Titulo: "Los renegados del Clan Uchiha"

Pairing: Sasuke y Sakura.

Rating: "M"

Advertencias: Lemon, lenguaje soez, muerte de un personaje, universo alterno.

Disclamer: Los personajes de Naruto no me pertenecen le pertenecen ha Masashi Kishimoto yo solo los uso como mero entretenimiento sin fines de lucro. La trama de este fic si es mía y no soporto el plagio.

Summary: El odio destructivo entre el poderoso Clan Uchiha y los renegados del Clan Haruno, provoca la inevitable unión entre sus descendientes. Sasuke Uchiha y Sakura Haruno deberán tomar la decisión más difícil de sus vidas: Tomar el mando de poder y dirigir la guerra, o desertar y dar rienda suelta a su amor.

N/A: ¡Hai! Acá con un nuevo fic, no pude evitar tenerlo mas tiempo en mi computadora, y bueno… acá me ven. Hace muuucho tiempo ronda por mi cabeza escribir un fic casi medieval, pero con Ninjas, y me viene ocurriendo que mientras escucho música en mis auriculares, o en los recesos de la universidad y mis momentos libres en casa, voy recreando la trama inevitablemente, de hecho, llevo un anotador conmigo donde voy adelantando escenas que me gustaría escribir, y otras tanto que paso al word, espero sea de su agrado, yo personalmente me siento plena escribiéndolo, no es que me pesen mis otras historias, pero tengo algo personal con esta, específicamente. Bien, sin interrupciones, a leer.

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~Si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol~

Gabriel García Maruez

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Capitulo 1

~Un enemigo interno~

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Entre el profundo bosque, repleto de maleza atravesado por el caudal del río, y el llano desierto, causante de cientos de muertes a causa su abrazador calor, se alzaba imponente e implacable, el poderoso imperio de Konoha. Mitad de su territorio gobernado por la familia más poderosa de los últimos siglos, cuyo nombre provocaba escalofríos en pueblerinos del país.

Aclamados y odiados por igual, la familia Uchiha mantenía su fiel mandato sin importar consecuencias, las decisiones drásticas y por momentos exagerados o crueles, se expandían por todo el territorio, llegando a países vecinos, demostrando de manera solemne su fuerte convicción en mantener su palabra sin importar qué. Su mandato era acatado por toda la legión Norte y Este, mientras que la legión Sur y Oeste, era comandada por la familia Namikaze. La rivalidad entre ambas tenía una trayectoria muy extensa a lo largo de la historia, ambas familias tenían rotundamente prohibido ingresar al territorio enemigo, y en el caso que alguna de las dos familias llegase a quebrantar dicha ley, la pena por aquel delito, seria la muerte

La familia Uchiha estaba compuesta por un matrimonio fuertemente consolidado a la vista de la población, sin embargo, de las puertas para dentro, la historia era diferente. Fugaku y Mikoto Uchiha.

Fugaku se destacaba por ser un hombre muy poderoso, sus tácticas de combate eran letales, poseía un ejército preparado para la batalla. Un hombre muy acaudalado, había ganado con sangre todo su dinero y el total de sus tierras. De temperamento explosivo cuando lo desobedecían, en especial si algo salía mal. Frío y calculador, desconfiado con y para todo, recto a los principios que su padre le había inculcado, y con una fuerte debilidad por las mujeres. Demasiado ambicioso opinaban muchos, aseverando que aquel apelativo lo llevaría a su tumba, aunque no dejaban de ser opiniones… opiniones que al mismísimo Fugaku le resbalaba.

Su esposa Mikoto Uchiha, en cambio, se encargaba del orden del castillo, y se mantenía al margen de todas las decisiones de su marido, sin importar que, ella no podía inmiscuirse en absolutamente nada que fuese política, economía, y por ultimo y mas importante, tenia rotundamente prohibido ingresar al cuarto del altillo. De carácter apacible, sumisa y obediente, siempre frente a su esposo. Pero cuando él viajaba con su ejército a conquistar tierras, ella sacaba su verdadero temperamento. Dominante, orgullosa y mordaz, es especial con sus sirvientes. Muchas veces gran parte de su ira y frustración al ser victima de los excesivos celos cuando veía las miradas perversas que Fugaku les echaba a las jóvenes empleadas, se las desquitaba con cada empelado que se le cruzara por delante.

