Disclamer: Todo es de Rowling, Jo Rowling.

Mi primer femslash en Hp, tengo a Luna un respeto tan grande que me da pánico subir esto. Pero es para Rose, mi esposa ya no tan asexuada que hoy cumple quince inviernos :D


Melena de (león. Plumas de) águila

(Luna es una pluma, de cualquier color y forma. Hermione es el pergamino, siempre igual).

Regalo de cumpleaños para Roses' Rain Spell


Luna es muchas cosas. Es excéntrica, ante todo. Es locura garantizada y ratos de diversión, ilógica absoluta y criaturas imposibles. Es extrañamente agradable e igualmente adorable, a su modo tan particular. Es un mundo donde los magos vuelan junto a las nubes, con los muggles a su lado. Sin distinciones, sin prejuicios.

(Lo que nadie sabe es que también es una de las personas más fieles que puedes encontrar. Que cuando estás triste por algún momento ella estará allí, con la varita detrás de la oreja y la sonrisa distraída. Que ama como nadie, que aprecia cada cosa que tiene con toda su alma).

Hermione, por otro lado, es todo lo contrario. Siempre tiene ese olor permanente a libro antiguo, las manos con motitas negras de tinta y el cabello alborotado. Necesita corroborar la información y piensa dos (tres, cuatro, quinientas) veces lo que va a decir. Es una hija de muggles que necesita ser la más inteligente para destacar de algún modo.

(Lo que nadie sabe es que también rompería las reglas si es necesario, que persigue las causas imposibles con su corazón de león. Que es débil en el fondo, sólo una niña que juega a ser mayor. Que lo único que vería en el Espejo de Oesed es la Guerra terminada y sus amigos a su lado).

Es una explosión cuando se juntan, que siempre termina con la morena frunciendo el ceño y la rubia con una expresión de tranquila fragilidad, Ginny negando con la cabeza.

(Lo que nadie sabe es que se juntan, a veces, para estudiar –a momentos discuten si verdaderamente los centauros son animagos ilegales que no completaron su transformación–. Que Hermione aprecia la mente brillante de Luna y ésta última que alguien no la juzgue por las apariencias. Que a la Gryffindor le gusten los pendientes de rábanos y la Ravenclaw en el fondo desearía que el Snorckack estuviera en un libro).

Pero ellas están al tanto de lo mucho se quieren, porque es imposible no terminar encariñándose con esa chica que no es de tu casa pero usa un sombrero de león para apoyar a tus amigos, o a esa otra que levanta la barbilla y con los ojos firmes Neville, si puedes hacerlo, sólo debes mover un poco la varita de ésta forma.

(Lo que nadie sabe es que, aparte de estudiar y repasar un poco, una tarde de Noviembre cuando la nieve empezaba a formarse, hicieron algo más que eso. Nada serio, absolutamente no, sólo rozaron un poquitín sus labios, sintiendo el sabor de la boca dentro de todo su ser –fresas y menta, adivinen cual es cual–).

Se encuentran en los pasillos, a veces. Se sonríen, otras. Discuten de la credibilidad de los Heliopaths (que son, por si no lo sabías, eran bestias de Fuego Maldito descontroladas que Fudge adoraba), normalmente. Pero aún así seguía su curso, como un río que fluye.

(Lo que nadie sabe es que después de ese roce hubo otro, luego uno más. Una vez fue un beso, en otro momento pasó de ello. Pero nunca –nunca, nunca, jamás de los jamases– tuvieron nada más serio que eso. Nada que ver, Luna y Hermione nunca tendrían nada en esa aula vacía del séptimo piso, esa tarde de Mayo).

Después de todo, Luna seguía con el mismo platinado y sucio cabello (ojos saltones, teorías dementes) y Hermione con los libros aferrados a su pecho (manos manchadas y miedo a las escobas mágicas). Sólo que ahora habían ligeras sonrisas cómplices y encuentros a medianoche.