¡Ja! ¡¿A qué nadie esperaba esto, no?! Estoy segura que no, teniendo en cuenta que ya estoy por terminar dos de mis fics (que mal, no quiero pero a la vez quiero que llegue el final) ¡Dejan eso de lado! Vengo a traerles (corrección) ¡Venimos a traerles un fic super especial! Y tal como dice arriba *señala el resumen* nos unimos con SumikoAIX (no como la fusión, pero algo así xD) y les traemos esto ¡Una historia de ambas! (si Sumiko, esto también te pertenece ¡Depues de todo, también aportas a la historia! Eso la hace tuya. 50% Tuya xD Comparte la culpa conmigo (?).
¡Por lo tanto, es un fic compartido! ;D
Bien, bien. Primero lo primero ¡Ningún personaje que aparezca aquí es mío o de mi amiga SumikoAIX, nosotras solo nos divertimos con ellos y creamos historias locas en donde emparejamos a los protagonistas porque es obvio que ellos están juntos y se aman y se tienen que casar de grandes! (?) je je, lo dije todo rápido y con signos de exclamación xD. ¡Togashi tiene poder sobre todos nosotros! Él y su maldita genialidad tan genial.
¡Ah cierto! El primer capitulo es en tercera persona, pero los demás serán en primera. Tanto mi compañera como yo les aclararemos en cada capitulo. ¡Eso es todo por ahora!
¡Disfruten en capitulo! (si ven un guión largo, eso quiere decir qu el capitulo lo escribí yo xD)
Al llegar la noche y luego de un día extremadamente agotador con todas esas peleas, o al menos para uno de ellos, ambos niños decidieron que ya era el momento para descansar un poco, además, tenían esas grandes habitaciones para ellos ¿Por qué no iban a disfrutarlas?
A pesar de todo lo vivido, el más joven de ese par de amigos se sentía un tanto incómodo por estar en aquella habitación, creyendo no ser merecedor de algo así.
─Nee Killua ¿Crees que está bien tener habitaciones separadas? Tú y yo podríamos compartir una, así otra persona puede tener un cuarto─. Dijo con una sonrisa en el rostro, sentándose sobre la cama y llevando ambas manos a su regazo.
Su mejor amigo, un muchacho peli-blanco y de ojos azules, lo miró seriamente. ─No entiendo porque te preocupas tanto, tú mismo lo oíste, al llegar a este piso ganamos el derecho de estar aquí- llevó ambas manos detrás de su cabeza. ─Deja de preocuparte y disfruta un poco─ Replicó con una sonrisa estilo felino que tanto lo caracterizaba; incluso, podría verse que estaban por salir unas orejas y cola blanca.
Gon asintió ya más convencido. ─Está bien, si tú lo dices─. Se dejó caer en la cama y mantuvo su mirada sobre el techo. ─Ha sido un día duro ¿No?
─Sabes que eso es mentira, nosotros somos mucho más talentosos que esos ineptos y fracasados. Dejarse vencer por unos simples niños, me dan pena ajena, pero bueno, tendremos que seguir derrotando a tipos petéticos como esos─. Tomó asiento a su lado. ─Ah, cierto. No olvides que tenemos que seguir entrenando con ese tipo raro de Wing-san, así que, más te vale descansar─. Agregó viéndole de soslayo.
─Killua, no seas grosero─. Y como siempre, el albino ignoró su reprimenda. ─De todas formas, no tengo sueeeeeeño─. Replicó al estirarse sobre la cama, moviéndose como si de un niño pequeño se tratase. ─Estoy aburrido...
─Mmm...lástima por ti, yo en cambio iré a mi linda camita y dormiré un poco─. Dijo en tono de burla sólo para molestar al pelinegro y hacerlo rabiar; al ver que había cumplido su objetivo, supo que ya había terminado el día. ─Nos vemos mañana─. Se despidió para luego ponerse de pie. Caminó hasta la salida con ese aire despreocupado que tanto lo caracterizaba; ¿y cómo no? Si siempre trataba de salirse con la suya, pero sin tratar de hacer el mayor esfuerzo. Un gato perezoso por donde se lo mirase. Esa sería una perfecta descripción para el joven Zoldyck.
