Si me amas como soy
Y amanecía otra vez. Aquella mañana el sol había salido más resplandeciente que nunca, asomándose siempre sobre el horizonte, indicándole a él que otro tortuoso día comenzaba, otro exactamente igual que ayer, otro en el que seguía sin poder atrapar su única llave hacia el regreso a casa: el avatar.
-Sobrino ¿Qué haces tan temprano levantado?- se escucho la voz del Dragón del Oeste que rompía con el silencio que reinaba en el barco.
El chico solo se limito en girar sobre sus talones y quedar frente a su tío, al verlo ahí parado no pudo evitar esbozar una sonrisa, contagiando al anciano de la misma.
-Estaba recordando- contesto soltando un suspiro
-¿Y qué recordabas?- indago un poco curioso el Tío Iroh.
- El hecho de que cuando vivía tranquilamente en la Nación del Fuego yo era feliz, tenía a mi mamá conmigo, pensaba que mi papá me quería y teníamos con nosotros a Lu Ten-al decir esto último una mirada nostálgica se asomo por su rostro.
-Tranquilo príncipe Zuko – trato de calmarlo el General quién tenía los ojos vidriosos por recordar a su hijo- en cuanto captures al avatar podremos regresar y entonces…- la emotiva frase del Tío fue interrumpida por aquel joven de la cicatriz pues, según él, desde que lo había aprisionado en el polo sur, no sabía donde se había metido o cual era su rumbo, tenía conocimiento de que se dirigía hacia el polo norte, aunque no estaba seguro de que ese siguiera siendo su camino.
- Tío, tenemos que ser realistas- grito el príncipe un poco exasperado- no creo poder capturar al avatar antes de mi próximo cumpleaños y es en menos de cuatro meses- dijo levantando la voz y con un deje de tristeza en la misma.
- Zuko…..tienes que comprender que encontrar al avatar te llevo dos años y medio y no puedes permitir ahora, que ya sabes de su existencia, creer que no puedes aprisionarlo de nuevo si ya lo hiciste una vez.
-Pero Tío….-
-Nada de peros…..harás todo lo posible por regresar a la Nación del Fuego y recuperaras tu honor- hablo firmemente.
-Gracias Tío- agradeció encorvando sus labios
-No hay porque sobrino….además- comentó sobando su gran barba grisácea quedándose pensativo mirando hacia la nada- no creo que capturar al avatar sea la única razón por la que quieres seguirlo- concluyo mirándolo pícaramente.
- ¿De qué hablas?
- Hablo de que hace no más de una semana ataste a la maestra agua del avatar a un árbol y te quedaste embelesado viéndola.
- Que cosas dices Tío- dijo un poco ruborizado – solo la tenía así porque necesitaba que me dijera dónde estaba el avatar.
- Claro sobrino lo que TU digas- contesto recalcando el "tu" y soltando un sonoro suspiro que no paso desapercibido por el muchacho pero decidió no preguntar nada acerca de eso, pues solo saldría a colisión el tema que acababa terminar. Iroh se marcho de la cubierta del barco para dirigirse a sus aposentos, el sabia que el día en que su sobrino había contratado a los piratas no lo había hecho solo para encontrar al avatar sino que lo hizo para poder ver de nuevo a la maestra agua que lo acompaña, desde hace tiempo se había dado cuenta que aquella chica llamaba la atención de su sobrino y ahora su obsesión por atrapar al maestro de los cuatro elementos había crecido de manera considerable y con estos pensamientos en su cabeza decidió dormir un rato o al menos hasta que fuera la hora de comer.
En otro lugar no muy apartado de la posición actual de príncipe Zuko, tres jóvenes preparaban su equipaje para irse de ahí cuanto antes.
-Sokka ¿quieres apurarte?- comento un pequeño individuo algo fastidiado al ver que su moreno amigo solo se limitaba a jugar con las orejas de Momo.
-Tranquilo Aang... –dijo tratando de apaciguar al repentino ataque de ira del avatar- no creo que Zuko sepa que estamos aquí…ya tiene dos días que no sabemos nada de él.
-Pero no está demás que nos vayamos de este lugar cuanto antes – dijo entre dientes mirándolo de manera reprobatoria.
La chica de hermosos ojos azules, que estaba cerca de ellos arreglando su equipaje, no pudo evitar soltar un suspiro de "aquí vamos de nuevo" al escuchar la ya conocida contienda entre su hermano y el avatar, por lo que continuo guardando sus pertenencias en un bolso de color verde agua.
En cuanto terminaron de alistar sus cosas, empezaron a acomodar todo en la silla de Appa que aun estaba acostado en el piso esperando la hora para despegar, en cuanto a Momo el solo logró perderse por ahí mientras perseguía lo que parecía una mosca que pasó volando a su alrededor, el pequeño lémur era el único que faltaba para poder irse y por más que lo llamaron no regreso donde ellos estaban, la maestra agua ya más que preocupada se ofreció a buscarlo y emprendió su caminata hacia donde supuso que habría ido aquella criatura. Lo que ella no sabía era que ese pequeño descuido de los demás, y por supuesto de Momo, haría que su vida no fuera la misma y que daría un cambio de 180° que podría ser beneficioso o perjudicial para el desarrollo de la guerra contra la Nación del Fuego, más específicamente, alterar los planes del Señor del Fuego para con el futuro de toda esa nación.
