CUESTION DE HONOR
By Juchiz (Julieta Martínez)
Summary: La culpan de un crimen que no cometió, es menor de edad y el abogado que la defiende no cree en su inocencia… pero ¿Qué pasaría si el abogado en cuestión se enamora de su defendida? ¿Qué pasaría si todo pasara por una cuestión de honor?
CAPITULO 1
"Bajo prisión"
- Este jurado decide llevar a la joven Sakura Kinomoto de diecisiete años de edad a un reformatorio donde vivirá hasta terminado el juicio, por el cual el honorable juez encargado de la causa decidirá si es inocente o culpable del homicidio contra Reed Clow, padrastro de la joven. – Dijo el secretario del juzgado donde una joven de pelo castaño corto y ojos esmeraldas apagados por la tristeza miraba con los ojos clavados, sus zapatillas deportivas blancas que no se sacaba desde la noche anterior. – Este caso queda así hasta el día del juicio.
La joven se paró. Ya no le quedaba ni el más mínimo rayo de esperanza dentro de ella, nadie le creía, todos la culpaban por un crimen del cual ella se declaraba totalmente inocente. Juró una y otra vez que ella no había sido, pero no había caso, no le creía, ni sus familiares le creían… estaba completamente sola.
Dos oficiales la tomaron del brazo y cerraron dos esposas metálicas en sus muñecas para llevarla hacia el reformatorio donde estaría por bastante tiempo, o al menos eso estimaba.
¿Dónde se había visto un reformatorio para adolescentes que tuviera las habitaciones con rejas?
Un mejor lugar no le podían haber elegido, ¿verdad?
Se paró dando la espalda a los guardias que la llevaron a ese horrible lugar, y vio su cama miserable con un colchón miserable y una sábana remendada. Escuchó el estrepitoso ruido de las rejas al cerrarse y se sentó sobre la manta gris.
¿Qué había echo para merecerse eso? ¿Solo defenderse y encima no haber sido ella quien mató al desgraciado de su padrastro?
Esas dos eran las únicas preguntas que tenia la adolescente en su cabeza, en lo único que podía pensar, a parte del horror que le causaba ese nuevo uniforme que le obligaban a usar que combinaba con el gris de la sabana y de las paredes.
Definitivamente, estaba condenada a vivir el peor de los infiernos.
¿Cómo de tenerlo todo pasó a tener nada y a estar ahí? Si tan solo su madre continuara viva… todo sería diferente.
Completamente diferente….
- Doctor Li, han llegado estos expedientes sobre el nuevo caso.
- ¿El del estado? -Preguntó un hombre mirando sin expresión alguna a su secretaria, ya entrada en algunos años, pero a quien de todos modos quería mucho, era como su mano derecha.
- Si joven… - Dijo la mujer entregándole una carpeta bastante gorda. – Se que no le gustan los casos del estado, pero es su obligación joven. Fuerza. – Le dijo la mujer sonriéndole.
El hombre al cual la mujer llamaba "joven" cariñosamente esbozó una sonrisa. Como adoraba a esa mujer. Y no es que no tuviera madre ni mucho menos, pero ella había sido todo en su vida, madre, abuela y secretaria… ¿Algo mas podía pedirle?
Y siempre con esa manía de decirle joven… a pesar que ya tenía veinticinco bien cumplidos y tres ejerciendo su profesión de abogado ayudando en la prestigiosa firma de su padre.
Tomó la carpeta entre sus manos y la abrió mientras intentaba que su cuello sonara y se fuera la molesta contractura que lo agobiaba desde esa misma mañana.
- A ver… veamos… Sakura Kinomoto…. De diecisiete años de edad… acusada de asesinato. – Comenzó a leer rápidamente el abogado. - ¿Una chica de diecisiete años asesina? – Se preguntó algo divertido. – Como viene esta adolescencia de ahora…
Continuó mirando el expediente y pasó unas cuantas hojas hasta encontrar la foto de una chica de pelo corto, piel suave, que se podía notar a pesar de que la foto estaba en blanco y negro, pues así venia en los expedientes policiales.
