BANG BANG
Disclaimer: Shingeki no Kyojin pertenece a Hajime Isayama.
Advertencias: Riren. Muerte. Angst. AU Moderno de Reencarnación. One-shot.
Notas: Este fic participa en el reto «Encargo real: Misión de reconocimiento» del foro Cuartel General de Trost en Fanfiction. La palabra que me asignaron es "etéreo". Pero en el fondo solo me inspiré en la canción Bang Bang, en las versiones de Nancy Sinatra y de Dalida. Se las recomiendo enfáticamente.
Dedicatoria: para Luna de Acero. Te debía un Riren bien Riren desde el tiempo de la Cadena de Escritura.
Gracias a Jazmín Negro y a Meztli Loveless por las primeras lecturas.
BANG BANG. Aunque supe a qué venías desde que entraste con esa mirada rencorosa y decidida, tan solo cuando jalaste el gatillo comencé a recordar.
Te reconocí apenas te vi por primera vez. Tenías 12 años e ibas al mismo colegio que mis sobrinos. A pesar de la inocencia que vi en tus ojos, no me contuve.
Te busqué y te conté las historias que al principio creíste sueños. Te convencí de que, aunque no supieras quién era ahora, nuestra amistad en vidas pasadas demostraba que podías tenerme confianza.
De a poco, logré que tu vida girara en torno a nosotros. Eras el único de aquel tiempo al que había reencontrado y me aferraba a vos como si no hubiera nada más para mí. Tus nuevos padres, recelosos al principio, no pudieron oponerse cuando a los 18 huiste para vivir conmigo.
No sé cómo aguanté esos 6 años. Pero lo hice. Desvirgarte cuando al fin cumpliste la mayoría de edad fue atravesarme con un haz de luz. Olías igual que entonces, tus gemidos eran los mismos. La tersura de tu piel era una sensación conocida. Y esa anagnórisis, tan intensa para mí, lo fue finalmente también para vos. Llorabas mientras te penetraba y yo me daba cuenta de que tu dolor no era físico sino etéreo.
Ahora, vos también recordabas.
Tantas muertes vividas juntos te pesaban como me pesaban a mí. Ese filo de locura que siempre me había envuelto de pronto también se apoderaba de vos. Esa angustia. Esa impotencia.
Pero ya estabas ligado a mí y no había forma de escapar. Nuestra rutina nos enlazaba pero sobre todo nos hundían nuestras mutuas memorias. Solo queríamos hablar de aquel tiempo, nadie más nos comprendía.
Te hice llorar para tener la oportunidad de consolarte. Te herí para que vieras que tu sangre sabía como antes. Maté a ese niño que había en vos, a esa persona nueva. BANG BANG. Desde cero, te construí con los viejos materiales, a mi imagen y semejanza.
Te hice adicto a esto, a nosotros, tanto como yo lo era.
Nuestros besos desesperados no buscaban liberarnos sino atraparnos más. Ir hasta el fondo. Llegaba a casa del trabajo y solo podía pensar en abrazarte. Hubiera renunciado solo para estar junto a vos cada maldito segundo. No quería que estudiaras en la universidad, no quería que hicieras nada. Solo que pensaras en mí. En esto.
Y lo conseguí, ¿verdad? Esa es la única explicación posible para esa bala que tan rápidamente me entra en el corazón donde solo hay espacio para vos. Esa bala que al expulsarte de mí expulsa también todo lo que soy.
Me deshago lentamente en el espacio. Mi memoria se desparrama, etérea, y se incrusta en el sol. Voy a tocar tu piel con los rayos de mis recuerdos cada día, amor mío. Esa promesa puedo hacerte antes de bajar los párpados una última vez.
Ni todo el odio que se aloja en tu rostro podrá desarmar el nudo que nos ata para siempre.
* * * FIN * * *
