Aquella noche se oía un estruendo extraordinario en el usualmente silencioso departamento de Trafalgar Law: un suceso que acontecía una vez al mes, cuando su padre iba a visitarlo.
-¡Momento! Retrocede que quiero escuchar eso último de nuevo.
-¿Qué es exactamente "eso último"? -preguntó con desgano Law.
-Eso que dijiste sobre estar viviendo con un hombre mayor y sus dos hijos.
-¡Yo no dije eso!
-Bueno, no lo dijiste exactamente así: yo lo estoy resumiendo.
-Se supone que los resúmenes extraen lo más importante. ¿Qué, eso es lo único que te importa?
-No, no, me importa todo -declaró el rubio algo nervioso-. Pero ésa es la parte que más me ha impresionado. Por eso quiero que lo repitas: para estar seguro de que no son ideas mías.
-Son ideas tuyas -repitió Law-. Según yo, lo más importante de lo que acabo de contarte es que dejé la morgue para volver a trabajar con pacientes que no llegan a mí en bolsas y se está incendiando la manga del saco, Cora.
-¡Wah! Sí, sí, ya está -dijo Corazón, apagando el pequeño incendio al meter el brazo en el fregadero. Siempre que iba de visita, Law se preparaba llenando varios recipientes de agua por todo el departamento y dejando cada fregadero y lavadero llenos y listos para ser usados.
-Siéntate, que yo hago el café -se ofreció Law.
-Gracias -dijo Corazón, intercambiando lugares con Law-. Oh, cambiaste el tapiz del sofá.
-Sí, la semana pasada -dijo Law, poniendo la cafetera en la hornilla-. Ese material es más efectivo para las sustancias retardantes de fuego.
-No deberías gastar tanto por mí.
-Gasto más cuando incendias el departamento.
-Hace tiempo que no sucede.
-Porque ya no hay nada que puedas incendiar -señaló Law. La austeridad en su amoblado estaba pensando al milímetro-. Lo único inflamable de este lugar eres tú.
-Detalles, detalles -sentenció Corazón-. Me interesa más que continúes con lo otro.
Law suspiró con pereza. Había repetido la historia un par de veces antes de llegar a ese punto, el mismo punto en el que Corazón le pedía que contara todo de nuevo. Pero no podía negarse a aquellos ojos brillantes y esa sonrisa que lo cegaba.
-Que dejé la morgue y ahora estoy trabajando como médico particular de Dracule Mihawk.
-El hombre mayor con dos hijos.
-Y no estoy viviendo con él -interrumpió Law-. Cumplo un horario de trabajo seis días a la semana. Sólo hago turno completo dos noches.
-Estás metido en su casa seis días a la semana y te quedas a dormir dos noches. ¿Y eso no es convivir?
-No.
-¿Y qué es, entonces?
-Trabajo.
-¿Y la morgue qué era?
-Trabajo.
-Hablas como si no hubiera diferencia.
-La hay -rebatió Law-. No dejé el puesto de médico forense en la morgue de la policía porque no me gustara, si eso es lo que quieres saber. Me llevo bien con los cadáveres. Simplemente decidí hacer un cambio.
-Entonces, según tú, Smoker en su trabajo habitual de limpiar la ciudad de criminales se pasó por la morgue a dejarte las bolsas de la semana y se le ocurrió recomendarte con Mihawk. Y tú aceptaste para hacer un cambio de ambiente laboral.
-Sí.
-Claro, claro.
-¿Por qué estás molesto? -preguntó Law de pronto.
-No lo estoy.
-¿Estás celoso?
-Nop.
-Eras tú el que decía que era un desperdicio que me la pasara trabajando con muertos. Pues bien, ahora mis pacientes se quejan cuando los pincho. Pensé que estarías feliz.
-Lo estoy -respondió Corazón-. De hecho, tengo que pasarme a visitar a Smoker por recomendarte. Cualquiera que te hiciera salir de la morgue tiene mi gratitud, pero estoy seguro de que no estamos hablando de Smoker en este caso.
-¿Qué insinúas? -cuestionó Law.
-Te gusta.
-¿Quién?
-Mihawk.
-¡¿Qué?! ¡No!