Mikoto no siempre había sido así, el cambio radical se dio el día que descubrió la primera infidelidad de su marido con una de las empleadas encargada del orden de los dormitorios. Ambos se devoraban la boca mientras Fugaku ingresaba la llave a la puerta del altillo. Ante el doloroso descubrimiento, optó por guardar su secreto, de haber exigido una explicación, se habría ganado una paliza por entrometida. Así era él, dominaba e imponía, sin importar el parentesco. Con el paso del tiempo, tomó como principal objetivo el de maltratar psicológica, y hasta a veces, físicamente a las empleadas encargadas de los dormitorios, su esposo le exigía que contratara gente joven y de sexo femenino para ese puesto.

Solitaria y frustrada con su triste vida, quedó embarazada de su primer hijo, descubrió que no todo estaba perdido, se volcó a su hijo varón sobre todo, acto que llevó incontables confrontaciones con Fugaku, y palizas, una tras otra. El se preguntaba cuando su esposa había cambiado tanto, y al ver el amor incondicional a su primogénito llamado Itachi, vertió todo su odio sobre él. Los años siguieron pasando y Mikoto volvió a quedar embarazada, sorprendida ante la desconocida actitud de su esposo cuando se acercó a ella y frotó su panza. Será mi niña. Apeló, mas la niña, resultó ser otro niño, y su furia creció. Mikoto se encerraba en el dormitorio con sus niños, Itachi y Sasuke, este ultimo el más pequeño. Les cantaba y contaba historias de las batallas ganadas por los Uchiha, ambos la observaban admirados, optó por tomar dos profesores aptos para hacer de sus dos retoños, personas sabias y educadas.

Más todas sus esperanzas se vieron frustradas cuando su esposo decidió que sus hijos tenían la edad suficiente para tomar una espada y blandirla en las mil posiciones. Durante largos días, él viajaba con un pequeño ejército y sus hijos a colinas altas, cruzando el espeso bosque, y ahí se desataban arduos entrenamientos. Al regresar ella corría a socorrer a sus hijos, llenos de golpes y sangre seca. La vida que una vez deseo para la razón de su vida, sus dos hijos, desapareció como un suspiro y sin el poder de cambiarlo, lentamente se enterró en una depresión tal, que dos veces llegó a atentar contra su vida.

Sus hijos, los que una vez pensó que serian su gran orgullo, se habían convertido en un cruel calco de su esposo, el hombre que había llegado a odiar como nada en la vida. Y así, la vida transcurrió, y se rió y le escupió la cara cada día.

Itachi con diecisiete años, y Sasuke con quince, mantenían imagen de hombres. De ancha espalda, y de músculos macizos, su padre aseveraba que era a causa de los entrenamientos en las colinas, allí vivían de los animales que cazaban, y aquello, les proveía de fibras suficientes para blandir la pesada espada proveniente del clan Uchiha, únicas en la historia, dichas armas poseían dos filos, tarea que solo un herrero en todo el continente lograba cumplir, y casualmente Fugaku lo tenia retenido en sus dominios.

Mikoto se encontraba tomando el te en la mesa principal, mientras dos empleadas se encontraban paradas a un lado de ella esperando cualquier deseo de su dueña. Su rostro no denotaba sentimiento alguno, la seriedad se había transformado en un habitúe de sus facciones.

— Tonto hermano menor, la cama parece someterte a su voluntad, nuevamente te has quedado dormido—Recriminó el muchacho mas grande.

— Tsk, tu palabrerío me hastía, no te incumbe lo que haga de mi vida—Solventó enojado.

— Por supuesto que es de mi incumbencia, puesto que este retraso va a costarme una rabieta con nuestro padre—Refutó convencido.

— Hn.

Ambos detuvieron la cruzada al notar a su madre tomar el te tranquilamente sin inmutarse de su presencia. Se acercaron a la mesa y tomaron asiento a cada lado de su progenitora, ella encabezaba la punta de la mesa.