- Vaya… hermosa chica, jamás pensaría que es una asesina. – Dijo chasqueando la lengua. - ¿Y tiene diecisiete años? Por dios… - Dijo frunciendo el entrecejo y notando que la mirada de esa chica no era normal, estaba sumida en una tristeza infinita, indescriptible.
Alguien golpeó la puerta y Li guardó la carpeta verde oscuro dentro de uno de los cajones del escritorio mientras la puerta se abría rápidamente dejando pasar a un hombre apuesto de cabello negro y ojos azules profundos cubiertos por unas gafas que le daban un aire ejecutivo que pondría a cualquier mujer de rodillas.
- Buenas… - Dijo caminando elegantemente mostrando su traje azul marino de marca.
- Hola Eriol. – Dijo el abogado sonriendo.
- ¿Qué tal va todo Syaoran? – Preguntó sentándose en una de los sillones que estaban del otro lado del escritorio donde se sentaban los clientes de Syaoran.
- Bien… a punto de comenzar con un nuevo caso que me mando el estado.
- ¿Un caso del estado? Wow… siempre te elijen para eso a mi solo me tocaba cuando tenia que hacer ese año de trabajo gratis… y eran casos mas idiotas que los de mi cliente personal… - Dijo el chico de pelo negro suspirando.
- Este no es un caso idiota… va, eso creo, es de asesinato.
- ¿Asesinato? Vaya…
- Una chica de diecisiete años, mato a su padrastro… - Dijo el castaño sacando la carpeta de donde la había guardado. – Es ella, mira. – Dijo el abogado extendiéndole la foto de la que próximamente sería su defendida.
- Wow…. Es bonita Syaoran… y no tiene pinta de asesina.
- Es lo que dije. – Dijo el abogado cruzándose de brazos. – De todos modos comenzaré mañana, iré a hacerle una visita al reformatorio donde fue a parar y presentarme.
- Bien, te deseo suerte con eso.
- Gracias, aunque no creo que la necesite.
- Bueno Syaoran, te dejo, mi prometida esta impaciente por verme y no creo que me perdone si llego tarde de nuevo a cenar. – Dijo con una sonrisa.
- De acuerdo, suerte Eriol. –Dijo el abogado levantándose para abrazar a su amigo.
- Igualmente Syaoran. – Dijo Eriol respondiendo al saludo.
Después de eso, el hombre de pelo negro salió haciendo un ademán con la mano en forma de despido.
Ya no tenía sentido seguir sentada en esa cama de hierro y fría. Se levantó y comenzó a caminar en círculos por lo que era su habitación, mejor dicho, nido de ratas.
- Hey, tu, la 104, a comer. – Dijo una voz grave de una mujer quien abrió las rejas de su cuartucho.
- No tengo hambre, gracias. – Dijo Sakura intentando ser amable.
- ¿Qué no escuchas? No te pregunté si tenías hambre, ¡te dije que es hora de comer mocosa!
- Pero…
- ¡Sin peros! Ven, como se nota que eres nueva por dios. – Dijo la mujer arrastrándola del brazo por el oscuro pasillo.
Supuso que debía acostumbrarse a eso, no veía muchas posibilidades de algo distinto. Y pensar que así pasarían los siguientes meses de su vida, no, no era algo que podría soportar… era mucho para ella.
- Ahora te haces la mosquita muerta eeeh 104, pero bien que para matar a tu padrastro no fuiste mosquita muerta. – Dijo la regordeta que la había llevado hasta el comedor.
Sakura no contestó, sabía que no tenía mucho sentido y sería una idiota si buscara conflictos el primer día en esa prisión con disfraz de reformatorio.
El mugroso comedor del mugroso "reformatorio" tenia como unas 300 personas comiendo ahí, todas vestidas iguales, todas mujeres, todas comiendo en silencio y algunas mirándola como si fuera un bicho raro. Pero que cosas…
- Este es tu lugar 104. – Dijo la mujer sentando bruscamente a la chica casi empujándola.
- Gracias.
- Pero que educadita resultaste ser 104.
Sakura nuevamente quedó en silencio mientras esperaba su comida.