-¡Aja-já!
-¡¿Ajá, qué?! -repitió Law-. He dicho que no.
-Y yo sólo dije "aja-já".
-…
-Smoker pudo recomendarte, pero aceptaste el trabajo por Mihawk.
Law volvió a suspirar con pereza. Cuando a Corazón se le metía algo en la cabeza no había manera de sacárselo. No esperaba tanto rechazo a la noticia de su cambio laboral. Quizá no era el cambio de trabajo lo que no le gustaba: quizás lo que lo molestaba era Mihawk.
-No me molesta Mihawk -dijo Corazón, adivinando los pensamientos de Law-. Cuando arrugas la frente y pones esa cara toda seria sé perfectamente lo que está pasando por tu cabeza -declaró, prendiéndose un cigarro.
-Hay fuego en tu hombro.
-Como decía -continuó Corazón cuando hubo apagado el nuevo incendio-, Mihawk me cae bien. En esencia, hace lo que quiere, pero tiene un sentido de justicia impecable, es honorable y, ante todo, es un caballero.
-¿"Ante todo"?
-Así es -afirmó Corazón-. Su especie está casi extinta: no sé de otro rico de la ciudad que esté tan metido en los negocios de alto vuelo como él y no sea un bastardo corrupto amante del dinero.
-Oh, lo conoces bien, eh.
-Eh, no mucho. Sólo un poco poquito.
-Aja-já.
-Ya, ya, hemos trabajo juntos -confesó Corazón-. Estarás feliz, ¿no? Al menos yo sí soy sincero.
-Yo también lo soy. Al menos contigo.
-¿Te gusta?
-No.
-¿Sinceridad? Mis bolas -se quejó Corazón.
-Ahora te toca explicar lo que dijiste. ¿Cómo está eso de que trabajaron juntos?
-Mihawk no sólo es rico. También tiene poder y de cuando en cuando ayuda a la policía. Pertenece a un grupo selecto y hermético de gente igual de rica y poderosa que él. Tener contactos confiables es lo más importante en mi trabajo.
-Cierto, dejemos de hablar de mi trabajo. ¿Cómo va el tuyo? Pensaba que este año dejarías las misiones encubiertas.
-Yo también, pero quizás tenga que extenderlas un poco más. Así que por unos meses más sólo podré venir de visita muy entrada la noche y por un par de horas al mes -informó algo triste Corazón-. Y ni creas que no me di cuenta de que me cambiaste de tema.
-No es cierto.
-Te gusta.
-¡Que no! ¡Cora, basta! ¡¿Por qué sigues insistiendo con eso?!
-Porque desde que comenzamos a hablar de Mihawk no te has dado cuenta de que el café lleva rato evaporado.
Law se giró hacia la cocina para notar que, efectivamente, la cafetera estaba al rojo vivo. Hasta parecía estar deformada por el calor más allá de cualquier intento de salvación.
-¿No se supone que era la cafetera para pasar café? -preguntó Corazón, sonriendo-. ¿Por qué la pusiste al fuego? Tenías que haber puesto la tetera, no la cafetera.
-Cállate.
-Ay, ¿quién se ha puesto rojo?
-…
-Ok, perdón, no me mires así -pidió Corazón-. Pero me he dado cuenta sólo con mirarte, así que tú ya deberías haberte dado cuenta también. Si lo quieres negar, es tu asunto. Mihawk es un buen hombre y no me molestaría que salieran juntos, pero…
-¿Pero qué?
-¿No que no te gustaba?
-¡Termina lo que estabas diciendo!
-Digo que es un hombre complicado.
-¿Complicado?
-Sí. Mucho.
-¿Por qué lo dices? -preguntó Law.
Law pensó en algunas razones por las que Corazón se estuviera preocupando tanto. La edad era la primera que se le venía a la mente: Mihawk tenía 43 y él, 26. Él tenía dos hijos y Law apenas tenía cinco años más que el mayor de esos vástagos. Siendo padre, era obvio que sus prioridades eran distintas.
-Mihawk es la clase de personas que no se permite dedicarse tiempo para sí mismo -dijo al fin Corazón-. No después de haber perdido un hijo.
-¿Qué? -Law se sobresaltó-. ¿Qué acabas de decir?