─¡Espera!─. Killua se detuvo al oír esa palabra sin dejar que su mano abandonara la perilla de la puerta y antes de que pudiera emitir palabra, sintió que Gon sujetaba su muñeca libre sin ejercer tanta presión. ─No te vayas… Killua. ¿P-puedes… quedarte un poco más?
Ante esa repentina cercanía, sus mejillas adquirieron un tono rosa ¡Demonios! ¡¿Qué Gon no conocía el espacio personal?! «¡Agh! Este niño». Pensó con molestia. Tomó una respiración profunda para luego hablar. ─¿P-por q-qué?─. Preguntó en un tono grave, era como si una espina de pescado se hubiera atragantado en su garganta; si hubiera oído ese tono en otra persona, probablemente habría estallado en carcajadas.
Dios... era tan débil ante los pedidos de su mejor amigo.
─Pueeees… para que me hagas compañía ¡Y no puedes negarte!─. Sonrió alegremente.
Tan débil como ingenuo... parece que todavía no puede diferenciar cuando Gon está actuando para conseguir algo que quiere ¡Ese maldito niño! ¿Y luego todos creen que él es un maldito manipulador caprichoso! Y... bueno, tal vez si era así ¡Pero sólo cuando el tiempo era necesario! Y para él era a tiempo completo.
─¡Además, podemos quedarnos despiertos toda la noche y hablar… y ver películas y-y … y esas cosas! ¡Anda! Quédate y haremos algo─. Pedía sonriendo emocionado y con un deje de ilusión en sus ojos.
Bufó ante el bello, y carente de sentido, plan del pelinegro; se cruzó de brazos mientras le hacía frente a su mejor amigo. ─Sabes tan bien como yo que debes descansar para las próximas peleas, no seas terco Gon─. Regañó un tanto resignado.
Hizo un pequeño mohín ante la negativa del oji-azul. ─Mou Killua ¡No seas aburrido! Anda, quédate y haremos algo divertido─. Lo sujetó por el brazo sin perder aquella sonrisa en su rostro; y para su suerte, el albino se quedó haciéndole compañía el resto de la noche, incluso para su propia sorpresa, había disfrutado aquella "pijamada", pero, era obvio que no iba a decir esas palabras en voz alta.
¡Killua tenía dignidad! O mejor dicho, tenía demasiada vergüenza para decir una tontería así que se suponen solo hacen las niñas, pero, era más elegante llamarlo dignidad ¿No?
Luego de una velada llena de risas y agradables pláticas, Gon fue el primero en acostarse y una sonrisa de oreja a oreja apareció cuando el albino lo imitó, situándose a su izquierda. ─Duerme bien Killua─. Murmuró luego de apagar la luz del buró y acomodarse mejor sobre la cama, dio un suspiro gustoso y cerró sus ojos con lentitud. ¡Este día sí que había valido la pena!
Killua por su parte mantuvo los ojos fijos sobre el techo hasta el momento en que el sueño le venció y su último pensamiento fue en lo bien que lo pasó con su amigo; quizá no estaría mal repetirlo alguna otra vez. Sonrió sutilmente ante este pensamiento antes de caer dormido.
Ambos terminaron en el mundo de los sueños, sin saber lo que realmente estaba a punto de sucederles.
¡Una aventura completamente diferente a las anteriores!
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Al llegar la mañana, la luz del sol se coló por el gigantesco ventanal y llegó a iluminar la silueta de esos dos niños que continuaban durmiendo sobre la cama. El pelinegro fue el primero en removerse un tanto intranquilo y gruñó por lo bajo al sentir aquellos rayos lumínicos sobre su rostro ¡Cuánto odiaba aquello! Prefería mil veces estar entre las sombras; entre medio del sueño, terminó rodando hacia la derecha y como resultado cayó al suelo bruscamente quedando boca arriba, pero aun así no se despertó. Y unos segundos después, el albino dormido hizo lo mismo, terminando encima de su mejor amigo.
Causando que ambos se golpearan con la frente del otro y terminaran por despertar de inmediato.