No se molestó en levantar la mirada del periódico matutino, mas solo les dio un escueto "buenos días". Ambos estaban acostumbrados a ese compartimiento mitad apático, mitad desinteresado. En un principio aquello les había resultado bastante molesto, y hasta doloroso, pero si había algo que los Uchiha eran realmente buenos, sin duda era el de esconder sus sentimientos. Mikoto recibió un monosílabo al unísono como respuesta de sus hijos, y tampoco se molestó en regañarlos por aquello, había aprendido a colocarse el chaleco de batalla frente a su familia, este la defendía de la dura indiferencia que día a día sufría por parte de su esposo e hijos. Había una fuerte grieta entre el mensaje que debía llegar de parte del emisor hacia el receptor, y viceversa. Los tres ocultaban sus molestias por miedo, orgullo, frustración, y aquello, no hacia más que oxidar la relación de manera constante y continua.

— Cuando salí del cuarto de aseo mi cama aun estaba desecha, ¿Qué ha pasado con la criada que se encarga de las habitaciones?—Indagó Itachi mientras permitía a la empleada colocar su taza de café negro sobre la mesa.

Mikoto llevó el te a sus labios y sorbió de él. Cuando apoyó la taza sobre el pequeño plato se dignó a dirigir la mirada a su hijo.

— Era demasiado inútil, tuve que despedirla, se olvidaba de cual era su labor con facilidad.

— A mi no me dio esa impresión—Refutó algo ofendido el mayor por las precipitadas decisiones de su madre.

— Por supuesto, si fuese hombre, joven apuesto y fuerte, estaría encantado de tenerla cada noche en mi dormitorio.

— Madre, detente—Exigió por primera vez en la mañana Sasuke.

Itachi la observó seriamente, no le gustaba para nada las respuestas cargadas de acido y rencor que profesaba en ocasiones su madre. Era hombre y prefería mil veces tener una relación ocasional con alguna de las empleadas, que soportar a la hija de algún capitán cabeza de reconocido clan. Por lo general ellas eran aburridas, presumidas y vírgenes. Y él, las evadía como gato al agua. En cambio con las jóvenes y humildes empleadas, mantenía una relación furtiva, pero que beneficiaba a los dos lados, las trataba bien y era caballeroso, pero siempre y cuando ellas mantuvieran el acuerdo de no inmiscuirse en su vida privada, o perder el objetivo de su objetivo en el castillo. Su madre en cambio no lo comprendía, y solía compararlos con su padre todo el tiempo. ¿Qué esperaba, que llegara virgen al casamiento? Esa absurda ley estaba escrita para las mujeres ofrecidas a importantes familias como futuras esposas. Pero su progenitora era terca como una mula y jamás lo entendería.

— Madre, nunca entenderás el proceder de un hombre, no trates de comparar a las mujeres con nosotros, pensamos y actuamos diferente—Explicó sobrio mientras preparaba una tostada.

— Cuando quieras explicarme como tomarme los asuntos de la casa, intenta dejar el monologo de tu padre fuera de la sala—Aquel comentario hirió a Itachi, detestaba que su madre lo comparara con él, su padre era un hombre malo y desvergonzado.

— No descargues tus frustraciones con padre en nosotros—Recriminó solemne Sasuke, y auque siempre tomara a su hermano como una molestia, no dejaba de llevar su sangre en la venas, por lo que no iba a dejar de defenderlo aun de la rabieta de su madre.

— Mocoso insolente, cuida la manera en como te diriges a tu madre—Exigió enojada ante la falta de respeto de su hijo menor. De los dos, Sasuke era el más impulsivo para todo, incluso con su padre perdía el respeto, parecía no importarle nada mas que su hermano.

— No ha dicho nada malo, ¿por qué te tomas todo tan a pecho?—Indagó hastiado Itachi.

— ¡Genial!—Ironizó—Nuevamente me han arruinado el tranquilo desayuno del que disfrutaba hasta que ustedes llegaron—Sasuke presionó fuertemente los cubiertos, estaba harto del comportamiento infantil de su madre, era una persona adulta, e irritaba que fuese tan afán de joderles la mañana.