Corazón se encendió otro cigarro, esta vez sin prenderse en llamas.
-Supongo que sabes que Mihawk tiene el título de Maestro de Espadas.
-Sí. Es el mejor del mundo.
-Mihawk ha cargado el título durante décadas. La única persona que estuvo lo suficientemente cerca a sus habilidades como para desafiarlo e intentar vencerlo fue Kuina, su hija mayor, pero murió antes de que pudieran jugarse el título.
-¿Sabes qué pasó?
-Sólo Mihawk lo sabe. Pero ahora gracias a ti creo tener una idea bastante convincente.
-¿A mí?
-¿Por qué vas seis días a la semana a su casa?
Law dejó que las palabras de Corazón lo guiaran. Él era médico privado de la familia, pero sólo un miembro requería sus atenciones: Zoro, el hijo de 21 años. Se tomaba tan en serio sus entrenamientos que se hacía más daño del que era capaz de reconocer.
-¿Crees que la hija mayor se mató entrenando? -preguntó Law.
-Si no, ¿por qué más? ¿Suicidio? No lo creo.
El celular de Corazón comenzó a vibrar en su bolsillo. Law revisó su reloj de pulsera: ya eran casi las 3am y el rubio tenía que volver antes del amanecer a su vida de infiltrado. La noche se había pasado demasiado rápido.
-No estoy seguro de cuándo pueda volver, pero en vista de que ahora estás bastante ocupado, trataré de comunicarme antes de venir.
-Eso ayudaría bastante.
-Si en un mes logro conseguir las pruebas necesarias para encarcelar al bastardo que estoy vigilando, podríamos pasar el año nuevo juntos.
-No te apures con el trabajo -dijo Law-. Tú vuelve cuando puedas volver y ese día celebraremos año nuevo.
Corazón se colocó unos lentes oscuros, se acomodó el abrigo que llevaba puesto y se pasó la capucha por encima de la cabeza. Irguiéndose en toda su estatura, su apariencia gentil había quedado totalmente oculta tras la imagen de un hombre con el cual era mejor no cruzarse en la calle.
-Él es un hombre complicado -dijo Corazón antes de abrir la puerta del departamento-. Y tu situación sería menos complicada si al menos lo reconocieras.
-No hay nada qué reconocer.
-Ajá, y tú ya no tienes cafetera.
-Eres muy bocón para trabajar de encubierto, ¿sabes? -dijo Law.
-Es porque tengo que hablar por los dos -se quejó Corazón-. Tú últimamente andas escaso de palabras y de sinceridad.
Dicho eso, Corazón abrió la puerta y se fue cerrándola tras de él. Law se quedó de pie en el mismo lugar, pensando en las últimas palabras de su padre. Cuando se trataba de Corazón, nunca le escaseaba nada, de modo que aquello no había sido falta de sinceridad: simplemente Law no había querido ponerle un nombre a lo que sentía por Mihawk. Y Corazón, como siempre, lo había sorprendido. Ya no lo vería en un mes o quizá dos, y no le gustaba la idea de haberlo visto irse molesto por una estupidez que no supo responderle.
Como invocado por sus pensamientos, la puerta se abrió de nuevo y Corazón asomó la cabeza.
-No me quiero ir molesto -dijo Corazón, algo avergonzado por no poder mantener su postura-. Última oportunidad: ¿te gusta?
-Sí -dijo Law.
-¡Aja-já!
-Ya, cállate -se quejó Law, sonrojado.
-Te quiero. Adiós.
Y la puerta volvió a cerrarse.
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Mi primer fic de OP que no es un LawLu sino un ¿LawMi? Debido a mi otro fic (Protocolo) descubrí que me gusta la imagen de Mihawk como padre de Zoro y Perona así que usé la misma idea aquí. Btw, sé que dije que estaría en hiatus debido a un viaje pero luego de un vuelo de 14 horas seguidas algo tenía que hacer para matar el tiempo, así que escribí gran parte del fic en el avión ¡por eso subo los primeros 2 capítulos juntos! (Sino me olvido).
Agradecimientos a mi beta reader Scyllua, quien trabaja hasta en fiestas de fin de año.