─¡Agh, mierda! ¡Fíjate Gon!─. Ultimó cortante mientras llevaba una de sus manos hasta la zona del impacto. Sintió su frente caliente y un tanto adolorida ¡Eso sí que había dolido y mucho! Se sentó sobre el suelo y trató de recuperar la visión ¿Era su impresión o todo a su alrededor se veía mucho más... lindo? «¡¿Qué demonios?!». Incluso ¡La cama donde había dormido estaba más hermosa de lo normal y hasta parecía brillar!
─¡Auch! E-e-eso dolió─. Dijo el segundo en un tono infantil, limpiando las pequeñas lágrimas que descendían por sus ojos cerrados. No sólo le dolía la frente, todo su cuerpo estaba mareado ¡Hasta tuvo nauseas! Y pensar que solo fue un golpe.
─¡Esta fue tu maldita culpa Gon! ¡¿Qué no puedes fijarte en donde caes?!─. Se levantó del suelo con un ágil salto, sin siquiera mirar al niño enfrente suyo.
─¡No es mi culpa! Yo solo caí y...─. Enmudeció al momento de abrir sus ojos ¿Estaba viendo bien? ─E-eh.. e-e-tto... y-yo... n-no─. Comenzó a balbucear cosas sin sentido, sin poder apartar su mirada felina de la persona que tenía en frente. ─¿K-Ki...llua?─. Se atrevió a preguntar.
─¿Q-qué quieres? ¡¿No te bastó con golpearme que ahora...?!─. Y tal como el otro niño había hecho, su voz terminó por desaparecer y ambos quedaron sumergidos en un completo e incómodo silencio, mirándose fijamente y parpadeando constantemente mientras se preguntaban sin realmente estaban viendo aquello.
El albino, aun sentado en el suelo, estiró una de sus manos y con cierto temor, rozó la mano ajena con mucho cuidado y al sentir un escalofrío involuntario terminó quitándola como si se hubiese quemado. Sus ojos parecían desorbitados y estaban completamente abiertos, el aliento se cortó abruptamente y su corazón comenzó latir a un ritmo acelerado cuando un repentino sentimiento de terror absoluto se situó en su pecho; ¡y que decir del pelinegro! Él estaba mucho peor. Se sentía tan asustado que ni siquiera podía moverse, incluso creyó que toda la habitación estaba girando y por una razón inexplicable continuaba de pie, hasta que sus rodillas temblaron y cayó al suelo; si no fuera porque el oji-azul lo tomó entre sus brazos, habría caído como un tronco hueco al suelo.
─¡H-hey! ¡N-no te-te de-desmayes!─. Gritó aterrado de que su amigo hubiera perdido la consciencia y cuando vio que este se sentaba frente a él, y los colores le volvían al rostro, suspiró aliviado. ─No me asustes así... Killua.
El pelinegro abrió sus ojos de golpe. ─¿G-Gon?─. Tomó entre sus manos el rostro el niño frente suyo y tocó cada porción de piel, hasta que terminó estirando las pálidas mejillas. ─¿Q-qué... es... esto?─. Cuestionó algo horrorizado por la situación. Sus ojos no daban crédito a la imagen que tenía frente a sí.
─¡Whhaaaaah! D-du-duele─. Gimoteó moviendo los brazos de arriba a abajo, tratando, en vano, de liberarse. ─¡Killua, eres un bruto!─. Le gritó al momento de ser libre. ─Un momento... ¿Killua?─. Señaló al oji-castaño con los ojos abiertos como platos. ─¿Ki…llua… eres tú?
─¿G-Gon...t-tú... estás...?─. El pelinegro Imitó aquella acción sin saber por qué.
─¿G-Gon?
─¿Killua?
Unas miradas breves en silencio, hasta que...
─¡¿EHHH?! ¡¿QUÉ ES ESTO?─. Sus gritos se encargaron de interrumpirlo en un abrir y cerrar de ojos, y dando un ágil brinco se alejaron del otro niño. ─¡¿Q-Q-QUÉ… DE-DEMONIOS?!