— Has lo que se te pegue la gana, mientras no jodas mi mañana, Mikoto

— Sasuke—Recriminó Itachi, su comportamiento era muy similar al de su padre, razón por la cual chocaban en muchas ocasiones, ganándose palizas que lo dejaban días en cama.

— Déjalo ya, Itachi—Pidió amablemente—. Es encomiable el esfuerzo que hace en ser un autentico calco de su progenitor, vas por el camino correcto, Sasuke—Se levantó y dejó el lugar mientras una de las empleadas salía detrás de ella.

— Itachi, deja de defenderla.

— Sasuke, contrólate, nosotros no somos como él, madre no se merece seguir sufriendo.

— ¿Sufriendo? ¿Acaso nosotros no hemos sufrido sus desplantes desde pequeños? Ella se ha encargado de volcar toda su frustración por el error de casarse con padre en nosotros, Itachi.

— Sabes que no es así—Defendió el mas grande.

— ¿A no? ¿Y como es entonces? Porque no encuentro otra lógica a su estúpido comportamiento.

— Solo déjalo ¿Si?, termina el desayuno, padre debe de estar furioso por nuestro retraso.

— Hn… en su problema, no el mío—Apenas terminó de formular la ultima palabra, el dolor de un puño estrellarse en la comisura del labio, lo mareó. Cayó al suelo, golpeando su cabeza contra una pequeña mesa con adornos de otros países.

— Padre, detente—Pidió Itachi.

— ¡Cierra la boca si no quieres ganarte una paliza también!—Gritó Fugaku colérico— .Estúpido pendejo mal aprendido, ¿Quién te crees que eres para dejarme esperando en la colina, eh?

Sasuke se levantó despacio mientras llevaba la manga de su muñeca con el fin de tapar el sangrado, ya podía sentir un gran hematoma en su labio.

Fugaku lo demolía con la mirada, mas Sasuke lejos de amedrentarse, lo desafiaba con escarnio.

—O bajas ese retadora mirada o te la bajo yo de una paliza—Amenazó en un siseo.

— ¿Y qué estas esperando?—Retó con una sonrisa ladina.

Luego de aquello, pasaron dos semanas, no recordaba una paliza igual, su padre era un animal y no media su fuerza. Dos días inconciente y una semana en cama, ese había sido el precio de su desafío, y sabía que se pondría peor. Itachi también había recibido castigo, cuando su hermano menor quedó inconciente en el suelo, su padre aun seguía sobre él dando incontables puñetazos, uno atrás de otro, e Itachi sin poder evitarlo mas, se le fue encima para quitarlo de sobre Sasuke, aquel error le costó un ceja rota y varios hematomas en el estomago.

Ahora, ambos se encontraban en la habitación del menor, observándose de manera seria.

— No podemos seguir así, Sasuke, lo sabes ¿verdad?—Indagó Itachi.

— ¿Así como?

— Sasuke, por el amor de Dios, no podemos permitir que lo que ocurrió contigo vuelva a suceder, casi te mata—Estaba desesperado por que su hermano entrara en razón. Sasuke sonrió de manera desafiante.

— ¿Acaso crees que voy a seguir permitiendo que esto continúe?

— ¿A qué te refieres?

—Simple, ahora solo tengo quince años, quizás no posea el tórax fornido de padre, o su habilidad con la espada, pero me esforzaré para superarlo, y cuando lo haga… lo mataré.

Itachi lo observó sorprendido.

— Tonto hermano menor, el golpe en la cabeza te ha afectado, no estas pensando con claridad.

Echó una carcajada ante la idea de Itachi.

— ¿Tu piensas que he tomado esta decisión por la ultima paliza de padre?—Preguntó irónico.

— ¿Y acaso no es así?

— Por supuesto que no, desde el primer día que padre dejó postrada en una cama a madre, hace casi ocho años, he decidido matarlo.

— S-sasuke, n-no p-puedes estar hablando en serio—Pedía al cielo que le diera entendimiento para darse cuenta de lo que decía—Debemos desterrarlo, no matarlo, es nuestro padre.