Muy pronto, llegó una mujer muy desmejorada vestida con un uniforme celeste mugroso y un delantal gris empujando un carro de metal que hacía un ruido insoportable con esas ruedas oxidadas.
Dejó de mala gana un bol gris con un vaso de metal que contenía agua. El bol tenia una especie de mezcla verde con gris, lo cual supuso Sakura sería la comida.
- ¿Qué es esto? – Pregunto la castaña mirando con asco su plato.
- Agradece que tienes eso. – Dijo una voz a su costado, en un muy leve susurro.
- ¿Qué agradezca? Pero si parece diarrea.
- Sh, baja la voz o te reprenderán 104. Eso es puré de batata, puede ser que esté algo rancio, pero hay veces que no te dan de comer, y ahí si sabrás lo que es comida.
- ¿Cómo sabes mi número?
- Esta gravado en tu remera. – Dijo la chica. Sakura bajó la mirada y vio el número pequeño sobre su seno derecho.
- No lo había visto… de todos modos, mi nombre es Sakura, Sakura Kinomoto. –Dijo Sakura con una sonrisa. – ¿Y tu quien eres?
- 87. – Contestó la chica.
- No tonta, tu nombre….
- Mph… no lo recuerdo… hace tanto que estoy aquí, solo escuchando 87, 87, 87, 87…
- ¿Desde… desde cuando estás aquí?
- Desde los 7 años, me encontraron robando en la calle porque mi padre me pegaba y me obligaba a robar y a mendigar… eso después de la muerte de mi madre… - Contestó la chica.
- Que horror… - Dijo Sakura. – Mi madre también murió, igual que mi papa…
- ¿y porque estas aquí? – Pregunto la chica que tenía unos curiosos ojos amatistas.
Los ojos de Sakura volvieron a oscurecerse y agacho la mirada mientras su rostro borraba el único gesto de felicidad que había echo en bastante tiempo.
- Me acusan de asesinato… de un asesinato que yo nunca cometí…
- Eres inocente… - Dijo la morocha más que como una pregunta, como una afirmación.
- Aunque no lo creas… si. – Dijo Sakura.
- Te creo. – Dijo la amatista con una sonrisa.
- ¿Me crees? ¿Por qué me crees? -Preguntó Sakura levantando la mirada.
- Porque no tienes cara de asesina Sakura. – Contestó la chica con una sonrisa. – Eres una chica muy buena, solo que el mundo no te comprende, ¿verdad?
- Como lo sa…
- Yo pase por algo similar… solo que nunca me acusaron de asesinato… pero se que no lo hiciste, solo con verte a los ojos se que no lo hiciste, no se porque te juzgan culpable…
- Gracias.
- De nada, Sakura.
En ese momento, una voz interrumpió a las internas que terminaban su intento de comida.
- Bien internas, al patio a hacer ejercicio físico. – Dijo la misma mujer regordeta que había llevado a Sakura hasta el comedor.
- ¿Ejercicio físico después de comer? – Preguntó Sakura con los ojos abiertos como platos.
- Siempre es lo mismo. – Dijo la amatista. – Será así hasta que te acostumbres.
- Ah… - Respondió simplemente Sakura mientras se levantaba junto con las demás y marchaba en fila hacia el patio.
No tenía muchas ideas en ese momento en su cabeza, solo sabía que no se merecía por lo que estaba pasando… pensar que alguna vez lo tuvo todo… todo.
Al fin terminaba ese día. La verdad había amanecido con el pie izquierdo, comenzando por esa maldita y tortuosa contractura con la que despertó esa mañana.
Encima con el solo echo de saber que tenia que encargarse de un cargo por el que no cobraría ni un centavo ya que era su obligación como abogado publico no le subía mucho los ánimos que digamos, aunque la plata no la necesitara ya que con sus pocos años pudo hacerse de un fuerte capital, sin contar la enorme herencia que tenía de parte de su familia, claro.
Subió a su auto deportivo y encaminó rumbo a su departamento. Llegó, metió el auto en el estacionamiento y subió hasta el décimo tercer piso.