El oji-azul miraba sus pálidas manos con suma atención, dejando que su boca estuviera lo más abierta posible ¡¿Qué otra cosa podría hacer?! ¡Si no entendía nada de lo que estaba sucediendo! Bajó la mirada y vio desde sus piernas hasta el resto de sus brazos, rozó sus mejillas y estiró cada porción de piel que podía ¡Tocó todo lo que estaba a su alcance! (exceptuando una zona, claro está) Incluso, luego de arremangar la camisa negra, sus dedos rozaron la piel de sus brazos. «¿Uh? Vaya, son muy suavecitas ¡Parecen la piel de un bebe! Aunque... en algunas partes se ven las marcas de los latigazos que le dieron...». Pensó al rozar algunas de ellas. «¿Cómo hace Killua para dormir en esto? No es muy cómoda esta tela». Hizo un pequeño mohín al estirar la tela de sus pantalones cortos. Si bien al albino le quedaban bien, no se sentía muy a gusto de llevarlas ¡Prefería mil veces sus clásicos pantalones cortos verdes! Cuanto los extrañaba. «Tal vez… podría usarlos en algún momento… no creo que le moleste a Killua».
Mientras tanto, el pelinegro continuaba mirando horrorizado al oji-azul con la boca ligeramente abierta. Llevó una mano hasta su pecho y sintió cómo su corazón se estrellaba con fuerza contra éste ¿Era su pecho? ¡Por Dios! ¡Si ese ni siquiera era su cuerpo! «Mierda. Mierda. Mierda. Mierda ¡¿Qué mierda es todo esto?!». Apretó los dientes con fuerza y muy a su pesar, hizo lo mismo que su amigo. Levantó ambos brazos y los movió de un lado al otro, notando lo ligeros que eran y al levantarse del suelo de un salto, casi se estrella contra el techo ¡¿Pero qué demonios?! ¡Si ni siquiera había hecho el mayor esfuerzo! Es más, sólo quiso levantarse ¿Será que Gon tenía que controlarse mucho al querer levantarse del suelo? Vaya trabajo, debe ser agotador ¡¿EN QUÉ DEMONIOS ESTÁ PENSADO?! Bien, era oficial. Estaba más asustado que antes, COMPLETA Y SENCILLAMENTE aterrado; parece que no pudo controlarse bien. ¡Casi se parte la cabeza por un simple salto! ¡¿Pero qué clase de tontería era eso?!
─¿Killua?─. Se aproximó al moreno con una mirada de pura preocupación en su rostro; aunque no entendiera lo que estaba sucediendo, estaba seguro que debía evitar a toda costa que Killua esté mal. «¿Él es Killua, cierto? Porque... ese no soy yo... a pesar de que se vea como yo y sea igual que yo… ¡Agh, esto es confuso!». Se removió el cabello con rapidez, despeinando las hebras blancas sobre su cabeza. Sí que eran suaves, le hacía recordar a su propio cabello. «Pensar que muchas personas creen que es duro y pinchudo… eso es culpa de la genética ¿no? ¡Vi algunas fotos y Ging lo tenía igual! Entonces… ¿Killua tiene el mismo cabello que su padre? Bueno, él me dijo que si se parecía a él, entonces es así». Rozó uno de los mechones rebeldes con cuidado. «¿Habrá que usar algún shampoo especial? Debe ser, luego veré que hago cuando deba bañarme y… ¡No, no, no, no! No pienses en eso ahora Gon, hay cosas más importantes». Inclinó la cabeza hacia uno de sus costados. ¡Que confundido estaba! ─Killua ¿Te encuentras bien? Estás muy callado…
─Sí, sí, sí. Estoy bi… ─. Al levantar la mirada y ver al muchacho frente suyo, se removió incómodo. «¡Dios! ¡Esa no es mi expresión! Yo nunca me veo así». ¡Y qué imagen era! Su mejor amigo lo miraba con los ojos azules brillantes, las mejillas levemente sonrojadas y ambas manos entrelazadas sobre la altura de su pecho. «¡Ese no soy yo! ¡Nunca me veo así!». Pensó algo avergonzado, (o muy avergonzado) por la apariencia que su cuerpo había adquirido. ¡Si él nunca se veía así y ahora Gon está haciendo que sea vea de esa forma! «Cuando regresemos a la normalidad… le haré pagar por esto». ─No, descuida. No es nada.
