Cuando no sé qué escribir, escribo sobre qué escribir.
El escritor y sus delirios
1. Inspiración
La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando (Pablo Picasso)
No lo sé. No estoy mucho mejor.
¿Hay algo que no te haya dicho? Podría aparecer en cualquier momento, podría sentarse contigo a tomar el sol, podría despertarte de un portazo en medio de la noche. Llorarte y tirarte de los pelos hasta que le hagas un poco de caso. Chillar porque estás demasiado ocupado. Irse.
Volverá, créeme. Siempre lo hace. Aquí dónde me ves, yo ya no la encuentro. Pero sé que vendrá.
Te dirán que no es más que un estado de ánimo, más que una tristeza o una ilusión. Dirán que intentas evitar componer, porque solo hablarías sobre el fracaso. Que tratas de evitar escucharlo de tu boca, dicen que solo te importa tu propia opinión ¿Sabes qué pienso? Hay un sitio en el que se esconde. Se aburre.
Así que ven, siéntate conmigo. Toca, haz lo que sepas hacer, para lo que has nacido. Imita a otros. Imítate a ti mismo. Tiene que saber lo listo que estás. Cántame otra vez esa vieja canción, la de aquel poeta.
No, las tuyas no, sabes que no eres el genio de la familia.
¿Qué te parece? Tú me ayudas a mí y yo te ayudo a ti. Empieza una frase, yo la acabo. Vamos juntos, que nos pille entretenidos.
Suelta eso, deja que salga sola. Sé que lo hará.
¿Te gusta esta frase? Te fuiste, ladrona de palabras.
Sabía que te gustaría. No saber empezar no es el peor principio.
Notas pesadas: Pues aquí vengo yo, con otra futura colección de viñetas (me encantan las viñetas).
Todo surgió hace meses, estaba escribiendo Días sin y pensé que algún día debería utilizar mi propia frustración al escribir con Takeru, personaje que hasta ese fic me había pasado bastante desapercibido. Menuda injusticia. Ya vendré a por más, me frustro demasiado.