— Itachi, ¿Tu crees que padre algún día va a cambiar? Pff, claro que no pasará nunca. El ya es así, y no voy a tolerarlo por mucho tiempo, cada mandato tiene un ciclo, y el de nuestro padre esta por llegar a su fin—La frialdad con la hablaba era escalofriante, no podía aceptar que su pequeño hermano se había convertido en un monstruo.

— No voy a permitir que hagas una locura, ¿Has entendido Sasuke?

— No te metas en mi camino, Itachi. Eres un imbécil si crees que desterrando a padre se quedará de brazos cruzados disfrutando de nuestro mandato. Es la estupidez más grande que has dicho en el día. Lo primero que hará será armar un ejército, y eso con suerte, si es que antes no viene por nosotros directamente.

— Ya he pensado en ello, es por eso que tengo un plan.

— ¿Un plan?

— Así es, hoy he de encontrarme con un aliado del clan Haruno y…

— ¿Qué has dicho?—Bramó sorprendido.

— Lo que has oído, los Haruno son lo únicos que podrían ayudarnos, aun intentando una alianza con los Namizake, nada nos asegura que no intentaran matarnos una vez efectuado.

— Estas demente, Itachi ¿Namizake, Haruno? Son nuestros enemigos, son peor que la escoria, si estuviese frente a un Haruno, le cortaría el cuello sin dudar—Escupió con asco.

— Piénsalo, Sasuke, con mucho trabajo podríamos llegar a los trescientos ninjas, mientras nuestro poder militar supera los quince mil. Estamos en seria desventaja, debemos derrocarlo desde adentro, de lo contrario, luchar desde afuera solo nos traerá la muerte a ambos.

— Y crees que una vez que los Haruno tengan a padre en sus manos, lo dejaran ir así como si nada. ¿Piensas que no atentaran contra tu vida o la mía?, lo que mas desean en el mundo es ver nuestras cabezas de trofeo en sus muros, no seas iluso, Itachi.

— Ellos también están cansados y esperan una tregua de nuestra parte, ¿acaso sabias que hemos aumentado un treinta por ciento de impuestos a los pueblerinos, Sasuke? Realmente es una locura, trabajan como esclavos y con suerte solo ven el plato de comida en la mesa a la hora del almuerzo.

— Esos rebeldes te han lavado el cerebro, Itachi. Si padre escuchara lo que dices no habría pensado en dejarte un mes inconciente por una paliza. No vuelvas a repetirlo, ¿entendiste?

— ¿Estas escuchándome? Maldita sea—Gritó frustrado—. No podemos permitirlo mas, nosotros también somos parte del clan Uchiha, y como representantes del clan que gobierna la mitad de Konoha debemos responder como tal, he acordado para esta noche con un representante de los Haruno y así poder resolver esta desastrosa situación.

— Estas loco, te van a matar, piensa con la cabeza fría, Itachi. Es una maldita trampa, ¿qué parte obvia aun no has notado? Cuando llegues probablemente tendrás un grupo esperando para degollarte.

— Siendo así prefiero morir dignamente, que seguir viviendo a costa de pobre gente escasa en recursos y bajo amenaza.

Itachi salió enojado de la habitación de su hermano menor, le ofuscaba que no abriera los ojos ante los actos fuera de juicio de su padre. ¡Era una locura! Vivian a costa del arduo trabajo y del sudor de la frente de los pueblerinos, ¡joder, eran pobres! Y su familia rica, gracias a la gente del pueblo, no iba a seguir permitiéndolo, y prefería morir que vivir como un cobarde.

Una vez que llegó a su habitación se encargó de poner el seguro en la puerta, necesitaba tranquilidad para pensar en lo que iba a decir esa noche con los Haruno, y sobre todo, calcular una estrategia en el caso que quisieran matarlo.

Mientras tanto, al otro lado de la puerta escondido en una columna, se encontraba Zetsu, era el buchón de Uchiha Madara, este a su vez, era hermano y mano derecha de Fugaku.

