorias más preciadas que jamás tendría. Pero ya era hora de poner los pies sobre la tierra, de dejar su mundo de fantasía y volver a casa.
Vio pasar al camarero, y le hizo una discreta seña para que se acercara.
-La cuenta, por favor –susurró; el camarero asintió y se marchó
Bostezó, adormilado. Despertó durante la madrugada debido a la emoción que suponía aquél día. Pero no tenía nada de importancia si Dawn no estaba. Miró a su alrededor una vez más, esperando verla llegar. La vela sobre su mesa titilaba débilmente.
El camarero volvió dejando una pequeña charola con la factura. Había consumido sólo agua. Dejando el dinero y la propina correspondiente, salió, desalentado y con la cabeza gacha, del restaurante. Alzó la vista a las estrellas y la luna, esperando que, si ella seguía en Unova, también estuviera viendo hacia el cielo, pensando en él. Reanudó su caminata; no ganaría nada con quedarse ahí.
La vela sobre la mesa que estaba usando se apagó.
