Hola. Aquí les traigo un nuevo fic basado en la canción Romeo y Cenicienta y un poco en la Evil Saga.

Aquí Gakupo y Luka son los padres de Rin. No odien a Gakupo, yo no lo odio, al contrario, lo quiero, pero en la Evil Saga él es el Rey de púrpura y si ya vieron la canción me entenderán x.x

Espero les guste el capítulo.

Vocaloid no me pertenece.

Capítulo I: El comienzo de un amor

-¡Princesa!

-¿Qué sucede, Len?

Preguntó una niña de ocho años aproximadamente, de ojos azules y cabello corto y rubio, frente a ella estaba un niño parecido a ella pero con una coleta en su cabello y era hombre. Parecía cansado.

-Ya es hora de que entre al castillo.

Era cierto, la noche estaba cayendo y dos niños no podían estar solos tan noche, alguien podría hacerles algo.

-No pasa nada.

Dijo la niña sonriendo tratando de darle confianza al niño. El nombre de la princesa era Rin, y el niño se llamaba Len, y era su sirviente.

-Pero si no recibirá un regaño por parte de su padre.

-Ash, ok.

Rin cambió su semblante divertido por uno serio. Su padre bien que la regañaba pero no estaba con ella casi.

Len estiró su mano para que Rin la tomara, y juntos fueron al palacio. Llegaron a tiempo, todavía no era muy noche.

-Princesa, es hora de cenar. Iré a preparar la comida y yo le llamo.

-Bien.

Len era de la misma edad que Rin, pero era muy hábil con la cocina y las tareas domésticas a pesar de ser joven, pues sus padres también fueron sirvientes del castillo, pero murieron y Len tuvo que seguir ahí, pues no tenía a donde ir, y también tuvo que aprender a hacer lo mismo que un sirviente.

Media hora después, Len llamó a Rin. Ella se sentó en la mesa del comedor y Len le sirvió en un plato una pieza de pan y un vaso con leche.

-Perdón por la demora, pero quise hacer el pan, recién hecho es más delicioso.

-Gracias, Len.

En aquél comedor tan grande sólo estaban Rin y Len. La madre de la princesa se había separado de su esposo, pero como Rin era la única sucesora en la línea del trono tuvo que quedarse en el castillo, sin embargo su madre se tuvo que ir.

-¿Dese algo más?

Preguntó Len después de que Rin terminó de cenar.

-No, ya tengo un poco de sueño.

Len sabía que la fórmula para que Rin durmiera temprano era darle un vaso de leche tibia.

-Venga, vamos a llevarla a su habitación.

Ambos subieron las escaleras, y al llegar al cuarto de Rin, ésta se metió en el baño para cambiarse mientras Len la esperaba afuera. Ella salió con su camisón rosa.

-Listo. ¿Quiere que le lea cuento?

Preguntó Len mientras se sentaba en el colchón de Rin.

-Sí.

-¿Cuál?

-Hoy quiero… Cenicienta.

-Pero si ese se lo leo todas las noches.

Dijo el rubio con una gotita en la cabeza.

-Es que es mi cuento favorito.

Se justificó Rin mientras se sonrojaba.

-Bueno.

Len se subió a un banquito y tomó del librero el cuento favorito de Rin, luego se sentó en una silla junto a su cama y comenzó a leer:

"Había una vez hace mucho tiempo un hombre que tenía una hija muy hermosa…"

A la mitad del cuento Rin se había quedado dormida, entonces Len salió de su cuarto y antes de cruzar la puerta le deseo buenas noches y se fue a dormir.

Al día siguiente, Len entró a la habitación de Rin y abrió las cortinas.

-Buenos días, princesa.

Rin no dijo nada y se volteó tapándose con las cobijas para que el sol no la molestara.

-Tiene que levantarse, su padre quiere hablar con usted.

La sacudió un poco Len.

-No quiero.

El problema no era que Rin se quisiera levantar, era que ella detestaba tener que hablar con su padre, él pocas veces se ocupaba de ella.