Madara se caracterizaba por ser un hombre calculador, demasiado, incluso superaba con creces a la ambición de su hermano. Por solo dos años Madara no había heredado el reino, y aunque siempre mostrara una simpática sonrisa en su rostro frente Fugaku, nunca había podido superarlo. Escondido en la sombra de su habitación, esperaba la ocasión precisa para tomar el liderazgo del clan. Sus sobrinos eran un verdadero estorbo, en especial Itachi, quedaba muy poco para que el sustituyera a su padre, y la envidia le carcomía las venas. Dos leves golpes sonaron en la puerta, Levantó el rostro del papel sobre el escritorio.

— Adelante—Dijo mientras observaba ingresar a su fiel ayudante.

— Señor Madara, tengo importantes noticias, y buenas, muy buenas—La deformidad de sus dientes no provocaba el asco que si ocurría normalmente en la gente que lo veía sonreír.

— ¿Qué tan buenas?—Se levantó del asiento a un lado del escritorio y se acercó a él.

Zetsu se encargó de contarle la charla entre los hermano Uchiha que había oído intencionalmente al otro lado de la puerta. Su trabajo en la casa era el de espiar a todos los integrante de la casa, en especial a Fugaku, Itachi y Sasuke. Su jefe necesitaba un excelente plan para deshacerse de su familia y tomar el mando del reino, pero debía ser precavido y no llamar la atención. Por lo que la información de su fiel sirviente era la carta necesaria para dar el primer golpe, y que mejor que asesinar a su sobrino mas grande y hacer parecer como culpable a el Clan Haruno. Estuvieron casi dos horas ideando un plan para sacar a Itachi del camino.

— Ocúpate de que Deidara y Pein tengan todo listo, no quiero fallas. De lo contrario enviare a sus familias una caja con sus cabeza dentro, ¿Has entendido, Zetsu?—Su amenaza provocó escalofríos en el hombre parada frente a él. Conocía a su jefe y había sido testigo de cómo terminaban los sirvientes que lo desobedecían, o en su defecto, fallaban en alguna misión.

— He comprendido, Madara-sama.

— Bien, largo.

Sin esperar mas, salió apresurado a preparar todo para la noche.

Lejos de Zetsu y de los Uchiha, en el corazón del bosque, se encontraban los Haruno, estos personajes habían tenido el valor de desafiar a la familia más poderosa.

En efecto, los integrantes de la familia Uchiha eran personajes de carácter fuerte, el orden y el cumplimiento de su voluntad eran cuestión de honor, o acatabas su voluntad, o perdías la vida en ello. Obviamente no todos los pueblerinos habían estado conformes con dicho mandato, muy al contrario de aquellos que bajaban su cabeza y disponían un "si" para todo, existían otros que erguían su frente en alto y gritaban un fuerte y conciso "no", estos eran llamados "los renegados del Clan Uchiha", les resultaba detestable las leyes y mandatos provenientes de dicho clan. Ocultos en el corazón de bosque, se solidificaban día a día con empeño, mientras los esposos y jóvenes se disponían a un entrenamiento riguroso, las mujeres ejercían el papel de amas de casa, proveían insumos para cuando ellos hacían largos viajes, y preparaban sus armas de combate. En la cabeza de estos renegados se encontraba el clan Haruno, pero poco quedaba de ellos, los fuertes y sangrientos combates en contra de los lideres de la región Norte y Este habían casi extinto a los Haruno.

Sus lideres Kizashi y Mebuki Haruno formaban la parte de tácticas de combate, mientras que los habitantes del grupo acataban sus directivas. Ambos habían sido padres de gemelos, que al nacer, uno de ellos fue secuestrado y asesinado en una revuelta con los soldados del Clan Uchiha, luego de una sangrienta batalla, los renegados que lograron sobrevivir junto a los Haruno decidieron al fin adentrarse al bosque, donde agrandaron el numero y reforzaron sus técnicas. Su ultima y hora única hija creció con dolor y odio, a pesar que todos en aquel grupo compartían esos sentimientos, ella logró volver de su vida un objetivo, en el cual la sangre del clan Uchiha estaba de por medio. Fuera de toda regla, hubo una excepción. Sakura Haruno, hija de Kizashi y Mebuki Haruno, blandía un arma con la fuerza, y habilidad de un experto. Su vida la había volcado al igual que sus padres en un solo blanco, y aunque este tuviese una nación encima, ellos se encargarían de derrocarlos y darles a los habitantes lo que nunca debieron dejar de tener, LIBERTAD. Una que hacia siglos por culpa del deseo de ambición de un clan maldito, habían perdido.