La verdad que para ser él solo el que vivía en ese departamento era muy grande. Pero a veces tenía visitas, su prima hermana, sus padres o bien su novia o amigos… aún así seguía siendo demasiado grande para su gusto.
Estaba ubicado en una de las mejores zonas de Tokio, con una vista a la ciudad impresionante y un enorme living con muebles híper modernos, incluso una pantalla de plasma por la cual veía los campeonatos de Tenis todos los fines de semana.
El living estaba muy bien decorado, realmente tenía un gusto exquisito para la decoración a pesar de ser un hombre. Las paredes blancas tenían apenas un cuadro moderno en el pasillo que conectaba la puerta de entrada con el living, el cual estaba adornado con un sillón negro esquinero y frente a él, un mueble que rodeaba el sector de pared dónde estaba la televisión LCD.
Caminó hacia el teléfono y puso el contestador para ver quienes lo habían llamado.
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Syaoran apretó 1 mientras iba a la cocina por un vaso de agua y escuchaba mientras tanto el mensaje.
Primer mensaje nuevo, Syao, soy yo, Naru, quería saber por donde estabas así salíamos a cenar juntos, hace mucho que no salimos a cenar… bueno, luego llámame ¿si? Te amo. Mensaje recibido hoy a las 11:30 a.m.
Segundo mensaje nuevo, ¡Xiao Lang! Dios mío, es imposible comunicarme con tigo… te quería invitar esta noche a casa de tía Ieran, es decir, tu madre para una cena que organicé en honor a mi novio que vino de Hong Kong… por favor Syaoran, asiste, sabes lo que es para mi que vengas a la reunión… bueno primo, te quiero. Mei. Mensaje recibido hoy a las 12:46 a.m.
Tercer mensaje nuevo, ¡Syao! Te llamé a tu oficina, pero tu secretaria me dijo que estabas ocupado así que no me pasó con tigo… ¡¿es que no le has dicho a esa mujer que siempre que soy yo tiene que pasarme con tigo?! Puede ser algo urgente… bueno eso lo arreglamos después. Te amo Syao, si escuchas el mensaje contéstame. Un beso, te amo, te amo. Narumi. Mensaje recibido hoy a las 8:50 a.m.
Cuarto mensaje nuevo, ¡Hola campeón! Organizamos hoy con los chicos para ir a una joda en un bar que según me dijeron se re pone a partir de las 12, confírmame si después venís. Takashi, por cierto, vienen Eriol y unos cuantos de la secu, va a estar bueno. Chao. Mensaje recibido hoy a las 8:33 p.m.
- Pesados. – Murmuró Syaoran mientras apretaba 3 para borrar todos los mensajes recibidos.
Prendió el equipo de música bastante alto en el living mientras abría el grifo de la ducha dejando que el agua caliente cayera formando un ambiente de sauna dentro del baño. Se sacó el molesto traje dejando a la vista su escultural cuerpo. Se metió bajo el agua de la ducha dejando que relajara todos sus músculos ante el suave rose del agua en cada uno de los milímetros de piel.
¡Dios! Como le dolía el estómago… eso era una tortura. Pero por suerte ese horrible primer día en esa asquerosa prisión había terminado. Solo rogaba por que el siguiente fuera un poquito mejor.
En ese momento se encontraba mirando sus manos sentada en la pestilente cama, no tenía nada mejor que hacer, claro, después de quejarse por su dolor de panza.
Pero alguien la interrumpió golpeando fuertemente el intento de puerta que tenía.
- 104 al baño. – Dijo otra mujer de aspecto más amable, aún así, ruda. Más menudita y con cabello color negro.
- Estoy lista. – Dijo la castaña mientras tomaba una pequeña toalla gris y otro uniforme ya que con el anterior había echo ejercicio.
La mujer la llevó hasta una puerta gris, la cual abrió y la metió adentro.
- Solo 5 minutos 104. – Dijo duramente.
Sakura se quedó mirando la puerta y luego se dio vuelta para ver el lugar donde se bañaría.
