Tomar su mano era una delicia indescriptible. Estaba fría hasta lo imposible, pero se sentía cálida
entre mis manos. Eso era porque las mías también eran frías
Bese delicadamente su frente, deleitándome con la suave textura de su piel. Al menos suave por ahora, pronto perdería era suavidad. Toque su cabello con las puntas de mis dedos, dejando que se enrollasen alrededor de mi mano, una larga cascada castaña. Sus labios rosas eran pecado porque te incitaban a besarlos, a acariciarlos con los tuyos, a no dejar ni un solo lugar sin explorar. Te invitaban a morderlos. Y ese fue su gran error. Morder a la mujer que iluminaba su vida cuando solo quería besarla era algo horrible. Guardar su cuerpo sin vida después de años también lo era
Pero Edward era feliz sin salir de su prado ni para cazar, con su fría Bella a un lado. Eso era lo más parecido al paraíso para él, sabiendo que no podía aspirar a algo más.
Porque ella quería estar con él por siempre. Ella quería ser fría y dura tal y como él lo era. Y ahora, ella era casi idéntica a él, solo que había una pequeña diferencia: Ella estaba muerta mientras que Él estaba muerto en vida