— ¿Por qué no?—Exigió enojada. La testarudez de su padre la sacaba de quicio.

— Mebuki, explícale a la cabezota de tu hija porque no puedo permitir que se encuentre con un Uchiha en el medio del bosque sola—Le temblaban las manos del enojo y a la vez del miedo de perder a su hija.

— Ambos cálmense—Pidió la mujer mayor, su esposo y su hija tenían el mismo carácter, explosivo y testarudo, eran demasiado orgullosos para admitir su propio error, y ella siempre terminaba en el medio como mediadora de incontables revueltas cuando no terminaban de acuerdo en alguna decisión.

— Cariño, lamentablemente para ti, tu padre tiene razón.

— Ja, ya ves, yo tenía razón.

— Mama—Exclamó muy enojada.

— Kizashi, ¿podrías intentar actuar como un adulto?—Re prendió ofendida por la inmadurez de su esposo—Hija, es realmente peligroso lo que quieres hacer, es mejor dejarlo en manos de Neji, el sabrá que hacer en caso de ser una emboscada

— Estoy aptamente capacitada, incluso mas que algunos babosos de allí afuera que se creen los guerreros del siglo—Aseveró furiosa.

— ¡Ya basta!, he tomado una decisión, y tu esta vez no estas incluida en ella.

— Eres tan… tan— Sus ojos se cristalizaron a causa de las lagrimas por el inmenso odio, y la enorme frustración de que la excluyeran por ser mujer y la hija del líder del grupo—. Te odio—Gritó mientras salía como rayo fuera de la carpa.

Si, porque sus casas no eran más que carpas y palos, dormían dentro de ellas, vivir escondiéndose de que no los asesinaran incluía mudarse de manera rápida continuamente.

Kizashi se entristeció, pero sabia que de mandar a su única hija, y que algo le ocurriera jamás se lo perdonaría. Su esposa lo abrazó por detrás y colocó el mentón sobre el hombro de él.

— Has tomado la decisión correcta, ella lo entenderá.

— Lo se—Susurró—. ¿Sabes? He pensado en lo de esta noche, y he decidido ir con el pelotón de Neji.

Su esposa se alejó impresionada y se colocó frente a él.

— ¿Cómo has dicho?—Interrogó asustada—. Dijiste que no ibas a inmiscuirte nunca más en las decisiones de Neji Hyuga—Y es que acusa de las incontables veces que él había criticado alguna decisión de Neji, el incomodo ambiente que creaban a los demás cuando estaban juntos, molestaba y mucho. De hecho, había sido uno de los primeros en no estar de acuerdo en cuanto a encontrarse con un Uchiha. Y aquello no era mas que el miedo de perderlo a Neji también, no era su hijo, pero tenia la edad de su niña, y lo había visto crecer, es por eso que decidió luego dejar que él mismo tomara decisiones propias, dejaría de entrometerse, pero esta vez tenia una fea sensación en su pecho, por lo que no diría nada al Hyuga, pero lo acompañaría por si algo salía mal.

— Y no pienso hacerlo, solo me ocuparé de protegerlo en caso que intentaran asesinarlo.

Meguki besó los labios de Kizashi, era un beso lento y lleno de amor.

— Estaré esperándote, ¿si? Regresa a casa con nuestra hija y conmigo—Pidió poniendo todo su esfuerzo en disfrazar la desesperación que amenazaba con salir y rogarle a su esposo que no fuera a aquel lugar.

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¿Qué les pareció? Espero enormemente que les haya picado la curiosidad, y también su opinión respecto a la trama, a medida que vayan pasando los capítulos se irán aclarando mas los detalles inconclusos, y sobre todo el encuentro por primera entre Sakura y Sasuke. Los veo la siguiente vez, los quiero. Besotes enormes.

P.D: Para los que se manejan en el grupo de Face, y quieran charlar, les dejo mi dirección . p h p ? i d =

Muuuak.

By Ladyhisterilithia.