Afrodisiaco

Prologo

Definitivamente estaba cansada de lidiar eso ella sola, estaba cansada de pensarlo y de darle vueltas y ¡es que no lograba sacarlo de su mente aunque fueran solo unos segundos!... no pedía mucho… solo un poco de paz…

Suspiró una vez más mirando por la ventana de su salón en el quinto piso del edificio. Estaba esperando a su maestra de Microbiología que aún no llegaba para variar.

Sakura Kinomoto estudiaba Nutrición en una universidad un poco cara en la cuidad de Tokio a la que apenas se había mudado, sus amigas de preparatoria se habían mudado a diferentes lugares y ella había quedado sola en aquella enorme cuidad.

A veces había deseado dejar todo eso y volver a su antigua vida y no volver a saber nada de universidades, odiaba tener que levantarse temprano para llegar puntual a clases, tener que desvelarse haciendo tareas y leyendo ensayos, a veces quedarse con cara de no entender nada que todos sus compañeros sabían con tanta antelación como la fecha de su cumpleaños. Y no es que fuera tonta, no si no que su preparatoria nunca fue la mejor de todas, sabía que no debía culpar a nadie de que ella no diera a veces ni una sola respuesta correcta pero… se sentía tan desmoralizada y más por que las pocas veces que hablaba con sus amigas parecía que a ellas todo les iba genial y a ella cada vez le costaba más.

Entonces extrañaba tanto su antigua vida, la preparatoria, sus amigas, sus amigos, es más, tanto así la extrañaba que incluso extrañaba a las arpías de su salón… y es que ahora solo parecía un ente dentro de ese salón, se sentía tan sola, tan invisible… y es que nunca había sido así, siempre había sido de las niñas populares dentro de su salón, la que tenía mil y un amigos, tenía una relación excelente con sus profesores y nunca se preocupaba por nada. Simplemente era ella misma y ahora solo era… solo era la rara del salón, la que casi no hablaba, no comía, hasta que las conoció a ellas o más bien hasta que ellas se acercaron a la rara de Sakura Kinomoto.



Aún cuando lo recordaba todo parecía tan extraño. Un día más común que cualquiera su misma maestra de Microbiología llegó con una noticia que la verdad solo le caería para empeorar aún más su existencia dentro de esa escuela.

- ¡Buenos días muchachos! – el salón estaba lleno de ruido, todo mundo hablaba con los amigos que habían hecho a lo largo ya de un mes.

Sakura se encogió en su mesa, se sentaba sola en un rincón del salón, era lunes y estaba más decaída de lo normal. Había ido a su casa ese fin de semana y deseaba con toda el alma que la semana terminara pronto para poder regresar.

- como veo que todos están muy animados se me acaba de ocurrir una idea genial – confesó la maestra – quiero que hoy pasen a la biblioteca por un manual de microbiología y parasitología, es impreso de aquí mismo de la universidad así que no tendrán problemas para encontrarlo.

La esmeralda sacó su agenda lista para anotar lo que dijera la maestra por lo menos dejaría de pensar en lo mal que le había ido en el examen de química días antes.

- quiero que hagan equipos para decirles lo que van a exponer para la próxima clase.

- no – gimió Sakura mientras apoyaba la frente en el escritorio.

Ella no tenía amigos, nadie sabía que existía dentro del salón, era solo el fantasma, si hubiera sido otra época esa noticia habría sido motivo para festejar… pero ahora no, lo único que le quedaba hacer era esperar a que algún equipo quedara incompleto y la maestra la integrara.

Si, era una completa cobarde, pero las pocas veces que había intentado integrarse al grupo, no tenía nada en común con nadie y lo único que lograba era sentirme aún más desubicada de lo que ya se sentía.

- ¡Hola! – una voz cerca de ella. Sakura alzó los ojos encontrándose con un par de ojos azules que la miraban atentamente. Se incorporó rápidamente sintiendo un poco de vergüenza ante la mirada de la chica. Rápidamente se dio cuenta de que no estaba sola. Había tres pares más de ojos y estos eran castaños.



Sus manos comenzaron a ponerse frías como le sucedía cada vez que estaba nerviosa y no era para menos, esas cuatro chicas que estaban rodeando su mesa eran las famosas lesbianas de su salón.

- Ho-hola – susurró sintiéndose tonta y diminuta.

Los ojos de las chicas la miraban como si fuera algo increíble, como si fuera un objeto raro y absolutamente interesante. Casi como si estuvieran viendo una caja de petri repleta de hongos debajo de un microscopio.

- te tenemos una propuesta – dijo la de ojos azules que si mal no recordaba su nombre era Tomoyo Daidouji.