Esas palabras no le convencían muy bien. ─¿Seguro? ¿Realmente seguro?─. El otro asintió. ─Que alivio, me alegra mucho ¡Estoy muy feliz de que así sea!─. Dijo con una sonrisa sumamente tierna en su rostro y en un tono de voz completamente distinto al cotidiano; por su parte, Killua estaba más avergonzado que antes ¿En verdad se vería así... si sonriera más a menudo? ¡Corrección! Si comenzara a sonreír como Gon ¡Incluso le contagió a su cuerpo esos brillos exagerados y estúpidas flores flotantes que aparecen cuando su mejor amigo le sonríe al mundo! Ahora lo maldecía por esa apariencia tan linda.
─Eh... Bien─. Aclaró su garganta, tratando así de olvidarse su ira no muy contenida. ─¿Gon?
─¿Si?
─¿Te das cuenta qué está sucediendo?
Ante esa pregunta, cruzó los brazos a la altura de su pecho y analizó, lo más que pudo, la situación. ¡Vamos! ¡Él podía descubrir ese enigma! Aunque... no es un enigma, pero para Gon sí lo era. ─Uh... ¡Oh, cierto! ¡Killua, estoy dentro tuyo!─. Exclamó el oji-azul con una enorme sonrisa en el rostro. «¡Ja! ¡Esta vez sí entendí lo que está sucediendo! ¡Me he vuelto muy inteligente!». Pensó con una sonrisa autosuficiente, sintiéndose orgulloso de sí mismo.
Killua, en el cuerpo del pelinegro, se sonrojó furiosamente ¡Esas palabras podrían malinterpretarse fácilmente! (de hecho, él hizo eso). «¿Incluso estando en mi cuerpo, se comporta de esa manera? No, si ambos cambiamos de cuerpo... que esté en el mío no influye para nada en su personalidad...». Analizó la situación; solo por hoy, le perdonaría el hecho de ser tan… ¿Directo? Sí. Directo era la palabra correcta. «¿Qué sucedió? Recuerdo que dormimos un poco y luego al despertar nos encontramos en este estado ¿Será que el cambio sucedió a la noche? ¿Será que algún otro participante tiene una habilidad Nen que produce esto? No, no creo que ello sea factible». Masajeó sus cienes con lentitud ¡Sí que era difícil! Y lo que más le sacaba de quicio era no entender lo que sucedía ¡Se le acababan las ideas! ─Veamos ¡Gon! ¿Tú recuerdas algo?
─Eh, solo sé que estaba durmiendo y luego, estaba medio dormido y caí sobre ti─. Dio unos pequeños golpecitos a su barbilla tratando de entender la situación. ─Y... y luego ¡Y luego estoy aquí! En tu cuerpo por lo que veo─. Dio una vuelta sobre sí mismo. ─¡Genial! Killua, eres muy ligero ¡Hasta puedo girar varias veces con un solo impulso!─. exclamó entre risas sin detener sus giros. ─¡Y yo que creía que por tantos dulces terminarías engordándo!
No sabía si ponerse a llorar o asesinar a su amigo. ¿No era muy difícil la decisión, verdad? Pero, no podía inclinarse hacia la segunda opción, lo necesitaba vivo para poder regresar a su propio cuerpo.
─Esto es una pérdida de tiempo─. Murmuró al ver que su mejor amigo continuaba girando ¡¿Qué acaso no le importaba la situación?! ¿O sería que solo él veía lo grave de este problema? Fue lo más rápido que pudo hasta el baño del cuarto y se miró sobre el espejo. «Entonces... si es cierto...». Su mano rozó el cristal, notando que el reflejo que éste le enseñaba era el de su amigo. ─Estoy en el cuerpo de Gon─. Murmuró bajito en un tono un tanto grave.
