Y la joven fue al bosque, se sento en las raíces de un árbol, puso el libro a un lado y se echo a llorar, y ahora, el mismo lugar que antes le habia parecido tranquilo y reconfortante ahora le provocaba dolor y soledad, sus sollozos se escuchaban, igual que una dulce melodía, la melodía de un corazón roto. -¿Esta bien, mi bella hada? La joven alzo la mirada con temor de que la hubiesen visto llorar, y se encontró con la mas dulce mirada que haya visto jamas. -¿Quien eres? Ella pronuncio defensivamente entre sollozos, mientras los zafiros le observaban con dulzura y el joven le sonreia tiernamente, pues sin saberlo, la joven había sellado su destino.