¿Una propuesta? ¿De las lesbianas de su salón?... ¡No!... ¡eso no podía sucederle a ella!... sintió terror recorrerla, seguramente querían que ella se les uniera para hacer cosas depravadas de las que suelen hacer "esas" personas… sí, seguramente eso era… pero… ¿Por qué ella? ¿Qué había hecho para que la escogieran a ella?

- creo que es más tímida de lo que creíamos – susurró Chiharu Mihara mirando a la chica de cabellos castaños cortos llamada Rika Sasaki.

Eso ocasionó que Sakura saliera de sus perturbados pensamientos y casi se callera de la silla por la impresión, parecía que habían olvidado que podía escucharlas… ¡Bien!... ahora había pasado a ser el objeto aburrido e ignorado.

- ¡Maravilloso! – gritó Tomoyo juntando sus manos a la altura del pecho. Se acercó tanto que Sakura sintió que su espacio personal estaba invadido por aquella chica que tenía fama de lesbiana, entonces la tomó de la mano. – ¿serías tan amable de entrar en nuestro grupo?

Si la capacidad humana de sorprenderse alcanzara proporciones inimaginables Sakura apoyaría la teoría. No entendía que podían querer ellas de ella.

Si recapitulamos un poco, Tomoyo Daidouji, Chiharu Mihara, Rika Sazaki y Naoko Yanagizawa eran las chicas populares de su salón, de una manera normal puesto que como era común verlas por los pasillos tomadas de las manos, abrazadas o hasta diciéndose cosas cariñosas sin importarles quien las viera o escuchara. Todos sabían que eran lesbianas.



Y bueno digamos que Sakura no era de las que disfrutaran de ese tipo de contacto… de… persona a persona, sí, así no se escuchaba tan feo.

Pero ella no tenía la culpa, así eran los Kinomoto, Sakura sabía que sus padres la amaban pero no eran de los que lo decían muy seguido, salvo si fuese estrictamente necesario. Y bueno, ella era igual así que no estaba acostumbrada a ese tipo de demostración afectuosa.

- pues yo… - era más que obvio que no tenía ni idea de lo que tenía que decir, quizá ellas pensaran que ella también era lesbiana pero no era así y ¿cómo decírselo para no dañar sus sentimientos? Definitivamente el piso comenzaba a moverse y Sakura sentía que no podía respirar por lo mareada que se encontraba.

- anda, di que sí – rogó Rika

Sakura la miró. Había suplica en los ojos de las cuatro chicas que la miraban atentamente esperando una respuesta. El salón seguía siendo un caos aún con la presencia de la maestra que anotaba lo que le tocaría a cada equipo.

Estaba sorprendida, un poco aterrorizada pero sorprendida más que nada, llevaba en ese salón mes y medio y nadie se había acercado a ella más que ellas y le pedían solo un favor, que se uniera a su equipo, no debían ser tan malas después de todo. Y si no pues… no perdería nada, quizá alguna de ellas seguiría hablándole después de que supieran que no tenía las mismas preferencias que ella, además no tenía amigos que… esperen un momento… ella no tenía amigos… era la oportunidad perfecta de cambiar esa situación o por lo menos cambiaría la percepción de todos hacia ella y por fin la notarían.

- de acuerdo acepto.

La sonrisa les llegó hasta los ojos. Naoko corrió al lugar donde se sentaba al lado opuesto en donde estaba el lugar de Sakura, pronto se acercó llevando con ella una libretita rosada.

- Ten Tommy, te toca anotar – le dijo. La mencionada hizo una mueca de inconformidad.

- ¿Por qué yo? – Sakura miraba atentamente.

- por que tu tienes la letra más linda que haya visto en toda mi vida corazón – esta fue Rika con una sonrisa que Sakura no supo que ocultaba. Casi igual a la sonrisa que tenían las otras dos castañas… casi podría decir que estaban llenas de picardía y diversión…



- son un trío de chantajistas – les contestó abriendo la libreta sin cuidado para escribir en la primera hoja limpia que encontrara. – haber Saku, hazme lugar para sentarme.

Sakura asintió nerviosa, la chica de cabellos negros, se sentó en la esquina de la incómoda silla y cruzó la pierna con coquetería.

- ok, veamos – comenzó a escribir el nombre de las chicas, Sakura observaba atenta, no habían mentido la letra de Tomoyo era la más limpia y pulcra que había visto en su vida. – Sakura… - se detuvo - ¿cómo te apellidas?

- ¿ah?

- ¿cómo te apellidas? – repitió

- ah, Kinomoto, Sakura Kinomoto – Tomoyo asintió y volteó su vista a la libreta. Pero…

- Kino… ¿Qué? – su letra se vio ensombrecida por el temblor de la muñeca de la chica.

Las otras tres ahogaron una exclamación y miraron atentas a Tomoyo pero esta solo miraba a Sakura que no sabía que había hecho.