─¿Killua?─. Volteó su rostro al ver que alguien lo llamaba, se hallaba en el umbral de la puerta, observándolo alegre. ─¿No estás feliz de estar dentro de mí?─. Preguntó en tono inocente, inclinando la cabeza hacia uno de sus costados al final. ─Porque a mí me agrada estar aquí, en tu interior─. La sonrisa sincera en su rostro lo decía todo, sin embargo, no fue suficiente impedimento para evitar que el pelinegro se sonrojara furiosamente.
─¡YA DEJA DE DECIRLO ASÍ! ¡MALDITO PERVERTIDO INCONSCIENTE!─. Gritó golpeando con fuerza en la cabeza al albino, ignorando sus lloriqueos de niño pequeño. ─Ahora ¿Qué se supone que haremos?─. Cruzó los brazos a la altura de su pecho, pensando detenidamente en sus siguientes acciones ¡Y no ayudaba mucho que el estúpido de Gon no hiciera nada y solo girara como idiota! Una vida entrenando su cuerpo, para que su mejor amigo lo usara para girar como un verdadero tonto.
Un llamado en la puerta los hizo volver a la realidad, causando que ambos niños miraran asustados hacia adelante ¡Justo lo que necesitaban!
─¿Y ahora que haremos?─. Preguntó en un murmullo "Killua" con el tono de voz tembloroso y sintiéndose completamente aterrado ¡Incluso sentía que su corazón estaba por escapar de su pecho! No pudo apartar la mirada de la entrada.
─Gon ¿Sabes actuar?
─N-no mu-mucho... ¿Por qué lo preguntas?
"Gon" sonrió ladinamente. ─Porque ahora, solo nos queda actuar como el otro hasta las cosas vuelvan a la normalidad─. Dijo en un murmullo. ─Pero, déjame aclararte algo… si haces que me vea mal, te mato─. Intentó que el tono de su voz sonara lo más grave e intimidante posible ¡Esperaba haberlo conseguido! E inconscientemente estiró sus manos hacia la garganta ajena.
─¿Uh? ¿Killua... qué haces?─. Preguntó al sentir unos dedos rozar su cuello ¡Y por poco olvida lo suaves que son sus manos! ¡Debía agradecerle a Mito-san por ponerle esas cremas dulces en todo su cuerpecito desde que es un niño! A fin de cuentas, todo ello había servido de algo.
─Demonios... ¡Olvide que tú tienes mis garras!
─¿Garras?─. Repitió confundido hasta que entendió a qué se refería el pelinegro. ─¡Ah, te refieres a esto!─. Extendió ambas manos, ante la mirada atónita de su mejor amigo, y sin el mayor esfuerzo, terminó transformándolas en aquellas garras más filosas que cualquier cuchilla.
Al parecer, ellos podrían manejar fácilmente aquel problema.
─¡Ahhh, ten cuidado idiota!
─L-lo si-siento.
O al menos lo intentarían.
Bien gente bonita, espero les haya gustado (ya que eso es lo único importante para este lindo y lindote equipo de escritoras (?). Como ya habrán visto está medio corto, ¡Pero se justifica porque es el comienzo de este fic! Luego serán más largos y con cosas mucho más delirantes (no sé que hará Sumiko, pero por mi parte será así).
Así que, les agradezco que hayan llegado hasta aquí, eso quiere decir que le dieron una oportunidad al fic y lo leyeron (o a menos claro se hayan salteado hasta el final para leer mis notas, cosa que no creo que hayan hecho xD). Todo comentario será bien recibido, después de todo hacemos esto para ustedes y también para que esta idea deje de molestarme en la universidad xD
Bien, eso es todo por ahora. ¡Le paso toda la responsabilidad del siguiente capitulo a mi compañera! ¡Todo tuyo linda! *u* Yo volveré...eh ¡En el tercer capitulo! porque es salteado, uno ella y otro yo, y así hasta el final. Ustedes entienden...
¡Un abrazo enorme, enorme, enorme! ¡Nos vemos en la siguiente actualización! ¡Besos, se cuidan!
Atte: Canciones de Cuna.
PD: (ohh, soy una rebelde, dejé una posdata) ¡En el proximo se despedirá Sumiko al final! Digo, ella va a hacer el capitulo (je je, como me gustar decir eso *w* como que me quito responsabilidad del fic xD).