Allí habrían unas diez chicas bañándose en lo que parecían duchas colectivas… se acercó a paso lento y ubicó con la mirada a Tomoyo, quien le sonrió y le dijo que fuera junto con ella.
- Ven, apresúrate, tuviste suerte de que te tocara la segunda ronda. – Dijo Tomoyo, el agua aún está algo tibia. –Dijo sonriendo.
- Si… - Dijo tímidamente Sakura. Era la primera vez en su vida que veía tantas mujeres desnudas frente a ella.
- Luego te acostumbrarás, tranquila. –Le dijo mientras ayudaba a lavar sus cabellos castaños con un shampoo. – Nos dejan usar solo 5 gotas de shampoo por persona. Si una usa un poco de más se dan cuenta por cuanto dura un shampoo y nos castigan colectivamente, así que por eso nadie lo hace. – Dijo la amatista.
Sakura tragó pesado… recordaba cuando vivía en la mansión de su madre y un frasco grande del mejor shampoo le duraba con suerte una semana.
Sentía como el agua pasaba de estar templada a estar fría y la piel se le puso como de gallina. Los cinco minutos pasaron como el agua que mojaba el cuerpo de las jóvenes, y salieron con la toalla rodeándoles el cuerpo y el pelo mojado hasta sus habitaciones donde se pusieron nuevamente los uniformes.
Se puso unas medias que había llevado de su casa. Ahora al menos estaba algo calentita. Se metió bajo las sábanas y cerró sus verdes ojos… estaba tan cansada que en seguida se quedó dormida.
Decidió no responder ninguna de las llamadas, lo haría mañana, por ese día estaba bastante cansado y prefería no salir. Así que fue a la cocina y preparó un sándwich con una cerveza mientras miraba televisión en su habitación.
Terminó y dejó todo en la cocina. Seguramente mañana alguien lo limpiaría.
Entró al baño y se cepilló los dientes antes de acostarse, mañana sería un largo día. Debía ir casi a las afueras de Tokio, cerca de un pueblito llamado Tomoeda al reformatorio de menores a ver a su nueva defendida: Sakura Kinomoto, la asesina de su propio padrastro. ¿Pero hasta donde era culpable esa chica? ¿Cómo podía alguien que transmitía tanta inocencia matar a una persona que encima se encargaba de ella después de la muerte de sus padres?
Pensando en todo eso cerró sus ojos y durmió. Mañana sería un largo día y estaba dispuesto a enfrentarlo de la mejor forma.
Bueno, este es el primer capítulo de una nueva historia que decidí subir a esta página en compensación de que Doble vida llegó a su final.
Espero que les guste y dejen sus comentarios.
Besos y mucha suerte :)
Chau chau
Adelantos del próximo capítulo:
- Bueno, ayer me llegó el caso y he leído los expedientes de tu caso. Los juicios, como encontraron el cuerpo y hasta las fotos del crimen. – Dijo el abogado tomando asiento en una silla junto a una mesa con dos sillas más. – Siéntate por favor. – Dijo el hombre.
- Gracias. – respondió Sakura tomando asiento. – Mph… ¿usted es el abogado que mandó el estado a defender mi caso?
- Así es… - Dijo el hombre sin levantar la mirada de los papeles que llevaba en sus manos. – Bien señorita Kinomoto, estoy al tanto de todo, incluso de que se declara constantemente inocente.
- Ya no tiene sentido. – Dijo la chica sonriendo torcidamente, mas como una sonrisa de tristeza y resignación que una autentica sonrisa.
- ¿Por qué lo dices?
- Porque nadie me cree… ni los pocos familiares que aún me quedan en Tomoeda me creen inocente, entonces, si tengo toda una manada de gente en mi contra, ¿Cómo quiere que siga insistiendo? Es mi palabra contra la de millones…
- Si de verdad es inocente señorita Kinomoto, debe insistir con eso hasta el final o el juez puede interpretar que se ve atrapada y esta comenzando a reconocer la verdad.
- Abogado… ¿usted me considera inocente?
Si, si, en el capítulo que viene ya se conocen los protagonistas... pero no va a ser un buen comienzo les adelanto :o
Ahora si, hasta la proxima :)