- ¿Kinomoto? – dijo sin voz Rika

- ¿Eres de Tomoeda? – preguntó Chiharu

- ¿Touya Kinomoto, lo conoces?

Sakura arrugó un poco el entrecejo confundida por las preguntas tan extrañas de las chicas.

- sí, Touya es mi hermano – concluyó.

Se taparon la boca como si así nada fuera a salir de ellas y miraron a Tomoyo con pena, Sakura que aún no comprendía la situación regresó su mirada a la ojiazul.

- tu… tu… ¿eres la monstruo? – le preguntó con la voz cortaba mirándola como si fuera un espejismo incluso como si fuera un fantasma.

- si lo conoces – susurró Sakura, así solía llamarla su hermano desde que era una niña pequeña… ¿cómo era que Tomoyo sabía eso?

- que pequeño es el mundo – esta fue Naoko – mira donde fuiste a encontrar algo de tu pasado Tomoyo.

- ¡Naoko! – la censuraron las Chiharu y Rika.

- ¿Qué? Sakura tiene derecho a saber que Tommy fue su ex cuñada.



-¿Qué? Pero mi hermano está con…

- Nakuru Akizuki, sí parece que fui la última en enterarme – volvió su vista a la hoja para arrancarla y comenzar una nueva.

Sí, Tomoyo había vivido en Tomoeda, había estudiado en una escuela diferente y había tenido una relación con su hermano, la cual no pasó a nada más puesto que éste en ese momento ya tenía tiempo con otra relación. Así que lo poco que supo de eso fue que cuando Tomoyo se había enterado había quedado tan avergonzada que prefirió marcharse de Tomoeda y tenía tiempo radicando en Tokio.

¿Qué si aún creía que eran lesbianas?... ¡claro que no!, no había podido encontrar mejores amigas que ellas, bien dicen que las amigas en la universidad nunca se olvidaban pues ella creía que eso podía ser cierto con las amigas tan particulares que ella tenía. Que eran de todo menos discretas y eso lo había comprobado cuando poco a poco supo un poco de la historia de ellas.

Eso había sido hacía dos años y ahora eran tan entrañables que rentaban un departamento y vivían todas juntas. Y gracias a ellas había dejado ese miedo por el contacto físico… había sido difícil puesto que esa exposición no fue la última, habían comenzado a ser amigas y ella tuvo que adaptarse a la vida que ellas tenían decisión de la que no se arrepentía, puesto que si no hubiera sido por ellas no habría conocido a la persona que ahora la traía de cabeza.

Al vivir con ellas sabía cosas que todo mundo da por sentado en esa etapa de la vida pero que no se pueden siempre comprobar, todas sus amigas tenían sus parejas y bueno… no eran las primeras ni las últimas… pero a ella le estaba costando un poco decidirse a dar el siguiente paso con el hombre que estaba a su lado… y eso era lo que la mantenía tan desesperada.

Había llegado con la firme convicción de que hoy les diría pero… ahora no estaba segura de que sería lo más correcto, la estaba desquiciando no poder pensar en otra cosa pero al mismo tiempo le daba miedo pensar todo lo que esa decisión pudiera acarrear.

¿Él? No, él no la presionaba aunque si de repente se pasaban con los besos y los abrazos pero… era algo normal… creía. El amor la traicionaba… pero era tan difícil resistirse en ese momento, en el momento en que él la tenía entre sus brazos besándola, susurrándole al oído cuando la amaba y que era todo para él…

¡Definitivamente tenía que hacer algo o eso la iba a matar…!

Sus amigas la apoyaría, no lo dudaba ni un solo segundo pero… sentía que en el momento que ella tomara la decisión de estar con él… todos se darían cuenta… ¡y le daba pavor! Siempre había sido muy reservada con su vida íntima y… gimió desperada.

Miró su reloj, había pasado ya media hora y la verdad no quería esperar más a la maestra. Entonces fue cuando se dio cuenta de que tampoco sus amigas habían llegado. Eso era raro dado que habían salido de casa a la misma hora además de que asistían a casi todas las clases juntas.

Se levantó de su lugar, tomó su bolsa donde llevaba sus cosas y caminó hasta salir del aula. Entonces el jaleo que había afuera de su salón comenzó a llegar a sus oídos que habían estado también en el limbo.

Asomó su cabeza y vio a sus amigas platicar con alguien. Frunció el entrecejo.

- ¡Chicas! – les llamó pero ellas continuaban riendo. Salió del salón y comenzó a andar en dirección a ellas. - ¡Chicas! – las volvió a llamar estando a unos pasos de ellas.

- Sakura, ¿acabas de llegar?- preguntó Naoko

- no, estaba en el salón.