-Por favor, o si no me regañarán.

Rin no dijo nada y se levantó de mala gana.

-Ok.

-¿Qué vestido quiere usar hoy?

Preguntó el sirviente acercándose al armario.

-Me da igual.

Len bajó la cabeza algo decepcionado, Rin se ponía así cuando era un asunto sobre su padre.

-Con este se verá muy linda.

Dijo volteando mostrándole a Rin un vestido amarillo con decorados en negro charol y dorado.

-Supongo…

-La espero afuera.

Len salió del cuarto y esperó a Rin unos 10 minutos mientras se cambiaba, luego tocó la puerta para entrar y cepillarle el cabello a la princesa, al final lo adornó con un moño blanco.

-Vamos a desayunar.

Dijo tratando de animarla. Rin no dijo nada y salió de su cuarto con un semblante serio.

Al llegar al comedor, Gakupo, el padre de Rin ya se encontraba allí desayunando, le sonrió a Rin como si todos los días fuese así. Ella no correspondió a esa sonrisa y se sentó.

Len trajo el desayuno de Rin y lo puso frente a ella.

-Buenos días.

Dijo Gakupo a su hija.

-Buenos días.

Respondió ella secamente.

-¿Dormiste bien?

-¿De qué me querías hablar?

Dijo la princesa directamente.

-Bueno, Rin. Quería decirte que ya no podrás recibir visitas de tu madre.

-¡¿QUÉ? ¡¿POR QUÉ?

-No grites en la mesa. Está prohibido que alguien que no sea de la realeza entre al castillo a excepción de sirvientes.

-¡Pero es mi mamá!

-Ya dije. Además, puedo conseguirte una madre si es lo que deseas.

Rin enfureció de sólo imaginarlo. Ver a su padre al lado de otra mujer y encima tener que llamarle "mamá", era peor a que la echaran a los leones hambrientos.

-Yo no quiero otra mamá.

-Bueno, como quieras. Tu madre tiene prohibido acercarse a este castillo, y tú tienes prohibido salir a buscarla.

-¡¿Por qué?

-Porque ella está lejos, y yo no puedo dejar que andes aquí y allá. Tienes que dirigir este reino en un futuro y para ello necesitas lecciones.

-¡Pero papá!

-Pero nada. Termina de desayunar.

Gakupo salió de la habitación. Len tomó su plato para llevarlo a la cocina. Mientras Rin comenzó a llorar.

Esa era la razón por la cual odiaba hablar con su padre, siempre terminaba en una pelea.

Cuando llegó Len, vio que Rin lloraba y se acercó a su lado.

-¿Se encuentra bien, princesa?

Rin no dijo nada y lo abrazó. Len se sonrojó. La verdad era que le gustaba la princesa, pero no podía decir nada por su posición social, además que si el padre de Rin se enteraba, seguro que lo mandaba a matar, aunque fuera un niño, pues de seguro pensaría que alguien tras de él iba por el trono.

Pasó un buen rato desde que Rin había llorado. Len se había sentado en un sillón de la sala mientras Rin descansaba su cabeza en las piernas de su sirviente y éste le acariciaba la cabeza.

-¿Está mejor?

-Creo…

-¿Desea algo?

-Len…

-¿Qué ocurre?

-¡Quiero irme de aquí!

Dijo ella sentándose de golpe.

-Pero…

-Ya no quiero seguir siguiendo órdenes, fingiendo ser alguien que no soy, sólo para mantener una imagen de perfección.

-Princesa…

-¡Prométeme que de grandes escaparemos juntos!

Len se sonrojó ante tal petición.

-P-pero…

-Por favor, eres mi mejor amigo…

-Princesa…

-Por favor, Len… por favor.

Ella lo miró fijamente y Len relajó un poco su rostro mientras suspiraba.

-De acuerdo.

Rin sonrió y abrazó de nuevo a Len, provocando que el pequeño niño se sonrojara de nuevo. ¿En qué lío se había metido?