Hola:

Este es el capitulo uno de mi primer fic, espero sea de su agrado y continuen conmigo hasta el final de esta historia.

Disclaimer: POT no me pertenece ni nada por el estilo solo se tomaron los personajes para rellenar la hsitoria que estan apunto de leer.

Capitulo 1.- Extrañándote.

¿Cómo dejar de amarlo?…. Una pregunta que desearía contestar… pero el miedo me invade…

Se encontraba en el patio trasero de la escuela, hacia demasiado tiempo desde que tuvo noticia algún del joven dueño de los ojos ambarinos, el cual se había marchado a USA a cumplir su gran sueño.

Una chica de cabellos castaños rojizos estaba sentada bajo la sombra de un enorme roble del cual caían hojas a causa del viento que soplaba con tranquilidad pero con la suficiente fuerza para desordenar un poco los cabellos de la chica que se concentraba en unos apuntes.

Sakuno ahora cursa el segundo de preparatoria ha crecido lo suficiente para impresionar a cualquier chico con tan solo regalarle una sonrisa… mas todo intento de conquista por parte de los varones del SEIGAKU era rechazado de manera inmediata por la damita de los ojos rubíes.

Al escuchar el timbre salió corriendo pues se le estaba haciendo tarde para la siguiente clase.

Del otro lado del mundo se halla un chico de cabellos negros que bajo los rayos del sol despedían una tonalidad verdusca, dormitando en un muy cómodo sofá, custodiado por un minino que estaba a la expectativa para que su dueño despertase pues le apetecía jugar un poco…

miau, miau.

Un par de ojos ambarinos comenzaron a abrirse ante los maullidos de su mascota miro en dirección a su muñeca para ver la hora y hacerse cargo de sus deberes tanto de la escuela como de su mascota. Sin más decidió levantarse pero aun adormilado tropezó con un cuaderno, el cual levanto y lo hojeo pues no recordaba haber dejado alguno tirado, entre las páginas se deslizo una fotografía que termino en la palma del peliverde sin darse cuenta esbozo una sonrisa de melancolía.

Como te extraño…—Se retira no sin antes colocar el cuaderno en su lugar y guardar la foto en su billetera y levantar a su neko entre sus brazos.

Ya por la tarde Sakuno iba camino a su casa, sin duda las cosas habían cambiado mucho desde el momento en que Ryoma partió al extranjero, sin embargo, algo seguía intacto, eso era el sentimiento de Sakuno hacia el ambarino, sin lugar a dudas aun le amaba con la misma intensidad que cuando le conoció por primera vez.

Por otra parte su abuela ya no vivía con ella pues se retiro de entrenar al equipo de tenis para poder viajar como asesora deportiva de un grupo de personas de la tercera edad alrededor del mundo. No podía negar que se sentía sola, pero el saber que su abuela era feliz la reconfortaba.

Sakuno aun mantenía la casa de su abuela y trabajaba para sustentar sus estudios, aun cuando su abuela le mandaba el dinero suficiente para cubrir los gastos completos, ella simplemente lo guardaba para cualquier necesidad o imprevisto.

Sin lugar a dudas Sakuno había madurado mucho ya no lloraba tanto como cuando estaba en la secundaria, abandono las trenzas para lucir su cabello la mayoría del tiempo en una cola alta y de vez en cuando lo soltaba dejando ver la largura de este, su cuerpo se fue estilizando gracias a que no abandono al equipo de tenis. No ya no era una niña, había avanzado a una etapa más difícil, pero, como siempre algo de su pasado siempre la asedio y mas que algo era alguien…

Entro a su habitación para sacar algunas cosas, sin querer choco contra su mesa de noche donde había algunos libros, al recogerlos se percato de una fotografía que ella dio por perdida al mirarla simplemente sonríe y se sienta al filo de su cama y mira la foto en sus manos.

Quiero… verte una vez más… Ryoma-Kun. —Dijo esto en un susurro casi inaudible.

Camino a la salida el peliverde se detuvo para coger su bolsa de raquetas sin percatarse de que alguien estaba en la estancia, mirando unas revistas.

¿Seishonen, a donde piensas que vas?… ¿acaso tienes una cita? — Se escucha la voz del mayor de los Echizen con intención de fastidiar al moreno.

El ambarino solo se limito a ignorarle y se retira

— ¡Recuerda llegar temprano ya que mañana volveremos a Japón!- grita el viejo Nanjiro al ver que su hijo solo lo pasa de largo.

— "Parece no aprender." —Piensa sin dejar de sonreír.