Naoko desvió su mirada al lado donde Sakura suponía se encontraba una persona y la sonrisa que cruzó los labios de la indiscreta de Naoko lo confirmó, y como no había dejado de caminar pronto descubrió quien era la persona que estaba allí.

- ¿Shaoran? – estaba perpleja que tuvo que parpadear varias veces para comprobar que no era un sueño y que su subconsciente la estaba traicionando, ¿Qué hacía él allí? Se suponía que estaba en un congreso.

- sorpresa mi amor – allí estaba el chocolate que la traía loca, enfundado con una camisa a rayas azules y un pantalón negro.

El castaño de 21 años se acercó, la tomó de la nuca y la besó lentamente sin importarle que las amigas de su novia estuvieran presentes.

Sakura solo atinó a agarrarse fuertemente de los antebrazos de su novio cuando sintió que el mundo le daba vueltas. Y que sus pies no serían lo suficientemente fuertes como para sostenerla en el momento en que Shaoran la dejara de besar.

- ¿te gustó tu sorpresa? – le preguntó una vez que dejó de besarla.

La esmeralda que aún no volvía al mundo real se quedó viendo los labios de su novio que estaban solo a unos milímetros de distancia de los de ella, estaban húmedos y tenían una sonrisa que la derretía.

Se mordió los labios, deseando que esos labios tan deliciosos volvieran a besarla no de la manera más inocente. Entonces alzó la vista hasta los ojos ámbar de Shaoran y le contestó la sonrisa.

- ¿Qué no se suponía que tu estabas en un congreso? – le dijo por respuesta.

La sonrisa de él se hizo más grande.

- pues sí, pero algo que tu no sabes es que el congreso es aquí en tu universidad.

Exacto, Shaoran no estudiaba en la misma universidad, él estaba por supuesto en una de más renombre; su padre era famoso por sus diseños arquitectónicos y todas las escuelas deseaban tener a Shaoran Lee en sus filas.

Pero en ese momento era solo suyo.

- ¿y por que no me lo dijiste?

- quería sorprenderte y venir a invitarte a desayunar

Sakura se acercó a él y con su dedo índice comenzó a acariciar la barbilla de Shaoran.

- pues… no lo sé, - dijo agachando con la mirada de sus ojos a sus labios provocándolo.

- a no lo sabes – dijo él con humor pasando su brazo derecho en la estrecha cintura de ella. Sakura negó.

- no, pero mejor te propongo algo mejor – susurró ahora tomándolo del cuello de la camisa

- esa voz me gusta – dijo él con el mismo tono de voz

Era coqueto por naturaleza y ella había aprendido bien de sus cuatro amigas. Sin embargo ese talento era nato de él que con solo una sonrisa podía hacer que todo para ella desapareciera y tenerla donde él quisiera.



Estaba tan pegada a su cuerpo que deseaba no estar en la escuela. Miró a sus amigas de reojo, se acercó al oído de su novio y susurró:

- que tal si mejor… - Shaoran aún conservaba la sonrisa - … nos escapamos todo el día.

Los brazos de él la sostuvieron con más fuerza a su pecho. La tomó de la barbilla para alzar un poco su cabeza, puesto que la esmeralda era mucho más bajita que él.

- creo que eso me gusta más, ¿tienes tus cosas listas?

- claro – contestó con una sonrisa. Que Shaoran se encargó de borrar con un ligero beso en los labios. La jaló de la mano y comenzó a andar por el pasillo para bajar las escaleras.

- ¡nos vemos! – se despidieron las chicas que sabían que Sakura desaparecería por todo el día.

- ¡Sakura te portas bien!

La esmeralda sonrió mientras bajaba las escaleras, Shaoran no sabía exactamente a que se referían pero una idea se hacía. Apretó más la mano de su novio cuando notó las miradas que él atraía de las demás chicas.

Era una celosa sin remedio.

Shaoran lo notó y rodeó con su brazo los hombros de Sakura dándole un beso en la sien. Nuevamente la sonrisa de la esmeralda se hizo más grande.

Definitivamente nunca se arrepentiría de haber aceptado ser amiga de unas "lesbianas".

Continuará…

Hola!! Como se lo están?

Yo excelente, un poco nerviosona hasta ver como es que reciben esta nueva historia. Después de pensarlo mucho y ya tener un mes sin escribir nada, creo que si vuelvo a escribir una historia con el tipo de temática que utilicé con mi última historia No será creo que nada podría superarla y creo que por el momento no quiero que otra venga a reemplazarla, le tengo mucho cariño así que preferí hacer algo totalmente diferente. Así que aquí está mi nuevo proyecto. Espero que les guste y me gustaría saber lo que opinan y poder contar con su apoyo nuevamente.

Sin más que decir, me despido. Xao!!